La suma de todas sus partes

Teoría mágica. Smart!Draco.

Volver a la sala común de Gryffindor después de haber sido penetrado no fue la experiencia más cómoda del mundo. Sin embargo, el corazón de Harry dolía más de lo que podía dolerle cualquier parte del cuerpo. La sensación de abandono luego de que Draco-celoso lo dejara en el cuarto de los menesteres se había convertido en un vacío en el estómago y amenazaba con obligarle a llorar en cualquier momento.

Los largos pasillos de Hogwarts estaban silenciosos. Era normal, ya era bastante tarde en un día de escuela. Los pasos aletargados de Harry resonaban con una fuerza inusual.

—¿Potter?

La voz suave de Draco Malfoy detuvo por completo a Harry. Las lágrimas amenazaban con fluir sin control. El Gryffindor estaba seguro de que su corazón palpitando se oía tan fuerte como se había escuchado su andar por los desiertos pasillos hacia la sala común.

El Slytherin se acercó rápidamente a Harry sin algún reparo.

—Perdona la interrupción, Potter —comenzó el chico de ojos grises—. He estado buscándote, ¿podríamos hablar?

Harry seguía impresionado por la presencia del chico. Por enésima ocasión esa semana, se encontraba con mil preguntas agolpándose en su cerebro: ¿cuál era este Draco?, ¿cómo debía comportarse?, ¿debería pedirle explicaciones?, ¿habría comido ya?...

—¿Potter? —inquirió Draco cuando Harry no respondió —. ¿Te encuentras bien?

Harry asintió.

—¿Qué deseas, Malfoy? —respondió finalmente.

Por toda respuesta, el Slytherin comenzó a caminar en la misma dirección hacia donde se estaba dirigiendo Harry.

—Sólo me gustaría preguntarte algunas cosas, si no te molesta.

Harry comenzó a caminar junto a él con una sensación de incertidumbre que no terminaba de gustarle.

—Ajá… —musitó tratando de mantenerse lo más neutral posible.

—Sé que no somos precisamente amigos, Potter —comenzó—, así que si no te sientes a gusto con esta conversación sólo dilo, por favor.

Harry continuaba caminando a su lado. Sus pasos se acompasaron rápidamente, quizás inconscientemente. El eco de sus pasos parecía indicar que sólo caminaba por ese pasillo una persona.

—Se cuenta en los pasillos de nuestro Hogwarts que tu relación con Ginny Weasley ha terminado.

Harry notó que la voz de Draco se mantenía tranquila aunque sus puños se apretaban ligeramente y sus dedos se notaban ligeramente nerviosos. No sabía bien si ya había hablado con esta parte de Malfoy así que su respuesta, nuevamente, fue lo más neutral posible:

—Es difícil ocultar la verdad en esta escuela —comentó.

El cuadro de la señora Gorda se encontraba al final del pasillo por el que caminaban. Harry estaba seguro que tendría que despedirse de Draco nuevamente. El recuerdo doloroso de Draco-celoso gritándole en el cuarto de los menesteres y la tristeza que había sentido cuando Draco-inseguro lo había abandonado en esa aula polvorienta se mezclaban desigualmente con la sensación de tranquilidad que le contagiaba esta parte de Malfoy.

—También se cuenta —prosiguió el rubio— que has comenzado una relación con Ron Weasley.

El rubor aumentó en las mejillas de Harry ante esa declaración.

—¡NO! —respondió con un ligero exceso de emoción —. Es decir… No, Ron y yo sólo somos amigos.

—Oh, lo siento. No pensé que fuera un tema delicado— se disculpó.

—No es delicado, es sólo que… —Harry se detuvo. ¿Por qué le estaba dando explicaciones a este Malfoy? ¿Acaso era por lo amable que se comportaba con él?

—Está bien —dijo al escuchar a Harry detenerse —. No tienes que explicarme nada. Como dije, sé que no somos amigos.

Harry suspiró audiblemente y se detuvo a unos metros del retrato de la señora Gorda.

—No puedes pasar a la sala común de Gryffindor —explicó Harry cuando Malfoy se detuvo junto a él expectante.

—Oh, claro, no era mi intención.

—¿Hay algo más que quieras decirme, Malfoy?

El corazón de Harry se sentía confundido. Deseaba abrazarlo y besarlo, decirle que todo iba a estar bien y llevarlo a comer un banquete para evitar que su magia desapareciera. Pero sabía perfectamente que debía controlarse. La situación del Slytherin no era la adecuada y no era correcto aprovecharse de ello.

—De hecho, sí —dijo Draco con aplomo —. ¿Te gustaría ir a Hogsmeade conmigo?

De todas las preguntas que cualquiera de las partes de Malfoy le hubiera hecho, ninguna hubiera sido tan sorprendente para Harry como ésa. Ni siquiera las intenciones de Draco-lujurioso o las sesiones de sexo con Draco-celoso o Draco-inseguro lo habían tomado tan fuera de guardia como lo estaba haciendo esta parte de Malfoy.

—No tienes que contestarme ahora —continuó con la mirada fija en Harry—. Sólo quiero que sepas mis intenciones.

Draco tomó la mano de Harry y la apretó.

—Me gustaría llegar a conocerte de una forma más íntima, Potter.

La boca de Harry estaba seca. Las lágrimas que amenazaban con salir desde que salió de la sala de los menesteres apretaban sus ojos y lo obligaban a parpadear con más frecuencia. Sus manos empezaron a temblar y sus piernas se negaban a responder.

—Sé que es sorpresivo. Estos días han sido muy extraños para mí —continuó el Slytherin—; lo único que tengo claro es que quiero salir contigo y saber si podemos llegar a ser pareja. ¡Vaya! —suspiró—, ¡ni siquiera tengo idea si te atraen los chicos!

Harry continuaba sorprendido. Sabía perfectamente que debía responder pero al mismo tiempo sabía que éste no era el verdadero Draco sino sólo una parte de él. ¿Todas las partes de Draco estaban seguras de salir con él? Sabía que, por lo menos, Draco-inseguro, Draco-celoso y Draco-enojado deseaban algo con él. Draco-lujurioso también, sin duda, aunque quizás eso sólo fuera porque no podía controlar sus impulsos sexuales. Pero, ¿y el resto de las partes de Draco? Ninguna parecía particularmente interesada en él.

—Estás sorprendido, Potter —dijo después de unos segundos de silencio —. No te culpo. Sólo quisiera saber si tengo la oportunidad de conocerte más. Quizás esto no nos lleve a ningún lado, pero… —un nuevo suspiro— es que me gustas desde hace tiempo.

Harry seguía peleando contra su mente. Sabía que debía responder pero no estaba seguro de qué podría decir que fuera lo suficientemente neutral para Draco.

—Sí… —respondió al final—. También… eh… también me gustaría… llegar a conocerte más —titubeó.

La sonrisa de Draco Malfoy iluminó el oscuro pasillo.

—¡Genial! —exclamó— ¿Te mando una lechuza para saber sobre esa salida a Hogsmeade? —Harry asintió—. O quizás podríamos hablarlo en los pasillos antes de entrar a clase. —Un nuevo movimiento de cabeza—. ¿Sabes?...

Harry se obligó a mirarlo a los ojos al escuchar esa pregunta.

—Me has hecho muy feliz hoy… Harry.

El Gryffindor sintió sus piernas volverse de hule; toda la confusión, el dolor y la sensación de vacío se disiparon por completo. Draco se inclinó un poco y le dio un suave beso en la mejilla.

—Espero verte mañana.

Con paso firme y veloz, Draco Malfoy desapareció en el pasillo.


La mañana del miércoles encontró a Harry despierto desde temprano. Estaba decidido a seguir evitando a Ron, aún más ahora que Draco Malfoy le había hablado abiertamente de su intención de salir con él.

Al menos… una parte de Draco Malfoy.

"El día de hoy, Harry Potter", se dijo a sí mismo con una voz extrañamente parecida a la de Hermione, "te quedarás en la biblioteca todo el día y encontrarás una solución al problema de Malfoy".

Hermione se sintió extasiada cuando, durante la clase de Transformaciones, Harry expresó su intención de acompañarla a la biblioteca.

—Definitivamente te hace falta estudiar más— comentó—, ¡no hay mejor lugar para mejorar las calificaciones que la biblioteca!

A pesar de sus intentos de evadir a Ron, éste lo seguía cuidadosamente a todos lados. Ni siquiera su probado método para evadir a las chicas embobadas por su fama le servía pues Ron podía entrar al baño. Y el terror de encontrarse a solas con el pelirrojo en un espacio como los baños de Hogwarts lo perseguía.

Por la tarde, al encontrarse en el Gran Comedor antes de partir a la biblioteca, Harry sintió la mano de Ron acariciando su muslo por debajo de la mesa.

—¡Harry! —le gritó Ginny al otro lado de él—. ¿Vienes unos minutos? Quiero que me des tu opinión sobre la estrategia en el próximo partido.

Ron intentó entrometerse descaradamente:

—¿Quieres que vaya yo también? ¿Es la estrategia que hablamos el viernes pasado?

—Oh, no te preocupes, hermanito. Sólo necesito su opinión acerca del movimiento del rastreador.

Con una mirada significativa, Ginny exigía en silencio a Harry que la acompañara.

—Claro —respondió el chico con alegría, deseando evitar a Ron a toda costa.

Los murmullos a lo largo del Gran Comedor no se hicieron esperar. Había muchas personas que esperaban que Harry y Ginny, los dos grandes héroes, continuaran con su relación. Había otros, por supuesto, que deseaban que alguno de los dos siguiera disponible. Pero al Gryffindor nada de eso le importaba. Tenía una meta en la cabeza: AYUDAR A DRACO MALFOY.

Caminaron en silencio por el pasillo hacia las puertas principales. Ginny estaba profundamente tranquila, pero cuando empezó a hablar le pareció que había guardado sus opiniones por demasiado tiempo.

—¿Me puedes explicar qué es lo que sucede con Ron?

—¿Eh?...

—No me vengas con tu acto de despistado, Harry James Potter. Ron ha pasado los últimos días embobado contigo.

—No tengo idea de qué sucede con él…

La mirada penetrante de Ginny bastaría para demoler la confianza del mismísimo Lord Voldemort. Sin embargo, Harry ya se había acostumbrado a ella después de su relación.

—¡Es verdad, Ginny! No tengo idea de qué le pasa.

—Ya —respondió ella—, y seguramente no tienes idea de que quiere llevarte a la cama.

Harry estaba seguro que jamás en su vida había usado tanto la sangre en su rostro como en los últimos días. ¿Por qué a todo el mundo se le antojaba discutir su vida amorosa y sexual?

"Quizás sea porque Ginny es tu ex, Hermione es tu mejor amiga y Ron, Zabini y Malfoy son parte de tu vida sexual".

—Bueno… Eso es algo… —¿Cómo demonios se supone que uno hable con su ex cuando hay toda esa tensión con el hermano de esa misma ex?

—Harry…— La mirada de Ginny se suavizó—. ¿Qué es lo que sientes por mi hermano?

Harry se mordió el labio. Era una pregunta que había estado evitando desde que Ron lo besó frente a la oficina de McGonagall, la tarde en que había tenido sexo con Draco-inseguro.

—No lo sé… —admitió finalmente. Una pequeña lágrima se formó en su ojo derecho. Inhaló profundamente para evitar que saliera. Era como si esa pregunta hubiera desembotellado toda la carga emocional que tenía.

—Quizás con otra pregunta más sencilla: ¿te sientes atraído por Ron?

Harry volvió a inhalar con fuerza. Definitivamente eso era algo que podía responder. Pensó en los ojos azules de Ron, en sus fuertes brazos, su espalda ancha y sus labios imposiblemente carnosos. Recordó haber sentido la piel pecosa contra la suya y haber desenmarañado ese cabello antes. De repente recordó la fiereza de los besos de Ginny y la pasión que habían tenido la primera vez que habían ido a la cama, un mes después de la batalla de Hogwarts.

Sí, definitivamente Harry tenía algo por los pelirrojos.

—Sí, me siento atraído por él.

Ginny apretó los puños. Era evidente que no esperaba esa respuesta.

—Necesito saber, Harry —prosiguió como tratando de mantener la calma—, si estuviste conmigo por mí, o porque eres gay y amas a mi hermano.

—¡No soy gay! —exclamó con demasiado entusiasmo.

"Sí, claro" se oyó la voz de Blaise en su cabeza, "seguramente te acostaste con Draco porque le tienes simpatía". Harry agitó la cabeza bien consciente de que Ginny se mantenía en un silencio tenso. "¿No será que siempre has deseado sentir lo que estos tres chicos te hacen sentir?" terció la analítica voz parecida a Hermione. "¿Recuerdas que dejaste que Colin te hiciera sexo oral?" volvió la voz de Blaise al ataque. "PERO ESTABA EBRIO" respondió su propia voz, "la fiesta se salió de control; yo estaba en el baño y ÉL fue quien se lanzó contra mí".

—Pero te sientes atraído por Ron… —exclamó finalmente Ginny.

"Y también disfrutaste a Colin; y no tuviste sexo con él porque tuviste MIEDO"; la voz de Zabini comenzaba a transformarse en un siseo parecido a la voz de Voldemort.

—Pero siempre me sentí atraído a ti, Ginny; todo el tiempo que estuvimos juntos me fascinaba la voz de Ginny, los besos de Ginny y el cuerpo de Ginny. No tenía nada que ver con Ron.

Ginny tomó su mano. Temblaba. Era difícil para Harry pensar que le estaba haciendo daño sin desearlo.

"Para dejar de hacerle daño a ella", se oyó de nuevo la voz analítica, "sería bueno que dejaras de mentirte a ti mismo".

—¡No estoy mintiendo! —gritó apretando la mano de Ginny—. Incluso si siento atracción por Ron, o tengo sexo con Zabini o empiezo a amar a Draco; lo que siento por Ginny fue REAL, la amé; y la deseé con todas mis fuerzas…

Harry de pronto se dio cuenta que ya no hablaba consigo mismo sino que había soltado todo eso frente a su exnovia quien lo miraba con ojos desorbitados.

—Yo… eh...

—¿Demasiadas voces en tu cabeza? —susurró ella soltando su mano —. Me ha pasado también. Mucho más en los últimos días.

Harry se encontraba totalmente furioso consigo mismo. ¡¿Cómo había permitido que pasara eso?! ¿Acaso no era consciente de que estaba lastimando a Ginny?

—¿Sexo con Zabini? —prosiguió ella como si preguntara sobre el clima—. Eso es algo que no esperaba escuchar hoy.

Harry se sonrojó en un nuevo récord de la semana.

—No, no ha pasado nada por el estilo…

—Pero lo deseas… y también amas a Malfoy.

El sonrojo de Harry se convirtió en palidez casi de inmediato. ¿Qué decía Ginny sobre amar a quién?

—Y por lo que veo también me amaste a mí.

—Y te sigo amando, Ginny —logró articular el chico—. Sólo que no es del mismo modo que antes.

—Lo entiendo perfectamente, Harry —sonrió la chica con una lágrima cayendo por su mejilla—. Yo tampoco siento que te ame de la misma manera que antes.

Un silencio cayó sobre ellos. Harry estaba sintiendo el peso de todo lo que había dicho.

—Así que… bisexual, ¿no? —continuó Ginny.

—¿Qu- qué? —exclamó.

—Bisexual. Sientes atracción por chicos y chicas —explicó calmadamente la chica pelirroja.

Harry lo sopesó. Las voces en su cabeza estaban de acuerdo con esa descripción. Ginny había sido una experiencia fabulosa; su cuerpo, su sensualidad y la sensación de estar dentro de ella habían sido fascinantes; y todavía podía darse cuenta de que su mirada seguía a Padma Patil o a otras chicas de sexto y séptimo, en especial a algunas Ravenclaw que habían dejado claras sus intenciones de tener sexo con él ahora que estaba soltero.

Pero también deseaba profundamente a Draco. Y sentía curiosidad por tener sexo con Ron y con Zabini; aunque se daba cuenta que lo que sentía por ellos no era tan fuerte como lo que sentía por Draco. Cuando exploraba esos sentimientos se encontraba comparándolo con lo que sentía con Ginny y no con los sentimientos por Ron o Zabini.

—Supongo que sí, soy bisexual —dijo al fin.

De nueva cuenta el silencio arremetió como sincronizandose con la caída de la noche en los terrenos de Hogwarts.

—No amo a Ron, Ginny —dijo de repente Harry.

Ginny lo miró sin emoción, como animándolo a seguir.

—Es decir… Creo que tiene un cuerpo fabuloso y que sí me gustaría tener sexo con él, pero… No me visualizo con él en una relación. Por eso lo que hace me confunde. No sé si desea mi cuerpo o… o algo más.

Ginny suspiró.

—No deberías preocuparte —dijo—; él sigue amando a Hermione.

Harry se sorprendió y ahogó una exclamación.

—¿Cómo lo sabes?

¿Entonces qué era todo eso que estaba pasando con él en los últimos días?

Ginny rió suavemente.

—Es un hombre —dijo con un tono de obviedad que Harry encontró ligeramente irritante—. Charlie y yo hemos hablado con él y luego hemos hablado entre nosotros. Lo que nos ha dicho nos deja claro que ama a Hermione pero quiere… Experimentar.

Harry ladeó la cabeza. Seguía sin comprender. Ginny miró su cara de confusión y formó una mueca con la boca.

—Ay, espero que Malfoy tenga más paciencia que yo… —dijo lanzando sus manos al aire en señal de exasperación—. Ron también asumió que es bisexual, Harry. Pero él se encuentra bastante más confundido que tú en cuanto a sus sentimientos.

Harry aún ni siquiera comenzaba a armar el rompecabezas pero asintió suavemente como si lo entendiese.

—Verás… luego de haber tenido ese encuentro con el chico anónimo, —prosiguió la chica, Harry se mordió la lengua porque se dio cuenta que Ron no había sido completamente sincero con ella—, descubrió que quería tener sexo todos los días. Es algo de los hombres Weasley, según dice Charlie —explicó en un tono confidente—; pero con Hermione siempre ocupada con lo de sus padres y la escuela no encontraba la forma de liberarse de ese deseo.

Harry recordó el ruido mortal que hacía Ron al masturbarse por las mañanas y por las noches; y, al mismo tiempo, se encontró un poco excitado pensando en la energía sexual de Ron.

—Pero Ron sería incapaz de ser infiel a Hermione así que por eso se encontraba frustrado y enojado todo el tiempo. Al final, cuando decidieron terminar, Ron lo vio como la oportunidad de explorar esa atracción que siente por los chicos.

El suspiro de Ginny se oyó potenciado en el ocaso de Hogwarts. Parecía que se había guardado esa información demasiado tiempo.

—Ya se ha llevado al menos a cuatro chicos a la cama, Harry—sentenció con firmeza—; pero, por lo que me ha dicho, no hay ningún sentimiento involucrado. Es sólo sexo.

La erección de Harry se alertó al imaginarse a Ron con otros chicos. No eran celos; era simplemente la excitación de pensar en su viril amigo cubierto de sudor sobre el cuerpo de otro chico. Se acomodó en el pasto donde se encontraban para asegurarse que no se notara su erección.

—Pero sigue preguntando por Hermione, ¿sabes? —dijo la chica pelirroja—; sigue mirándola con ojos de ternura y le duele no estar junto a Hermione. En el fondo la sigue amando. Estos episodios son sólo para ventilar sus ganas.

Ginny se calló. Harry comenzó a pensar en Hermione; la forma en que lo había mirado, con ese profundo dolor, cuando ella estaba segura de que Ron amaba a Harry. ¿Podría tener sexo con Ron sólo como amigos? ¿Podría luego ver a la cara a Hermione? ¿Qué sentiría Draco si se enterara? ¿Podría ser que convenciera a Draco de hacer un trío con Ron? ¿Qué pensaría Ron de una propuesta así? ¿Y qué tal con Zabini?

"Soy hombre," se dijo a sí mismo mientras se daba un golpe mental por pasar de los sentimientos de Hermione a su propia calentura, "así que parece que sólo pienso en sexo".

Ginny comenzó a hablar acerca de las clases así que Harry asumió que daban por terminadas las charlas profundas.

"Al final," pensó "sólo es algo casual entre amigos, ¿no? No es como si me quisiera casar con Ron".

"Pero sí con Draco" le recordó la analítica voz parecida a Hermione de nuevo.


Al regresar al castillo, Harry se obligó a ir a la biblioteca. Se recordó a sí mismo que era imperioso encontrar la solución al problema de Draco. No era tan tarde, así que quizás todavía encontraría a Hermione y ella le ayudaría a resolver el problema.

Inusitadamente positivo, el Gryffindor cavilaba sobre lo que había hablado con Ginny. Ahora podía decir que era bisexual, que había amado mucho a Ginny y que se encontraba profundamente enamorado de Draco. Pero también se encontraba fascinado por la posibilidad de tener sexo con Ron y con Zabini. Todavía estaba confundido acerca de cómo iba a afectar su relación con Hermione si alguna vez tenía sexo con Ron, pero decidió que ese problema lo dejaría si es que ocurría algo con el pelirrojo y no hacerse demasiados líos con algo que podía pasar o no.

Entrar a la biblioteca de Hogwarts nunca dejaría de ser para Harry algo fascinante. A pesar de haber pasado varios años revisando sus contenidos, estaba seguro que nunca se acostumbraría a la sensación de pequeñez que le invadía cuando contemplaba los enormes libreros con tomos antiguos o las largas mesas con inscripciones de antiguos estudiantes que buscaban quedar en la posteridad con mensajes tontos.

Decidió no buscar de inmediato a Hermione pues aún sentía algo de culpa por pensar en Ron sexualmente así que fue a deambular en la sección de accidentes mágicos.

El profesor Flitwick corría, con una bandeja de plata vacía en mano, de prisa por ese mismo pasillo. Al pasar junto a él, lanzó una pequeña exclamación y le saludó con un movimiento rápido de cabeza. Antes de que Harry pudiera hacerle alguna pregunta, el pequeño brujo había desaparecido.

Harry recordó que la profesora McGonagall les había hablado acerca de los esfuerzos de los maestros de Hogwarts por esconder a Draco Malfoy así que decidió sacar su mapa del merodeador.

Con un salto en su corazón, Harry descubrió una letra M seguida por una A que se encontraban al final de ese mismo pasillo. En definitiva Draco-intelectual estaba en la biblioteca y el profesor Flitwick había hecho el rondín para llevarle comida.

"Qué conveniente," ronroneó su voz lujuriosa que sonaba como Zabini, "¿qué tal si lo sorprendemos un poco?". Harry sacudió la cabeza con fuerza. ¿Acaso pensaba acostarse con todas las partes de Draco Malfoy? "No, no," terció la voz analítica, "será una prueba; tenemos que asegurarnos que todas las partes de Malfoy nos quieran. Sólo hablaremos con él".

Harry respiró profundo. ¿Qué era lo que le diría a este Draco?

—¿Dra- Malfoy?— le llamó cuando estuvo seguro que estaba exactamente junto a él.

Hubo un movimiento ligero, casi imperceptible, en el aire; como si la magia se acomodase.

—Sé que estás ahí—continuó Harry.

—Silencio, Potter—dijo la voz de Malfoy mientras su imagen aparecía mágicamente frente al Gryffindor, se encontraba sentado en un amplio sillón con una mesa enfrente; restos de comida y mucho pergamino también empezaban a aparecer—, el profesor Flitwick me pidió una larga investigación sobre pociones duplicadoras y no quiero interrupciones.

Harry rió por dentro al darse cuenta que los profesores estaban empezando a desesperarse.

—Sólo quería hablar un poco —exclamó Harry esforzándose por mantener el tono neutro.

—Pero si vienes de hablar con tu novia, Potter— Harry volteó bruscamente y se dio cuenta de que había una ventana que daba directamente a la zona donde había estado hablando con Ginny.

—Ginny no es mi novia—dijo secamente.

—Oh, no lo hubiera imaginado—exclamó revolviendo unos papeles—, pero supongo que mucha gente está encantada por ello.

Harry lo contempló en busca de alguna señal que delatara cualquier sentimiento; pero Draco-intelectual parecía totalmente inmune al hecho de que Harry estuviera soltero.

—¿Necesitas algo más, Potter?

El aludido volvió a sonrojarse. De verdad necesitaba aprender a controlar ese reflejo.

—No, no… es sólo que… me preguntaba… sí, quería saber… eh… la clase de hechizo desilusionador que usó el Profesor Flitwick sobre ti.

—Un hechizo desilusionador in silentio modificado para el público objetivo.

Harry sabía que debieron haber estudiado algo así en sexto año, pero no lo recordaba; ¿qué era lo que significaba eso?

—Significa—continuó Draco tomando un libro y colocándolo en su regazo— un hechizo especial que me hace invisible siempre y cuando no hable.

Harry comenzó a recordar; pero de repente se preocupó. Ahora todo el mundo podría verlo porque estaba hablando. Y él, Harry, tenía toda la culpa. Volteó de inmediato en todas las direcciones.

—Tranquilo, sólo se desvanece cuando le hablo directamente a alguien, como lo hice contigo; para el resto de las personas sigo invisible. Así le es más fácil al profesor encontrarme.

Harry asintió. Por supuesto, un mago de la talla de Flitwick no se andaría con hechizos simples.

—Eso responde tu pregunta, Potter; creo que puedes retirarte.

Harry no respondió pero tampoco se movió. Quería seguir ahí e intentar obtener una respuesta de Malfoy sobre su interés en él.

La mirada de Malfoy se levantó ligeramente del libro. Con un bufido sonoro, Malfoy colocó el libro en la mesa y se levantó de su silla.

—¿Necesitas que te escolte a la salida, Potter? De verdad necesito estar solo para estudiar.

Harry se levantó también por mero reflejo. Se preguntó si debía tener la varita lista; pero antes de colocarse en posición de pelea, miró a Draco y soltó una pregunta que le punzaba en los labios:

—¿Es que odias tanto mi compañía?

Era como si alguien hubiese abofeteado a Malfoy. Sus ojos se abrieron, su boca se desencajó y sus manos se aligeraron.

—No es eso, Potter —respondió con un ligero rubor en las mejillas.

Harry comenzó a alejarse; la sensación de rechazo estaba siendo demasiado en su pecho.

—No, Potter, es sólo por precaución.

Harry se detuvo al escucharle, pero no volteó.

—PIENSA, ¿qué diría la gente si te viera hablando a la nada?

Harry lo consideró. Sí, ésa era una muy buena razón para pedirle que se fuera. Su cerebro racional y analítico estaba contento con la respuesta. Pero, por otro lado, su lado humano, casi animal, le gritaba "¡Qué buena excusa! Hay que ver lo que se inventan ahora para rechazarte"

—Quizás deberíamos hablar en otro lugar, Potter.

Dicho eso, dio un par de pasos y adelantó a Harry hacia la salida.

—¿Vienes?

Harry comenzó a caminar detrás de él, aparentemente en silencio. Sin embargo, la cabeza del Gryffindor estaba llena de gritos de todas las partes de su cerebro; discutiendo lo que debían hacer, suplicando que no fuera un sueño, deseando poder abrazar y besar a Draco.

Caminaron por pasillos desiertos. Harry ponía poca atención, sólo podía notar lo cerca que estaba de tomar la mano de Malfoy, mientras el Slytherin lo dirigía hacia los jardines del castillo.

—Vamos a hablar en alguna parte que sea privada, Potter; así no estará en peligro el secreto de mi presencia.

Harry era una persona curiosa así que había preparado la pregunta con anterioridad para poder sonar lo más neutral posible.

—¿Por qué te oculta el profesor?

Draco se encogió de hombros antes de responder mientras caminaban.

—A pesar de estar absuelto por el ministerio, muchas personas consideran que no debería estar en el castillo donde…—titubeó—, tantas personas perdieron la vida.

Harry no lo había considerado. Ron ciertamente había dicho que Malfoy debería estar avergonzado por haber participado como mortífago y que si tuviera un poco de decencia debería haberse marchado desde la primera semana. Sin embargo, Draco había mantenido un bajo perfil; incluso cuando un grupo de Hufflepuffs le había increpado por la muerte de sus compañeros de casa en la Batalla de Hogwarts.

—Así que el profesor pensó que lo que me pedía era muy importante y no debía llamar la atención—suspiró—. No estaba muy equivocado; nadie ha venido a buscarme hasta… —de nuevo titubeó—, hasta hoy.

Harry consideró que habían caminado lo suficiente. La luna llena les iluminaba pero se alejaban del bosque prohibido y la cabaña de Hagrid, por un lado del lago donde había pequeños espacios ocultos entre la maleza. La mayoría de los alumnos acudían a esa zona a estudiar o a pasar el rato los fines de semana; sin embargo ya era algo tarde y no había un alma cerca.

—Creo que éste será un buen lugar—dijo Malfoy deteniéndose y sentándose de inmediato.

Harry le imitó con poca gracia. Le parecía fascinante que Malfoy pudiera hacer ver tan increíblemente elegante una acción sencilla y pedestre como sentarse en el pasto.

—Bien, Potter—comenzó—, ¿de qué quieres hablar?

La mente de Harry daba mil vueltas. No sabía qué responder. Draco le había llevado hasta ahí, ¿no?

—Eh…

—Tú fuiste el que se apareció en la biblioteca. Si necesitas algo, dímelo. Dudo mucho que sólo hayas ido a preguntarme sobre el hechizo del profesor Flitwick si has llegado hasta aquí conmigo.

Harry pensó. ¿Qué era lo que podía preguntar a Draco sin hacerle sospechar? Sin saber bien cómo continuar, decidió responder buscando ganar tiempo.

—Oh, es sólo que quería hacerte una pregunta…

Malfoy permaneció impasible. Su mirada era penetrante, arrolladora; asintió para hacerle ver a Harry que podía continuar.

—Eh… —imposiblemente confundido, Harry daba vueltas a mil cosas en su cerebro— He estado hablando con Zabini, ¿sabes?—comenzó sin saber hacia dónde se dirigía—, y… pues…

—Tienes preguntas sobre mí, ¿cierto?

Harry se hallaba totalmente perdido. Sus manos temblaban y sentía un vacío en el estómago. ¿Cómo debería seguir la conversación?

—¿Cómo supiste que eres gay?—escupió sin meditarlo.

Si Malfoy se sorprendió, no lo mostró en su rostro. Se había sentado en el pasto con las piernas cruzadas y sostenía su cuerpo con los brazos.

La brisa acariciaba la piel de Harry con suavidad. A la luz de la luna podía contemplar el rostro del Slytherin con un nuevo brillo. Lo rosáceo de sus labios resaltaba en la profunda blancura de su piel.

—Blaise te lo contó.

No era una pregunta. El aire de saber demasiado de esta parte de Draco estaba siendo constante e irritaba y fascinaba al mismo tiempo al Gryffindor.

—Supongo que ya te habrá dicho de mi incontrolable atracción por ti, Potter —dijo como quien habla acerca de la última teoría de encantamientos.

La boca de Harry se abrió por la sorpresa, no podía creer lo que oía. ¿Acaso no sabía lo que esa declaración implicaba para los dos?

—¿Cómo es que lograste que Blaise te contara todo? No es como si los dos tuvieran mucho de qué hablar.

Harry cerró la boca rápidamente. ¿Qué excusa tendría para hablar de eso? Decidió apelar a la parte cerebral de ese Draco Malfoy.

—Es una larga historia, pero no has respondido mi pregunta.

Draco meditó por un segundo. Era evidente que deseaba respuestas a su pregunta antes de responder las de Harry; sin embargo, pareció decidirse por olvidar, aunque fuese de momento, el hecho de que Blaise estuviera hablando con Harry acerca de él.

—Siempre me sentí atraído por los chicos a mi alrededor. Las chicas… me agradaban pero nunca fue…—hizo una pausa mientras movía sus manos— IGUAL. Luego, cuando te vi por primera vez en la tienda de Madam Malkin y sentí mis piernas temblar confirmé que sólo podía sentir atracción por los chicos.

Harry sintió una punzada. ¿Acaso él había sentido algo así por Draco en ese momento? No. Malfoy había sido particularmente desagradable en ese momento.

—Intenté, desde ese momento, llamar tu atención; quizás no haya sido la mejor forma de hacerlo, pero lo intenté…

Decir que Harry se encontraba sorprendido sería una subestimación de lo que en realidad sentía. Comenzó a repasar en su mente todas las acciones de Draco desde su primer año. Justo cuando llegaba al recuerdo en que se unió al escuadrón inquisitorial, Malfoy continuó hablando en un tono explicativo, tipo profesor.

—Fue en el verano después de cuarto año que decidí que no podía seguir soportándolo más. No podía seguir pensando en ti; la certeza de que el señor oscuro te mataría me estaba consumiendo por dentro.

Harry se sintió ofendido. ¿Cómo es que estaba tan seguro que Voldemort le mataría? ¿Acaso no confiaba en él?

—Incluso si lo vencías, yo sería uno más de sus Mortífagos y jamás podría estar contigo.

Harry se sorprendió por la tranquilidad con la que Draco explicaba todo eso. Quizás porque el resto de sus sentimientos se habían ido con las otras partes; pero se encontraba hipnotizado por su forma de hablar, por la luz contra su piel y por la manera en que sus labios soltaban cada palabra con la misma suavidad con la que esa otra parte de Draco le había besado la mejilla.

—Así que decidí olvidarte. Comencé a frecuentar el pueblo cerca de la Mansión Malfoy. Mis padres estaban ocupados con el regreso del señor tenebroso así que tenía mucha más libertad. Y ahí lo conocí: Delgado, moreno, de lentes, capitán del equipo de soccer... Supongo que era una versión muggle de ti.

Harry empezaba a sentirse celoso. ¿Draco lo había olvidado? Quizás una parte de él seguía adelante. Esta parte intelectual sabía que lo mejor era olvidar a Harry y quizás ya lo había hecho. ¿Sería justo ilusionarse con el resto de Draco sabiendo que una parte ya no le quería?

—Estaba tan interesado en mí. Fui totalmente directo con él y le dije que me gustaba. Él se sorprendió pero siguió acudiendo a nuestras citas detrás del bar del pueblo. Procuraba hablar poco para que no se diera cuenta que no sabía nada de muggles. Le preguntaba sobre las reglas del soccer. La manera en la que se emocionaba al contarme todo eso, sus manos lastimadas por el trabajo de campo… A los pocos días nuestros encuentros eran largas sesiones de besos.

Harry intuía hacia dónde se dirigía la charla. Una furia incontenible estaba apoderándose de él. ¡¿Quién era este chico y por qué se había atrevido a tocar a SU Slytherin?!

—Fue el primer hombre con el que lo hice. Fue algo torpe… Ninguno de los dos tenía experiencia. No se quitó los lentes. Fue la última vez que nos encontramos.

—¿Lo amas?—preguntó Harry sin poder resistirse.

Draco-intelectual lo miró fijamente antes de responder.

—Sólo fue sexo. No tengo ningún sentimiento por él.

Harry apretó los puños. Él estaba dispuesto a tener sexo con Zabini y con Ron; pero Draco no podía tener sexo con otros; sólo con él. "No suena muy justo, Harry James Potter" dijo la voz de Ginny Weasley en su cabeza.

—Parece que te ha alterado de alguna manera, Potter. ¿Podría preguntar por qué?

Harry decidió dejar de pensar; ya Draco estaba pensando demasiado por los dos. Impulsado por su espíritu Gryffindor, Harry soltó lo que estaba sintiendo:

—¿Por qué no me dijiste nada? ¿Por qué simplemente buscaste a otro chico? Yo habría…

Se detuvo. ¿Qué era lo que estaba diciendo? ¿Que en cuarto año, mientras luchaba porque la gente le creyera acerca del regreso de Voldemort, se habría tirado a Malfoy?

—Tienes celos, Potter—sentenció Malfoy—. No lo entiendo; no podemos cambiar el pasado.

Se levantó del pasto y comenzó a desabrocharse la camisa.

—Pero podemos hacer algo sobre el futuro.

Harry se sorprendió pero no permitió que eso detuviera las palabras que estaban saliendo de él. Era como si Draco hubiera destapado una botella de vino espumoso muy agitado.

—¿Ahora quieres tener sexo conmigo? ¿Por qué no en ese momento? ¿Y con cuántos más has tenido sexo? ¡YO ESPERÉ A TENER SEXO CONTIGO POR PRIMERA VEZ!

Draco se detuvo mientras terminaba de quitarse los pantalones.

—Lo que estás diciendo es que… eres virgen, Potter.

Harry sintió un escalofrío pasar por su cuerpo. No, no era virgen; pero ¿cómo podía explicarle a Draco que él había sido el primero pero, técnicamente, no había sido el primero?

—No, no, exactamente...

Draco se sentó en su regazo y comenzó a quitarle la camisa; totalmente inmune a la incomodidad del Gryffindor debajo de él.

—Estoy pensando que quizá ésa sea la razón por la cual has hablado de Blaise sobre mí, Potter.

Harry se dejaba hacer; ya le había quitado la camisa y comenzaba a desabrochar los pantalones; Draco se encontraba con el mismo calzoncillo verde que habían tenido los otros Dracos. El Gryffindor tuvo la decencia de sonrojarse un poco buscando una salida a lo que había dicho.

—No, Draco… ¡Ginny!

"Excelente, Harry, eso es lo bastante creíble". Mientras se felicitaba a sí mismo ayudaba a Draco a quitarle los pantalones. Se encontraba con un calzoncillo rojo en todo el esplendor Gryffindor.

—Entonces seré el primero, Potter. Pero de verdad es algo que no importa. La virginidad es una construcción social para mantener a la mujer sometida al yugo del hombre. En el caso de los hombres gays, ayuda a mantener la idea de que la masculinidad está en el compañero que realiza la penetración.

Harry se encontraba totalmente embelesado por la forma en que hablaba Draco. Zabini le había dicho que su primera vez debía ser con Draco, pero ahora este Draco le estaba diciendo que no importaba quién era el primero. Lejos de confundirlo, el pequeño discurso de Draco lo fascinaba.

Draco lo recostó sobre la hierba y Harry se estremeció al sentir el frío recorrer su espalda. El Slytherin tomó su varita un momento y murmuró un encantamiento que hizo que Harry se sintiera encima de un colchón.

El cuerpo delgado brillaba a la luz de la luna sobre la cadera de Harry quien, por supuesto, tenía una erección monumental.

Harry se levantó sobre sus brazos y acercó su cara a la del rubio, pero éste evadió el movimiento.

—Sin besos, Potter. Mi objetivo es mostrarte que un encuentro sexual no significa nada. Mi encuentro con Adam no significó ningún sentimiento, como no significa nada el sexo con Zabini o incluso contigo.

—¿Adam?—murmuró Harry pensando si ahora debía odiar a todos los hombres del mundo.

—El chico del pueblo —dijo Draco despreocupadamente.

Harry comenzó a pensar que ese chico había sido afortunado; tener a un Draco inseguro había sido bastante agradable; hasta ese momento, todas las demás personalidades habían tenido el control sobre él. Draco-intelectual no estaba siendo la excepción.

Sentía un tremendo impulso por empujarlo contra el pasto y besarlo hasta que llegara el amanecer. Sin embargo, había algo totalmente viril en la manera en que Draco se había colocado sobre él. Se restregaba contra su miembro aún atrapado en el bóxer y le provocaba descargas eléctricas que corrían sobre su espalda. Inconscientemente colocó sus manos sobre sus caderas y comenzó a moverse rítmicamente tratando de sincronizar sus movimientos.

—Eso es, Potter, verás que podemos disfrutar los dos.

Estuvieron un rato moviéndose acompasadamente, con Harry sintiéndose aún más atrapado de lo que había estado cuando Draco-celoso lo ató. Pasaba sus manos por las partes del cuerpo de Draco que alcanzaba; apretaba sus pezones y acariciaba su abdomen. Sus labios punzaban con el anhelo de besarlo, pero siguió sumisamente las indicaciones que le había dado.

Draco se levantó un poco y se quitó el calzoncillo. Su erección brillaba con líquido preseminal a la luz de la luna. Harry deseó sentirlo dentro con cada parte de su piel.

—Tranquilo, Potter; seguramente jamás has hecho un oral y puedes lastimarme si te lanzas sin precaución.

Harry se mordió los labios tratando de hacerlo ver como un gesto sensual. Había probado a Zabini y había sido el mismo Draco quien le había guiado; pero era imposible que le dijera eso.

Draco se colocó sobre él de tal forma que tenía su miembro junto a la boca del Gryffindor. Éste inmediatamente comenzó a lamerlo como si fuera una paleta.

—Poco a poco; tenemos mucho tiempo.

Con toda la tranquilidad del mundo, Draco-intelectual guío a Harry en el sexo oral. Él marcaba el ritmo desde arriba con la cadera y le indicaba cómo respirar para evitar sentir la sensación de ahogo.

Harry estaba en el paraíso. Incluso después de haber sentido el enorme mástil de Zabini tallando contra su garganta, la energía de Draco lo hacía sentir mucho más placer. El suave y rítmico bufido del Slytherin, junto con el sonido salvaje y gutural de su propia boca húmeda lo excitaban mucho más de lo que lo había excitado cualquier beso de Ginny.

La mandíbula de Harry dolía; pero le era imposible moverse para detener finalmente a Draco. Su propia erección exigía atención así que empezó a gemir con más fuerza para hacerle saber que deseaba más.

—No te preocupes, Potter, voy a encargarme de tu erección pronto—dijo el rubio entre jadeos.

Harry se encontraba en éxtasis. El cuerpo lampiño y delgado de Draco olía a libros nuevos y se mezclaba con el suave acento terroso del pasto a su alrededor.

De repente y sin explicación, Draco se retiró de su boca. Harry sintió una punzada de dolor en su corazón. ¿Acaso lo había hecho mal? Sólo había seguido sus indicaciones.

Pero el Slytherin simplemente se volteó y ofreció su trasero en la cara del moreno. Harry no entendió pero se dejó llevar. Nuevamente, Draco lo guió en esa primera vez haciendo un beso negro al tiempo que le quitaba la ropa interior.

Mientras Harry aprendía a mover su lengua según las indicaciones del rubio, éste dedicaba su boca a la erección del Gryffindor.

Harry procuraba no pensar en la escena que tendrían que explicar si acaso alguien se hubiera acercado a ése páramo a plena vista desde el castillo. Por supuesto, Malfoy seguiría invisible para todos en Hogwarts, pero él tendría que explicar la extraña posición en la que se encontraba.

A pesar de todo, la parte animal de Harry se negaba a detenerlo. Una vez que Draco se sintió satisfecho con el trabajo hecho por la boca del otro chico, procedió a penetrarse él mismo con el miembro de Harry.

Su cara se contorsionó ligeramente con malestar; sin embargo, Harry no quiso hacerle caso. Llevó sus manos a las caderas delgadas y blancas y apretó con fuerza contra su pene.

—¡Potter!—gimió el Slytherin.

Harry se arrepintió, pero, nuevamente, su instinto le llevó a levantar las caderas para acelerar la penetración. Draco apretó los dientes y siseó con dolor; Harry olvidó por completo qué era lo que estaba pasando, dónde estaban y también quién era el chico sobre él. Una vorágine de placer se apoderó de él; sólo podía concentrarse en los ojos grises que lo observaban desde lo alto con pasión desbordada.

Los gemidos de Draco eran bajos pero resonaban en la quietud de la noche de los jardines de Hogwarts. Harry lanzaba ligeros bufidos por el esfuerzo físico pero mantenía la mandíbula apretada. El rubio se masturbaba frenéticamente y las manos de su amante se mantenían en su redondo trasero, sosteniéndolo para que no cayera.

De repente, Harry comenzó a sentir espasmos; no sabía si había durado mucho o poco, pero la razón regresaba a él. ¿Y si Draco estaba molesto por haberlo penetrado así? ¿Lo había hecho mal? ¡Draco ni siquiera había terminado!

Draco aligeró el movimiento de sus caderas y esperó a que Harry terminara de soltar su semilla dentro de él. Su erección seguía firme y había dejado de masturbarse.

El Gryffindor no se atrevía a mirarlo y sentía el pulso en sus manos latir. Observó que la blanca piel de Draco estaba enrojecida, formando una huella perfecta de las manos de Harry en su cadera.

—Bien, Potter; pero la lección aún no termina.

Harry abrió los ojos sorprendido; ¿qué era lo que iba a hacer?

El chico pálido se levantó con dificultad, haciendo que el miembro de Harry terminara por salir de él. El moreno pudo observar una ligera humedad cayendo por las largas piernas frente a él. Draco se colocó entre las piernas de Harry y las levantó, procurando abrirlas ligeramente al mismo tiempo; de esta forma, la entrada del Gryffindor quedaba expuesta ante él.

—¿Conoces la tercera Ley de Valdorf, Potter?—dijo mientras lamía sus dedos—. "Cuando se realiza una acción mágica sin consentimiento del receptor, la única forma de aplacar la magia correspondiente es una acción de la misma magnitud en sentido contrario".

El cuerpo de Harry se estremeció al sentir la humedad en los dedos de Draco contra su cuerpo. El tono como dando una clase lo hacía sentir extrañamente tranquilo. Era increíble que ese hombre tan frío le hubiese provocado una sensación tan cálida.

Sin mediar palabra, Draco acercó su miembro al trasero de Harry; éste sabía lo que vendría así que inhaló profundamente. Lo que no se esperaba era que Draco-intelectual le penetrara de un sólo golpe.

El dolor se liberó en el cuerpo de Harry y no pudo evitar lanzar un gemido de dolor.

—Lo siento, Potter, pero tú lo hiciste primero.

Draco comenzó a penetrarlo con fuerza; era evidente que estaba totalmente excitado. Harry apretaba los dientes y jalaba el pasto a su alrededor; ahora era aún más consciente de la extraña escena que se dibujaba a la luz de la luna: tenía las piernas levantadas y gemía con fuerza totalmente desnudo mientras una fuerza invisible lo empujaba.

Nuevamente, el chico rubio apenas emitía sonido; Harry sentía como si le estuvieran metiendo un bate de béisbol, pero no deseaba que Draco terminara. No era la sensación de placer que había experimentado con Draco-celoso. ¿Sería que ya no estaba seguro de lo que sentía por Draco?

Las dudas de Harry continuaron mientras Draco lo penetraba. Éste mantenía la mirada en un punto justo encima del cabello azabache alborotado. No duró mucho tiempo antes de que Harry sintiera fluir la corrida de Draco dentro de él.

Mientras soltaba suaves exhalaciones de descanso, Draco salió de Harry y se quedó parado frente a él; su erección había comenzado a bajar pero aún podía verse que era bastante larga, en comparación con la de Harry, aunque no tan ancha como la de Ron o Zabini.

Cuando el chico comenzó a vestirse, la razón volvió al Gryffindor. No estaba dispuesto a perderlo como había perdido a Draco-inseguro o a Draco-celoso. Se levantó rápidamente y lo jaló del brazo.

—No puedes irte, Malfoy—le increpó.

—¿Por qué no?—respondió con tranquilidad mientras abrochaba sus pantalones.

—¿A dónde irás? ¿La biblioteca está cerrada?

Malfoy pareció sorprendido por las preguntas pero continuó colocándose la camisa mientras pensaba.

—Es cierto que he pasado las últimas noches en la biblioteca, Potter, pero tengo una habitación en Slytherin a la cual puedo regresar en cualquier momento.

Aterrado por la perspectiva de que se pudiera encontrar con sus otras partes, Harry lo abrazó.

—No, no te vayas. Quiero que te quedes conmigo…

Draco suspiró con la mirada hacia el cielo.

—Potter, se supone que esto es una lección en el sexo sin sentimientos…

—¡YA LO SÉ! Créeme que no he sentido lo más mínimo mientras me penetrabas—exclamó airado.

Draco le miró con curiosidad: ahí estaba Harry Potter, totalmente desnudo, pidiéndole que se quedara con él después de una interesante sesión de sexo consensuado.

—¿Entonces por qué QUIERES que me quede?—preguntó haciendo especial énfasis en el verbo clave.

—Porque necesito… eh...—Como se estaba volviendo costumbre, la mente de Harry se había apagado. Normalmente él no era brillante, pero este nivel de estupidez le parecía inaceptable—. Quiero que me expliques las leyes de Valdorf.

—¿Qué?

Malfoy se encontraba totalmente vestido pero la pregunta le tomó por sorpresa.

—Necesito que me expliques eso porque… ahm… recordé que el profesor Flitwick lo mencionó en Hechizos avanzados.

Draco lo miró con sospecha.

—¿No es algo más, Potter?

Harry negó con la cabeza ferozmente. Deseó no haberlo hecho, el cuello le dolía por la tensión mientras le penetraban.

—Está bien, Potter, pero creo que deberías vestirte.

Harry asintió suavemente y comenzó a vestirse mientras Draco usaba su varita para hacer aparecer dos sillas. Se encontraba sorprendido porque el Slytherin había cedido tan fácilmente, pero decidió que lo más importante ahora era mantenerlo alejado del castillo y de sus clones.

La inusual pareja se mantuvo hasta bien entrada la noche hablando de teorías mágicas hasta que Draco finalmente se quedó dormido en la silla con la mirada de Harry protegiendo su sueño.

Antes de que la inconsciencia se apoderase de Harry, el chico se preguntó si podría quedarse toda la noche hablando con Draco Malfoy algún día.