Disclaimer: no me pertenecen, y lamento la falta de guión antes de cada párrafo pero no sé que pasa con FF por que no los pone


CAP VI


La miró a los ojos, su mente trabajando rápidamente en una excusa "si se llega a enterar de que vi una parte de su vida que no ha querido compartir con nadie, estaré muerto"

a que se refiere cuando dice que esto está empeorando

¿dije qué, mi querida Sango tuve un mal sueño, nada sucede… me demoré algo en asimilar la realidad y que ya no era un sueño, además…- el viento se colaba entre los árboles haciendo que las hojas cayeran, el sonido del viento siendo lo único que se oía

¿además?...- dijo la voz masculina con la curiosidad y manera de preguntar innata de la taijiya, Miroku se quedó mudo, el sueño que había tenido lo había dejado totalmente perplejo y no podía pensar de manera coherente, en pocas palabras, su mente era todo un nudo

nada- la mirada de la exterminadora se clavó en el cuerpo de cabello largo y marrón, que por el poco tiempo que había transcurrido aún goteaba agua

no está siendo nada convincente houshi sama- el monje la miraba con algo de miedo, era más que obvio que lo que fuese que había pasado realmente la podría enojar, le temía, el monje le tenía miedo, Sango no pudo evitar sonreír ante este descubrimiento "el siempre sensato monje Miroku, que tiene una maldición mortal en su mano y ha luchado contra innumerables monstruos y enemigos… le teme a una mujer", Miroku la vio sonreír y sintió como todo se congelaba en su interior "por que ríe, que me va a hacer"

esta bien Miroku, conserva tus secretos… pero déjame decirte que no creo que no suceda nada- se alejó de el alma del monje dejándolo totalmente confundido "no puede ser tan grave" pensó Sango para si, mientras se recostaba en el árbol en que había estado minutos atrás, cerrando sus parpados sintiéndolos pesados, sintió antes de quedarse dormida como el viento rozaba contra su piel, como las hojas caían sobre el suelo y el fuego de la hoguera calentaba el frío ambiente, poco a poco, los sonidos se hacían más distantes y su cuerpo sentía menos lo que lo rodeaba, hasta que se vio envuelta en un mundo oscuro y silencioso.

Abrió los ojos para encontrarse en un lugar completamente diferente, buscó a su alrededor a alguien conocido, el viento empezó a soplar con más fuerza llevando el cabello que tenía suelto directo a su cara obstaculizando su vista, tomo una liga de su kimono y recogió el largo cabello de color café algo irritada, de repente se quedó quieta, su mente procesando lo que había sucedido, paso sus manos por el largo cabello y vio su kimono rosa vistiéndola, incrédula paso sus dedos por su rostro, palpándolo "he regresado… por fin" antes de dejar que la felicidad se apoderara totalmente de ella, se recordó que algo no estaba bien "Miroku" empezó a caminar por la pradera, intentando ver algo que le fuera familiar; de repente el aire empezó a ir más rápido, siguió la dirección en la que el viento iba de manera casi instintiva, después de correr por unos segundos distinguió una silueta masculina que al parecer era la fuente del viento, se concentró en el monje por unos segundos… monje, su corazón pareció detenerse ante este hallazgo "Miroku" su respiración se acelero y su corazón reaccionó al momento latiendo con tanta fuerza que sentía que su pecho se rompería por tanta fuerza, corrió hacia él y se detuvo abruptamente al escuchar una voz infantil detrás de ella

- no, no ahora ¡Por qué- volteó con cierto miedo, no podía dejar que un niño inocente fuera absorbido por Kazaana, con toda su voluntad se devolvió para buscar al niño y cuando lo vio sus ojos no podían creer lo que estaba ante ella, un niño de aproximadamente seis años, con los ojos más grandes que haya podido ver alguna vez, y con un color azul tan profundo como el mismo mar, el cual ante los destellos de luz parecía tomar tonalidades violetas, el cabello largo para un niño, estaba recogido en una pequeña colita "pero como" miró de nuevo en dirección del monje que absorbía la tierra que había bajo sus pies e intentaba prolongar su tiempo en la tierra

- chichi ue- gritó el niño a la vez que pequeñas lágrimas caían por sus mejillas, Mushin lo tomó por el torso evitando que el niño se acercara a su padre, y por consiguiente a una muerte segura – déjame ir Mushin, mi padre me necesita- el monje se negaba a dejarlo ir

- que no entiendes Miroku, ya no hay nada que puedas hacer- el niño se negaba a creerlo, lo sabía, había escuchado a su padre hablar con Mushin días antes, le decía que pronto llegaría el día, que se encargara de cuidar de su hijo, pero Miroku no quería que otro lo cuidara el quería a su padre; Sango observaba la escena impotente, no podía hacer nada, su houshi sama se estaba desmoronando en frente de ella y lo único que podía hacer era mirar, las lágrimas empezaron a caer de sus ojos acompañando silenciosamente al pequeño niño que aún no se rendía en intentaba librarse de los fuertes brazos del adulto que lo mantenía cautivo

- suéltame Mushin, que no ves que mi padre me necesita… ¡DEJAME IR- un gritó desgarro el aire haciendo que todos se paralizaran por unos segundos, Kazaana ya había empezado a tomar al padre del pequeño, el cual al notar esto mordió al monje y salió corriendo hacia la única familia que tenía

- Miroku, vuelve aquí- pero el niño no escuchaba, corría hacía el monje que luchaba por su vida lo más rápido que sus pequeños pies le permitían, Sango no aguantando estar impotente, corrió detrás de él, esperando que por algún motivo, algo extraordinario él la percibiera y se detuviera

- houshi sama, por favor deténgase- Sango corría a la par de él, pero el niño no escuchaba; de repente el viento volvió a la normalidad y el niño de enormes ojos azules se detuvo, mirando a un punto fijo de la nada, mirando al lugar en donde segundos antes su padre había estado luchando por su vida

- chichi ue- dijo casi imperceptible, las lágrimas que segundos antes habían inundado sus ojos habían desaparecido y la mirada infantil e inocente de sus ojos se había ocultado tras un frío matiz de azul/violeta, el mismo que tenia su houshi sama todo el tiempo, salvo ciertas ocasiones en que la veía con tanta sinceridad, tanta profundidad que ese brillo inocente y puro parecía volver a su mirada "houshi sama" – venganza- fue lo último que Sango escucho de aquel niño antes de que la imagen se empezara a desvanecer para ser reemplazada por una luz cegadora.

Abrió los ojos y se miró la mano, había vuelto a la normalidad, no, no a la normalidad, pero por lo menos estaba en la realidad, notó que aún lágrimas caían por sus ojos, nublando su visión, sus manos temblaban por la vividez de la visión que había tenido, miró a la mano que tenía el rosario y sintió como de nuevo sus ojos empezaban a botar lágrimas

¿Sango- dijo una voz totalmente sorprendida, ella levantó la mirada y miró los ojos marrones que la miraban con gran preocupación

Miroku, quiero que esto termine ya- dijo antes de lanzarse sobre él y llorar desconsoladamente


Perdón por la demora, ya saben el colegio y demás siempre son un problema cuando se trata de escribir, además, me han borrado este capitulo muchas veces ya que se han metido virus y demás… en fin, espero que les guste y cualquier sugerencia es recibida por medio de ese lindo y llamativo botoncito morado