Capítulo 03

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El amanecer de un nuevo día llegó y con ello naturalmente la resaca para algunos de los miembros del grupo de baile. Temprano por la mañana, Aria le solicitó a Danna que le mostrara cuál sería su lugar de entramiento, a lo que la peliblanca le mostró un salón completamente abierto con un espejo. Este estaba ubicado al lado contrario del coliseo, pero aún colindaba con la mayor parte de las 12 casas.

Cuando llegó, miró con desaprobación a los jóvenes quienes aún dormían en el suelo gracias a la resaca. Suspiró y, aclarando mejor su garganta, decidió dar por iniciadas las prácticas.

-¡Buenos días! – saludó con voz fuerte haciendo que los 3 menores brincaran como resorte. – Por lo visto la fiesta de anoche estuvo buena.

-Líder…-chilló Silvana cubriendo sus oídos y con gesto de dolor. – No hable tan fuerte por favor, me hará explotar los oídos.

-Voy a explotarte el cuerpo, pero de cansancio. – se quejó la peliazul – Vamos, levántense. Debemos empezar a practicar y si no dan la talla les quitaré la oportunidad de ser bailarines principales.

Al oír esto, Josh se levantó de inmediato. Él no podía echar por la borda sus esfuerzos para demostrarle a su líder que era un bailarín nato.

-Ya la escucharon par de vagas. A bailar. – ordenó el joven de cabellos negros.

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Terminó su desayunó y se dispuso a bajar al coliseo para iniciar el trabajo que le correspondía en el caso de los narcotraficantes. Justo cuando bajaba, notó a Afrodita, Milo y más adelante a otros dorados como Aiorios, Aioria, Saga y Kanon, todos miraban un punto en concreto. Curioso, se asomó detrás sin hacer ruido y notó al grupo de baile liderado por Aria bailando en un salón.

Con atención observó no solo los movimientos de la chica, sino también lo concentrada que se veía mientras le explicaba a sus estudiantes la coreografía. Realmente, eso le traía muchísimos recuerdos de cuando la conoció.

Flashback.

Un joven dorado de capricornio caminaba por las calles a paso tranquilo. Ese día en particular iba a realizar una serie de diligencias que su excelencia le había encomendado, por lo que se apresuró. Su cabeza se centraba en ciertos ejercicios que descubrió, los cuales le ayudarían a mejorar su Excalibur.

Mientras transitaba por el parque central de Rodorio notó una aglomeración de personas que constantemente emitían gritos de asombro, los cuales inicialmente confundió. Pensó que podría tratarse de alguna pelea callejera, por lo que optó por pasar de largo, sin embargo, notó que entre el grupo la mayoría se trataba de hombres jóvenes que rodeaban a una chica en particular. Su sentido de caballero dorado le indicó que debía intervenir a efectos de socorrer a la chica. En cuanto se acercó, notó que la joven bailaba hábilmente y de vez en vez, se acercaba al varón frente a ella y lo retaba.

Aquello, lo descolocó un poco, sin embargo, la forma en que la jovencita se movía y hacía aquellos movimientos se volvió hipnótico para él, a tal punto que no notó un par de ojos que lo miraron que molestia.

-¡Ey tú!- un joven que resaltaba de entre el grupo se le acercó. Era de su altura, pero en un vano intento de intimidarlo infló su pecho aparentando ser más alto. Tenía el cabello en tono anaranjado, pecas y tez blanca. Vestía totalmente de negro y su peinado parecía estar repleto de fijador para el cabello. – Veo que estás muy interesado en lo que hacemos aquí.

Shura le devolvió la mirada, no sin antes ver de reojo a la chica que se había detenido y miraba al joven un poco asustada.

-Mis disculpas, me equivoqué de situación. Por favor no reparen en mi presencia. – respondió cortésmente el español.

Aria sonrió divertida. Para ser alguien que aparentaba tener su edad tenía unos modales dignos de cualquier persona de alta clase.

-¿Por qué debería reparar en un insecto como tú? – preguntó retóricamente el pelirojo mientras el resto de jóvenes reía con evidente burla. – Ah, cierto. Quizá porque estabas mirando a mí mujer…- esto último lo dijo tomando al joven Shura de la camisa.

-¡Kostas! Déjalo en paz. – intervino Aria tomando al pelirojo de su chaqueta y jalándolo con fuerza. – No tienes que estar amenazando a nadie. No soy tu mujer, no hables tonterías.

Ante el desplante realizado por quien consideraba su chica, y peor aún enfrente de ese desconocido altanero, el pelirojo se llenó de furia y sin más lanzó un golpe directo al rostro de la bella joven. Su padre siempre le enseñó que no debía permitir que le faltasen el respeto enfrente de sus empleados. En cuanto Aria notó la intención del joven se asustó, pero nunca sintió el impacto en su rostro. Por el contrario, al abrir sus ojos notó que una mano desde su espalda detenía las intenciones de Kostas.

Shura empujó a la jovencita detrás suyo y aplicando tan solo un poco de su fuerza, hizo que el agresor se inclinara.

-Golpeas a una mujer, qué poco caballeroso eres. – habló el peliverde molesto. Él no necesitaba protección, pero admiró cómo esa chica lo protegió a sabiendas que no podría hacer mucho.

Aria miró con horror como el resto de la pandilla de Kostas se abalanzó sobre el joven, pero quedó perpleja al ver como éste en cuestión de segundos acabó con todos ellos.

Las palabras no salían de su boca, fue el acto más genial que vio en su vida. Notó que el joven se retiraba sin decir nada, por lo que lo siguió, alcanzándolo cerca del mercado de Rodorio.

-¡Oye! ¡Oye chico! – al oír la voz femenina, Shura volteó notando que la jovencita de hacía unos minutos lo había seguido. – Al fin te alcanzo. Vaya que eres rápido. – exhaló – En fin…Muchas gracias por ayudarme. Esos tipos me pasan fastidiando mucho.

-Si te molestan tanto deberías hacer algo al respecto. Más tomando en cuenta que ese tipo dice que eres su mujer.

Aria miró al chico incómoda. Era una reacción normal de los extraños, eso lo sabía, pero en su caso, no podía decirle las razones verdaderas del por qué no podía quitarse a esa basura de encima.

-Si, claro…- contestó tratando de dar por terminado el asunto. – En fin…

-¿Cómo te llamas? – interrumpió Shura. Él notó de inmediato el gesto de incomodidad en la joven, por lo que intuyó que había más cosas que él desconocía y que probablemente le impedían a la jovencita librarse de esa persona.

-A-Aria. – contestó la chica algo cohibida. - ¿Y tú?

-Es un placer, Aria. Mi nombre es Shura.

Antes de Aria dijera algo más, la voz de una mujer mayor dentro del mercado la llamó. Era una mujer bastante joven, pero en su rostro se reflejaba mucho cansancio y miedo. Al final, no pudo despedirse adecuadamente de la joven bailarina.

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Fin flashback.

-Vaya. Nunca pensé ver algo así en el santuario. – mencionó Aiorios sacándolo de sus cavilaciones.

-Ni que lo digas. – secundó Afrodita abanicándose el rostro. Observaba con interés al joven asiático quien se movía a su criterio de formas muy sensuales. Sin contar el excelente físico que se notaba.

Milo por su parte permanecía en silencio observando a la joven que la noche anterior le había sacado todo su dinero. Pasó toda la noche incómodo ya que no se sacaba la sonrisa juguetona de la chiquilla de sus pensamientos.

-Ejem…- carraspeó el peliverde llamando la atención de los presentes. – Si no nos damos prisa llegaremos tarde.

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Al final, todos optaron por seguir al capricornio rumbo al coliseo. En cuanto llegaron se unieron al resto de dorados que ya estaban presentes; entiéndase Mu, Camus, Shaka, Aldebarán y Dohko. La novia de Shaka les entregó una nueva papeleta que, por lo visto tenía las últimas indicaciones.

-En estos documentos están los informes emitidos por varios oficiales quienes han estado realizando vigilancia en Rodorio. -informó Catrina apoyándose en una mesa frente a los dorados. – Hace escasos dos días notaron que varios sospechosos visitaron frecuentemente un bar a las afuera de Rodorio, por lo que intuimos que es ahí donde puede que el jefe de la mafia se presente.

-¿Cuál es la misión?- preguntó interesado Milo.

-Bueno, dado que no podemos ir todos, nos dividiremos en 3 grupos. El primero irá hoy por la noche al Bar conmigo. Fingiremos ser turistas y tantearemos el terreno. El segundo grupo irá en cubierto a observar las afueras del bar, verificarán quiénes entran o salen. El tercero ayudará al departamento policial a supervisar las entradas de personas al país, así verificaremos si Klaus Manoplas o algún allegado ingresó.

Al final, la división estaba hecha. En su caso, le correspondió acompañar a Aiorios, Milo, Dohko y la señorita Catrina en el primer grupo. La orden era presentarse a las afueras del Santuario al anochecer. Como tenía tiempo libre, decidió volver a su templo a entrenar un poco ya que sentía que necesitaba despejarse.

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Cerca del mediodía, tres cuerpos se encontraban en el piso respirando con dificultad. Silvana, Savanna y Josh sentían que iban a morir producto del cansancio. Sin importar que llevaban más de cinco horas ensayando las primeras tres coreografías, la líder solía ser espartana en los entrenamientos.

-Les daremos 20 minutos de descanso. Luego de una hora más, iremos al almorzar. – informó Taylor sentándose al lado de su compañera. Si bien él también estaba algo cansado estaba mucho más acostumbrado al exigente ritmo de su amiga. – Hoy luces estresada. – comentó en voz baja.

-Estoy nerviosa. – confesó la joven de cabellos azules. – Ayer por la noche mientras fui al baño hablé con Shura. Tay, creo que él está con la policía investigando a la banda.

-¿Estás segura? – ante la afirmativa de su amiga, optó por meditar un poco mejor la situación en la que se encontraban. – Aria, sé que no quieres involucrarte mucho con él, ¿pero ¿cómo pretendes que consigamos la información?

-No lo sé. – susurró preocupada. – Pensé que podríamos robarla, pero dudo que podamos hacerlo. Quizá podamos sacarle algo de información a Afrodita. – razonó.

-No me gusta eso. Él parece una persona muy amable. Sin embargo, sé que es por una causa mayor. – luego de una pequeña pausa, el joven bailarín prosiguió. – Trata de averiguar algo de Shura y yo intentaré obtener información de Afrodita.

-Está bien. Te agradezco mucho Taylor. Lamento mucho todo lo que sucede. – mencionó la joven mientras abrazaba a su casi hermano con pesar.

Aunque toda su vida fue egoísta, en cuanto todos estos chicos llegaron a su vida, cambió. Eran lo más importante para ella, por lo que le dolía en el alma arriesgarlos de esa forma por culpa del malnacido de Kostas.

Shura miró desde la entrada de su templo el acto de la pareja de baile. Por lo visto Aria definitivamente siguió con su vida, ya no le cabía ninguna duda. Sin embargo, eso a él no debería importarle a estas alturas. Si quería completar su misión de la forma más adecuada, debía hacerse de la vista gorda e ignorarla lo más que pudiera.

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En cuanto terminaron los ensayos del día, el grupo se dirigió a piscis con el fin de comer algo y descansar. Ya estaban próximos a completar las 3 primeras coreografías, así que por un lado estaba tranquila. Luego de asearse y comer, decidió sentarse en una bonita mesa ubicada contiguo al duodécimo templo. Sacó su teléfono y verificó varias llamadas perdidas de el indeseable de Kostas. Sin más remedio, devolvió la llamada hasta que la tediosa voz al otro lado de la línea la recibió.

-Querida ~ casi creí que me ignorabas. – la voz del varón la hizo arrugar el ceño. Lo odiaba tanto.

-Estaba ocupada. Recuerda que debo disimular. – respondió cortante la peliazul.

-Procura no ocuparte mucho. Recuerda que iré pronto a Rodorio y el tiempo corre para ti y esa persona. – amenazó el pelirojo.

-Ha sido poco. Sabes lo difícil que es conseguir información en un lugar como este. En fin, sí los están investigando, es un hecho.

-Muy bien. Hiciste un muy buen trabajo querida. Acabas de hacer que esa persona viva otro día más.

Sin más la llamada se cortó. Aria bufó y pasó sus manos alrededor de su cabello. Se sentía muy estresada con esa situación en la que estaba y le dolía tanto tener que involucrar a tantas personas buenas. Ni modo.

-¿Estás cansada? – una voz familiar la hizo voltear. Shura se encontraba a su espalda ofreciéndole un vaso con un contenido que identificó como orujo. Luego de un corto silencio decidió tomar el vaso. Notó como el español se sentaba al lado opuesto de su persona. – Recuerdo esta bebida. Una vez me la diste a probar luego de decirme que eras español. – mencionó la peliazul con una sonrisa ante el grato recuerdo.

- Si, luego de eso te obsesionaste con el idioma y no paraste de molestarme para que te enseñara. – Esta bien, no estaba comprendiendo muy bien su actuar. Se dijo a sí mismo que no interactuaría más con la joven, pero en cuanto la vio hablar por teléfono y el gesto de preocupación que tenía no pudo evitar querer acercarse a ella. Sin importar cuántas veces las actitudes de la chica lo alejaran, él volvía como un tonto.

-Eso fue grosero. Solo quería conocerte mejor. – se quejó la joven tomando el contenido de su vaso.

-¿Cómo van los ensayos? – preguntó tratando de entablar una conversación decente.

-Muy bien. Lo chicos son estupendos. ¿Qué tal tu misión? – devolvió la pregunta.

-Va bien. – respondió de forma escueta. Al notar la incomodidad de la joven optó por ser un poco más comunicativo. – Hoy tengo una misión en específico. Los detalles no puedo decírtelos.

-Lo sé. Espero que te vaya muy bien, Shura. – la sonrisa que le dedicó fue dulce. Pocas veces la vio sonreír de tal forma.

-Aria, te felicito. Cumpliste tu sueño de ser bailarina.

-Te dije que iba a lograrlo sin importar qué. – respondió la chica con orgullo. – También te felicito. Si estás en una de estas casas es porque lo lograste. Nunca dudé de tu capacidad. Eres realmente extraordinario, lo supe desde la primera vez que te vi luchando.

Un diminuto sonrojo tiñó las mejillas del español. Por Athena, qué sincero había sonado eso para provenir de alguien tan egocéntrica como Aria.

-¿Eso es cierto? ¿O lo dices por conveniencia?

Ante la respuesta/pregunta emitida por el español la sonrisa en su rostro se esfumó. Olvidaba que la última vez que se vieron, ella tuvo que mentirle y fue justo ahí que su fachada de mala persona inició. Fueron justamente las palabras que le dijo lo que causó que se separan.

-Lo digo de verdad, Shura. – "Sin embargo, no me creas, voy a mentirte de nuevo. ¡Vete! ¡No me busques!" Era lo que quería decirle realmente. Ella seguía queriéndolo como al principio, pero la vida de esa persona estuvo en riesgo en esa ocasión y también en esta. Preferiría mil veces que Shura la odiara si con eso garantizaba su seguridad.

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Capítulo 3 ¡up!

Holaaaa. No había vuelto a actualizar porque tuve COVID y fue una mierda completa. Es de lo peor, así que les pido que se cuiden muchísimo.

Hablando un poco del capítulo de hoy, espero que lo disfruten mucho. Ya fui dejando pistas para que vayan haciendo sus conjeturas jaja.

Natalita: exploté de risa cuando mencionaste que Milo se podía quedar con ambas gemelas. Mi pensamiento fue " Wow, qué violenta afirmación XD" jajaja, pero con certeza afirmo que quedará con una, no con ambas. (Spoiler).