Capítulo 02.

.

.

.

Luego de la breve presentación que el grupo tuvo en Aries, Arianna los guio hasta el primer templo con el fin de hablar más cómodamente sobre el proyecto que desarrollarían. Una vez ahí, Afrodita se les unió, ya que el dorado de piscis era una pieza clave.

-Creo que antes de empezar a, ya saben, "hablar de negocios", debo presentar a mi equipo. – sugirió la chica de cabellos azules. – Ellas son Silvana y Savanna. Son las gemelas del equipo y grandes bailarinas.

Ambas chicas dieron un paso al frente con el fin de saludar.

-Es un placer, mi nombre es Silvana.

-Yo soy Savanna.

Silvana y Savanna eran gemelas idénticas. Ambas tenían la piel morena y el cabello rizado de color negro oscuro. La única diferencia en ambas era el color de sus ojos ya que, Silvana los tenía de tonalidad azul gracias a su madre y Savanna de color verde gracias a su padre. Además, la primera tenía un mechón de cabello teñido en color azul, mientras que la segunda en tonalidad roja.

-Él es Taylor. Es mi segundo al mando y mi bailarín principal. – continuó presentando la coreógrafa.

-Es un placer. Me siento muy agradecido de que nos dieran una oportunidad como ésta ya que nos permitirá crecer como agencia. – se presentó el joven. Taylor era alto, de piel blanca y rasgos asiáticos, su cabello estaba también teñido de rubio y sus ojos eran de color oliva. Afrodita lo miró embelesado…Podría vivir en un santuario lleno de hombres atractivos, pero al ser prácticamente sus hermanos, podría decirse que nunca pudo apreciar correctamente el esplendor de una figura ASÍ de masculina.

-¡Afrodita! – intervino el dorado de piscis – Soy el encargado del vestuario y maquillaje, espero que nos llevemos bien.

-¡Igualmente! – respondieron los jóvenes.

Danna rio por lo bajo. Era más que obvio que ese chico fue del agrado de Afrodita.

-Creo que soy el último, jeje, Mi nombre es Josh. Al igual que las gemelas, soy uno de los aprendices de Aria y Taylor.

Josh era un joven de cabello negro, tez trigueña, del mismo tamaño que las gemelas y de contextura más delgada que Taylor. Se notaba como un joven amable y esforzado.

-Bien, este es mi equipo de trabajo. Les garantizo que son los mejores que tenemos hasta el momento, por lo que no saldrán defraudadas. – continuó hablando con amabilidad Aria.

-Estoy bastante segura de que eso no sucederá. Danna y yo hemos visto su trabajo y es genial. – mencionó Arianna con seguridad.

Ambas chicas estaban muy emocionadas por el rotundo éxito que sería este álbum para las dos.

-Antes que nada, queremos comunicarles que no podremos estar tan seguido en las grabaciones. Tenemos a dos pequeños bebés que nos necesitan. – explicó Danna.

-Si, nos enteramos de eso…- inició Silvana.

-¡Por las noticias! – finalizó Savanna.

-Fue algo así como un bum, pero las felicitamos. Esperamos conocerlos pronto. – sugirió Taylor amablemente.

-Bueno…entiendo que las grabaciones empezarán la próxima semana, así que nos gustaría instalarnos para iniciar las prácticas mañana mismo.

Ante las palabras de la coreógrafa, Afrodita guio al grupo hacia su templo. Él mismo lo acondicionó para que los jóvenes pudieran descasar adecuadamente durante los dos meses en que estarían en el templo, así que puso su mejor empeño.

Al llegar, les mostró una amplia habitación que tenía varios colchones perfectamente acomodados. Todo lucía precioso, era como si estuvieran en unas lujosas cabañas. Las primeras en brincar de la emoción fueron las gemelas, quienes de inmediato eligieron las que, a su percepción, eran las mejores camas. Un resentido Josh las siguió, peleando uno de los campos, sin embargo, el poder de las hermanas fue superior.

-Espero que todo sea de su agrado. – habló Afrodita con cortesía. – Quería informarles que por la noche, Danna y Arianna organizaron una cena para presentarlos al resto de dorados, por lo que serán los invitados de honor.

La noticia causó bastante sorpresa en los dos miembros mayores, por lo qe Taylor simplemente agradeció. En cuanto estuvieron solos, rubio se acercó disimuladamente a la peli azul y le susurró:

-¿Estás lista para verlo de nuevo?

-No, pero recuerda a qué vinimos; esto es más importante que Shura y lo que pasó entre nosotros. – respondió la joven. Era evidente que quería eludir el tema.

Taylor suspiró con pesadez. Se sentía impotente al no poder hacer algo más por su querida amiga, pero no podía hacer nada más que apoyarla ya que él también estaba atado de manos.

.

.

.

Por la noche, todos los dorados y el Patriarca se reunieron en Libra para celebrar la cena de bienvenida para el equipo. En cuanto el grupo llegó y los ojos verdes alcanzaron al color miel, todo se detuvo. Shura palideció ante la figura de Aria. Demonios, él y su estúpida mala suerte. Acto seguido Arianna los fue presentando uno por uno a los dorados. En cuanto llegó su turno, se puso algo nervioso ya que no sabía cómo responder exactamente y lo último que quería era que ese secreto saliera a la luz ya que, en su juventud todo lo hizo a escondidas del Patriarca y de su amigo.

-Mucho gusto, mi nombre es Aria. – para extrañeza del capricornio, la joven fingió no conocerlo. Una parte de sí se sintió herido, pero, por otra parte, se aliviaba enormemente.

-Shura, caballero dorado de capricornio. Es un placer. – respondió con su seriedad característica el español.

La cena transcurrió con normalidad. Catrina y Sofía se integraron unas horas más tarde ya que ambas estaban trabajando en conjunto en otros casos. Al llegar conocieron a los invitados y conversaron un poco con ellos.

-Soy la detective Catrina Santana y ella es mi hermana, Sofía Santana.

-¡Es un placer! S-Soy la médico del Santuario y también los apoyaré en caso de que surja alguna eventualidad.

-Se lo agradecemos.

Shura miraba atento la interacción de Aria con el resto de presentes, pero lo que más le llamó la atención, fue que el joven de rasgos asiáticos se le acercó al oído y le susurró algo, a lo que la chica de inmediato sonrió. La verdad, existían probabilidades de que solo estuviera paranoico, ya que por lo visto Aria había decidido seguir con su vida.

-Hasta aquí puedo escuchar a tu corazoncito partirse en mil pedazos. – la voz de su amigo lo sacó rápidamente de sus pensamientos.

-No sé de qué hablas. Joder. – se quejó el peliverde mientras tomaba otro vaso de vino.

-En primer lugar, no me insultes en español, no te entiendo. Y, en segundo lugar, te le quedaste mirando como bobo. De no ser por mí, habrías sido descubierto o pasado por pervertido, hermano. – A decir verdad, Aiorios se preocupó al notar la incomodidad en se compañero, ya que, notó la mirada de la joven sobre el peliverde y el como este se tensó.

-Solo me llamó la atención, es todo. – contestó con hostilidad Shura. Apreciaba la preocupación de Aiorios, pero justa ahora quería mandarlo a volar.

.

.

.

En la mesa la mayoría de dorados se encontraba charlando amablemente. Aprovecharon que el grupo de baile se entretenía con los niños para descansar un poco, especialmente Mu y Camus quienes cuidaron a sus bebés las 24 horas durante el pasado mes en que ambas chicas estuvieron grabando.

La conversación estaba bastante amena hasta que un pícaro Máscara se acercó y golpeó con su vaso el mueble para llamar la atención de sus amigos.

-¿Solo yo noté que la cabra de monte ha estado por la mesa de bebidas durante toda la cena vaciando botellas? – ante las palabras del, ahora médico, el resto de dorados miró con atención.

El peliverde se encontraba conversando con Aiorios de forma acalorada y de vez en vez, se susurraban.

-Mmm~ presiento que aquí pasa algo. – Milo se unió a la instigación con tono sugerente.

-¿Quién abre la apuesta? – Kanon intervino sacando su billetera.

Al notar que la mayoría se unía – incluyendo a Mu y Camus para su sorpresa – Shaka llamó la atención con el fin de evitar inconveniente en esa agradable noche. Sus compañeros parecían no aprender de todo lo que había sucedido.

-Ustedes deberían dejar de meterse en la vida de los demás. – regañó el rubio.

-Ayyy Barbie, te aconsejo que no nos señales únicamente a nosotros ya que mi cuñada fue una de las que más apostó. – se burló el de cáncer.

Shaka miró a su novia con incredulidad a lo que ésta solo le devolvió una sonrisa inocente y le respondió:

-Descuida, sé que ganaré y les quitaré el dinero a todos. – afirmó con orgullo la pelinegra.

.

.

.

La cena continuó sin mayores inconvenientes, de vez en cuando las gemelas hacían reír a los niños, pero después de un rato, ambos se durmieron para disgusto de éstas.

-Estamos aburridas. – mencionó Savanna llamando la atención de Aria y Taylor.

-¿Por qué no van a socializar con los caballeros? – sugirió Taylor – pensé que querían venir a conocerlos.

-Están tomando en la mesa de allá, recuerdas que estamos a menos de un año de ser mayores de edad. – comentó Silvana con resignación.

-Lo lamento, sé que estos eventos no son muy de su estilo chicas. – mencionó Aria con pena. Esas dos eran como sus hijas, por lo que les tenía muchísimo aprecio.

-Este no es lugar para hacer berrinches. Deberían comportarse las dos. – regañó Josh. Él hasta cierto punto estaba molesto ya que también era menor y quería demostrarle a la coreógrafa que era un adulto.

Ante el regaño las chicas se miraron con complicidad. Si había algo que adoraban era hacerle bromas a Josh ya que este se ponía muy irritado y era divertido hacer que se comportara con un adolescente.

-Cierto…Oye Josh, qué tal si tú nos das el ejemplo de cómo ser un adulto. – inició Silvana con picardía.

-Ve a la mesa de allá y consigue que nos inviten a tomar. Si lo haces, sabremos que eres todo un adulto y no te molestaremos más. – secundó Savanna

Acto seguido, se armó un revuelo entre los bailarines – entiéndase Milo y Josh – por quien bebía más, a lo que Taylor se encargó de intervenir con ayuda de Afrodita. Aria aprovechó esto para dirigirse al baño. Shura notó que la joven se apartaba de la bulliciosa multitud por lo que se propuso a seguirla sin que nadie lo notara.

Justo cuando abría la puerta, la mano del capricornio tomó a la chica del brazo y juntos entraron al baño. Aria miró con sorpresa al español.

-¿Qué diablos haces? – preguntó alterada la joven de cabellos azules.

-Quiero que hablemos, es todo. – respondió secamente el peliverde tratando de evitar que la joven se alterara.

-¿En serio? ¿Quieres hablar aquí y ahora? – volvió a preguntar incrédula.

-Es el único espacio que tenemos. – el dorado de capricornio aprovechó para cerrar la puerta con seguro. – Tu…fingiste no conocerme.

Shura se regañó por el tono de voz utilizado. Si bien cualquier otra persona no detectaría el cambio, estaba seguro que ella sí lo haría, por lo que se reprendió mentalmente. No debía verse tan débil ante ella. Aria sonrió, por lo visto el carnerito estaba herido por su desplante.

-Bueno…-habló la chica acercándose peligrosamente al rostro varonil. – Estabas tan pálido que supuse que no querías que los demás supieran acerca de nuestras travesuras del pasado. Solo te seguí a corriente, Shura. – la joven acarició lentamente el torso del español sintiendo de inmediato como éste se tensaba a pesar de que su rostro se mantuviera serio.

-Supusiste bien. – respondió el dorado mientras retiraba la mano de la joven con delicadeza. – Estoy en medio de algo importante y no me beneficia que sepan que tú y yo tenemos algún vínculo.

Ante la afirmación Aria levantó una ceja. Maldijo por lo bajo y se separó actuando como si nada. Si lo que ella pensaba resultaba cierto, era probable que Shura también estuviera involucrado en ese asunto.

-Como quieras. – respondió la chica con desinterés. – De todas maneras, estoy aquí por trabajo, no vengo a perder el tiempo contigo.

-No se lo digas a nadie, Aria. – pidió el dorado evitando que la chica se retirara del baño.

-No lo haré siempre y cuando eso me convenga. Sabes que siempre velaré por mi propio bienestar.

Ahí estaba, justo esa fue la actitud por la cuál él decidió dar por terminada su "relación" hacía 10 años. Aria siempre fue una joven hermosa, tenía todo lo que cualquier mujer desearía: belleza, popularidad, inteligencia, dinero; es por eso que su actitud siempre fue arrogante y egoísta. Desde que se conocieron se enfrascaron en una pugna entre ambos egos y discusiones, pero curiosamente eso era lo que más le atraía de ella. Eran como dos polos opuestos que, quería matarse y devorarse a la vez.

-Veo que sigues tan ambiciosa y arrogante como siempre. – comentó el peliverde mirando hacia el techo. De pronto se le hacía muy interesante.

-Oh querido…no me dejaste por eso, así que no hables como si fueran defectos de mi persona. – dicho esto la joven se retiró de la reducida habitación dejando al dorado con una sonrisa boba en el rostro. Nunca en su vida se había sentido tan jodido por alguien.

.

.

.

Al regresar a la sala principal, Aria se encontró con un Josh totalmente ebrio y las gemelas dibujando sobre su rostro dormido. Suspiró con pena, ya que eran justamente esa clase de actitudes las que opacaban la imagen del grupo.

-Pensé que ibas a cuidarlos, Taylor. – respondió detrás del rubio que reía ante las ocurrencias de las menores.

-Lo siento, es que es muy divertido. Y aposté mucho dinero sabes. – respondió el joven asiático con burla.

-¡Aria! ¿Vienes a jugar?- preguntó Silvana como emoción.

-Nos estamos divirtiendo mucho. Además, hemos ganado mucho dinero. – secundó Savanna.

-Logré hacer que este tipo perdiera muchas veces. ¡Mira!- Silvana mostró el fajo de billetes que había obtenido luego de apostar en reiteradas ocasiones contra Milo que este perdiera gracias a uno que otro truquito que se tenía guardado.

El dorado de escorpión miraba a la gemela con una mezcla de indignación – perdió toda su quincena – pero con diversión, era una chiquilla interesante. Astuta a más no poder. Identificó que hizo trampa en cada juego, pero sorprendentemente nadie pudo detectarlo, incluso él lo hizo hasta ya muy tarde.

-Lo siento mucho. – se disculpó la coreógrafa sabiendo de antemano las posibilidades de estafa por parte de su aprendiz.

-Nah, está bien. Fue un buen juego. – respondió Milo mirando hacia otro lado. No sabía muy bien por qué, pero le estaba costando mantenerle la mirada a la chiquilla esa. Es decir, él, todo un casanova y perdió su dinero por entretenerse en el rostro de una jovencita cinco años menor que su persona. Era absurdo.

-¡Ves líder! ¡Soy maravillosa! – se jactó la morena con una sonrisa.

.

.

.

Capítulo 02 ¡up!

No sé exactamente por qué, pero a Shura y Aria solo me los imagino en una candente relación amor/odio jaja. Desde que planee el fic fue super inevitable.

Al pobrecito de Milo lo harán como a un juguete, eso téngalo por seguro. Será divertido ver como el playboy cae redondito jaja.

En fin…tenía planes de actualizar antes, pero estuve unos días enferma por la fatiga, así que no pude. Ahora ya me siento mejor y aquí estamos. Espero que disfruten mucho el capítulo y le den todo el amor del mundo :D

Pdt: Natalita07: ¡Hola querida! Muchos saludos y gracias por mantenerse fiel a mis historias de Saint Seiya. Extrañé la interacción que tuve con los reviews en mis fics pasados T-T

También agradezco a quienes ya lo agregaron a favs y lo siguen; tienen todo mi amor.

¡Bye!~