La suma de todas sus partes

Las dos serpientes. Jealous!Draco.

Harry estaba ansiando hablar con Hermione a la mañana siguiente. ¿Había tenido algún avance con el profesor Slughorn? Se encontraba aún muy confundido por los sentimientos de Draco hacia él, pero después de haber tenido ese encuentro íntimo con Draco-inseguro había descubierto que deseaba estar con Draco, fuera cual fuera la personalidad.

—El profesor Slughorn es un mago brillante, Harrry —había comentado la chica castaña—, pero es extremadamente desordenado para resolver el problema.

Procedió a detallar cómo había ayudado al hechicero a armar el rompecabezas que significaba la poción así como su solución.

—La parte de la poción fue sencilla —explicó la bruja —, recordé que hablaste acerca de los pétalos de orquídea dragón. Eso nos aseguró saber cómo contrarrestar cada elemento que Zabini ya había agregado.

Harry asintió. Aunque las pociones no eran su especialidad, entendía que cada ingrediente individual había aportado algo al efecto provocado.

—El problema son los hechizos; logramos bloquear el efecto de casi todos pero sigue sin funcionar.

—¿Cómo saben que no funciona? —preguntó Ron mientras se dirigían a Encantamientos esa mañana.

Harry había decidido continuar su amistad con Ron como si nada hubiese pasado, pero aún no encontraba la forma de mantenerse neutral cerca de él. Cada vez que hablaba, Harry se sentía atraído a sus labios como las moscas a la miel.

—Tenemos un grupo de ratones para experimentar. Un ratón dividido en nueve partes. El profesor ya había replicado la poción y su efecto.

—¿Estás segura que son 9? —inquirió Harry mientras tomaban asiento frente al profesor.

—Según las cuentas que hemos hecho, estoy completamente segura de que sólo son nueve partes.

Harry comenzó a hacer cuentas: Había encontrado a Draco-amable en la enfermería; Draco intelectual vivía en la biblioteca; Draco-enojado le había dejado un dolor persistente en la mandíbula; Draco-celoso lo había amenazado al día siguiente; Hermione y él habían encontrado a Draco-frío mientras hablaban sobre la situación con Ron. Esa noche había encontrado a Draco-lujurioso con Zabini y Draco-competitivo había estado con él cuidando a Teddy; luego había visto a Draco-inseguro y había encontrado a Draco-vanidoso en el baño.

No había duda que había nueve partes pero ¿y si había alguna parte de Draco que no hubiera encontrado aún? En esos momentos deseaba profundamente conocer a Mafoy mejor para asegurarse de que no se habían olvidado de nadie.

Con una meta fija, Harry se concentró en los hechizos de cuidado de la piel que enseñaba el profesor Flitwick.

Encontró a Zabini después de clases volviendo de los invernaderos. Se encontraba charlando animadamente con una chica de cabello castaño a la que Harry apenas ubicaba. La tomaba de la mano y se mostraba muy atento.

Harry frunció el entrecejo, ¿acaso no era gay? Quizás era bisexual. Con la decisión de conocer mejor a Draco, Harry se dirigió con paso firme hacia la pareja.

—Zabini —dijo Harry en voz alta al encontrarse con ellos—, necesito tu ayuda urgentemente.

La chica bufó al escucharlo y torció el gesto, lo cual, descubrió Harry, arruinaba todo el atractivo que tenía.

—¿Qué podría necesitar el gran Harry Potter, salvador del mundo mágico —exclamó Zabini con teatralidad— de un triste Slytherin anónimo como yo?

Harry soltó un suspiro. Ya esperaba que Zabini se lo hiciera difícil.

—Necesitamos hablar sobre Malfoy —respondió con toda la paciencia que podía, bien consciente de no dar nada a la chica Slytherin para suponer el problema que tenían.

—Draco se fue al terminar la clase, como siempre —chilló ella con un tono exasperado.

Harry le dedicó una sonrisa hipócrita.

—No quiero hablar CON Malfoy sino SOBRE Malfoy —. Luego, volteó su mirada directamente a Zabini. —Es evidente que esta charla necesita ser a solas.

La chica respiró hondo dispuesta a empezar una discusión con Harry pero Zabini soltó su mano y tomó del hombro a Harry.

—Tienes razón —terció el chico negro—. No te ofendas, Addy, pero creo que esto será en el mejor interés para Slytherin.

La chica se había quedado estupefacta viendo cómo Zabini se alejaba con un brazo por encima de los hombros de Potter como grandes amigos.

—Te veré en el comedor para seguir con… lo que nos importa, preciosa —exclamó en voz alta, dirigiéndole un último movimiento de manos.

Harry se dejó guiar por Zabini sin poder entender qué se proponía el chico. Subieron escaleras en silencio con el brazo del Slytherin todo el tiempo en la misma posición. Cualquiera los hubiera confundido por los mejores amigos,o, incluso, por una pareja feliz.

Zabini lo guió hacia el tercer piso, justo a la entrada de la sala de los menesteres. Antes de entrar al salón formado para ellos, el chico alto llamó a un elfo doméstico y le pidió té y galletas.

—Supongo que tienes mucho por preguntar, Potter—dijo el Slytherin una vez que les hubieran entregado los alimentos—. Tengo bastante tiempo el día de hoy.

Harry miró por completo el salón que la magia de Hogwarts había creado. En realidad era pequeño. Un par de sillones y una mesa para tomar el té. El Gryffindor se sintió aliviado al ver que las sillas estaban bastante alejadas. No quería enfrentarse a los intentos de flirteo de Zabini. Se sentaron y sirvieron el té dejando las galletas en medio.

—Lo que quieres saber es en cuántas partes se ha dividido Draco.

Harry asintió ligeramente sorprendido. Tomó un sorbo de su té y suspiró. Ahora que estaba frente a un amigo de Malfoy empezaba a tener sus dudas. ¿Qué tanto estaría Zabini dispuesto a decirle al enemigo jurado de su mejor amigo?

—A Draco le gustas desde hace mucho tiempo —sentenció —, pero supongo que ya lo habrías adivinado luego de algunos encuentros con sus partes.

Harry se sonrojó y mordió una galleta para evitar responder. El sabor a naranja y canela invadió su boca y le hizo pensar en Draco con más fuerza.

—¿Qué fue lo que pasó con el Draco llorón que nos vio ayer?

Harry le dedicó una mirada furiosa al tiempo que su sonrojo se pronunciaba.

—Ah, ya veo —sonrió Zabini con malicia —. El Draco original estará encantado.

Por primera vez durante el encuentro, Harry respondió:

—No debió pasar. Siento que me he aprovechado de él. Estaba vulnerable y yo no me detuve.

Zabini soltó una carcajada seca.

—¿Crees que Malfoy no deseaba intimidad contigo? Cada vez que teníamos sexo no paraba de suspirar tu nombre. Si tú hubieras estado en una situación similar, nuestro querido Draco se habría aprovechado sin dudarlo.

Harry se preguntó en ese momento si tendría que acudir a la enfermería por la cantidad de sangre que se agolpaba en su cara, particularmente en las mejillas.

—¿Te-tenían una relación? —titubeó Harry maldiciéndose por preguntar con tono de decepción.

—Somos amigos —expresó lacónicamente Zabini —. Quizás ahora que Weasley ha decidido pasar de idolatrarte a desearte te habrás dado cuenta que existe el sexo sin compromiso. Draco lo necesitaba y yo también. No había nada más.

Harry miró al piso con el ceño fruncido. ¿Cómo se sentía con eso? Ahora sabía que Draco tenía sentimientos por él pero, al mismo tiempo, no podía dejar de pensar en que había pasado muchas noches con Zabini. El pensar en el cuerpo fornido color caoba de Zabini poseyendo el delgado cuerpo blanco como la leche de Draco empezaba a confundirle.

—Comenzamos a hacerlo en sexto año, aunque Draco salió del clóset en cuarto —continuó el Slytherin —. Se dio cuenta de que te deseaba cuando ese dragón casi te mata; pero el estrés del sexto año hizo que ya no pudiera más y cediera a mis peticiones.

—¿Tú se lo pediste? —se sorprendió.

—Sí, claro —respondió mordiendo una galleta —. Es un chico atractivo y supuse que tendríamos buena química en la cama —continuaba saboreando la galleta cuando se formó una media sonrisa —; y ¡vaya que tuvimos química!

Los celos de Harry estaban a mil por hora. Necesitaba cambiar el tema de conversación pero por su mente solo pasaban escenas donde Draco le pedía a ÉL aliviar su estrés.

—Si las miradas mataran, Potter… —exclamó Zabini— Dejemos el tema por ahora o temo que me lances un cruciatus. Para responder a tu pregunta: no tengo idea de las partes en que se ha dividido Draco.

Harry apretó los puños y se recordó a sí mismo la razón por la cual estaba ahí.

—Pero tú eres quien conoce mejor a Malfoy, seguro tendrás una idea de cómo podría dividirse su personalidad.

—Creí conocerlo —dijo Zabini colocando su taza vacía en la mesa —; después de la guerra muchas cosas cambiaron en él. Supongo que ya estaban presentes pero sin el control de sus padres ahora han salido. Es normal —suspiró— todos cambiamos, incluso aquellos que no estuvimos involucrados directamente.

—¿Tú no tomaste la marca tenebrosa? —inquirió Harry sorprendido.

—No —contestó con aire aburrido —Mi padre no figuraba entre sus allegados por nuestro color de piel. Lucius Malfoy hacía mucho hincapié en que Draco no debía acercarse a mí.

Harry tomó la última galleta entre sus dedos. No le sorprendió ese detalle de los mortífagos así que dirigió la pregunta al detalle que no se le escapó.

—Pero… ¿hubieras querido ser un mortífago?

Zabini se tomó su tiempo para responder. El silencio cayó sobre ellos como una piedra. Era incómodo y Harry estaba arrepintiéndose de haber formulado esa pregunta.

Cuando el Slytherin finalmente contestó lo hizo mirando directamente a Harry a los ojos:

—Hubo un momento en que lo deseé; era un adolescente tonto y todos hablaban de ello. Parkinson, Crabbe, Goyle… todos amaban al señor tenebroso y me hacían saber que yo no podría llegar a ser como ellos. Pero a medida que pasaba el tiempo me di cuenta de lo mal que lo estaba pasando Draco. Jamás habría soportado la presión a la que estaba sujeto. Así que dejé de anhelar convertirme en uno de ellos.

Lanzó un suspiro después de su pequeño monólogo.

—Resultó ser la mejor decisión; mira dónde están todos: Parkinson huyó a Francia después de la guerra; Crabbe está muerto y Goyle pasará diez años en Azkaban. Mientras que yo he podido volver a Hogwarts sin una mancha en mi historial.

Harry contempló la realidad de varios Slytherin. Había podido testificar a favor de Draco y de Narcisa pero el Ministerio había sido muy duro con los Mortífagos y aquellos que se enfrentaron en la batalla de Hogwarts.

—Debió ser duro para ustedes perder a sus amigos… —comentó con sinceridad.

—Te equivocas —respondió Zabini —. Ninguno de ellos fue mi amigo o amigo de Draco. Él siempre tuvo envidia de tu amistad con Weasley y Granger.

Zabini sirvió las últimas tazas de té. Su actitud no había cambiado pero el ambiente se sentía mucho más reconfortante. Harry sentía que empezaba a entender a los Slytherin mejor.

—Pensé que Draco y yo comenzaríamos a tener una verdadera amistad ahora que las cosas son diferentes pero —prosiguió el chico negro —su obsesión por ti se intensificó. Al grado de que no quería volver a tener sexo conmigo.

Harry se sorprendió. ¿Malfoy de verdad lo deseaba tanto?

—Draco mostró su verdadera personalidad así que ahora no sé si de verdad conozco a ese chico rubio. La única personalidad que de verdad conozco es la parte pervertida y caliente con la que he estado pasando el rato. Cuidándolo.

Harry se sintió extrañamente aliviado. Si incluso Zabini, que había pasado seis largos años con él, sentía que no conocía a Draco, entonces él no estaba tan mal. Quizás podría conocer a Draco después de que todo eso pasara.

—Es un chico difícil de cuidar —susurró Harry sin pensarlo.

—Vaya que lo es. He hecho todo lo posible por mantener a varios Draco alejados. Pero siguen llegando a la sala común a hablar conmigo. Es por eso que sigo dando vueltas por todo el castillo.

Harry sonrió. Zabini de verdad se preocupaba por Malfoy; quizás no habría conocido mejor a Draco pero podía confiar en que estaría bien.

—Lo único que me preocupa es que la magia en Malfoy sigue disminuyendo —dijo Zabini con gravedad.

La tranquilidad de Harry se detuvo en seco. ¿Qué pasaría si la magia de Malfoy llegase a cero?

—¿Qué podemos hacer para evitarlo?

—Mientras no haya cura, la magia seguirá disminuyendo. No parece que el efecto de la poción vaya a detenerse pronto. Nosotros mantenemos nuestra magia comiendo, pero estoy seguro que hay partes de Draco que no han comido nada últimamente. Debemos asegurarnos que todos coman algo sin que se encuentren en el Gran Comedor.

Harry se quedó callado. Continuaba pensando en cada una de las partes de Draco y cómo las motas en el mapa del merodeador se volvían más claras.

Zabini exhaló profundamente.

—Bien, Potter. Quizás podamos mantener a Draco seguro si trabajamos en equipo.

El tono del Slytherin había cambiado al tono con el que inicialmente había empezado la conversación.

—Pero para trabajar en equipo debemos conocernos mejor, ¿no crees?

Zabini se levantó de su silla. Al fondo de la habitación apareció una gran cama con un dosel rojo. Harry se tensó. Sabía perfectamente que el Slytherin no se detendría. Lanzó su mano hacia su varita pero Zabini ya se hallaba frente a él deteniendo su cuerpo contra los brazos de la silla.

—He estado esperando el momento de poseerte, Potter.

La respiración de Harry se intensificó.

—Hablemos de tu tensión cuando te cuento lo que hacía con Draco. ¿Son celos? ¿O acaso piensas en el cuerpo de Malfoy? Quizás… —dijo haciendo una pequeña pausa— te imaginas mi miembro penetrando el culo de Draco.

Harry apretó su mano contra la varita. El aliento de Zabini se sentía cada vez más cerca. La imagen de Draco desnudo saltando sobre su regazo se intercalaba con la imagen de la boca del rubio alrededor del miembro de Zabini.

La excitación del Gryffindor iba en aumento. Zabini comenzó a besarlo. Instintivamente, Harry soltó la varita y pasó sus brazos por la cintura del chico frente a él, atrayéndolo a su cuerpo.

—Ya veo… —dijo Zabini rompiendo el beso — Entonces tu tensión venía de que también me deseas.

Harry no respondió. Su cabeza estaba llena de imágenes que mezclaban el delgado pero fibrado cuerpo de Draco, el musculoso cuerpo de Ron y el grueso miembro de Zabini. Escuchó la voz de Ron en su cabeza: "Nunca pensé que fuera tan placentero". Deseaba con suma intensidad poder corroborar lo que Ron le había dicho. ¿Deseaba que Malfoy fuera su primera vez?

Zabini lo tomó de la mano y lo dirigió con calma hacia la cama. Le observó desnudarse. El cuerpo de Zabini era fornido. No tenía los músculos que tenía Ron pero se veía bastante fuerte. Su erección aumentó cuando el Slytherin se quitó su pantalón, dejando ver un bóxer negro pegado. Harry pensó que el pequeño trasero de Draco y lo bien que se había sentido su calor alrededor de su miembro. Quizás Zabini querría dejarlo penetrarlo.

—Olvídalo, Potter —exclamó éste mientras se quitaba el bóxer —. No soy pasivo. Nunca nadie me ha penetrado y planeo que siga así.

Harry se mordió el labio. Su rostro siempre le traicionaba.

Zabini se recostó en la cama y lo miró sugerentemente.

—¿Acaso crees que podemos hacer esto si sigues vestido?

El Gryffindor comenzó a quitarse la camisa bien consciente de la mirada del chico. La ropa se deslizaba sobre su piel aumentando el erotismo que ya sentía en esa situación. El pantalón cayó junto a los calcetines mal emparejados que Dobby le había regalado la navidad de su quinto año. Fue consciente de su cuerpo y cruzó los brazos para tratar de cubrirse. Zabini se colocó de rodillas en la cama y estiró su brazo para pasarlo por su cintura.

El tacto suave de Zabini resbalaba suavemente por toda su piel provocando a momentos pequeños temblores en el cuerpo de Harry. Las manos del Slytherin, como las de Draco, eran frías y contrastaban con el cálido cuerpo de Harry.

Blaise lo acostó suavemente mientras lo besaba. Harry cerró los ojos, profundamente confundido por lo que estaba pasando. Deseaba concentrarse en el cuerpo caoba encima de él pero constantemente las imágenes de Draco y Ron pasaban por su cabeza.

La boca de Blaise sabía a las galletas que acababan de comer y su cuerpo olía a sándalo y madera húmeda. Harry cerró los ojos con fuerza pensando en la cadera de Draco y la cicatriz en su pierna. La erección del Slytherin se frotaba contra sus muslos mientras se besaban.

La habitación aumentaba la temperatura y las manos de Blaise se acercaban cada vez más al trasero del Gryffindor. Harry no tenía, ni por asomo, la redondez del trasero de Draco ni la firmeza de los glúteos trabajados de Ron, pero Ginny siempre comentaba lo bien que le quedaban los pantalones y en más de una ocasión había captado a las chicas observándolo mientras caminaba por los pasillos.

Harry se sentía preocupado, ¿sabría qué hacer?, ¿dolería?, ¿todo estaría "en orden" ahí abajo? Apretó los puños contra el pecho del Slytherin cuando sintió que las palmas del chico sobre él abrían sus nalgas. Zabini tomó la varita en una mesa que había aparecido mientras se desnudaban. Harry la reconoció inmediatamente como su varita de pluma de Fénix.

Zabini murmuró un hechizo y Harry sintió una frescura inusual en su entrada. Con las piernas abiertas y el chico negro contemplándolo como quien contempla un manjar, Harry se sintió extrañamente excitado. El Slytherin sobaba su miembro con su mano izquierda mientras en la otra sostenía la varita de Harry.

—¿Eres virgen, Potter? —inquirió con una voz cargada de lujuria.

Harry asintió mientras mordía sus labios. Las palabras de Ron resonaban de nuevo en su cabeza: "Nunca creí que fuera tan placentero". Cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás en espera de sentir el enorme miembro de Zabini entrar en él.

Sin embargo, Harry sintió algo mucho más delgado pero no menos firme. Miró con inseguridad y contempló a Zabini insertando sus dedos índice y medio dentro de él.

—Debo prepararte bien —explicó el chico— o podría lastimarte. Soy un poco más grande que el promedio.

Harry se sintió un poco acomplejado. Su miembro no era, ni por asomo, cercano al tamaño de Zabini. Tampoco tenía el tamaño de Ron que era un poco más corto que el del chico negro, pero también más grueso.

Los dedos de Zabini entraban y salían de Harry cada vez más veloz y profundamente. El chico castaño apretaba con los puños el edredón de la cama sintiendo mucho dolor. Sin embargo, podía reconocer en medio de la presión una sensación de placer que lo hizo empezar a gemir.

Zabini insertaba ya tres dedos dentro de él. Harry se preguntaba cuándo estaría listo. Al mismo tiempo pensó en Draco-inseguro. Él no lo había preparado el día anterior. ¿Le habría dolido? ¿Sería ésa la razón por la cual se habría ido tan estrepitosamente?

—Draco… —suspiró Harry entre jadeos.

La mano de Zabini se detuvo en ese momento. Harry abrió los ojos y lo contempló. La mirada del Slytherin mostraba una profunda reflexión.

Súbitamente, Blaise se levantó de la cama y comenzó a vestirse. Confundido, Harry se mantuvo acostado. Estaba con las piernas abiertas y una sensación de profunda calidez en su culo.

—¿Qué ocurre? —inquirió un poco exasperado.

Zabini le dirigió una mirada mientras se abrochaba la camisa.

—No deberías perder tu virginidad conmigo, Potter —explicó —; estás demasiado enamorado de Draco.

Harry sintió su cuerpo sonrojarse por completo. Le era imposible articular cualquier palabra. Estaba totalmente desnudo y Zabini parecía haberle escaneado el alma desde el culo.

—¿Lo ves? Ni siquiera puedes negarlo. Draco te tiene estúpido. Eso lo hará feliz —exclamó el Slytherin mientras cerraba su pantalón.

El héroe del mundo mágico se encontraba anclado a la cama. Le era imposible mover un músculo. Había tenido la oportunidad de que un chico apuesto y experimentado le enseñara el placer del sexo anal y lo había arruinado pensando en Draco. ¿Qué demonios le había hecho el Slytherin?

—No te preocupes, Potter; aún no quito el dedo del renglón —dijo Blaise mientras se dirigía a la puerta —; tu culo será mío, pero debes hacerlo primero con Draco—. Harry suspiró—. Te estoy dando una oportunidad única en la vida; no todos tenemos la oportunidad de que nuestra primera vez sea con quien amamos. —Lo miró fíjamente antes de salir del cuarto de los menesteres y añadió—: No la desperdicies.

Harry se quedó estupefacto. ¿Amor? ¿Quién había hablado de amor? Amor era lo que había sentido por Ginny. ¿Estaba sintiendo amor por Draco? Imposible; era deseo. Era su estúpido complejo de héroe que lo estaba obligando a cuidar del estúpido rubio. Cerró los ojos y se mantuvo desnudo encima de la cama.

—Debe ser mi cumpleaños —escuchó la voz de Malfoy desde la puerta —; no sé si te lo han dicho, Potter, pero tus piernas son de infarto. Se verían muy bien en mis hombros.

Harry abrió los ojos y se levantó de la cama, quedando totalmente expuesto ante Malfoy. ¿Cuál de todas las partes lo había encontrado?

La nariz de Draco se arrugó en una mueca que le quitaba una buena parte de su atractivo.

—Huele a sexo, Potter —chilló furioso.

Harry se encontraba tapando sus partes con sus manos. Observó que su ropa se encontraba bien lejos de él y su varita todavía reposaba en la mesa junto a la cama, donde la había dejado Blaise. Se levantó de la cama con cautela y dio unos pasos en pos de su varita.

—Vi al puto Zabini caminando por el pasillo, Potter —la furia en la voz de Draco aumentaba a cada minuto y logró detenerlo totalmente. —Te acostaste con él—acusó.

Harry se encontraba estupefacto tratando de encontrar una salida a ese predicamento. Su cerebro trataba por todos los medios de hallar una forma de no enfrentarse a este Draco de manera física.

El movimiento de la varita de Malfoy fue veloz y Harry no tuvo tiempo de moverse. Las cuerdas que le ataron combinado con la fuerza del hechizo lo lanzaron de nuevo hacia la cama con un sonoro golpe. El Gryffindor emitió un gemido cuando sintió las cuerdas apretar su cuerpo.

Draco caminó tranquilamente hacia la mesa donde se encontraba la varita de Harry y la inspeccionó.

—¿Qué secretos esconderá esta varita, Potter?

—Déjame ir, Malfoy, son cosas que no te incumben.

—En eso te equivocas, Potter. TODO lo que te involucra me incumbe—replicó el rubio juntando ambas varitas. —Priori incantato —exclamó con voz firme.

Harry trataba de desatar sus manos que habían quedado frente a él; las cuerdas mágicas le cerraban las piernas a la altura de las rodillas por lo que no podía levantarse. Una cuerda más daba varias vueltas a su cuerpo; mantenía sus codos pegados al torso y, al mismo tiempo, apretaba su trasero y su miembro, que seguía ligeramente erecto. Al escuchar el hechizo de Malfoy, Harry abrió los ojos totalmente sorprendido. Ahí frente a él apareció la magia que Draco-inseguro y Zabini habían hecho con su varita.

—Hechizo lubricante… —sentenció Malfoy con un siseo. —Y fueron varios… Alguien ha estado dándole a otros lo que me corresponde.

Con un movimiento de varita, Draco volteó con su magia a Harry.

—¿Zabini lo hizo bien? —cuestionó fríamente. —Sé que es un poco bruto —continuó mientras se acercaba lentamente. —Este cuerpo que tienes debería ser tratado por un verdadero caballero.

Las manos de Draco contra la piel de Harry enviaron un escalofrío por el Gryffindor que aún intentaba soltarse de sus ataduras. El Slytherin masajeaba sus piernas suavemente pero el chico dorado seguía forcejeando con las ataduras en sus muñecas.

—Estás demasiado inquieto, Potter —dijo tomando su varita—, debo hacer algo al respecto.

La magia de Malfoy apretó las ataduras de Harry apretando aún más sus glúteos y su miembro por lo que el Gryffindor gimió visiblemente.

Malfoy se colocó encima de él y comenzó a besarle la espalda.

—Esos gemidos son tan eróticos… —susurró mientras mordía el glúteo derecho.

—Malfoy… Eh… ¡Espera! —susurró Harry desesperado. —No hice nada con Zabini.

—No me mientas, Potter —respondió el aludido mientras lo penetraba con un dedo—, Blaise puede llegar a ser muy persuasivo.

Harry jadeaba de dolor, de placer y desesperación por no poder moverse.

—No, Malfoy, yo… —Harry soltó un gemido cuando sintió un segundo dedo entrar en él —No...

—¿Qué me quieres decir, Potter? —cuestionó mientras metía un tercer dedo —¿Que Zabini fue pasivo contigo? —soltó una carcajada gélida—. Blaise jamás ha sido pasivo y jamás lo será.

La mente de Harry trataba de trabajar a mil por hora, pero entre el dolor que las cuerdas le causaban y el placer que sentía por la mano de Malfoy era imposible que articulara pensamientos coherentes.

—No, Malfoy, estaba aquí sólo… —dijo por fin mientras mordía el edredón de la cama.

—¿Y qué estabas haciendo después de tantos hechizos lubricantes, Harry?

El tono dulzón que había empleado provocó una sacudida violenta del chico de cabello negro, a medio camino entre la excitación y la furia.

—¿Estabas jugando con tu cuerpo? ¿Explorándote? —inquirió con un tono burlón.

Harry ya tenía cuatro dedos dentro de él y el dolor le parecía insoportable así que sólo atinó a asentir con la cabeza.

—¿Pensabas en alguien en particular? —soltó Draco con sobrada melaza en las palabras mientras con la mano libre asestaba un manazo sobre la nalga de Harry. El chico atado soltó un grito bastante más alto que todo lo anterior.

—Silencio, Potter —lo calló Malfoy mientras tomaba su varita de nuevo— No podemos arriesgarnos a que alguien se entere de esto, ¿verdad?

La mordaza que apareció en la boca de Harry lo tomó por sorpresa; sin embargo, de inmediato comenzó a morderla tal como había hecho con el edredón anteriormente.

—¿Pensabas en Blaise, Potter? —preguntó al tiempo que lanzaba otro golpe sobre los glúteos de Harry. Ante su negativa, continuó preguntando y golpeando—: ¿Quizás en Weasley?... No… ¿Longbottom, quizás?... ¿Tampoco? ¿Finnigan y Thomas? ¿Los dos al mismo tiempo? ¿Quizás algún Ravenclaw o un triste Hufflepuff?... ¿Qué me dices de McMillan? Se ha puesto bueno durante el verano. ¿Quizás Nott? —prosiguió intercalando las preguntas con manazos.

Harry sudaba y las muñecas le ardían. Sin embargo, seguía extremadamente excitado sintiendo el control que tenía Draco sobre él. El dolor de los dedos dentro de él había disminuido y ya sólo sentía una ligera incomodidad.

—Quizás… —prosiguió el torturador— pensabas… ¿en mí?

Harry asintió con violencia esperando así calmar a Malfoy.

—¡Qué hermoso! Potter finalmente entendió que soy el único que puede tocarlo. Dime, Potter, ¿acaso eres virgen?

Harry se tensó y sintió el color desaparecer de su rostro.

—Tomaré eso como un "sí".

La sensación de vacío que acompañó la desaparición de la mano de Draco lo hizo suspirar. Comenzó a relajarse cuando sintió nuevamente a Malfoy encima de él.

—No sabes cuánto tiempo he deseado esto… —susurró el chico rubio.

Harry apretó su cuerpo en espera de la penetración; pero en vez de eso sólo sintió el miembro de Draco entre sus nalgas.

—Por muy excitante que sea esto —dijo el chico— no quiero que esto suceda si no estás de acuerdo.

Después de esto, Harry sintió la mordaza desaparecer de su boca.

—Está bien si no deseas esto, Potter—dijo suavemente.

Harry consideró detenerlo; no deseaba pasar de nuevo por la culpa que sintió después de su encuentro con Draco-inseguro. "No debo aprovecharme de Malfoy si está bajo los efectos de la magia" pensó con firmeza, "pero… ¿quién se está aprovechando de quién? ¿Quién es el que está atado?" se oyó una voz muy parecida a Blaise dentro de su cabeza.

—Quiero que hagas esto, Malfoy… —se oyó decir con voz rasposa —. Quiero que seas… el… el primero…

"Y el único" pensó para sí mismo.

—Te soltaré, Potter— exclamó el Slytherin mientras tomaba su varita.

Harry negó fuertemente.

—Ponme la mordaza de nuevo, por favor —imploró sintiendo la lujuria apoderarse de él.

Con un bufido de placer, Draco lanzó el hechizo mordaza y Harry levantó la cadera, ahora mucho más relajado y confiado en la experiencia de Draco. Malfoy entró suavemente en el cuerpo de Harry con un gemido suave y prolongado. Cuando sintió al moreno debajo de él disminuir la tensión total de su cuerpo comenzó a moverse.

Harry se sentía en el cielo; no había ni un rasgo del dolor que había sentido con la mano de Draco o con la de Blaise así que comenzó a apretar un poco los músculos de su esfínter, logrando así que Malfoy gimiera más fuerte.

La mano de Draco se mantenía firme tomando su cadera mientras la otra mantenía el equilibrio en la cama. Harry lo estaba disfrutando más de lo que había imaginado.

Cuando finalmente Draco terminó con un par de bufidos dentro de Harry, deshizo el encantamiento mordaza e intentó dirigir su mano hacia el miembro aún erecto de Harry, pero éste lo detuvo.

—Es más excitante si me encargo después —explicó ante la mirada confundida de Draco.

La tranquilidad que sobrevino mientras Draco deshacía las ataduras de Harry. Por un momento, el moreno se olvidó de todo lo que ocurría a su alrededor y saboreó el momento y lo que significaba: un acercamiento más profundo hacia Draco.

De repente se encontró fantaseando con una vida junto al rubio; dormir juntos, despertar, reír y tomar un desayuno después-

Un pensamiento se apoderó de Harry. ¿Habría comido ya esta versión de Malfoy? Mejor asegurarse de que su magia se mantuviera constante.

—¿Quieres unas galletas? —preguntó tímidamente deseando no romper el momento.

Malfoy abrió los ojos sorprendido pero volteó hacia la mesa donde descansaba la tetera vacía, las galletas y un par de tazas.

—¿Por qué hay dos tazas? —preguntó a su vez el Slytherin entrecerrando los ojos.

Harry se paralizó. Había dicho que estaba solo. Su mente elaboraba excusas, a cual más estúpida que la anterior.

—Potter… Estabas aquí—exclamó —en una cita. ¿Con Zabini?

La boca del Gryffindor estaba seca; se debatía entre contestar con la verdad, decir una de las mil mentiras increíbles que le habían pasado por la cabeza o ignorar todo e insistir en que comiese algo.

—Malfoy, por favor, come algo antes de que continuemos con esto—suplicó al final.

—Continuar ¿con qué, exactamente? —reclamó enfureciendo cada vez más—¿Continuamos con tus mentiras? ¿Ibas a entregarte a Blaise pero él no quiso así que tuviste que conformarte conmigo?

—Toma una galleta y te expli-

—¡Al carajo tus malditas galletas! —gritó el Slytherin mientras se vestía—. Te lo recordaré de nuevo, Potter: ERES MÍO Y NO DEJARÉ QUE NADIE SE TE ACERQUE.

Harry, a su vez, comenzó a vestirse sin saber bien qué esperar después de lo que había ocurrido. Con pasos agigantados, Draco-celoso se dirigió hacia la puerta.

—Si vuelvo a enterarme que estás con alguien que no sea yo, lo pagarás caro, Potter.

Con una última mirada que remarcaba su orgullo herido, Malfoy salió de la sala de los menesteres.

Y Harry quedó sintiéndose aún peor de lo que se había sentido el día anterior con Draco-inseguro.