DETRÁS DE LAS PAREDES
by Lady Ardlay
CAPITULO III: PESADILLA
Bajo las escaleras y se dirigió al comedor donde ya la esperaban, sonrió cuando encontró los hermosos zafiros que la miraban con amor, enseguida se paró y jaló una silla para que se sentara junto a él. No sin antes darle un breve beso en los labios.
Saludo con cortesía a las damas que no tenía idea cómo se llamaban, pero recordaba vagamente que eran amigas de esa.
_ ¿Cómo te siente hoy, Candy? _Preguntó Paty sonriendo y observando detenidamente a su amiga, pero Susana no dejaba de comer y no hizo caso, no pensó que fuera a ella a quien se dirigían, no reconoció el nombre al que ahora debería responder.
_ Candy, cariño, ¿no piensas responderle a Paty?
Terry le había tomado la mano y eso hizo que le mirara y fue cuando cayó en cuenta de que ella era "Candy". Debería responder siempre que se digieran a ella con ese nombre que tanto odiaba.
_ Perdón, cariño, no escuché, ¿qué fue lo que preguntaste?
Observo a ambas sin dirigirse a alguna en especial, solo lanzo la pregunta al aire, ya que no sabía quién demonios era Paty, si la chica del vestido rosa pálido o la de verde turquesa, para ella ambas tenían pésimo gusto.
Paty y Annie, casi se atragantan al escuchar esas palabras, Candy podía ser la persona más dulce que conocieran, pero jamás había usado con ellas ese apelativo afectuoso, simplemente les llamaba por sus nombres.
Paty pestañeó y balbuceó _ Que… si… te sientes bien… el… día… de… hoy _ Termino la frase tartamudeando, su rostro había perdido el color. Se permitió sonreír, la pequeña taza de porcelana que sostenía se balanceaba en sus manos temblorosas, con movimientos torpes logró llevarla hasta su boca.
A Terry igual le pareció extraña la actitud de Candy, pero se lo atribuía al golpe del día anterior, creía que solo necesitaba descansar. Durante la mañana Susana recorrió toda la casa, se sentía feliz de estar de nuevo afuera, poder recorrer, tocar y sentir cada rincón de su bella residencia estilo victoriano, la cual eligió por ser espaciosa, la había pintado en color blanco con algunos toques azul, por dentro las paredes eran azul celeste como el color de sus ojos, tenía un porch en donde solía tomar el aire por las tardes, un hermoso y enorme jardín, y un extenso terreno que colindaba con un bosque, cerca del vestíbulo vio a Paty y a Annie, estaban armando unas cajas y a su lado estaban unos baúles.
Se acerco a ellas colocando sus manos al frente y entrelazando sus dedos, observando la ardua labor, después preguntó con curiosidad_ ¿Qué hacen?
_Hola Candy, vamos a guardar la ropa en cajas para que se las lleven a los orfanatos que dijiste _ Respondió Annie sin prestarle demasiada atención, colocando una dirección con letras grandes en la caja.
Susana seguía observando atenta, fue hasta que abrieron los baúles que descubrió su preciada ropa.
_ ¡Nooo! _ se cubrió la boca con una mano, después del grito que se le escapo.
_ ¿Perdón? _ Dijo Annie, sin comprender su actitud.
_ Ah… es solo… que pienso que es una lástima donar toda esta hermosa ropa, es de una excelente calidad, son de seda y satén _ comentó con frustración, se veía desesperada, comenzó a jugar con su cabello intentando controlar las ganas de arrebatarle sus pertenencias.
_Pero si tú dijiste que no querías nada de Susana en la casa, además sabes que pronto vendrá un auto que se llevara todo y necesitamos separarlos y ordenarlos en las cajas, ¿lo olvidaste, Candy? _ preguntó con cautela Paty, poniéndose de pie y colocando sus manos en las caderas.
Marlow, se sentó en suelo y acariciaba con tristeza la suave tela de los vestidos _ Yo… no, claro que no lo olvide _ sonrió nerviosa _ es solo que recordé qué tal vez podría utilizar algunos vestidos que me gustaron mucho y se ven nuevos, tal vez ella nunca los uso.
Sus amigas la miraban sin dar crédito a lo que oían.
_ Pero, tú dijiste _intento replicar Annie, Paty quien tenía un mal presentimiento la insto a callar.
_ Annie, tal vez Candy tenga razón, no le veo nada de malo, yo también observé que algunas prendas son nuevas, si no la usaron no veo porque no pueda quedarse con ellas _ Annie la miró horrorizada, Paty sonrió levemente.
_Gracias, cariño, eres todo un amor.
Y mientras escogía hermosos vestidos dignos de ella, tarareaba canciones en francés.
Annie tembló al oírla y antes de que pudiera decir algo, Paty le tomó las manos y le hizo una seña para que no dijera nada. Ellas sabían que Candy no sabía francés, en el San Pablo jamás logró aprender siquiera una frase.
Paty era una devoradora de libros por excelencia y no tenía un género preferido, leía diversos y hacía poco tiempo había leído uno de historias de terror basado en hechos reales, su amigo y pretendiente le encantaban esos géneros y tenía cierta obsesión con los hechos sobrenaturales, ella le había pedido prestado uno y recordaba que hablaba de las posesiones de cuerpos, este relataba la historia de una familia cuyo hijo fue poseído por un espíritu, la familia contaba como él joven de un día para otro comenzó a actuar raro, ellos habían comprado una casa cerca de un lago, su hijo aseguraba que por las noches escuchaba ruidos en la habitación. Pero ellos no le dieron importancia, al pasar el tiempo su hijo comenzó a actuar raro, su expresión cambio y hacía cosas que jamás había hecho. Cuando le hablaban por su nombre parecía no escuchar y a menudo tenían que hablarle fuerte para llamar su atención. Por las noches su hijo hablaba idiomas que ellos no lograban comprender. Acudieron con un sacerdote que les dijo que las almas atormentadas no iban al cielo, estás quedaban vagando por la eternidad y muchas con el paso del tiempo se volvían tan violentos que podían interactuar en el mundo de los vivos, se alimentaban del miedo. Y si encontraban un cuerpo frágil y vulnerable podían poseerlo y usurpar esa personalidad.
Paty le contó a Annie esa historia pues tenía ciertas dudas, desde ese día del incidente de Candy ya no se oían esos extraños ruidos, no se escuchaba ese escalofriante susurro del viento que parecían sollozos. Candy no les llamaba por sus nombres, había olvidado ciertas pláticas y hechos recientes, además, usaba la ropa de Susana.
Sin contar que idolatraba a Terry más de lo normal, ellas no tenían duda que lo amaba y ambos se demostraban su amor sin importar que los miraran, pero está Candy, sobre pasaba toda muestra de amor por él, besaba a Terry delante de ellas como si quisiera comérselo, haciéndolo sonrojar, se la pasaba colgada a su cuello siempre que podía. Esa noche al bajar a cenar "Candy" usaba un hermoso vestido negro, demasiado exquisito y extravagante para una simple cena.
_ Te ves hermosa, mi amor, como siempre _ exclamó Terry deslumbrado por el atuendo_ "Pensé que no te gustaban esos vestidos tan llamativos" ¿es nuevo?, no lo había visto _ le susurró al oído, la miro de pies a cabeza y agregó muy despacio para que solo ella lo escuchará _ aunque, tal vez lucirías preciosa con el digamos… en un elegante restaurante o en el teatro.
_ ¿No te gustó? _ Susana, bajo la mirada y sus ojos se cristalizaron parecía que iba llorar, Terry la abrazo y comenzó a consolarla diciéndole que le había encantado como lucia, que no le hiciera caso, que usará lo que usará, para él siempre sería la más hermosa de todas las mujeres.
Ese tipo de vestido le recordaba vagamente a alguien, pero no sabía exactamente a quien, la actitud infantil como si de repente estuviera a punto de hacer un berrinche, no era propio de Candy. Pero nuevamente Terry decidió ignorar esos pensamientos. Paty estaba convencida de que esa no era su amiga, sus miradas y gestos eran diferentes.
En un rincón obscuro y frio, detrás de unas gruesas paredes se encontraba ella con mucho miedo, no comprendía que pasaba, no veía nada, escuchaba la risa de su esposo incluso escuchaba su voz. Podía oír claramente los tenedores chocar con la porcelana, escuchaba a sus amigas. Era una pesadilla, quería salir y correr, pero no había salida. Se colocó en posición fetal abrazando sus piernas, enterró su cara en ellas y comenzó a llorar.
Por la noche, algo la impulsó a caminar por ese lugar oscuro. Logró ver la sala de estar, camino por ella, quiso subir en busca de su amado, al intentar abrir la puerta su mano se desvaneció en la perilla _ ¡Que está pasando! _ lloraba y gritaba desesperada, quería entrar y abrazar a su esposo, inexplicablemente entró en la habitación él estaba ahí, durmiendo tranquilamente, tan hermoso como siempre, pero, no estaba solo, se sobresaltó al ver que alguien lo abrazaba.
¿Era ella? ¿Cómo era eso posible? si ella estaba parada junto a la cama. Entro en pánico, su corazón se aceleró y quiso despertar a Terry, decirle que algo malo pasaba, que esa que dormía en su cama no era ella _ Terry _ llamo tan fuerte como pudo, pero él no se movió, quiso tomarle su mano y tampoco pudo. Desesperada comenzó a correr, daba vueltas en la habitación, gritaba, se jalaba sus hermosos risos dorado, pero lo peor ocurrió cuando ella se levantó de la cama, a Susana le pareció escuchar algo.
Se sentó observando atenta la habitación, ella sabía que pasaba, podía sentirla y sabía de primera mano lo que era observar y que nadie se percatará de su presencia, al menos no de la física. Sonrió con malicia y se acomodó en el hombro la trenza que se había hecho.
_ "Así que estás aquí" _ ¿qué se siente estar en mis zapatos? _ Porque yo puedo decirte que estar en los tuyos es… lo más delicioso que me ha pasado.
Decía acariciando el amplio pecho desnudó de Terry y le besaba tiernamente, él no dudó, parecía como en esos cuentos de hadas en donde el príncipe despertaba a su amada con un beso, pero aquí era al revés, la princesa despertaba al príncipe. Susana lo besaba y él le correspondía. Ella no cerró los ojos durante el beso, se limitó a observar la habitación, mientras hacían el amor ella no dejaba de sonreír al imaginar que Candy estaba observando todo, su emoción la traspaso y con agilidad rodo hasta quedar encima de él y entonces fue ella quien le hizo el amor.
No hubo recato alguno, la manera en que la noche pasada lo habían hecho, fue encantador, él era lindo, cariñoso y delicado. La tocaba con ternura como si temiera lastimarla, pero ella quería esa pasión que sabía que Terry tenia, esa intensidad con la que le refutaba cuando lograba sacarlo de sus casillas, por eso cambio los papeles y ahora parecía una amazona encima de él.
Él se sorprendió, pero no la detuvo, se dejó llevar por la pasión.
A Candy el corazón se le rompía en mil pedazos, era la peor pesadilla que hubiera tenido en toda su vida, cerraba fuerte los ojos porque quería despertar. Al no conseguirlo cayó de rodillas con su rostro bañado en lágrimas. Gritó con todas sus fuerzas y al abrir los ojos ya no estaba en el mismo lugar, de nuevo estaba detrás de esas paredes, ya no estaba segura si quería salir o quedarse allí para siempre.
¿Cómo era posible que él no se diera cuenta que no era ella? Decía amarla y no podía reconocerla, cerró sus ojos, suspiró y pensó en sus amigas. Cuando los abrió estaba en la habitación de Paty, en la misma cama estaba Annie que por el miedo que sentía no quería dormir sola, se alegró al verlas, pero como hablarles, si con Terry lo intentó y no funciono. Se sentó junto a ellas, las observaba y les hablaba, sabía que no la escuchaban, pero al menos quería desahogarse.
