Hulax! Lo ven? Lo prometido es deuda y aki esta el segundo capi para q no se desesperen y tomen medidas ekivokdas contra mi XD

Um... me acabo d dar cuenta que publike el fic con el nombre q le habia puesto por ESE momento... o.o es q cuando lo estaba escribiendo no sabía cómo ponerle asi q en ese instante le puse 'por el momento' y d ahi ya no lo cambie XD

Gracias a todos por sus reviews, como ven, respondi todos los login XD como nunca T-T

Wenu, este capi dedicado a Mayumi Minamino nOn

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2 cap. Difuso

.-¿Entonces, cuánto es por adelantado?

.-El cincuenta por ciento -respondió la chica.

.-¿Y qué me garantiza que estará terminado en una semana realmente? -preguntó Kurama.

.-Precisamente cualquiera de nuestros clientes puede certificarle eso, señor Minamino.

.-Hm... Está bien -accedió Kurama y sacó el dinero en efectivo de la billetera -. Pero realmente necesito esa repisa para el lunes que viene. Llegan nuevos ibros del extranjero y no sabría dónde ponerlos.

.-Despreocúpese.

Kurama sonrió y empezó a tramitar algunas cosas que faltaban aún. Desde que Hiei se había marchado había decidido no darle más vueltas al asunto así que salió a distraerse y mandar a hacer la repisa que necesitaba.

Pero era inevitable...

Tenía que pensar en ello. No era algo que pasaba todos los días así que... De cualquier manera...

Sacudió la cabeza y siguió escribiendo. Todavía no se podía creer que algo así hubiese pasado. Y lo peor... ¡Que Hiei no recordase!

¡Ah! ¡Pero también podría ser que él no quisiese recordar! ¡Hiei era demasiado vivo!

¡Sí, eso tenía que ser! Ese demonio de fuego...

Pero Kurama estaba mal en sus pensamientos. Para Hiei se trataba de una broma de mal gusto de parte del zorro. ¡Seguro que hizo eso para hacerle sentir mal! ¡Sí! ¡Eso era! ¡Kurama era demasiado vivo! ¡Era un youko después de todo!

Aunque todavía no comprendía por qué él de todas las personas haría algo así... Algo de verdadero tenía que haber en esa historia.

¡Aún así! ¡No se acordaba! ¡No se acordaba! ¿Por qué?

Miró sin prestar atención a los ningen debajo de él. Como siempre, sentado en un árbol. Habían pasado algunas horas desde que había salido de la casa del zorro. Se sentía un poco extraño. Siempre que se sentía así acudía a Kurama, pero en ese momento, estaba más que claro que no podía. Pero le gustaría... ¡No espera! ¡No le gustaría! ¡Claro que no le gustaría! ¡No! ¡No! ¡Deja de pensar cosas estúpidas! ¡Ahora mismo!

Por culpa de ese estúpido ya había comenzado a pensar cosas estúpidas que no tenían sentido siquiera considerarlas como parte de su pensamiento. Estaba enojado. Enojado consigo mismo. ¡Y toda la culpa la tiene el zorro! ¡Por él que estaba así!

Espera...

¿Así cómo?

Pero tuvo que dejar de pensar en eso un instante para concentrarse mejor en la extraña presencia que estaba sintiendo en ese momento. Busc

ó con la mirada la fuente de aquel poder y pronto la hayó. Un chico de cabello verde oscuro estaba de pie frente a una tienda ningen de muebles ningen o cómo rayos se llamase.

¡¿Qué rayos...?

¡¡Kurama saliendo de la misma tienda! ¿¡Por qué! ¡¿Por qué tenía que ser él! El chico entró a la tienda, sin prestar atención a Kurama, pero éste sí que se percató de él y volteó sorprendido. Era un fuerte poder. Muy fuerte. Era abrumador. Le espantó y le dieron agnas de salir corriendo del lugar. Más no lo hizo y salió de la tienda como si nada hubiese pasado... Sólo para sentir una presencia conocida muy cerca de dónde él se encontraba. Automáticamente levantó la mirada y al encontrarse ambos pares de ojos, verdes y rojos, el dueño de éstos últios se dio a la carrera dejando a Kurama entre divertido y desconcertado.

Hiei sentía arder su cara con furia. Hasta que estuvo lejos de aquel lugar, de las tiendas y de la casa del zorro no paró. Tomó aire e intentó regular su respiración y sus latidos. Algo estab mal. Él no solía escapar de él. ¡Maldita sea! ¡Se trataba de Kurama! ¡El zorro estúpido que lo único que sabía hacer era sonreir! ¡¡Y había huído de él!

Se sentía humillado, pero su humillación tuvo que esperar un poco, porque ahora la mente de Hiei pensaba en el otro chico de cabello verde y de la manera que había que había sobresaltado al zorro. Estaba claro que ese no era un ningen cualquiera. Algo tendría que estar escondiendo.

Kurama siguió caminando pensativo hacia su casa. La reacción de Hiei... Hum... Bueno, era entendible. Era comprensible... ¡¡Era un inmaduro! ¡¡Mira que huir así de él!

Em... No, no, Kurama. Tú no te sobresaltas por cosas así. Más bien... Habría que preocuparse por el chico de pelo verde de la tienda. Un escalofrío recorrió la espalda de Kurama. Nunca había sentido ese miedo al conocer a alguien. No habína cosas que le asustaran, sin embargo... Pareia presencia hasta conocida. Sólo que parecía malñigna en extremo. Y lo más extraño era que no parecía darse cuenta de él. Simplemente entró y lo ignoró olímpicamente. Una persona como esa tendría que haber sentido los poderes del zorro.

Sin darse cuenta, estaba frente a la puerta de su casa. Parpadeó un par de veces y abrió la puerta.

Suspiró aliviado al percatarse que no había nadie esperándolo. Nada de esa presencia. Ni la de su madre. Ni la de Hiei... Ni la de Hiei...

Kurama se encogió de hombros con pesadumbre y entró a la cocina. Decidió calentar algo en el microondas, pues no sentía ganas de explorar sus dones culinarias y además, sólo estaba él en casa. Qué más daba.

Mientras esperaba que algo se cocinara dentro del aparato, empezó a organizar los utensilios de la cocina. Una punzada de remordimiento cruzó su pecho la ver platos blancos en el aparador. Los recogió y los guardó en la alacena. Empezaba a extrañar a su madre.

La alarma sonó y Kurama sacó la comida del microondas.

"Vaya que eres estúpido. Comerte algo que sacaste de un televisor sin imágenes" Kurama sonrió con amargura al recordar aquel día. Pero prefirió no pensar más en aquello y dejó el plato de comida en la mesa.

Hiei se detuvo indeciso frente a la ventana del zorro. ¿Qué haría? ¿Tocaba? ¿Entraba? O mejor! ¡Se largaba! ¡Sí! ¡Buen plan! Pero justo cuando estaba apunto de llevar a cano su majestuoso plan, Kurama entró en su habitación bostezando y dio con la mirada de Hiei. Uh...

Hiei se quedó estático. Quería poner en marcha su plan, pero sus pies no querían moverse. ¡No querían largase con él! ¡Oh! ¿Por qué?

Kurama abrió la ventana, sin sonreir, sin decir absolutamente nada.

.-¿Entras?

Hiei se quedó aún estático. ¿Entraría?

.-Hn.

Lo hizo.

.-Bien -dijo Kurama, aún sin sonreir. Eso era extraño -. ¿Quieres que hablemos o has venido para decirme que no recuerdas nada?

.-Yo no vine a nada de eso -dijo Hiei levantando la voz.

.-Y menos has venido a gritarme en mi propia casa, ¿verdad?

.-Me importa un bledo si es tu casa o la del vecino -dijo Hiei por respuesta. Kurama frunció el entrecejo.

.-¿A qué viniste entonces?

Hiei no respondió. ¿A qué carajos había ido?

Kurama se quedó mirándolo fija y calculadoramente. Era extraño. Pero aún asñí lo presionaría hasta que dijera algo. Sabía que no ra correcto, pero se sentía resentido con el demonio de fuego.

Y Hiei continuaba con su silencio.

Kurama tenía paciencia, pero ya estaba empezando a desesperante. Tomó aire.

.-Está bien si no me quieres decir -dijo por fin, resginado -. Sólo no te quedes así. Te propongo algo.

Hiei se asustó. ¿Qué le iba a prpoponer? Hasta sus mejillas se tornaron rojas.

¡Maldición! ¡Deja de pensar tonterías! ¡Eso no te hace bien! ¡Y aparte, está mal!

.-¿Hiei?

.-¡No está bien! -respondió el aludido.

.-Eh... ¿qué no está bien? -preguntó Kurama desconcertado. ¿Y ahora?

.-Eh... Hn. Nada, estúpido kitsune.

Kurama pestañeó dos veces. Luego sonrió por fin.

.-Me laegra que no estés disgustado.

.-¿Disgustado? Hn. Yo no vine a pedirte una disculpa ni nada por el estilo, ni a declararte mi amor, ni nada. Tampoco vine a decirte que recordé y que ... ¡no te perdono!

.-¿No me perdonas? -preguntó Kurama sorprendido. -. ¿Y por quñe tendrías que perdonarme?

.-Por... por... por... ¡eso!

.-Eso... -dijo Kurama pensativamente, llevando le dedo índice a la barbilla.

.-¡MALDITA SEA, ZORRO, SABES A QUE ME REFIERO!

Kurama sonrió.

.-No te preocupes. Supiongo que lo recordarás con el tiempo...

.-Kurama...

.-Yo no me refería a eso -dijo Kurama sonriendo más abiertamente. Talvez no estaba del todo equivocado.

Hiei se sonrojó un poco y le dio la espalda al zorro.

.-¿Tienes hambre?

Hiei dejó escapar un resoplido y sonrió también. Tuvo que admitir que tenían una extraña manera de reconciliarse.

Mientras tanto, fuera de la casa de Kurama, un chico de cabello verde sonreía con cueldad.

.-Así que ya te encontré. Youko Kurama.

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Holas! Ya está! Lo actualice! Espero que les haya gustado! Y gracias x los reviews nOn

Y pues... no estoy muy segura de que Hiei recuerde 'muy rapido' las cosas, muajajaja.

nos vemos!

Ja ne!