Advertencia: Ehm. Incesto. Spoilers de la serie y la película. Pederastía y demases. Es uno de esos mundos slut!Ed y slut!Al... seh. Yaoi y etcéteras. Es un one-shot cruel... lean bajo su responsabilidad.
El Camino Fácil
Lo que pasa, es que uno llega a hacerse insensible a estas cosas, hermano. Yo lo sé. Lo siento dentro mío porque puedo estar incendiando mi corazón sin que arda ningún centímetro de mi piel. Estoy cansado. Y cuando me recuestas en la cama y me tomas, no me pregunto porqué. No me importa.
Sabes hermano, no sólo tú trabajaste del otro lado para volver. Yo hice mi parte. Oh, sí. Nadie, nada, bajo ningún motivo accedería a ayudarme voluntariamente, por pura caridad. Aquel mundo es tan despreciable como éste en el que ahora vivimos juntos. Y no me importa, ya no me importa nada, no importa si tus gritos ahora sobre mi cintura son de demencia absoluta y no de placer, no me importa porque mis gemidos mal contenidos tampoco son de placer.
Nunca lo fueron.
No lo fueron con Winry. No lo fueron con Mustang. No lo fueron con Russell. No lo fueron… simplemente, no lo fueron.
Y así como ellos me daban algo a cambio, trozos de información, libros, direcciones perdidas, recortes de una memoria que ya nadie tenía y era más inventada que otra cosa, ahora espero qué podré obtener de ti. Porque en un tiempo tú eras mi objetivo, hermano. Pero los sueños alcanzados ya no son sueños¿Verdad?
Así que te observo de a ratos mientras te agitas y te mueves y te balanceas como un loco sobre mis caderas, y enseguida desvío la mirada porque me asqueas, me asquea que finjas con tal obsesión que disfrutas cuando ambos sabemos que el dolor te come las entrañas. Te ofreces y me tomas repetidamente porque es tu forma de pedir disculpas. Porque es lo que siempre diste a cambio de las cosas, igual que yo.
¿Qué favor mutuo pueden hacerse dos rameras como nosotros? Tal vez entregar un hombro en el que llorar pero, hermano mío, bien sé que no llorarás más, no, nunca más, nunca frente a mí, nunca luego de que se te secara el pecho frente a esa tumba triste, la tumba de ese hombre, ese Heiderich. Sus ojos parecían dispuestos a llorar. Pero no los míos ni los tuyos, ya no, y no existe una solución para esta tonelada de muerte que guardamos en el vientre con recelo.
Cuando no puedes más, vomitas. Sé que has estado bebiendo. Pero es igual, porque no es el alcohol sino la vida la que te transformó en este monstruo que se devora a sí mismo como el ouroboros. Un monstruo, hermano, un monstruo como yo y como toda la basura que engendramos a nuestro paso.
Edward Elric, el Alquimista de Acero. Una leyenda viviente. Un maldito desquiciado, un exiliado del otro lado, uno más en la lista de violadores y violados.
La ironía de la existencia es arrolladora. Este es nuestro final feliz. Y si no te gusta, si te repugna como me repugna a mí aún en el absoluto vacío que llevo en mi interior, sigue como siempre por el camino fácil: desvía la mirada, hermano, desvía la mirada…
+ Finis +
Lila Negra
Viernes, 11 de Noviembre de 2005
