Cáp. 2: la calidez del corazón (parte 2)
-Yume, quiero que vengas a mi cuarto por favor-le dijo la taoista a la joven.
-claro, señorita Jun-como rayo la tomo del brazo y la introdujo en el lugar.
Jun disfrutaba la compañía que Yume le brindaba, le presento a su muy querido zombi y luego procedió a vestirla y arreglarla como si de una bonita muñeca se tratara.
Len estaba en el jardín mirando la luna, le recordaba tanto la blanca y brillante piel de la chica; él mismo estaba mas que confundido ya que no sabía que era esa sensación, ese sentimiento que le daba cada vez que la veía e incluso cuando pensaba en ella, realmente tenía muchas dudas en la mente. Aun cuando sabía que su hermana era un poco obsesiva con algunas cosas creyó que era la más adecuada para darle un consejo, o por lo menos ayudarlo a su manera. Con ese única idea se dirigió a la habitación de su hermana; mientras caminaba por los pasillos noto que casi todos estaban es sus respectivos cuartos. Repentinamente olvido una regla básica del respeto de la privacidad de las personas, al abrir sin aviso previo la puerta, fue recibido por un no intencionado golpe en la nariz, el cual fue severamente propinado por la joven Tao al festejar con euforia su creación, que no era mas que una muy linda Yume.
-oh! Len, cuanto lo siento, pero debiste preguntar antes de entrar!-decía algo alarmada Jun-a ver, queda te aquí y yo regreso en un momento con algo de hielo!-salio como un rayo dejando los solos.
La nariz de Len sangraba sin parar pero no era la gran cosa, sin embargo:
-joven Tao, debe recostarse rápido!-dijo asustada la chica al tomar a Len por los hombros y recostarlo despacio sobre sus piernas, tomo la cinta de su cabello y se la sostuvo en la cara empapándose esta de sangre.
El solo verla preocupada tratando de ayudarlo se le hacía de lo mas enternecedor y asía que no sintiera ni un poquito de dolor, pero así como llego esa repentina felicidad llego la duda nuevamente, era amor lo que él sentía?.
En la ventana de uno de los cuartos estaba Horo, se veía totalmente perdido en sus pensamientos, toda su atención estaba puesta en esa linda chica, era tan simpática y tenían tanto en común.
- no deberías ya de estar durmiendo!- de repente Fausto llego por la misma ventana pegándole un buen susto
- hay no me asustes así!-contesto molesto el ainu- a todo esto donde estabas?-dijo ya calmado.
- solo me ausente dos días como vacaciones, eso me dijo la señorita Anna- le respondió Fausto acomodando sus cosas y quitando se el abrigo.
- esa Anna... lo que hace con tal de ahorrarse lo de las prestaciones a empleados- comento Horohoro retomando su pose
- en que pensabas, te veías muy feliz- Fausto parecía saber algo
- en alguien... es verdad, acompáñame-eso le dio una idea al joven shaman quien de inmediato salio del cuarto acompañado de su amigo.
Durante estos últimos meses Fausto se había hecho muy amigo de Horo y no fue casualidad ya que Anna fue la que les asigno un cuarto juntos alegando de que siempre causaban demasiado alboroto todos en un mismo lugar, por esa razón los puso por parejas a modo de que no molestaran y que mejor que poner a estos dos juntos, ya que con Len terminarían peleando y con Yoh en un escándalo de risas. Por fin habían llegado a donde el joven quería mostrar a la diva que cautivaba sus pensamientos; los dos se ocultaron a la vuelta de uno de los pasillos, desde ese lugar se podía ver a través de una ventana Yuki sentada viendo el cielo desde el tejado.
- no es preciosa- susurro Horohoro
- es una joven linda..-comento igual Fausto- la quieres mucho, verdad?-
- no lo puedo negar- por ultimo suspiro
En ese momento ambos se quedaron viendo algo extraño, al parecer Eliza había aparecido aun costado de Yuki, pero ninguno hizo nada y esperaron a mirar que pasaba.
- buenas noches jovencita!-saludo amablemente la fantasma
- hola, usted reside por aquí?-pregunto Yuki
- mi esposo trabaja en este lugar, se llama Fausto- platicaba amenamente Eliza- aun no a tenido el gusto de conocerte, yo me llamo Eliza-
- soy Yuki, eres muy bella!- con este comentario ambas cruzaron sus miradas.
- gracias, a mi esposo y a mi nos gusta mirar las estrellas desde este lugar- ambas sonrieron al ver el brillo del firmamento- hay alguien que te gusta no es así?-
- no lo puedo negar!- contesto muy alegre Yuki- me atrae mucho Horohoro!-
El chico de Hokhaido no lo podía creer, en verdad tenía una oportunidad de hacerla su novia; por otra parte Fausto estaba feliz de ver que su amada tenía una amiga, desde que ella había muerto no la había visto conversar con nadie que no fuera él.
- deberías decírselo-las palabras del doctor hicieron que a Horohoro le acelerara el corazón a mil por hora.
-..pero...como?-los nervios lo azotaron de solo pensarlo, sorpresivamente Yuki resbalo del tejado y estaba por caer pero alcanzo a sostenerse del desagüe- Yuki!-Horo corrió a su auxilio. Eliza fue alcanzada por su esposo al lugar.
- esta bien?-pregunto Fausto ayudando a Horo a subir a Yuki
- si gracias...debe ser el señor del que la señora Eliza hablaba-respondió con una sonrisa a lo que el doctor respondió igual- y gracias a ti Horohoro, no se que me hubiera pasado sin ti-
- no vuelvas a ser tan descuidada en un lugar peligroso!-el shaman la sorprendió abrasándola preocupado- eres muy importante para mi..yo te..-pero fue interrumpido.
-yo te amo!-grito Yuki
-...te amo- estuvo apunto de besarla cuando recordó que estaba su amigo, este ultimo muy atento viendo a los jóvenes.
-que hacen ustedes allí?-fueron interrumpidos por Jun que pasaba por ese pasillo
- nada!-contestaron Yuki y Horo al mismo tiempo y muy rojos
- que bueno que lo veo Fausto, creo que Len se rompió la nariz o algo así, le podría echar un vistazo- con esto el doctor y su fantasmal asistente entraron.
- pues...querrías ser mi novia?-Horo se armo de valor para decirlo.
- si! Entremos y mañana podríamos ir a pasear-sonrió al caminar de la mano del ainu por el tejado.
- pues la novia de Horohoro debe ser feliz, si eso te hace feliz lo aremos!-
La luna llena estaba justo sobre la cabeza de Kotori, esta estaba en la calle justo frente a la entrada, solo se encontraba parada en ese lugar sola, nadie más se podía ver al rededor, solo las luciérnagas que volaban errantes por el camino.
- hola..siempre me pregunto por que a mi no me hablas cuando llegas?-dijo Kotori como si le hablara a la nada
- por que se que tú lo aras primero- de pronto como si nada estaba alguien sentado aun costado de ella
- como as estado, Hao? - ahora Kotori se sentaba en el mismo lugar
- bien, pero ya cambiaste de opinión?-le pregunto calmado el muchacho
-no!-contesto simplemente regalándole una sonrisa
- lo suponía, siempre me a asombrado el que no me tengas miedo u odio, ni mis seguidores son como tú- con esto Hao hace una pequeña fogata con una llama de su mano
- solo no me preocupa de lo que eres capas solo con migo-ella se recargo en Hao
- lo que no entiendo es como puedes sentir algo por mi?-Hao seguía muy sereno
- es difícil de decir, es como explicar el carácter de tú hermano- esto hizo soltar una leve risa a Hao- me sorprende que exista algo que el gran Hao no comprende
- los sentimientos son muy confusos, solo mírate, sientes amor por la persona que es capas de matarte con tal de conseguir el poder que tienes, son muy confusos...-contaba Hao
- cierto, o ahora me vas a negar que hiciste la fogata porque tenía frío- con este comentario Hao la tomo del cuello queriendo ahorcarla- se que no me harás..nada...-
- ya se que si te mato o a una de tus hermanas ya no podré obtener su poder- la suelta y se para apagando la fogata- ahora entra para que ya no tengas frió-y como llego Hao se fue desvaneciéndose en medio de la noche, las luciérnagas rodearon a Kotori.
- estas bien? Ese Hao, no se que le ves- hablaba un espíritu enteramente hecho de luz
- como mi espíritu acompañante entiendo que te preocupes, pero se que un día el será quien me mate mi querido espíritu de luz...-
Solo los insectos brillantes iluminaban la vereda tras la desaparición del espíritu de luz, Kotori se metió a la casa feliz de a ver vuelto a ver a Hao.
