Cap 5.

Cuando los niños dormían, Kati salió a tomar el fresco, y a estirar las piernas. Al cabo de un rato unas garras heladas la agarraron por los hombros y la giraron bruscamente, era un hombre maduro, de cabello castaño con algunas canas, de facciones regulares y nariz corva. Aparentaba unos cuarenta años, más o menos como el capitán y hubiera sido atractivo de no ser por sus ojos rojos que brillaban en la oscuridad y sus colmillos rechinando de avidez. Este se apartó su abrigo, a la espalda, que llevaba sobre los hombros como si fuera una capa, mientras la sujetaba teniéndola inclinada sobre su brazo.

-Vaya, mira lo que me he encontrado. Una jovencita; debes tener una sangre deliciosa- dijo oliéndola y relamiéndose

Kati tenía miedo, pero se puso la mano al cuello para asir el crucifijo para defenderse. El vampiro, le paró la mano y le arranco con un gesto de asco, la cadena de plata sin tocar el crucifijo, sonriendo satisfecho, apartó el cabello, abrió su pestilente boca y dirigió sus horribles y afilados colmillos a su garganta.

-"Ahora sí que estoy perdida"– pensó Kati

De pronto una voz se elevó en la oscuridad. Un hombre cubierto con capa y sombrero dijo:

- ¡Al fin te encontré demonio! Te voy a destruir de una vez por todas - dijo mostrando un crucifijo

El vampiro bufo y soltó bruscamente a Kati, esta corrió y se escondió tras un árbol. Al cabo de un rato, unas manos la agarraron y le taparon boca y los ojos. Oyó la voz del capitán Garfio diciendo:

-Tú te vienes conmigo, jovencita. Sígueme Smee

-Sí, señor. ¿Se encuentra usted bien?

-Usted limitase a cerrar el pico y obedecer.

Al cabo de un rato, con los ojos vendados, y atada a una silla, notó que alguien se acercaba. Luego oyó una voz calmada, casi dulce, que identificó como la del Sr. Smee, y sintió que le deslizaba algo en el cuello.

- ÉL la protegerá, señorita, del demonio que acecha en Nunca Jamás. Ahora venga conmigo, el capitán desea hablar con usted y por favor no le mencione nada de esto.

Katy se dejó llevar mansamente, mientras pensaba agradecerle el gesto en cuanto pudiera. Cuando llegaron al camarote del capitán, eso supuso ella, oyó la voz ronca de Garfio diciendo:

-Si se comporta, le quitare la mordaza. ¿Ahora se comportará como una señorita educada?

Kati asintió

-Buena chica- dijo él quitándole la mordaza y la venda de los ojos.

Kati respiró profundamente, e hizo un vistazo rápido a su entorno. La cabina estaba casi a oscuras, sólo iluminada por un par de farolillos. El capitán estaba frente a ella observándola atentamente, con el ceño fruncido. Le puso el gancho en la barbilla para girarle la cara y poder mirarla a los ojos.

-¡Suélteme!- espeto Kati, con una mirada feroz

-Ni hablar. Usted y yo, tenemos una conversación pendiente. Dígame; la enfermedad de ese "niño perdido", que no dudo ya que es Peter Pan, se debe a ese demonio, vampiro… me es indiferente como lo llames. Es así, ¿verdad? - dijo. Su tono de voz era imperioso, sus ojos parecían hacerle una radiografía

-Peter no está enfermo- insistió Kati

-No me mientas, es inútil, veo la mentira en tus ojos. Si fuera otro niño, seguro que te hubiera traído él a Nunca Jamás. - dijo agarrándole la muñeca.

-Ya le dije que no es él quien está enfermo.

El capitán apretó su presa, haciéndole daño, sus ojos que un rato antes eran azules, en ellos ahora brillaba una luz rojiza terrible, estos junto con su palidez hacían el capitán pareciera también un vampiro.

-¡Ay, me hace daño! ¡Suélteme! ¡Maldito sea!

-A ver si esto te hace hablar

El capitán se apartó el cuello de la camisa, Kati vio horrorizada en su cuello la marca del vampiro, cuando este sonrió, vio que sus dientes parecían ser un poco más prominentes.

-Cómo puedes ver, yo ahora también estoy marcado. Pero como no quieres colaborar, te usaré para atraer a ese demonio y acabar con él.

-No sería capaz…- tartamudeó Kati

-Vas a ver, de lo que soy capaz, jovencita…

El capitán la desato con su garfio, le torció el brazo a su espalda y dijo:

- Camina

La llevo fuera del camarote. Los piratas estaban expectantes. El capitán dijo en voz alta:

-Nos desharemos de ese demonio. Lo atraeremos con la sangre fresca de esta jovencita como cebo. ¡Atadla al palo mayor!

Kati se desasió por milagro de su mano, esquivó de milagro el garfio que la intentaba coger, los piratas que intentaban capturarla, salto por la borda del barco pirata y nado hasta la orilla. Después corrió y corrió hasta la guarida de Peter, cuando llego ya era de día