Los días se convirtieron en años, los cuales pasaron de prisa como si los dioses jugaran con el tiempo.
Ya estábamos cerca de cumplir la mayoría de edad lo cual conllevaba mas responsabilidades. Victoria y yo atendíamos a los reclutas mas jóvenes en cuanto a la educación básica. Algunas veces ayudaba a Kanon con los entrenamientos físicos pero el lo hacia muy bien por su cuenta. Durante esos años llegaron nuevos reclutas entre ellos Shura, había estado entrenando en el campamento de España Shion recogió a Shura personalmente a la edad de 10 años. Su maestro anterior no podia enseñarle mas así que Shion creyó que necesitaría un tipo de entrenamiento mas "especial" y lo puso a cargo de Aioros.
Cuando Shura llego a Atenas Victoria fue a su encuentro y Shion lo dejo a su encargo. Pasaron medio día hablando, ella tenia ese don tan especial y fue por ese don que los encontró uno por uno.
...Flashback...
Con los nervios a flor de piel y un cosmos inquietante Victoria esperaba impaciente en la entrada del Santuario, llevaba horas caminando en círculos yendo y viniendo hasta que entre la montaña diviso al Patriarca y al nuevo discípulo de Aioros.
No espero mas y fue directo a conocerlo, Shion dejo al niño en manos de Victoria así conocería un poco mas del Santuario.
— El Patriarca me ha dicho que vienes de un lugar muy hermoso, como ves no tenemos oportunidad de viajar mucho ¿Puedes decirme como es?
— La verdad es lindo, me agrada estar cerca de las montañas.
— He leído que el clima es muy frío.
— Si, suele ser mas fresco que aquí. Jamas había sentido tanto calor.
La manera en que Shira se expresaba llenaba a Victoria de ternura, era un pequeño niño con una mentalidad adulta.
Pasando el atardecer Victoria llevo a Shura a recorrer las 12 casas para poder llegar a donde se encontraba la estatua de Athena.
Shura no vacilo en el camino y le siguió el paso.
— Y dime Shura, ¿alguna vez habias visto a Athena tan cerca?
— No señorita, es impresionante.
— ¿Que piensas al verla?
Shura contemplo la estatua frente a el, su pensamiento principal era que era gigantesca como las montañas que lo rodearon por años. Pero algo mas en el fondo se cruzó, un sentimiento lo rodeo llenándolo de una mezcla de sentimentalismo que lo hizo reír y llorar al mismo tiempo.
— No puedo llorar...no debo llorar...mi maestro me dijo... que llorar es para los débiles y yo...no lo soy.
A Victoria se le partió el alma al escucharlo, era un dulce niño atormentado. No lo detuvo mas se coloco a su altura sosteniendo sus pequeñas manos y al tocarlas vivió en carne propia lo que Shura había sufrido a lo largo de los años.
— No pequeño, llorar no te hace mas débil... Tu sufrimiento ha llegado a limites inimaginables y aun así sigues adelante, te hizo fuerte... Llorar es humano y todos esos sentimientos que tenias reprimidos están fluyendo, eso mi niño es el amor que tiene Athena hacia ti te esta abriendo su corazón y para que entiendas que no estas solo y para eso me tienes a mi.
Yo nunca te abandonare, cuando no encuentres la salida ahí estaré guiándote hasta que la encuentres.
— Tengo miedo señorita, tengo miedo de ser un Caballero.
— Lo se, yo también tenia miedo al llegar aquí. Pero conocí personas maravillosas que me ayudaron a quitarme ese miedo innecesario. También ella me ayudo mas veces de las que quisiera contar. Si quieres comenzar a confiar en alguien confía en ella, Athena te escuchará.
Después de esa noche Shura subía todos los días a platicar con la estatua de Athena, Victoria cuidaba que nadie escuchará sus platicas hasta que llego el día de ser nombrado Caballero. Ese día Shura no fue a hablar con Athena sino con la doncella.
— Shura, ¿sucede algo?
A Victoria le sorprendió ver al niño frente a su puerta.
— Yo, solo quería agradecerte por todo. Y que hoy tuve mi ultimo entrenamiento como aprendiz aunque eso ya lo sabias pero solo quería platicártelo...
— Estoy muy orgullosa de ti, has hecho un gran trabajo esforzándote día a día dando lo mejor de ti.
— Y eso no hubiese sido posible sin tu ayuda y la de Aioros y siempre estaré en infinita gratitud con ustedes.
— Vaya, vaya y Shura fue nombrado Caballero Dorado de Capricornio. Parece ser que tus poderes están comenzando a surgir.
— No me eches la culpa, es ella quien me ha guiado hasta el. Probablemente no tengamos tanta suerte la próxima vez.
— Tal vez no, pero esta vez tengo que decirlo. Gracias por encontrarlo.
— De nada Shion, ahora si me disculpas debo acompañar a Saga, el día aun no termina y tenemos mucho que enseñar hoy.
— Por supuesto y también debo felicitarlos por hacer un gran trabajo con esos pequeños granujas.
— Todo gracias a los dioses, sobretodo a Ganesha que me ha brindado la paciencia.
La joven se depidio dejando a Shion en el coliseo junto a Aioros y Shura que celebraban al nuevo Caballero Dorado.
Saga terminaba de dar las lecciones de geografía cuando Victoria llegó. Ambos se pusieron a ordenar el salon de clase guardando los libros y ordenando los bancos.
— Lamento llegar tarde, perdí la noción del tiempo.
— No te preocupes, ¿que tal estuvo la ceremonia?
— Solo me alegro que Shura sea un niño, así no tendremos que cargar con los ebrios de los guardias.
— Aunque hubiera sido divertido.
Una sonrisa burlona escapo de los labios de Saga recordando su primer "fiesta".
— Quien se ríe a solas de sus maldades se acuerda, Daga de Géminis.
— Solo recordaba nuestro cumpleaños pasado, cuando Kanon y Aioros se escaparon para conseguir una botella de alcohol.
— Y recuerdo el castigo divino que les cayó encima a la mañana siguiente. Aunque fue divertido, bailamos como nunca.
— ¿Sabes también que recuerdo?— Saga se acerco a Victoria tomándola de la cintura, pronto las manos de Victoria se posaron en el pecho ajeno. — Lo hermosa que te veías esa noche.
Saga amaba con locura a esa joven romana que todos los días lo cautivaba con pequeños detalles de choques culturales. Solo ella podía lucir un bindi y una túnica griega y al mismo tiempo una armadura.
— Solo tu me haces perder la poca cordura que me queda en este lugar, Victoria.
El secreto mas maravilloso que mantenían eran miradas que compartían entre sí, lo único que podían compartir. Lastima que solo fueran por unos míseros y benditos segundos.
— Saben antes era divertido, ahora solo siento nauseas.
— Kanon, existen las puertas aprende a tocar.— Victoria se separó de Saga volviendo a ordenar los libros.
— Nada solo que vi a Victoria venir hacia acá creí que te encontraría.
— ¿Y para qué?
— Ya que tengo su atención quiero decirles que llevo 355 días sobrio, y ya que la señorita aquí presente se ira pronto de viaje creí que podríamos pasar una noche tranquila y pasarla en Géminis. Sera como un pre cumpleaños porque Victoria no estará para ver como florecemos nuestros 18 años podríamos adelantar el festejo.
— De acuerdo, después de terminar con esto iremos a Géminis.
Kanon se retiro mas que satisfecho y es que en verdad todos necesitaban la ayuda del alcohol para sobrellevar lo que estaba por venir. Una sola noche para hacer desaparecer sus problemas era lo único que deseaban en ese momento.
Saga y Victoria se encaminaban hacia la casa de Géminis con una botella de vino que habían guardado con recelo por mucho tiempo. En Géminis ya se encontraba Kanon, Aioros, un inquieto y hambriento Aioria junto a un somnoliento Shura.
El mas pequeño corrió al encuentro de la chica casi trepando por la tunica.
— Vaya que niño tan ágil, serás un excelente escalador.
— No, ¡seré caballero cómo mi hermano!
— Claro que si pequeño, y yo esperaré paciente a ver llegar ese día.
— Basta de ser niñeros el día de hoy. Aioria ve a jugar por allá y deja que los casi adultos charlen.
— Ya empezó...— Se lamentó Saga al ver a su hermano con los ojos rojos y sus torpes pasos.
Como era de costumbre Kanon y Saga comenzaron a discutir por quien era el mas fuerte y quien lucia mejor sin camiseta, llevándolos así a hacer flexiones hasta que uno de los dos cayera de sueño o de ebrio.
— Ay, extrañare que hagan eso.
— No sabes la suerte que tienes de separarte de estos dos.
— No es tan malo Aioros, una vez que te acostumbras.
— Y tu ¿ya te acostumbraste?
— ...mejor olvida lo que dije.— Observó el panorama, Aioria dormia junto a Shura y Kanon dormia abrazado de las piernas de Saga, era algo extrañamente tierno.
— Ven vamos, no quiero despertarlos y que causen un alboroto.
Aioros y Victoria siguieron la "fiesta" en el techo dd Géminis, era una noche fresca típica de la entrada al verano en Grecia. Las estrellas brillaban con intensidad ofreciendo un espectáculo digno de admirar.
— Me encantaría volar y recorrer todo el cielo estrellado, lastima que mis alas son de oro y no lleguen tan alto.
— Yo tambien quisiera hacerlo, lastima que mis alas son solo tinta en mi espalda.
— Nunca te has preguntado de ¿ dónde vinieron? O ¿quien te las hizo?
— Ha decir verdad, no. Un día antes de que me trajeran aquí yo tenia un dolor insoportable en mi espalda y el Guru del templo me dijo que debería estar orgullosa de mi "marca" no se que quiso decir pero me he acostumbrado a ellas.
— Pues tienes suerte, si yo despertada con un tatuaje asi Shion me lo arrancaria con sus uñas.
— Jajaja, que dramatico. Pero si, Shion es demasiado estricto.
Y era cierto, Shion era muy flexible y selectivo al mismo tiempo. Pero mas su reglas severas a los caballeros de oro se excedía, pero con Victoria era demasiado especial.
— Bueno hablando de Shion, me ire antes de que me de un sermón. Que no te de resaca por la mañana.
— Que los Dioses te escuchen.
Victoria bajo con cuidado por un pilar pero a lo lejos pudo ver una figura que vagaba entre las rocas muy cerca del templo de Aries.
— Aioros, estoy ebria o tu tambien ves a esa persona.
— ¿qué? ¿Dónde? ¿Esa que esta en Aries?
— Será mejor revisar.
Al acercarse a la casa de Tauro se escucho un llanto y ambos jóvenes acudieron al llanto de auxilio.
Un pequeño niño lloraba desconsolado gritando por su madre.
— ¡Mami! ¡Mami!
El llanto cesó al ver a Aioros que se acercaba.
— Oh por los Dioses, ¡Victoria es un niño!
— No puede ser, ¿como llego aquí?
— Hola pequeño, me llamo Aioros y ella es Victoria. ¿Cual es tu nombre?
El pequeño solo los miraba aun con lagrimas en sus ojos.
— Escuche que llamabas a tu mamá, ¿sabes donde pueda estar?
De nuevo el niño solo los miraba.
— Esta bien, puedes hablar con nosotros. Queremos ayudarte a buscar a tu madre.
— ¿Mamá?
— ¡Si! Aioros y yo te ayudaremos. Solo dinos por donde es que entraste aqui con tu mamá.
El pequeño corrió hacia un barranco empinado cerca de la entrada de las 12 casas.
— Vaya...parece que recorrieron mucho.
— Aioros ella debe estar cerca iré hacia la entrada, tal vez los guardias saben algo.
— Buena idea, vamos pequeño sube a mi espalda.
El niño subió hasta los hombros del castaño confiado en que lo ayudarían a buscar a su madre. En cuestión de minutos llegaron a la entrada del Santuario preguntaron a los guardias pero ninguno había visto a la mujer.
Victoria y Aioros recorrieron el lugar pero no encontraron algún rastro de ella.
Habian pasado tanto tiempo buscando que el niño se quedo dormido.
— Será mejor que lo lleve a dormir, es lo único que puedo ofrecerle ahora.
— Te ayudo a llevarlo.
— Gracias Aioros.
Victoria le cedió su cama al niño y vaya que tenia el sueño pesado. No pudo dormir esa noche intentando usar su cosmos para buscar a aquella mujer. Quizás había ido al Santuario por ayuda o solo quiso deshacerse del pequeño.
— ¿Mami?
— Hola pequeño, deberías estar durmiendo.
— Quiero a mami...
— Lo se, pero como ves aun es de noche y es muy dificil buscar en la oacuridad. Ven dame tu mano regresaremos a la cama y en cuanto salga el sol buscaremos a tu mami.
El niño le tomo la mano y Victoria sintió una fuerte descarga eléctrica recorrer por su cuerpo. Tuvo una visión, como la tuvo con Shura solo que en esta aparecía la constelación de Escorpio, tambien pudo ver algo mas de ese niño, algo que decidiría su futuro.
La joven cayó inconsciente y el niño comenzó a llorar alertando a Shion desde su cuarto.
Cuando Victoria despertó se encontró con Shion a su lado con aspecto de preocupación.
— El niño...
— No te preocupes, esta jugando con Aioria. Parece que se llevan bien.
— ¿Y la mujer? ¿La encontraron?
— No, pero aun siguen buscando algún rastro de ella.
— Espero que encuentren algo.
— Ahora dime porque te desmayaste. ¿Te sientes mal?
— No, es extraño pero sabes que durante mis meditaciones he tenido visiones. En ellas logro ver el futuro de estos niños y en que caballero se convertirán. Tome su mano y me petrificó el cuerpo, como si un rayo me cayera encima.
— ¿Que fue lo que viste?
— Vi como el niño sufría, como si estuviese enfermo o algo y estaba siendo resguardado por la constelación de Escorpio... no lo se fue muy confuso y agotó toda mi energía.
Shion enarco una sonrisa y soltó una ligera carcajada.
— Pequeño granuja, tiene mucha energía esperando ser liberada. Entonces hemos encontrado al próximo Caballero Dorado. Aun no se porque esta sucediendo esto pero pronto lo averiguare
— ¿Supones que las armaduras están escogiendo un niño específicamente?
— No ellas, tú.— Shion tomó la mano de la joven y un cosmos lleno de bondad inundo la habitación. — Los Dioses te han dado una tarea muy difícil y muy valiosa, yo estaré contigo hasta el final aunque me cueste la vida.
— Shion...
— Ahora tienes que prepararte, debes viajar mañana a la India.
Había olvidado esa pequeña parte. No podía quedarse en el santuario a cuidar del nuevo pequeño guerrero. Viajaría a la India a buscar a alguien que necesitaba desesperadamente su ayuda.
Esa misma tarde Victoria bajó a la casa de Geminis esperando encontrar al guardian de la misma y con su suerte ahi estaba a punto de salir.
— Saga, espera un momento.
Lo llamó haciendo retroceder unos escalones al chico.
— ¿Que haces aquí. Deberías estar descansando.
— Tranquilo, no pasó nada. — Sin dudarlo se abalanzo sobre el caballero y lo rodeo con sus brazos.
No tardo en ser correspondida y Saga la abrazó dando todo el cariño que podía brindar.
— Es que necesitaba verte, se que interrumpo tus deberes pero de verdad necesitaba verte y hablarte.
— Ven, se donde podemos hablar tranquilamente.
Siguieron camino abajo hasta perderse entre un camino de rocas.
Aunque el Santuario entero sabía la estrecha relación que mantenía Saga de Géminis con la maestra Victoria aun así no era bien visto que estos mantuvieran charlas intimas o demasiado contacto físico y visual. Las reglas del Santuario eran muy estrictas y como Caballero Dorado debía seguirlas al pie de la letra, pero el amor lo hizo romperlas al igual que Victoria y solo podían mantenerse en secreto. Con el tiempo Kanon sospecho de su hermano y fue cuando los descubrió. Aioros no tuvo que investigar como Kanon el fue mas observador y lo vio en sus miradas. Ambos lo mantuvieron en secreto y juraron jamas entrometerse o juzgarlos.
— Me iré mañana por la mañana y no se cuanto tiempo me tomé en regresar. Te escribiré cuantas veces pueda.
— Sabes que no me preocupa el que te vayas tanto tiempo, me preocupa que vayas con miedo. A mi no me engañas, habla conmigo. ¿De que dudas? ¿A que le temes?
— Saga, siento que les estoy arrebatando la vida a esos niños, arrastrándolos a una vida llena de dolor y sufrimiento. A veces pienso que es mejor esconder esto... esta maldición y dejar que vivan sus vidas.
— No debes de atormentarte por eso, tu y yo sabemos que el futuro es incierto y lo único que podemos hacer ahora es prepararlos para lo mas horrible que puedan enfrentar. Pero habrá valido la pena pues ellos fueron los elegidos para cuidar de este mundo y no estarán solos yo estaré cuidándolos y guiándolos hasta que ellos encuentren el camino por si solos. Y si los Dioses son misericordiosos les otorgaran una vida nueva y llena de alegría, y si tienen suerte tal vez encuentren el amor, así como lo hice yo.
Saga tomo las manos de su amada y plantando un beso en ellas la miró y fue de nuevo en esa mirada que Victoria recordó porque amaba a ese hombre bondadoso.
Pasmaron la noche en vela junto al
Templo de Géminis, si iba ser la ultima noche juntos después un largo tiempo deberían aprovecharla mirando las estrellas y que estas estuvieran a favor de su amorío.
La mañana siguiente Saga despidió a Victoria en la entrada del Santuario, tomando sus caminos en paz después de que Saga le prometiera a Victoria que encontraría a los padres del niño nuevo y que lo cuidaría como Aioros cuida a Aioria. Y Victoria le prometio a Saga que no dudaría mas de ella y sus poderes.
...Fin Flashback...
— Justo cuando se cumplieron 6 meses de la partida de Victoria Aioros y yo los llevamos a Shura, Aioria y Death Mask, quien regresaba de Italia, y a ti a una excursión en la Isla de Milo. Ahi un anciano te reconoció y me llevo al lugar donde solías vivir. Lo único que encontré fue un diario, ahí se encontraban las anécdotas de tu madre desde el embarazo hasta el día en que se quitó la vida. Al final Aioros y yo nos convencimos que fue el espíritu de tu madre que te guió hasta el Santuario porque sabia que estarías a salvo aquí.— Saga hizo una pausa al ver la expresión de Milo. Estaba atónito ante lo que había escuchado. — Te dije que seria duro de digerir.
— No, todo cobra sentido ahora. Hace años que no tengo esos sueños pero cuando era mas joven soñaba con una mujer que jugaba a la orilla del mar. Probablemente es un recuerdo de mi infancia y ahora atesoraré ese recuerdo que siempre quise borrar.
— Ahora que lo sabes, debes cumplir con tu parte y no contárselo a nadie.
— Aun no terminamos, aun quiero saber mas de ella y quiero saber del pasado de mis compañeros. — Sin darse cuenta ya era de día y Seiya llegaba a las mazmorras para llevarle alimento a Saga.
— ¿Milo? — El caballero de Pegaso se asombro al ver a Milo en el piso sollozando frente a Saga.— ¿Pasó algo?
— No nada, yo ya iba hacia allá. Deja la comida y regresa a tu puesto. Seiya obedeció y huyo lo mas rápido posible.
— Parece ser que nuestra historia ha terminado por hoy.
— De acuerdo, volveré mas tarde.— Milo le entrego el plato con comida y se despidió.— Una cosa mas, dijiste que encontraste el diario de mi madre ¿aun lo tienes?
— Me gustaría decir que si pero... ella se lo quedo y jamas supe donde lo guardo.
— Lo imaginé, vendré mas tarde, quizás a la hora de la cena.
— Ven a la hora que puedas, yo no tengo nada mas que hacer.
Milo se marcho con una sonrisa en la cara. Ahora mas que nada tenia muchas preguntas, curiosidad sobre el pasado de sus compañeros. Pero poco a poco sus dudas se irían despejando.
Mientras tanto Saori estaba a nada de perder la esperanza, agotando casi toda su cosmo-energía intentando encontrar algo que la guiara hasta Niké, pero cada vez que creía encontrar algo lo perdía de nuevo.
Alim había permanecido a su lado en todo momento al igual que los caballeros Dorados. Y al igual que Saori cada segundo se sentían desesperanzados.
Un último intento por parte de la Diosa y uno muy arriesgado. Espero a la luna y haciendo un pequeño ritual llamo a su hermana Artemisa pero sus rezos no fueron escuchados.
— Es un hecho Athena, por los Dioses recemos porque Hades tampoco la haya encontrado.
— Porqué no puedo encontrarte Niké, que te ha pasado para desaparecer asi.
Se lamentaba Athena casi culpándose por la desaparición de la Diosa alada.
El discípulo de Alim corrió por los pasillos del palacio hasta llegar a donde se encontraban reunidos.
— ¡ Señor Alim! ¡Señorita Athena!
— ¿Que sucede muchacho? ¿por que gritas asi?
— Tienen que venir, alguien muy importante esta aquí.
Ambos corrieron junto al muchacho en dirección al comedor en el transcurso se unieron los Caballeros Dorados. De pie ante el comedor dos hombres esperaban a la Diosa.
— Esto parece imposible... ¡Están aquí!
Alim hizo una reverencia ante los dos hombres la cual, hizo sentir curiosidad a Saori de porque deberían ser venerados de esa manera.
— Athena, que joven te ves. Han pasado siglos desde nuestra ultima pelea juntos.
— Zelos y Kratos. Si estan aqui es por Niké.
— En lo absoluto, su cuerpo no se encuentra descansando y eso ha preocupado a Zeus por tanto decidimos buscarla nosotros y todo indicaba que se encontraba en tu Santuario.
— Es una tragedia Kratos porque, ella no esta. Yo creía que estaba conmigo pero no... Dejo un poco de su cosmos en este báculo haciéndonos creer que seguía ahí pero no. Ahora temo por ella, temo porque Hades la encuentre.
De los tres caballeros que cruzaban el palacio uno permaneció en el planetario. Y si recordaba aquellas lecciones diarias de astrología las estrellas de la constelación de Géminis brillaban con intensidad.
Mu no lo calló mas tiempo y corrió hacia las tres deidades dando aviso de lo que ocurría en el planetario.
Saori ordenó a sus caballeros que buscaran a Kanon de Géminis y lo llevaran de regreso al Santuario. Mientras ella regresaría acompañada de Kratos y Zelos.
