Fuego Platinado
3
El reto
Al salir de la estación, Ginny volteaba a todas partes, deseando a veces verlo y otras que mejor ella fuera la que desapareciera en esos momentos cuando sintió la fría mano de Draco en su brazo que la llevaba a bajar completamente del Expreso de Hogwarts. Ella, con un sobresalto, reaccionó y accedió a seguir adelante mientras que el rubio aguardaba la llegada de sus dos amigos-guardaespaldas y así emprender la marcha a Hogwarts una vez que subieran a los carruajes.
La chica aspiró un poco de aire cuando vio a un grupo salir del vagón continuo, se puso un poco pálida al reconocer la voz de su hermano que empezaba a sonar entre ese grupo.
- No seas infantil.
- un siseo en la voz de Draco se escuchó.
- ¿Ah? -
Ginny volteó sacándola de aquello.
- Lo que oíste,
¿es que acaso estarás así todo el tiempo,
escondiéndote?. - arqueó una ceja.
- Err... - alargó
aquello mirando hacia un lado.
- Déjame adivinar, llevas
haciendo eso el verano.
Ginny sintió como el rubor se le subía a las orejas por la pena que estaba pasando. Se remitió a mirar el suelo en contestación mientras recordaba como hacía sus pequeñas escapadas de la presencia de Harry en la Madriguera.
- Se me hace
estúpido, sólo logras hacerle las cosas mas fáciles.
-
¡¿Entonces cómo debo de reaccionar! - se comenzó
a sentir molesta mientras se puso al frente de Draco aun roja.
-
Simple, no le des la oportunidad de que te vea de esta forma.
-
¿De qué servirá? - un asomo de tristeza
comenzaba a aparecer en su mirada.
- Mírate, prácticamente
estas vuelta loca para que no te vea, ¿qué caso tiene
que te escondas? - su rostro se tornó mas serio y firme sin
dejarla de mirar - ¿Cambiará lo que ya pasó?
Ginny comenzó a asaltarle la pregunta, ¿qué caso tenía hacer aquello? Era verdad, no era necesario esconderse, después de todo, ellos no sabían que Ginny había escuchado aquella plática. Se sintió avergonzada por esa actitud. Comenzaba a pensar ahora con más claridad. Con la cabeza fría.
- Tienes que enfrentarte a todo, a tus temores aún más. No huir de ellos, no esconderse patéticamente.
Draco dijo todo aquello como una lanza recién enviada al pecho de Ginny. Sintió cada vez más pena por su comportamiento y aceptó su error del verano que apenas pasó, cerró los ojos al tratar de encontrar una forma de enmendar aquello.
- Vamos, por eso estoy ahora aquí. - Draco habló mientras que pasaba su mano en el hombro de Ginny mientras que ella entornó su mirada a aquella mano blanca y ahora cálida, el chico caminó a buscar un carruaje.
Ella se quedó
en silencio mientras el frío de la noche comenzaba a
lentamente, apagar el rojo calor de su rostro y sus labios se
entornaron para crear una sonrisa de alivio.
De pronto, miró
en dirección a donde le había parecido haber escuchado
a su hermano Ron, pero ahora lo hacía con la cabeza en alto,
su corazón ya no latía tan rápido en vuelcos, al
contrario de eso, se sintió tranquila. No había nada de
qué preocuparse, comenzaba a pensar que en verdad ya empezaba
a dar los primeros pasos para ya zafarse de todas aquellas ideas en
su mente, fue nuevamente una voz la que la llamaba por detrás,
dio la vuelta y miró como Draco ya estaba al pie de un
carruaje mientras éste era acosado por un trío de
jovencitas aparentemente de menor curso y de la casa Slytherin. A
Ginny le pareció la escena un tanto divertida, y se acercó.
No fue si no cuando Draco se deshizo de las niñas para abrir
la puerta, que Ginny pensó que se había sorprendido
aquél día con algunos cambios en el chico hacia ella,
todavía faltaba más.
Draco le ofreció
la mano a Ginny para que pudiera subir. La pelirroja posó la
libre para ayudarse, y al contacto, no supo definir qué pasó,
que sucedió, que sintió... Una mezcla de nerviosismo y
sorpresa recorrió su cuerpo, súbitamente miró de
reojo al chico platinado cayendo en cuenta. Estaba con Draco Malfoy,
el tan famoso hijo de aquella familia de magos, una personalidad ya
en Hogwarts por algunas de sus características de familia, y
ahora él le había infundido una nueva seguridad.
Se
sentó, esperó que entraran los tres chicos de
Slytherin, y al cerrar la puerta, Ginny se sintió agradecida y
una nueva luz en su rostro comenzó a iluminarse, era como si
dejara en aquél tren todo su comportamiento anterior, y crecía
en ella una esperanza renovada en que todo estaría bien. A
veces la vida necesita darte fuertes golpes para comenzar a madurar,
y ella estaba experimentando aquello con sus sentimientos.
- Lo siento Neville,
estaba distraído.
- Descuida Harry.
Harry se acomodaba los lentes, acababa de chocar con Neville Longbottom al no fijarse enfrente al caminar. Se encontraba pensando en tantas cosas, que de pronto cuando sintió el golpe no supo que pasaba. Nuevamente se disculpó Harry y volteó a buscar a sus dos amigos que ya se encontraban formados para esperar su carruaje correspondiente, dio un par de pasos para asimilarse en la fila y Ron lo miraba con el ceño fruncido.
- ¿Qué?
-
Andas raro el día de hoy. Como si no estuvieras prestando
atención a tu alrededor. - Ron estaba sumamente desconcertado
por la actitud de su amigo. - Por lo general estás hablando
acerca de Hogwarts, de la cena, de Quien-No-Debe-Ser-Nombrado
o cosas así. Y ahora, estás en otro mundo.
- Déjalo
Ron, ya no lo molestes. - Hermione se notaba ya un poco harta de esas
actitudes por parte de ambos.
El pelirrojo se encogió de brazos y caminó para la asignación del carruaje, Harry miró a Hermione.
- ¿Y ahora?
-
Yo no soy como Ron, si no nos quieres decir porqué estás
en esa actitud, esta bien por mí. Tendrás tus motivos.
- Hermione también iba a dar un paso cuando la detuvo Harry de
la túnica.
- ¿Porqué tengo la impresión
de que sabes algo de lo que me estoy preguntando?
- Harry, creo
que hablo por los dos de que este tipo de situaciones se resuelven
con uno mismo, soy tu amiga y estaré en cualquier momento para
ayudarte - la voz de Hermione no podía sonar más
segura, como si aquello fuera producto de la experiencia.
Harry sintió su actitud que de pronto se había vuelto un tanto altanera, soltó la túnica y como si hubiera despertado, agradeció aquello asintiendo con la cabeza y su rostro ya relajado. Caminaron para encontrarse con Ron.
- ¿Nos vamos?
- tratando de ya no molestarse por la actitud de Harry, Ron les
cuestionó.
- Claro, no quiero perderme el sorteo ni la
cena. - sonrió Harry.
Y como si le
hubieran dado alguna medicina, Ron asintió mucho más
aliviado, ese era el Harry Potter que él conocía, ayudó
a Hermione entrar y después que pasó Harry, él
también se sentó.
Lo que no sabía Ron, es
que Harry ya también estaba pasando por un tipo de transición,
ya no tenían 11 años, ya eran todos unos muchachos de
16 años en su penúltimo año de Hogwarts y había
más que magia y clases en sus cabezas.
Comentaban acerca de los nuevos alumnos, de las cosas que vieron durante el verano, de las nuevas clases, únicamente que Harry solamente asentía o daba pequeñas entradas de conversación para que los que estuvieran en el carruaje continuaran con la conversación. Mientras, pudo ver cómo se acercaba cada vez más al presuntuoso castillo de Hogwarts, el mar tan negro como una tela se arrugaba abajo de ellos, la luna blanca con su destilada luz azul que combinaba con aquél matiz de oscuridad a su alrededor con las pequeñas cuentas de estrellas. Qué extraño era sentirse así, las últimas veces que recorrería de aquella forma el camino antes de ya darse cuenta que estaba a unos cuantos pasos de graduarse, sólo faltaba un curso más.
- ¿Nostalgia?
-
¿Cómo dices?
- La manera en que miras el camino, lo
haces con tanta nostalgia. - sonrió Ginny a un Draco
desconcertado.
- Tonterías, estaré más feliz
una vez que ya salga de aquí al fin. - tajantemente concluyó.
Ginny miró a la ventana y ladeó un poco la cabeza, sus cejas bajaron para dibujar una sencilla pero apreciable sensación de tristeza.
- ¿Y esa
cara? - Draco nuevamente volvió a hablar.
- No es nada,
sólo una tontería mía.
- Dime.
- Mejor
no.
- Escucha, ¿crees que estos dos no me dicen a cada rato
sus tonterías? - señaló a Crabbe y Goyle que
rieron tan tontamente que no notaron que era a forma de burlarse de
ellos, se sentían orgullosos - Seguramente lo tuyo es mejor.
La chica hizo una mueca a manera de pensar, cosa que Draco no aceptó muy bien, estaba acostumbrado que todos le obedecieran.
- Pensaba, que después del próximo año, no te veré. - no apartó su vista de la luna que comenzó a caer sobre su rostro e iluminar sus delicados ojos.
Draco se quedó en seco, ¿alguien lo extrañaría en Hogwarts después de todo? No pudo evitarlo, se puso nervioso, otra situación nueva para él, se volvió a colocar bien en su asiento, fingiendo no haber sentido aquello y seguir con su aire de triunfo.
- ¿Y quién dijo que no nos veremos? - alzó una ceja mientras que parecía que su boca hacía una sonrisa.
Ginny lo miró, aunque no sabía que decir, su rostro lo hizo por ella. No necesitó palabras.
- ¿Por qué
pensar en el mañana? Tienes todo un año para verme.
-
Huy, buena oferta, deja lo pienso.
Le encantaba, a Draco le fascinaba esa manera de ser de Ginny, contestaba impredeciblemente, no servía de nada sus sarcasmos, sus palabras frías. Era a la única que le aceptaba eso, y a sabiendas, se volvió desde ese momento, en su juego favorito.
- Mientras intentas
pensar (no me mires así), quiero que me prometas algo - Draco
cruzó las piernas al mismo tiempo que los brazos, con aire de
mandato.
- Ajá, escucho - atajó Ginny enchuecando la
boca.
- En cuanto pongamos pie fuera de este carruaje, ¿puedes
olvidar la mala actuación de esconderte? Sabes, no va con mi
imagen aquellos que a mi alrededor intentan no verse - dijo con aire
de prepotencia.
- ¿Y a qué se debe eso señor
Malfoy? - Ginny comenzaba a divertirse con aquello.
- Los Malfoy
debemos notarnos a donde vayamos, siempre deben de saber de nuestra
presencia.
- Sí ya veo - se llevó la mano
delicadamente a la altura del pecho -, pero yo no soy un Malfoy -
guiñó un ojo.
- Un defecto que se puede corregir -
inmediatamente añadió Draco.
Ginny abrió ligeramente a boca mientras tenía una expresión de desconcierto y sorpresa, fruncía el ceño como esperando una reacción de Draco, ¿una broma? ¿qué era exactamente eso que decía? Sus preguntas se vieron inmediatamente recibidas en el departamento de coherencias de Draco Malfoy segundos después de notarlas el mismo y ahora estaban en proceso de responder.
- No me dijiste si lo vas a prometer, será un reto - una arqueada ceja apareció.
Quizá no hay personal laborable en dicho departamento el día de hoy, o Draco no se ha dado cuenta de lo que acababa de decir.
- Vale, no más
pretextos para ser avestruz - la chica levantó la palma
derecha como si estuviera ante un jurado - ¿Pero qué me
das a cambio? - fingía una amenaza.
- ¿A cambio?
Niña, tienes más de lo que cualquier persona normal
puede pedirme, confórmate con eso.
- Oh, vaya, soy tan
afortunada - soltó con una risita que quiso apagar con el puño
cerca de la boca, se había encogido un poco, quizá es
que tenía algo de verdad entre lo que decía.
Y para Draco, la escena le gustaba, ¿cómo es que pensó eso? Momento, ¿le gustó? Para comenzar, era sólo una Weasley. Sí, la hermana menor de ese absurdo personaje llamado Ronald el cual ya tenía varios encuentros nada amables ni de apreciación. Y sin embargo, ella, era tan distinta tan...
- ¡Mira! Ya casi llegamos - Ginny se acercó a la ventana una vez que vio que el carruaje descendía lentamente como una pluma en el aire.
Se apagaron esos pensamientos inmediatamente, se enfadó, sí. Cada vez que lograba entrometerse más para averiguar el motivo de todo lo que le originaba esa nueva manera de ver las cosas, algo sucedía.
- ¿De verdad quiero saber por qué? - se preguntaba el rubio al mirar hacia el exterior por aquella pequeña ventana.
Un golpe contra el suelo era el sonido para marcar la hora de la salida, hora de llegar a Hogwarts. Draco estaba bastante alejado de todo aquello, y era raro, inusual. Y mantenía la misma pregunta albergada en cada punzante neurona de su mente, negando querer responderla, por algo era y no quería tampoco saberlo. ¿Acaso temía algo?
- ¡Vamos Draco! Su majestad Malfoy puede que comiera bastante bien antes de venir, pero la gran hechicera Weasley necesita combustible - dio un pequeño giro con la punta de sus pies y con las manos entrelazadas en su espalda, quedando enfrente del chico - y no creo que quieras que la misma muera de hambre, ¡¿verdad! - sonrió, con una de esas cálidas y dulces sonrisas que solamente ella podía emanar mientras el sedoso cabello rojo le cubría ligeramente el rostro con mechones juguetones en el aire.
Todo fue respondido,
en ese momento.
Si hubiera una cámara lenta, el golpe que
había recibido el cerebro de Draco fue dado justo en un lugar
que jamás creyó que pasaría, la pregunta que
tanto tenía (y temía) la contestó una chiquilla,
una que a ojo de cualquiera de su sangre era una simple y vulgar
copia de lo que pudiera ser un mago, un sangre pura.
Ella era la
pregunta, y era la respuesta.
- ¿Draco? -
ladeó la cabeza Ginny, cuando no recibió respuesta,
parecía buscar la mirada de su nuevo (y nada usual) amigo.
-
La hechicera Weasley se pondrá gorda si come demasiado -
agudizó la vista, con esa sonrisa arrogante.
- ¡Eres
un... Draco te voy a...! - resopló con furia y un puño
al aire como si fuera a pegarle, Crabbe y Goyle reían como
hienas.
- Anda, ya vamos o luego no quiero que te encarcelen por
matar al rey de Hogwarts - le dio un suave golpe a la cabeza
pelirroja.
- Bonito título, ¿entonces nosotros somos
tus súbditos? - continuó la broma sarcásticamente
mientras cerraba un ojo al recibir el "golpe".
- Son
demasiado torpes para serlo, me da vergüenza mi pueblo.
¿Qué
sucedió alrededor de esa escena nueva y que no tenía
nada que ver con años anteriores? Bien, ese grupo no lo sabía,
estaban todavía demasiado metidos en sus papeles; los dos
gorilas que iban detrás sólo asentían o
afirmaban cada broma de aquellos dos que iban por delante, quienes
hablaban como si tuvieran años de conocerse, de hablar, de
comprenderse. Ginny tenía una enorme sonrisa, animosa y llena
de energía, y Draco, era otro, al menos en público no
se le podía ver con más luz en su rostro, su boca tenía
todavía ese gesto que todos conocían de superioridad
pero, tenía algo más, y eso era solamente para la chica
que lo acompañaba.
Y alguien más lo notó.
Harry no podía creerlo, los anteojos le resbalaron por el puente de la nariz, aunque entre tanto tumulto de jóvenes, apenas y se podría dar uno cuenta de quién estaba con quién, pero justamente esa es la ironía de algunos momentos. Los ojos no podían mentirle, tenía buen aumento en los cristales. Eran Malfoy y Ginny, juntos, riendo, conversando, ¡¿por qué! Por qué si todo el verano no pudo ni siquiera cruzar más de dos preguntas, ahora se encontraba con que mantenía toda una conversación con la persona que menos pudo haber querido que fuera; apretó los puños, algo le pasaba ya que pudo sentir cómo la vena de la sien comenzaba a palpitar fuerte y rápidamente.
- Muero de hambre,
además hace frío y se me congela el trasero ¿nos
podemos ir ya? - la inconforme voz de Ron entró en acción.
-
¡Ron! - chilló Hermione - ¡¿Podrías
ser más sutil en la manera en que te expresas! No estamos en
un granero.
- ¿Y para qué iría a uno de esos?
Son cosas de muggles y yo sólo quiero comer, no tiene nada de
malo.
Hermione negó con la cabeza con los ojos dando una vuelta, tironeó al chico por el cuello de la túnica para caminar.
- ¿Vienes o
es que ya te congelaste? - el pelirrojo preguntó a su amigo a
quién golpeó en el hombro cuando pasaron a su lado.
-
Sí, ya voy - más seco y cortante no pudo haber sonado.
Un recorrido al castillo era el tiempo suficiente para afirmar la respuesta de Draco, parecía pacífico, quitado de un gran peso de encima, aliviado. ¿Así era de verdad? Sí, despejado de tantas cosas, ahora sabía que podía al menos lidiar con aquello por el momento. No le importaba si en el proceso podría pasar algo, sólo quería...
- Oye, Draco...
-
¿Qué sucede? - con esa voz de necesitar paciencia por
haber sido otra vez interrumpido, intentó pretender que no
había pasado nada.
- No es que diga que no me has ayudado y
todo eso, pero, eso es porque has estado conmigo todo el viaje para
acá.
- Ajá. - sólo podía responder
como siempre lo hacía - ¿Cómo logra con tan
simple manera de hablar, expresarse tan... sinceramente? - pensó
mientras.
- Quizá sea por eso, porque me has dado esa
seguridad, contigo, a mi lado.
- Sí - prestó un poco
más de atención, con unos reojos continuos pero
manteniendo la posición de todo un Malfoy.
- Pero no sé
qué pueda pasar cuando, ya sabes - con un puño cerrado
y a la altura del pecho, se puso cabizbaja y sombría.
- Si
te refieres a que pertenecemos a distintas casas y vas a quedarte
sola, eres una cobarde.
- ¿C-cómo? - titubeó
apretando los dientes, todavía con señales de
tristeza.
- ¿Quieres ponerme de pretexto para creer que
todo esto que has logrado en el trayecto para acá es por que
yo te lo he dado? - espetó con expresión de asco.
Ginny parecía tener la intención de hablar, pero sus labios temblaron, señal de que no podría hacerlo.
- En lo que a mí respecta, la pelirroja tuvo el coraje para lograrlo desde que pisó ese tren. Así que no me vengas con esas estupideces de niña pequeña, porque por si no lo sabías, ya estás grandecita como para que te recuerde que ya no puedes decir lo que acabo de escuchar - sus palabras aunque rudas, contenían seguridad.
Ginny miró al frente, su expresión era un poco fruncida de la nariz, como si contuviera alguna emoción; aun así, sus ojos aguardaban ese brillo de descubrimiento hacia algo, terminó por morderse el labio inferior.
- No sé pero, cuando haces eso, me parece divertido - bufó Draco.
La chica volteó la cabeza para mirarlo confundida.
- Sí, eso - señaló con el dedo la boca de Ginny, quien inmediatamente dejó de morderse para apretar los labios en una reacción de saber sobre su manía. Sus mejillas se tornaron rojas y sus orejas ahora se perdían entre esa mata de cabello rojo que caía delicadamente sobre sus hombros.
- ¡No digas cosas como esas después de haberme dicho lo de hace un momento! - replicó con algo de redundancia la chica intentando controlar su pena.
Draco rió burlonamente, no sólo por cómo contestaba la chica, si no por todo lo que estaba pasando, Ginny le pegaba en el hombro hasta que terminó por taparse la cara con ambas manos.
- Dijimos que nada
de ser avestruz - todavía decía entre risotadas.
-
¡Ya lo sé! - bajó de golpe los brazos a cada uno
de sus costados.
- ¿Entonces? - sí que era extraño
Draco, volvió a su actitud prepotente.
- Sí, lo
haré, lo haré - agitó la mano despreocupada.
Draco asintió una vez, su camino al Gran Comedor estaba acercándose mientras habían pasado por esas escenas, y entonces el chico se dio cuenta de lo que ella se refería. Iban a separarse, ella Gryffindor, él Slytherin. Dos casas tan distintas, tan opuestas y tan arraigadas a una rivalidad ancestral.
No tuvieron que
decirse nada, ni ponerse de acuerdo o mirarse siquiera.
Ambos
tomaron dos caminos alternos, ella a su mesa que estaba a la otra
orilla, él también en la opuesta. Como si no hubieran
pasado por el viaje, recordando quizá lo que eran cada uno,
volviendo a ser dos desconocidos.
- Y miren quién
por fin ha llegado.
- Pansy Parkinson, ¿buen verano? -
Draco se limitó a sentarse en los únicos lugares que ya
iban quedando, cerca de dicha chica quien más fría y
petulante se escuchaba.
- ¡Y me habla! - añadió
al repertorio.
- Bien, creo que el cerebro se te quedó en
las vacaciones.
- Deja de pretender, ¿dónde demonios
te metiste? ¿Acaso es que ya te aburriste de tus propios
compañeros y ahora exploras otros territorios? - dijo con un
tono asquerosamente meloso.
- ¿Qué tanto parloteas?
- Draco se notaba molesto, fruncía el ceño como si
oliera estiércol de dragón.
- Bueno, te comunico que
yo sí te estuve buscando, como hacíamos de irnos
juntos, ¿y qué me encuentro? Un compartimiento ya con
alguien en él y no precisamente yo - la chica estaba muy bien
sentada con la espalda erguida, rostro alzado y voz de alta
sociedad.
- No soy nada tuyo como para que me reclames, puedo ir
con quien se me plazca - imitó la misma posición de
voz.
- Ya lo sé - pregonó Pansy volteando a
mirarlo - Pero por qué... - enchuecó la boca.
- ¿Por
qué qué? - exigió Draco.
- ¿Por qué
un Weasley?
La mesa parecía tan larga ahora, antes no lo había notado, pero ahora sólo quería encontrar un puesto y quedarse ahí todo lo que restaba de la cena, en su mente sólo aparecían señales de ideas para darle inseguridad. ¿Y si se encontraba con su hermano y Harry? ¿Y si no le queda de otra que sentarse a lado de ellos? ¿Qué diría? ¿Se quedaría como años pasados, sentada sin decir palabra, pretendiendo ser una niña tímida y así que le eviten pregunta alguna? No, ya no podía, le había prometido a Draco Malfoy que aquello ya no iba a suceder, ya no eran los tiempos de antes, ya estaba más decidida. Apretó un puño, dio unos cuantos pasos.
- ¡Hey Ginny! - se escuchó la voz de un chico alzando la mano, era Colin Creevey quien tenía enfrente a su hermano menor, con una sonrisa que cualquiera hubiera jurado que había dormido con un gancho de ropa en la boca toda la noche anterior.
La más pequeña de los Weasley asintió, al fin una señal de buen augurio, iría a sentarse con su compañero de curso y ya no habría más inseguridades al tener que esperar a encontrar un asiento y encontrarse con rostros que en esos momentos no sabía si podría hacerles frente. Caminó entonces a lo largo de la gran mesa Gryffindor y saludando a un par de conocidos y amigos.
- Hola Colin, ¿buen
verano? - preguntó dulcemente la chica una vez que estaba a su
lado.
- ¡Bastante bueno! - contestó repentinamente
animoso, se notaba una cierta ansiedad - Adelante, siéntate,
te he guardado un puesto.
- Sí, desde que llegamos no tiene
otra línea que regañar a quien se acercara, ni a mí
me dejó sentarme - refunfuñó con celo el hermano
pequeño.
- ¡Cállate Dennis! - le llamó
la atención Colin, aunque el evidente color de sus mejillas ya
resaltaba.
Ginny simplemente reaccionó con una risita que quería evitar que se notara con sus dedos en la boca. Espió por el rabillo del ojo hacia la entrada del Gran Salón, suspiró entrecortadamente y se dejó caer pesadamente en la banca.
- ¿Te sientes
bien? - Colin no pudo guardarse la curiosidad al verla de aquella
manera.
- ¿Ah? Sí, quizá me mareé un
poco con el viaje, hambre, sueño, todo eso - comentó
como quien no quiere la cosa.
A escasos metros de ahí, Harry, Hermione y Ron esperaban que el tumulto de gente pudiera avanzar para entrar, mientras tanto la chica aprovechaba para acomodar la corbata de su declarada pareja, Harry se aguantaba la risa en su afán de no ofender a la primera pero también quería defender a su mejor amigo, predicamentos.
- Corta con eso
Hermione, ya está bien así - con una mueca de
desesperación, Ron sólo miraba a Hermione a punto de
gritarle.
- Estate quieto, claro que no está bien, la traes
toda floja.
- Pero me asfixio.
- Oigan, mejor avancen ¿quieren?
- Dean Thomas apareció detrás del trío, apuraba
hasta con la mímica de sus manos, Seamus se encontraba a su
lado pero aparentemente no miraba a ninguno.
Atendieron al instante al comenzar a caminar apretujándose entre el grupillo de varios de segundo y tercer curso y Harry especialmente alzando la cabeza para mirar por encima.
- ¿Quién
se te perdió? - dijo en un amago Ron quien gracias al
movimiento de la gente se había liberado de la opresión
de la corbata, y de la chica.
- No, nadie, digo, nada. - se
corrigió casi inmediatamente volviendo el rostro a una mesa
perdida, Ravenclaw para ser exactos.
El pelirrojo quedó un tanto extrañado por haber escuchado la contradicción, parpadeando un par de veces también fijó su vista hacia donde su amigo "miraba".
- Ah, ¿Crees
que éste año por fin se te cumpla? - dijo Ron en un
tono que sugería que había pasado mucho tiempo con
Hermione.
- ¿Cómo? ¿Qué? - volviendo
en sí, Harry volteó hacia Ron.
- No te hagas ahora
el que no sabes, me refiero a Cho Chang.
Frunció el entrecejo, en esos momentos o a decir verdad, en todo el viaje no se le había ocurrido por la mente aquel nombre, pero era una buena excusa definitivamente, y no había que dar más explicaciones.
- Bueno, ya sabes,
la tercera es la vencida. - dijo en un asegurado tono gracioso.
-
Amigo, siempre puedes contar conmigo, consejos sobre el amor, ideas
para cumplidos, todos esos detalles que el experto - se señaló
con ambos pulgares - tiene completo entendimiento.
- Claro Harry,
si quieres que la pobre chica termine por hacerte el favor al ver
cómo patéticamente no puedes ni siquiera hablar frente
de ella sin pelearte. - Hermione había aparecido detrás
de Ron, aparentemente sonaba irónica pero sonreía.
-
Bueno, funcionó. - encogió los hombros mientras pasaba
el brazo sobre los de la chica.
Harry negaba con la
cabeza con una enorme sonrisa, no había mejor pareja para Ron
que Hermione y no había mejor compañero para Hermione
que Ron, así siempre lo pensó Harry mientras pasaban
más el tiempo juntos.
Llegaron hasta casi el fondo del
salón, uno de sus lugares favoritos se encontraba a la orilla
de la mesa, y aun no supo cómo o por qué en ese preciso
momento tuvo que desviar su mirada por encima de su hombro.
Cierto
par de ojos castaños habían alzado hacia al frente.
Harry y Ginny cruzaron miradas por primera vez desde ese día en verano.
Para Harry, en ese
momento el cerebro parecía haberle dejado de funcionar, las
voces del tumulto alrededor suyo repentinamente parecían
apagarse, toda la picazón que había tenido en el verano
sobre la actitud de la chica ahora ahí se hacía más
fuerte; sí, en esos momentos quiso acercarse, pero los pies
parecían peor que si el plomo se hubiera prendido de ellos.
Y
Ginny, ¿qué podía hacer ahora? El aire se le iba
acabando, ¿acaso iba a caer de nuevo en su debilidad? ¿Bajar
la mirada y pretender? Ahí enfrente estaba el motivo por el
cual todo el verano tuvo que arrancar y botar sus sentimientos como
si fueran una túnica sucia y jamás usada. ¿Saldrían
de nuevo esas lágrimas que tanto juró ya no volver a
derramar en nombre del susodicho?
Quizá es que la ironía del momento tuvo que aparecer, también que fuera la primera prueba para lo que debía de atenerse durante todo el próximo año; sólo se necesitó de notar algo que a simple vista parecía no importar, que nadie (y sin embargo, sólo ella) podría haberse dado cuenta. Detrás de Harry, se podía ver a lo lejos la figura de Draco en la mesa de Slytherin. El estómago de la chica parecía asentarse, todo nerviosismo se escapó e incluso se le dibujó una sonrisita en los labios.
- Hola Harry. - dijo
cálidamente Ginny, al fin.
- Hola. - dijo saliendo un tanto
del trance y extrañado.
Ginny seguía sonriendo, y Harry movió un poco los ojos de un lado a otro como buscando alguna explicación del por qué se había quedado parado como un completo tonto sólo para decir "hola".
- Tu, esto, - tosió
o fingió hacerlo - tu hermano estaba preguntando por ti. -
mintió rápidamente.
- Oh, bueno, ya nos veremos en
la sala común. - asintió la pelirroja.
- Sí.
- también asintió, ahora miró a Colin a un lado
de Ginny.
- ¡Hola Harry! ¿Cómo estuvo el
verano? - el chico enérgicamente preguntó como si ya
estuviera por horas esperando el momento.
- Nada mal, aunque, -
volvió la vista a la chica - hizo falta algo. - dijo aquello
golpeadamente, con cierto recelo al chico. ¿Reclamando?
-
Ah. - Colin prefirió dejar todo como si hubiera entendido.
Y todavía sin saber por qué, Harry seguía en aquella actitud retadora, se acomodó los anteojos y prefirió mirar al frente.
- ¡Hey Harry!
- Ron agitaba la mano al aire mientras Hermione se sentaba a pocos
metros de ahí.
- Debo irme - dijo secamente Harry.
-
Oye, Harry, espera. - Ginny se levantó un poco del asiento.
Sí, Harry se detuvo, extraño en él que hubiera preferido decir que más tarde.
- ¿Sí?
- intentó no sonar harto.
- Esto, - Ginny se frotó
las manos - dile a mi hermano y a Hermione y para ti también,
que los tres no se salvarán de llevarme a Cabeza de Puerco, lo
prometieron la Navidad pasada, sólo con ustedes es que podría
ir a ver ese lugar.
Harry parpadeó y relajó la expresión que traía, de alguna forma tal parecía que Ginny siempre había logrado que regresara los pies a la tierra y darse cuenta de que sí gira.
- Sí, -
asintió - les diré, personalmente yo te avisaré
del día.
- Gracias. - dijo con una sonrisa y bajando
la mirada un tanto juguetona.
Y volvieron a lo que
cada uno hacía. Harry encaminó hacia el lugar que sus
dos amigos estaban guardando, Ginny se sentó con lentitud
mientras con la mano echaba el cabello hacia atrás. Movimiento
que captó Harry por el rabillo del ojo, escena que lo
sorprendió, porque en esos momentos, por unos cuantos
segundos, había dejado de pensar en ella como la hermana menor
de Ron y la había visto como una chica, una chica
linda.
Caminó más aprisa, eso le había
causado impresión, tanto que al llegar a sentarse, ni se fijó
en Dean que estaba a su lado y casi lo tira.
- Oye, cuidado, hay
gente aquí Potter - dijo irónicamente Dean al sentir el
empujón.
- Parece que viste un fantasma. - Ron estaba
recargado en el hombro de Hermione quien tenía una hoja de El
Profeta del día anterior que había agarrado del
expreso.
- No, nada de eso. - parecía lo contrario a como
lo decía.
- Ron, ya déjalo en paz. - la voz regañona
de Hermione había sonado justo cuando Ron abría la boca
para continuar.
Harry agradeció en esos momentos la "ayuda" de Hermione para evitarse más explicaciones, ¿qué podía decir? «Sí Ron, acabo de tener la impresión de Ginny no como alguien de tu familia, si no como una chica, y ¿sabes? Me gustó verla así ahora y no pensar en que es sólo tu pequeña hermana.» Harry terminó por intentar pretender que iba a poner mucha atención al sorteo de Casas y la canción del Sombrero Seleccionador, a lo mejor era sólo el momento y la idea de que había pasado mucho tiempo sin haber visto a Ginny, sí, eso debía ser.
Un buen rato después y terminado el discurso de Dumbledore, se había servido la cena y todos los alumnos parecían devorar de todos los platillos como si no hubieran comido en todo el verano.
- Tengo una pregunta
para ti, Ron, bueno, a decir verdad, Seamus tiene una y yo otra. -
Dean había terminado de sorber de su copa mientras que Seamus
se apresuraba a pasarse el trozo de pan.
- De verdad Ron, ¿no
usaste un filtro amoroso? - Seamus estaba señalando al
susodicho y a Hermione con el resto del pan que le sobraba.
- ¿Qué
demonios tratas de insinuar Finnigan?
Los que estaban cerca escuchando se echaron a reír, pronto Ron los miró como si les fuera a echar mal de ojo, Hermione simplemente intentaba pretender no haber escuchado. Harry fue el único que no rió, él sabía perfectamente por qué no habían confesado sus sentimientos hasta hace poco; desgraciadamente sólo fue el terror de que Lord Voldemort apareciera como para darse cuenta que estaban viviendo al día.
- Ya, lo lamento,
sólo estábamos bromeando - Seamus intentó calmar
aquello.
- No me parece divertido - bufó Ron cruzándose
de brazos, quedando unos segundos en silencio hasta que volteó
nuevamente a los presentes, en especial Dean - ¿Y tú no
ibas a preguntar también? ¿Acaso quieres saber cómo
besa Hermione?
- ¡RON! - chilló la chica roja como
tomate.
- No gracias, intimidades de pareja prefiero alejarme, -
dijo seriamente Dean - es algo que necesito preguntarte antes, porque
debe de quedar todo entre caballeros.
Ron frunció el entrecejo mirando a Dean como quien miraría a Snape dando una clase libre para que le aventaran estiércol de dragón.
- ¿Y? -
volvió a preguntar Ron groseramente.
- Yo... bueno, no te
molestaría si quizá... - Dean estaba alargando cada
palabra, intentando no mirar a otros mas que a Ron y en voz baja.
-
¡Ya hombre, dilo! - apresuró el pelirrojo.
- Voy a
invitar a salir a Ginny, y esperaba que no te molestara.
- ¡Sobre
mi cadáver, Thomas! - Ron se había puesto de pie dando
un golpe con las palmas de la mano en la mesa capturando la atención
de todo Gryffindor y uno que otro de las casas de a lado.
- ¡No
seas exagerado! Por eso te estoy diciendo primero, una
consideración...
- Consideración mis calcetines,
Thomas, no te lo permito y pobre de ti si me entero que...
- ¡Ron,
baja la voz y siéntate! - Hermione tironeaba de la túnica
de Ron.
Ron se sentó finalmente tras ver el rostro de la chica, enchuecó la boca mirando entrecerradamente al que había declarado enemigo de estado reciente.
- Con o sin tu
aprobación, Weasley. - finalizó Dean.
- Veremos si
puedes.
- ¿A qué te refieres? - tuvo que preguntar
con curiosidad.
- Da la casualidad, que ella ya tiene permiso de
estar con alguien ¡te han ganado! - proclamó con
orgullo.
- C-có...
- No es cierto, ¿Harry? - miró
a su amigo como quien pide refuerzos.
Harry no dijo nada, sus ojos lo traicionaron al pasar por el semblante enfurecido de Dean y pretendió estar muy interesado en su sopa de cebolla. Ron seguía parloteando, recalcando los hechos del baile pasado y que daría lo que fuera porque en este año por fin su hermana le diera el sí a su amigo. Esa noche había quedado con que Harry estaba cortejando a la chica y que ella se hacía la difícil, cosas como esas para que si algún otro intentaba acercarse le recordara que el "Niño que sobrevivió" los podría derrotar tal y como le hizo al Señor Tenebroso.
Y mientras tanto, el
ahora comprometido muchacho no podía dejar de escuchar la
conversación por más que quisiera; por una parte estaba
seguro que aquello le provocaba una gran satisfacción pues Ron
no estaba enojado con todo lo que pasó en el baile y la
plática del verano. Pero también que de alguna manera,
estaba en la lista de los primeros en tener el permiso de pedirle a
Ginny salir.
Un momento, ¿por qué pensar en eso?
¿Acaso a él ya no le importaba? Excelente, ahora tenía
que estar escuchando esa vocecilla que comenzaba a carcomerle cada
neurona con pensamientos de que sería divertido salir en una
cita con Ginny, quizá platicando sobre Quidditch, bromeando...
- ¡No se puede! - él mismo se reprimió - ¿Por qué no? - otro contestó en su lugar.
Harry giró el rostro, buscando una rojiza mata de cabello aparecerse. Y sí, ahí estaba ella, luciendo encantadora con sus amigos, riendo... quizá había dicho una broma. Cómo las extrañó en el verano. Vaya que ya tenía las facciones de una señorita, tenía cierta magia en sus ojos, ahora podía recordar lo suaves que eran sus labios cuando los juntó con los de él, su aliento cerca...
- ¡¿No
es cierto, Harry!
- ¡¿AH! - el dueño del
nombre volvió a la realidad cuando su amigo inquiría
con la mirada - No te escuché.
- Olvídalo - contestó
Ron agitando la mano como si espantara moscas.
Desde ese momento, Harry decidió no mirar nuevamente a Ginny, quizá era simplemente que había pasado ya muchos años en la Madriguera y era lógico que su cerebro se enfocara en una de las personas que no estaban ahí como siempre.
- ¿Me
recuerdas por qué tengo que darte explicaciones de mis asuntos
sociales, Pansy? - Draco sorbió de su copa el frío jugo
de la calabaza, de la misma manera fría en que había
preguntado.
- Porque es educación contestarme, y porque yo
lo digo - la chica contestó ofendida.
- Vaya, qué
fabuloso, a la próxima escríbelo en un examen.
-
Draco, escúchame, es imposible.
- ¿Qué es
imposible?
- ¡Tú y esa chica Weasley!
- ¿Quién
dijo que estaba con ella?
- D-uh, ¿no fue contigo todo el
trayecto del tren y el carruaje hasta aquí? Oh, lo siento,
quizá la confundí con otra Gryffindor pecosa, de ojos
castaños, cabello rojo...
- El sarcasmo para ti es una
lengua extranjera - Draco prosiguió a cortar con elegancia su
bistec.
- No lo niegues.
- No, no lo niego.
Pansy abrió los ojos como dos platos. No creía lo que sus oídos acababan de escuchar e incluso tuvo que agitar la cabeza y acercarse más a él como si quisiera de nuevo escuchar el eco.
- Soy su tutor,
¿recuerdas? Es natural que me buscara para unas preguntas y
dado a que el tren ya estaba tan lleno no tuve otra opción mas
que dejar que se quedara.
- P-pero y ¿qué es toda
esa cortesía que le ofreciste? Draco, no estamos ciegos.
-
Soy un Malfoy, ¿acaso eso tampoco lo recuerdas?
- Y yo soy
un hipógrifo, ni tu padre logra sacar tantas atenciones con un
Weasley ni dándole un puesto en el Ministerio.
Draco dejó caer sus cubiertos en el plato de porcelana, tronaron bastante feo ocasionando que Pansy diera un saltito por el susto.
- Nuevas noticias Parkinson: Yo-no-soy-mi-padre.
Tras haber proferido
aquello con voz gruesa, tomó un pedazo de la carne y la comió
en silencio.
Ella hizo lo mismo, repitiendo cada acción
con unas indiscretas miradas hacia él.
- ¿Qué
hay de la clase? - dijo Pansy tímida y con voz más
baja.
- Ahí tienes tu horario.
- No Draco, me refiero...
a que tú eres clase alta.
- Me encanta que me recuerden
cuánto oro tengo en Gringotts.
- Malfoy, tú
eres eso y ella es una Weasley, clase alta y clase baja no se llevan,
no pueden, está prohibido para gente como nosotros.
Draco sintió
una punzada en la espina, la misma sensación que te da cuando
te recuerdan que hoy tienes examen final y tu sabes que no
estudiaste.
Pasó otro bocado masticando con lentitud. No
podía negarlo, ella tenía razón y no había
defensa para usarse.
Claro que ya lo había pensado, desde
el día en que se volvió tutor de Ginny Weasley recorrió
toda la genealogía de los sangre pura y encontrándose
con los traidores a la sangre mejor reconocidos como una familia de
pobretones de cabello rojo anaranjado y pecosos; pero entonces
recordaba a la chica en sí, no a la familia, era más
que un apellido o un simple título. Era ella, todo en ella lo
que la hacía alguien a quién podía olvidar de
qué lado de la sangre se encontrara y sabía que el
sentimiento era recíproco pues ella había sido honesta
y amigable con él y que ni con las familias más
prestigiosas de toda Europa había logrado.
- Prohibido, pero no imposible. - finalizó Draco.
Pansy quedó en silencio y no quiso continuar, era demasiado el riesgo y su admiración hacia él no se lo permitieron. Draco golpeó con el codo el brazo de Goyle señalando con la cabeza la jarra de jugo para que le sirviera. Una vez que hizo esto alzó la copa a la altura precisa y usar eso de pretexto para mirar a la mesa de Gryffindor y dejar que un agradable escalofrío le recorriera el cuerpo una vez que notó la sonrisa de una niña.
- Realmente no me importa de qué familia provenga. No me importa si su sangre traicionó a los suyos. Tampoco si su clase es baja. Para mi ella es... es mi pelirroja... -
«Continuará...»
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Se los había
prometido, tras años de decidir si continuar o dejar morir...
de pronto me di cuenta que no podría hacerlo, porque ustedes
me dieron el apoyo y los ánimos para continuar. A pesar de que
ya incluso salieron más libros de Harry Potter desde que
empecé a escribir este fic, mantengo esta historia por el
simple hecho de que es un sueño para mi el haber logrado una
gran cantidad de personas que no me creyeron loca por considerar a
estos dos como una posible pareja.
Como nota especial, al estar
revisando este escrito (que un poco más de la mitad fue
escrito a finales del 2003) no pude dejar de ver el hecho de que
irónicamente hay unas situaciones que me recordaron al sexto
libro. Esas son las coincidencias que me indican que mis "teorías"
no estaban del todo mal :)
Para finalizar, dedico este capítulo en especial a todas las personas que dejaron un review, a los que me mandaron mails y sobre todo a los que me siguieron insistiendo que debería de continuarlo. Aquí está, y ¡seguiremos hasta acabar!
