Nihao!

T-T waaa, después de tanto tiempo, he resucitado! ToT por fin un nuevo fic y las actualizaciones correspondientes a los anteriores, jeje. xp

Quiero disculparme por haber tardado como dos o tres meses en volver y actualizar los fics, estaba en crisis de falta de imaginación u.u No tenía ni ganas de escribir s pero dado a esos extraños milagros de la vida, la inspiración volvió a mí, jeje. Así que aquí les traigo otro KuramaxHiei, un poco extraño, quizá. Tengo que darme tiempo para éste y para un nuevo fic del mismo género que también estoy escribiendo y que publicaré al finalizar cualquiera de los fics que me falta por terminar s

Wenu, como ya no hay más preámbulo, creo que comenzaré n.n

Summary: Zorro. Se había ganado aquel apelativo desde que inició la secundaria. Seduciendo para jugar, jugando para herir, herir para vengarse, vengarse para esconderse. ¿Qué hará Kurama cuando la única persona que al fin logra interesarle no cae en su juego de seducción? KuramaxHiei

Dedicado a Rika-chan, Mayumi Minamino, Hikari-kun y a mi sensei Rurouni Andrea

Trampas de seducción

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1 cap. Kurama, el Zorro

"No. No me interesa"

"Pero... Kurama, eres el único que podría..."

"Ya te lo dije, Itawara, ella no me interesa"

"Eres un maldito zorro, Kurama"

"Lo sé, precisamente por eso no quiero involucrarme con ella. Lo siento"

El pelirrojo soltó una de sus arrogantes sonrisas y dio media vuelta, dejando al chico de cabello dorado perplejo.

Como si realmente me interesara acostarme con una novata. pensó amargamente.

Sabía perfectamente que Kaeru-chan hacía meses, incluso años, estaba muriéndose por él. Pero él era demasiado para ella. O al menos eso le gustaba creer.

Nuevamente se había peleado con Hideki Itawara. Ya no le importaba; una vez se había enamorado de él, pero ya no le importaba. No desde que supo que formaba parte de un extraño triángulo amoroso. Y él no iba a meterse en cosas tan cursis y patéticas.

Era su penúltimo año de secundaria y lo aprovecharía. Era un alumno ejemplar, popular entre mujeres y hombres y parecía ser el chico perfecto. Estaba lleno de problemas oscuros y dolorosos.

Prefería no pensar en eso. Desde que su padre les había abandonado, a él y a su madre, su vida cambió radicalmente. Dejó de ser esa buena persona para convertirse en el ser más perverso y despiadado que podía existir. Seguiría el ejemplo de su padre y luego... Bueno, quizá lo mataría.

En cosas como esta pensaba el joven pelirrojo cuando se dio de cara con Kaeru. Resopló con fastidio.

"Buen día, Minamino-kun"

"Buen día, Minase-chan" dijo él sin mirarla y entrando al salón.

Nuevamente con los mismos de toda la secundaria. Se está volviendo cada vez más monótono.

Las chicas seguían muertas por él. Algunas le atraían, otras le repugnaban. Los chicos...

Resopló. Hacía tanto que salía com ambos géneros que le daba prácticamente igual. Echó hacia atrás su cabellera, cuidando que las chicas lo notasen y empezaran a lanzar chillidos de emoción.

Se sentó y les echó una mirada calculadora, mirándolas descaradamente y comparando cuerpos. Cerró los ojos y les dirigió una sonrisa igual de descarada. Las chicas sonrienron entre tímidas y coquetas. Sabía manipular, el Zorro.

Mianmino cerró los ojos y dio un resoplido. Qué aburrido. Siempre lo mismo. Ya era una rutina, una muy aburrida rutina.

Como si nada volteó la mirada hacia la puerta del salón. Abrió desmesuaradamente los ojos. Acababa de entrar un chico bajo, de cabello negro en punta, y ojos rojos. Le clavó la mirada fijamente. El Zorro estaba sorprendido, aquellos ojos tan fríos, esa mirada de suficiencia y soberbia... Le irritó. Sonrió con arrogancia. El chico le seguía mirando.

¿Quieres jugar a las miraditas? De acuerdo entonces.

Pero el chico de ojos rojos sonrió burlonamente y le hizo un gesto con la cabeza,

Kurama estaba perplejo.

Volvió a mirar la chico, pero éste había desaparecido. Gruñó y se recostó en el espaldar del pupitre. ¿Pero qué rayos pasaba con ese enano puntiagudo?

Pasaron el resto de las clases así, El Zorro clavándole frías miradas y el chico de ojos rojos sin hacerle el menor caso.

En cierta forma, ésto atraía al Zorro.

"Hey, Zorro. ¿Irás a la fiesta de Matsumoto el sábado?"

"Puedes apostar lo que sea" contestó sonriendo el Zorro.

"Kaeru-chan estará" dijo el chico sonriendo.

"¿Y?"

"Sabes qué quiero decir. Deberías aprovechar aquella oportunidad"

Su pensamiento giró en torno al chico de ojos rojos.

"Sí, quizá tengas razón"

El otro chico volteó también a ver a Hiei. Sonrió.

"El nuevo. Cómo te gusta meterte con esos, Kurama"

"Es simplemente carne fresca" contestó Kurama sonriendo.

El chico rió y le dio una palmada en la espalda antes de irse.

El Zorro respiró profundamente y salió del aula. Sintió pasos detrás de él, pero no volteó. Salió del instituto y tomó un rumbo distinto al de su casa. Los pasos continuaban. Sonrió.

Dio unos pasos más hasta llegar al parque y se detuvo. Volteó. El chico de ojos rojos lo miraba inquietante… fulminante… sonriente.

"¿Y bien?"

"¿Y bien qué?" preguntó el chico.

"¿Para qué me has seguido?"

"Tú me pediste que te siguiera"

Kurama sonrió.

"Eso no es verdad"

"Lo es" dijo el chico seriamente.

El Zorro lo miró extrañado.

"No lo hice"

"¿Qué fueron aquellas estúpidas miradas entonces?" atajó el chico sin quitarle la mirada de encima.

"Simplemente te examinaba. Eres bastante atractivo"

El chico guardó silencio.

Kurama hizo un gesto extraño entre una tos y una risita.

"Bueno, supongo que nos veremos por ahí" dijo simplemente.

"Seguro que eso deseas"

"Oh sí" respondió Kurama sonriendo "Lástima que aún no sepa tu nombre"

Dio una vuelta y se propuso a irse, aún sonriendo.

El chico se acercó a él, lo acorraló contra un árbol y juntó sus labios con los de Kurama, mirándolo fieramente con aquella mirada rubí en la esmeralda, sorprendida.

El chico se separó y dejó escapar un suspiro.

"Hiei Jaganshi "dijo él al oído de Kurama –" No lo olvides"

Dio media vuelta y se dispuso a irse, dejando al Zorro con los muy abiertos y un sabor extraño en sus labios.

" ¡Maldita sea!"

Kurama subió las escaleras hasta su habitación con furia, cerró la puerta de un fuerte golpazo, lanzó la mochila a un extremo de la habitación y se dejó caer en la cama, rabioso.

¡¿Cómo es posible que haya sido yo el idiota que cayó en la trampa!

Se dio vuelta furioso.

Lo peor de todo… Le había gustado aquel beso…

Maldita sea…

Pero se lo tenía bien merecido. Sonrió. Todo pasaba por premeditar las cosas, cuando éstas se daban de manera natural. No había que pensar mucho.

La próxima vez sería Hiei quien cayera. Lo iba a conquistar de alguna u otra forma. Tenía que hacerlo. Aquel chico realmente le había llamado la atención. Era tan… hermoso. No, atractivo… Y se veía… inocente.

Tienes la mente podrida, Kurama.

Se enojó consigo mismo. Él no podía enamorarse de nuevo. No podía estarle gustando aquel chico. Era sólo una broma.

Tenía que convencerse.

Ni siquiera lo conocía.

Rayos…

Se levantó y se sentó. Miró hacia la ventana y dio con el escritorio. Sobre éste había una fotografía de una chica preciosa. Kurama la cogió entre sus manos. La contempló largamente y la lanzó al suelo, haciendo que el vidrio se rompiera en pedazos. Sacó la foto y la rompió en tiras que luego lanzó al viento.

Golpeó con fuerza el escritorio.

No podía permitírselo. No de nuevo.

Se quitó el uniforme y se quedó en boxer. El viento que entraba por la ventana le causaba escalofríos, pero no le importó. Se encontraba sólo entre el suburbio doloroso y encerrado en una inmensa y profunda oscuridad llamada corazón. ¿Por qué toda esa confusión?

Justo ese día. Ese día se cumplían dos años…

Cogió el marco con la luna rota y lo observó unos segundos. Dos años… Ella se había ido. Desde entonces…

Talvez sólo deba divertirme un poco pensó Kurama. Talvez así…

Aquella chica y Hideki se revolvían en su cabeza. No sabía muy bien qué estaba pasando.

No quería volver a recordar. Escuchó vagamente la voz de su madre llamándole para que cenara.

Resopló y lanzó el marco dentro de un cajón.

Te arrepentirás de todo esto, Yukina.

Bajó las escaleras no sin antes ponerse algo con qué cubrirse el cuerpo e intentó aparentar tranquilidad. Detestaba preocupar a su madre.

Estaban todos en clase de educación física. Kurama formaba parte del equipo de baloncesto. Hiei en el equipo de atletismo. Ya no se sabía quién era más popular. Luego de dos meses de intentos fallidos por persuadir a Hiei de algo, Kurama no se daba por vencido e intentaba por todos los medios acercársele. Necesitaba de él y no encontraba una razón.

Talvez sea la atracción física. Porque le gustaba y mucho.

Se escucharon gritos de admiración. Kurama encestó y volteó a ver por qué se había armado tanto jaleo.

"Jaganshi! ¡Acaba de cruzar rapidísimo los 800 metros!"dijo Kaeru en un intento desesperado y fallido por parecer entusiasmada y provocar celos a Kurama.

"Ah" Kurama dio media vuelta y se dispuso a volver al partido.

"Hey, Zorro"

La voz áspera y fría de Hiei hizo que Kurama volteara sonriente.

"¿Sí?"

"Te reto" dijo Hiei casualmente "800 metros. Quien gane hará con el otro lo que le parezca"

Kurama lo miró evaluador. Si él ganaba…

Pero no era tonto. Estaba claro que Hiei era mucho más rápido que él… Pero eso de hacer lo que quiera… Si Hiei ganaba, talvez podía sacar partido de eso.

"De acuerdo"

Hiei sonrió.

Ambos avanzaron a la pista de carreras.

"En sus marcas" empezó Hideki "listos… ¡ahora!"

Kurama y Hiei partieron al mismo tiempo. Hiei era realmente veloz, pero Kurama no se quedaba atrás. Casi toda la secundaria estaba ahí animándolos, eran los chicos más populares de todo el instituto.

Kurama empezaba a agotarse, tenía menos resistencia que Hiei, y éste parecía bastante relajado, aún corriendo de esa manera.

Kurama volvió a alcanzar a Hiei y le miró unos segundos. Hiei intercambió la mirada con él, provocando en Kurama un impacto que casi le hizo caerse.

Esos ojos… son como los de Yukina…

Hiei ganó. Kurama siguió corriendo y paró, jadeando.

Apoyó sus manos en las rodillas e intentó regularizar su respiración.

Al levantar la mirada, sus ojos se perdieron en Hiei. Una toalla sobre los hombros, bebiendo de una botella agua y el sudor recorriendo su cuerpo. Kurama volteó recordando que ahora tendría que hacer lo que el enano puntiagudo ese quisiera.

"Bien… tú ganaste" dijo Kurama "¿Qué quiere que haga, oh señor amo?"

Hiei sonrió y le dio la botella con agua.

"En realidad te gustará" fue la única respuesta de Hiei.

Kurama se quedó perplejo, de pie, viendo cómo Hiei avanzaba hasta los vestidores.

¿Tendría razón Hiei? ¿Por qué le iba a gustar?

El Zorro sonrió. ¿Acaso estaba el pequeño enano tratando de seducirlo también?

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HOLAX!

YEEE, IO NUEVAMENTE! SI! IO IO IO!

Espero no les descepcione este fic. Tiene una gran historia de xq esta aki n.n

Ah, y lamento decirlo, pero ahora sí que no podrñe responder fics Y.Y ff lo ha prohibido o.O q raro, ne?

Wenu, espero que les haya gustado.

n.n REVIEWS!