DETRÁS DE LAS PAREDES
by Lady Ardlay
CAPITULO II: ALMAS INVERSAS
_Paty… ¿escuchaste eso? _ preguntó Annie cubriéndose con la manta hasta la nariz.
_No estoy segura, parecía que alguien lloraba… pero seguramente es el viento…
_Anoche también lo escuché, creí que era mi imaginación.
_Hay una fuerte ventisca, eso debe de ser _ dijo su amiga con incertidumbre, la sensación de ser observada la tenía aterrorizada.
_ Terry… ¿escuchaste eso?
_ ¿Escuchar qué pecosa? _ respondió él somnoliento.
_ Escuché algo… iré a ver.
_No dormirás hasta saciar tu curiosidad, ¿verdad?
_ Ya me conoces… ¿me acompañas?
_ ¡Annie, Paty! ¿qué hacen despiertas?
_Solo bajamos a preparar té para poder dormir. ¿Y ustedes?
_Me pareció escuchar algo, pero … tal vez no sea nada…
_ Lo ves, pecosa, afuera hay una fuerte ventisca, buenas noches, señoritas, cariño, te veo arriba.
_Candy, nosotras creímos escuchar algo más que la ventisca _ mencionó Annie.
_ Yo también...
_ ¿Qué creen que haya sido lo que escuchamos? _ cuestionó Paty con una tetera en la mano.
_Yo creo que Terry tiene razón, solo es el viento.
Se quedaron en la cocina preparando té para que pudieran dormir, aunque fue difícil conciliar el sueño.
_Buenos días, Pecosa, hoy estaré fuera, el Sr. Jones quiere mostrarme unas casas que remodelo, me tomara toda la mañana. Algunos de los trabajadores empezarán por la fachada así que te sugiero que no estés de curiosa.
_ No te preocupes, aún tengo muchas cosas por hacer.
_Chicas hay algo que no les he dicho, los empleados dicen que escuchan cosas raras, o ven cosas. La casa no se ha vendido, porque los posibles compradores huyen apenas se enteran de que alguien murió aquí. Terry remodelará con la esperanza de que así se venda.
_ ¿Estás diciendo que en esta casa espantan? ¡Y no pensabas decirnos! _ dijo Annie poniéndose de pie y colocando sus manos en su pecho.
_No creerán esas cosas, lo de anoche fue solo nuestra imaginación.
_ ¿Y las tres compartimos la misma imaginación? Candy, sabemos lo que oímos y tú también, no intentes engañarte.
_Paty, no quiero que se asusten, no quiero estar aquí sola. Desde que llegamos me siento observada.
_ No quiero estar ni un minuto más aquí, lo de anoche fue aterrador no puedo evitar estremecerme al recordarlo, además, la primera noche que dormí aquí escuché un sollozo y un susurro en la habitación. Dime que esa no era la habitación de Susana.
_Cálmate, Annie, por supuesto que no, esa habitación está cerrada.
_Candy, aunque tengo mucho miedo, no te dejaré sola.
_Gracias Paty, ¿Annie, tú también te quedarás?
Britter suspiró con resignación _Está bien, Candy, pero debes hablar con Terry acerca de esto.
Detrás de las paredes de una habitación se escuchaban pequeños golpes.
"No es justo, ellos son felices, y yo… estoy aquí rodeada de obscuridad"
Las paredes de la casa hicieron un ruido que se escuchó como un lamento, los trabajadores pensaron que alguna de las jovencitas que estaban a dentro había gritado. Pero no se acercaron, solo en caso de que alguna de ellas saliera a decir que había una emergencia entrarían.
_Candy, ¿escucharon eso? creo que deberíamos irnos de aquí cuanto antes _ dijo Paty, que había leído un libro en el que relataban acontecimientos paranormales y decía que los espíritus negativos se alimentan de energía, cuanto más le teman más fuerte se hacen.
Había pasado una hora, se encontraban tomando el té en el jardín cuando escucharon ruidos en la habitación donde Candy dormía, el balcón daba directo hacia ellas. Candy, alzó la mirada y pudo observar la silueta de alguien que miraba detrás de las cortinas, se puso en pie sin dejar de ver hacia la ventana.
_Candy adónde vas, no subas _suplicaron sus amigas, pero ella las ignoró.
Al abrir la puerta, percibió un aroma que no le era familiar, observó alrededor y todo parecía estar en orden, todo excepto algo que antes no estaba ahí. El manuscrito de Susana estaba abierto, se apreciaba una caligrafía impecable.
No se explicaba como llego ahí, estaba sobre la cama, ella lo había dejado en un baúl. Su curiosidad pudo más que su instinto el cual le decía que no leyera, pero aun así lo hizo, sus ojos se abrían desmesuradamente con cada página que leía. La novela no era desconocida, era la vida misma de la actriz.
En ella se leía:
"Es el chico más hermoso que mis ojos hayan visto jamás" _ se leía en la primera página.
No me escucha, siempre está ausente, se niega a abrir su corazón.
Es como una hermosa estatua de hielo cuando está junto a mí_ las manchas de la hoja revelaban las lágrimas derramadas al escribir.
¿Porque no puedes amarme? "Ella es una sombra en nuestras vidas" _ era el diálogo en cual "Tylor" como se llamaba el protagonista, solo callaba ante el cuestionamiento de su interlocutora.
Sin embargo, la historia tenía un final feliz "Tylor se casó y se enamoró de Suzel y vivieron felices para siempre"
El amor prevalece más allá del tiempo, mas allá de la eternidad, al final renacerá y entonces me amaras _Con estas palabras finalizaba aquella historia.
Una hoja cayó, era una nota de Susana, sin remitente:
"Sé que mi salud no es la mejor y lo único que lamento es no poder seguir con él, sé que pronto llegara mi final. No me arrepiento de tener a Terry en contra de su voluntad. Después de todo este tiempo ya no sé si le amo o le odio"
Mientras ella estaba sumergida entre esas letras, Annie y Paty no podían entrar, la puerta se cerró dejando a su amiga encerrada en aquella habitación. El miedo se apodero de ellas, ambas temblaban al escuchar voces desconocidas en el interior.
Detrás de aquellas paredes azules de la habitación una sonrisa emergía en la oscuridad, los fríos muros habían cedido y una mujer se materializaba detrás de la rubia. Fortalecida por el miedo de las muchachas, la ira y maldad de Susana logró una energía que la hizo traspasar esas barreras que la retenían.
Candy no se percató del ser maligno que la observaba con profunda ira, flotaba a la par de ella.
Cuando sintió la presencia detuvo su andar, su piel se erizo, el ambiente se tornó frío. Susana sin más la tomó por los brazos y comenzó su lucha intensa, algo que siempre deseó hacer cuando estuvo viva, golpear a Candy.
Ella estaba muerta y la razón de su infelicidad viva, jalo aquellos rizos, rasguño su cara, apretó sus brazos, la empujó con tanta fuerza que Candy cayó al suelo sin comprender lo que pasaba, solo sentía que su cuerpo era violentado, poco a poco se fue perdiendo en la inconsciencia, todo se volvió oscuro y no supo nada más…
_Candy, mi amor, despierta.
Escuchaba voces a lo lejos, alguien la sacudía suavemente, lentamente abrió los ojos y vio a Terry, la miraba con ternura.
_Mi amor_ logró murmurar.
_Mi vida, ¿qué te paso?, te encontramos aquí tirada, creo que te golpeaste muy fuerte la cabeza _ ella lo miraba confundida _Por favor, dime que estás bien.
_ Yo… estoy bien. Ahora que te veo mi amor, te amo Terry.
_Y yo a ti mi amor, sabes que te amo con todo mi ser Candy.
_ ¿Candy? Pero… porque me llamas Candy.
Comenzó a enfurecerse, Terry la miraba sin comprender lo que pasaba, la abrazo con mucho cariño y ella logró tranquilizarse. La cargo y la llevo hasta la cama.
_Necesitas descansar, creo que el golpe fue más fuerte de lo que creí, iré por un doctor para que te revise.
_ No hace falta, solo necesito descansar un rato y estaré perfectamente.
Paty y Annie, se miraban asustadas _ algo no está bien, dijo Paty _ mientras veía como Terry besaba la frente de su esposa.
Terry dormía abrazado a ella, no podía creer lo que estaba pasando, solo quería seguir disfrutando de ese hermoso sueño, sentirse amada por él.
_ ¿Qué ha pasado? _ se levantó y caminó por la habitación tocando cada mueble, la suave tela de la camisola, su tersa piel y sus blancas manos, se paró enfrente del enorme espejo de roble que ella misma mando a colocar ahí, su cuerpo se estremeció.
¿Por qué estaba Candice mirándola así? ¿Qué hacía Candy en sus sueños?
Su ceño se frunció, pero pronto se dio cuenta que el de Candy también y levantó su mano lista para abofetear, pero la de ella también y repetía cada movimiento que hacía, sintió enloquecer al comprender lo que pasaba, no era un sueño, ella no estaba viva, Candice, si, y ella estaba en su cuerpo.
No supo cuánto tiempo se quedó mirando el espejo asimilando la situación, pero sonrió y decidió que no le importaba, cuando Terry se paró junto a ella y le comenzó a susurrar que volviera a la cama, mientras la abrazaba con tanta ternura y la besaba. Lo qué pasó esa noche fue un sueño hecho realidad, sentir cada caricia, cada beso de él ardiendo en su piel o en la de Candy, eso era lo de menos, ella podía sentirlo, disfruto de aquel placer inmenso que la dejo vibrando debajo de las sabanas.
Por fin supo lo que era hacer el amor con él, con su amor, esa noche por fin la había hecho suya y no pensaba renunciar a ese privilegio. Que importaba estar en el cuerpo tan ordinario de su enemiga, si podía besar, tocar y amar a ese hombre que en vida no pudo.
Por la mañana cuando se despertó, al darse cuenta de que él ya no estaba en la habitación, temiendo que todo hubiera sido un sueño corrió al espejo y se miró, ahí estaba esa mirada verde que tanto odiaba y esas horribles pecas que bañaban sus mejillas. Se fue a duchar, estaba feliz porque podía bailar y saltaba porque había pasado tanto tiempo en una silla de ruedas que había olvidado esa sensación.
Busco entre los vestidos uno que estuviera a su altura, que no fuera tan aburrido y poco atractivo, pero no encontró ninguno, ya renovaría ese guardarropa cuando pudiera, se conformó con un vestido de seda azul de amplia falda que le llegaba hasta las rodillas, reconoció que era lindo, se lo puso, el azul era su color favorito, siempre le gustó porque resaltaba sus hermosos ojos celestes, olvidó ese pequeño detalle al verse al espejo y vio que esas esmeraldas que la miraban desentonaban terriblemente con el vestido, pero que más daba. Ella estaba viva y libre mientras Candy era una prisionera…
