¿Por qué?
Chap. 3
Ginny Weasley estaba parada frente a él, con la varita en alto y dispuesta a atacarlo en cualquier momento.
-Pero si es la comadreja menor que emerge de su madriguera… ¿No es muy peligroso este ambiente para ti?
-Contrario a lo que tu pienses, no. Que yo este en este lugar no varia mucho de estar en cualquier otro lugar, porque me sé defender mejor que cualquier otro que este aquí… pero al parecer tu no tienes muy claro eso, ya que me vives defendiendo ¿Algún motivo en especial para hacerlo, Malfoy?
-¿Qué te hace pensar que yo te defiendo, Weasley? Te das demasiada importancia.
-Pues tengo que tener alguna importancia para ti para que me defiendas en cada batalla… ¿Es que aun sientes algo por mi?
-Nunca he sentido nada por ti, Weasley.
-Entonces, ¿Por qué me defendías en las batallas? ¿Por qué? ¡¿Por qué!
-Pienso… que te imaginas cosas porque quieres creer desesperadamente que yo siento algo por ti. Pero bájate de esa nube, Weasley. No siento nada por ti. Nunca lo hice.
-¿Por qué lo niegas, Malfoy?
-No est…
Pero no pudo seguir hablando al oír una voz de ultratumba, que no podía ser otra que la del Señor Oscuro.
-He recluido mortifagos por tanto, tanto tiempo… Y nunca, ¡jamás! Había tenido junto a mí a alguien que me podría beneficiar tanto. Quiero presentarles a mi más grande adquisición… a mi igual. Al que de ahora en adelante será tan respetado, temido y odiado como yo… O más: ¡Harry Potter!
Hubo una exclamación general. ¿Harry Potter? ¿Su igual?
-Harry… -murmuró Ginny, llevándose una mano a la boca, tremendamente sorprendida.
-Potter –murmuró Draco, igual de sorprendido que Ginny-. No puedo creerlo… -dijo soltando una carcajada. ¿Quién iba a pensar que el famoso Harry Potter, el niño que vivió, la salvación del mundo, el peor enemigo del Lord Oscuro… iba a estar al lado del Lord? Las posibilidades de triunfo del bando de "la luz" eran de un millón negativo… Lo que significaba que las posibilidades de Ginny de vivir eran también escasas-. Esto no les deja muchas posibilidades a ustedes.
-Debes estar muy feliz.
-Potter ya decidió su bando, Weasley… ¿Por qué no haces lo mismo?
-oOo-
-No puedo creerlo. Sencillamente no puedo creerlo –decía Ron, caminando en círculos en el salón, donde estaba toda la orden reunida-. ¿Cómo vamos a luchar contra Voldemort con el maldito traidor de su parte?
-No creo que esa sea la pregunta correcta, Weasley –dijo Susan Bones.
-La pregunta correcta es: ¿Vamos a ser tan rematadamente imbéciles de luchar contra Voldemort con Harry Potter de su parte?
-¡¿Dejaremos que Voldemort y el perjuro se salgan con la suya! –gritó Ron, rojo de furia.
-No, Ron, ellos ya se salieron con la suya –recalcó Ginny-. Conoces perfectamente la profecía, Ron: El único que puede derrotar a Voldemort es Harry y viceversa.
-¿Cómo osas llamar al insidioso ese por su nombre?
-¿Y como quieres que lo llame?
-Por Dios… ¡Se unió al hombre que mato a sus padres! ¡Que le ocasiono diez años de amargura! ¡Al hombre que ocasiono un millón de muertes…!
-Eso lo sabemos perfectamente, Ron –intervino Hermione-. Y no podemos hacer absolutamente nada. Todos estamos tan indignados como tu, Ron… Pero… Pero creo que debemos dar esta batalla por perdida –sentenció Hermione con los ojos acuosos-. Lamentablemente sin Harry no podemos ganar esta guerra.
Nadie dijo nada. Sabían que era cierto.
-oOo-
-Ginny…
Maldita voz. ¿Ya no podía dormir tranquila?
-Ginny…
¡Que se calle!
-Ginny…
¡Maldición!
-¡Despierta!
-No…
-Oh, por Dios ¿siempre fuiste tan mala de despertar?
-Maldición, ¿Qué quieres? –preguntó la pelirroja, poniéndose una almohada en la cabeza.
-No creo que debas hablarme así, Ginevra –dijo con voz divertida, para luego agregar un poco más serio-. Ahora levántate si no quieres que te mate.
Ginny se quitó la almohada de la cabeza para ver quien era su amenazador nocturno.
-Harry… ¿Qué haces aquí? –preguntó Ginny, deslizándose hacia el otro extremo de la cama, atemorizada.
-¿Me tienes miedo? Pero si no tienes nada que temer, mi querida Ginny. No he venido a hacerte daño.
-¿A que has venido?
-He venido a hacerte una propuesta, ¿Qué dices?
-¿Cuál es la propuesta?
-¿Te gustaría unirte a mi?
-¿U…? ¿Unirme a ti?
-Así es. Como mortifaga podrías ser muy buena.
-¿Por qué has venido a hacerme esa propuesta? ¿Qué te hace pensar que yo aceptare?
-¡Vamos Ginevra! Sé perfectamente que has estado planteándote cambiar de bando, mucho antes de que se hiciera publico mi… fascinación por el lado oscuro. Además de que si te unes a mi tendrás una perfecta oportunidad con Malfoy.
-¡¡Yo no tengo ninguna oportunidad con ese…! ¡Ese…! ¡¡Ni siquiera encuentro un adjetivo apropiado para describirlo!
-Tienes más de las que piensas, mi querida Ginny…
-¿Qué quieres decir con eso?
-Quiero decir… -sonrió-. Mañana a la media noche vendré a buscarte.
-¡Pero aun no he aceptado!
-Aun no has aceptado. Por eso vendré mañana. ¡Nos vemos! –Y desapareció.
-oOo-
-¿Y bien? ¿Ya la chiquilla esta… en nuestro bando?
-Aun no –contestó Harry-. Pero muy pronto.
-No me gusta nada que te tomes tantas molestia por esa niña, Harry.
-¡Oh, vamos, Tom! Estoy harto de decirte que no tengo nada con Ginny. Ella ama a Draco Malfoy y Malfoy la ama a ella… Y yo te amo a ti –dijo el moreno acercando al lord hacia si para besarlo apasionadamente.
-oOo-
Y ahí estaba, inclinada en el retrete, deshaciéndose de todo lo que había comido durante meses.
-¿Ginny? –escuchó la voz de Luna llamándola a través de la puerta del baño.
-Estoy aquí –contestó la pelirroja, levantándose para enjuagarse la boca. Pero no pudo siquiera llegar al lavamanos, cuando las arcadas volvieron a atacarla.
-¿Estas bien? –preguntó Luna.
-Nunca he estado mejor –contestó Ginny, irónica.
-Te venia a buscar para que desayunemos juntas… Pero creo que no estas muy dispuesta para comer…
-No me hables de comida, por favor. ¡Dios! Que mal me siento –dijo Ginny, saliendo del baño para recostarse en su cama.
-¿Quieres que te traiga algo? No sé ¿una poción?
-No… Odio las pociones. Ya se me pasara.
-¿No quieres ir donde Madame Promfey?
-¡No! Me recetara una poción… ¡No quiero ninguna poción!
-Por Dios, Ginny, no puedes ser tan testaruda. Si no vas por tu cuenta donde Madame Promfey te llevare a rastras, Ginevra.
-¡No quiero ir! –protestó Ginny, cubriéndose de pies a cabeza con las sábanas.
-Si no quieres que Madame Promfey te revise, entonces déjame traerte una…
-Por favor, Luna… Pronto estaré bien. Ahora quiero estar sola –Dijo Ginny, asomando su cabeza por la sábana. Luna le mandó una mirada preocupada-. Por favor.
-Bien… Si necesitas algo, avísame, ¿si? –pidió Luna, antes de salir.
Bien. Harry le estaba dando la oportunidad perfecta para cambiarse de bando. Simplemente perfecta. Si aceptaba irse con el moreno no correría mas peligro. Estaba segura que la mayoría de las personas se iban a ir al lado de Voldemort y Harry… Ya no había ninguna duda sobre cual bando resultaría ganador. Y ella estaba en el perdedor. Y le estaban ofreciendo irse al ganador. ¡¿Entonces porque diablos se lo pensaba tanto! Por su familia, obvio… o por lo menos lo que quedaba de ella. Habían muerto Percy, Charles y su padre a lo que su madre se había vuelto loca…
-Pero quedarme aquí no va hacer ninguna diferencia –pensó Ginny-. Bien, decidido. Me voy con…
-¡Vaya! Decidiste mas rápido de lo que pensé.
-¡¡Harry! –Exclamó la pelirroja, dando un salto-. ¿Me quieres matar?
-¿Yo? Nunca –Contestó Harry divertido-. ¿Algo que te quieras llevar antes de irnos? Si no quieres, no lleves ropa. Te daremos todo lo necesario.
-¡Bien! Pues ¿Qué hacemos aquí? –Dijo Ginny parándose de un brinco-. Espera… ¿Nos vamos a aparecer? Dime que no, por favor, que de solo pensarlo me dan ganas de vomitar.
-Ginny, me temo que de ahora en adelante todo te dará ganas de vomitar.
-¿Qué quieres decir?
-Que estas embarazada, mi querida Ginevra –respondió Harry mirándola atentamente.
Ginny miró a Harry como si tuviese problemas sicosomáticos antes de que un ataque de risa la asaltara.
-Ay, Harry… Por Dios ¡que cosas dices! –Dijo Ginny, parando de reír un momento-. ¡Sabes perfectamente que los magos deben estar enamorados para tener hijos propios!
-Si, ¿y?
-¿Cómo que y? Es total y completamente imposible que éste embarazada.
-¿Segura?
-Por supuesto. De la única persona que de la que remotamente me pude haber embarazado es de… el idiota de Malfoy. Y aun así serie imposible porque el no me ama… y además la ultima vez que estuve con el fue hace ¿Cuánto? ¿Siete meses? ¿Ocho?
-¿Tres semanas?
-¿Tres semanas? ¿Estas loco?
-¿Qué paso hace tres semanas, Ginny? –La pelirroja sintió un escalofrió. Recordaba perfectamente lo que había pasado hace tres semanas y no era precisamente un recuerdo muy grato-. Lo recuerdas, ¿verdad? Recuerdas que te hicieron el… eh… proceso para salir embarazada.
-Ya… pero… No se puede procrear sin amor… Y te puedo asegurar que no se cuando… cuando me hicieron eso –dijo Ginny con los ojos aguados.
-Pero si amas al hombre que te lo hizo.
-¿Draco? Por Dios… ¿Él fue que me violo? ¿Él? Pero no… ¿Por qué me haría eso? ¿Tanto me odia?
-Estas embarazada, Ginny… No puede odiarte si estas embarazada de él.
-Pero si me ama ¿Por qué me hizo… eso?
-Eso es algo que sólo Malfoy te podrá responder… Si es que te animas a preguntarle –dijo Harry, tendiéndole la mano.
-oOo-
Y ahí estaba. La pelirroja que había estado rondando por su cabeza desde hacia años, parada frente a él pidiéndole una explicación. Una explicación que, obviamente, el le iba a dar.
-Bien… Te haré el cuento corto: el que se hace llamar mi padre no le gustó que te defendiera en cada batalla, y me dijo que tenía que violarte sin que tú te dieras cuenta de quien soy, o que si no te mataba y me torturaría.
-Vaya… -Draco la miró atentamente, encontrándose con los ojos avellana que tanto amaba.
-Me sentí como la peor lacra del mundo. En estas semanas ni un solo momento pude sacarme tu voz suplicándome que me detenga… o tu cara llorosa.
-Draco… -los ojos de la pelirroja se llenaron de lágrimas, mientras corría a refugiarse en los brazos del rubio que la recibió complacido-. Te he extrañado tanto… -dijo buscando los labios de Draco con desesperación.
-oOo-
Como era de esperarse, casi todo el mundo se fue al lado oscuro, excepto –obviamente- los sangres sucias, que se olvidaron de la magia y se fueron al mundo muggle. Voldemort había sido condescendiente y había dejado a los muggles en paz (aunque no se equivocaban cuando pensaban que Harry había tenido que ver "un poquito" en eso). También había pensado expandir su poderío a toda regla por toda Europa, lo cual no seria absolutamente nada difícil, pero Harry le había pedido que descansaran.
La familia Weasley era otra cosa. Ron se había mostrado totalmente indignado al enterarse de lo de Ginny y se había ido a vivir como todo un muggle en Francia, con Hermione. La Sra. Weasley estaba haciéndole compañía a Gilderoy Lockhart en San Mungo y los gemelos y Bill se pasaron al lado oscuro, al fin y al cabo no había otra opción.
Y hay estaban. En la mansión que Harry les había dado de regalo de bodas, decidiendo donde iban los muebles del bebé… o más bien, Ginny estaba decidiendo donde iban los muebles del bebé.
-No, Draco, un poco más a la derecha –dijo Ginny a Draco, el que estaba moviendo la cuna del futuro bebé con su varita de un lado a otro en la habitación-. Demasiado a la derecha, un poco mas a la izquierda.
-¿Por qué no la dejamos en aquella esquina como estaba al principio? –preguntó el rubio, harto.
-Por que al bebé no le gusta, Draco –dijo Ginny como si fuera lo más obvio del mundo, señalando su abultada barriga.
-¿Y como sabes si al bebé le gusta o no?
-¡Por que soy su madre!
-¡Yo soy su padre!
-¡Pero yo lo tengo adentro! Así que un poco mas a la izquierda, vamos… Aunque –Ginny miró la habitación con ojo critico- creo que será mejor mas a la derecha, como lo tenias.
Draco movió otra vez la cuna, mirando a Ginny fríamente, a lo cual ella sonrió traviesa.
-¿Sabes que? No se ve tan bien ahí. Creo que la mecedora se vería mejor allí. ¡Pon la cuna en aquella esquina!
Draco casi se tira por la ventana.
-¡Perfecta! –exclamó Ginny, mirando la habitación encantada.
-Ginny… Cuando entraste por primera vez a la habitación, estaba así exactamente. Y te estuve diciendo las tres horas que pasamos aquí que allí se veía bien –reclamó Draco-. Pasé tres horas aquí moviendo la cuna de un lado para otro, Ginny, y no la dejare en el mismo sitio donde estaba.
-¿Ya terminaste de hablar? ¿Bien? Ahora bésame –dijo Ginny, para momento después ser besada por los dulces labios de su esposo.
Pocas veces Ginny se había sentido tan feliz como en ese momento. Al fin su mundo estaba en paz. Tenía un bebé en su útero que pronto nacería… Estaba con el hombre que amaba y que la amaba y era inmensamente feliz con él. ¿Qué no habían tenido discusiones? Mentira. Si que la habían tenido. Y fuertes. Y ahora que lo pensaba esas discusiones eran por puras porquerías, y lo único que había originado eran mas discusiones, que habían causado a su vez, que Ginny no tuviera a Draco a su lado cuando se había sentido terriblemente mal a causa del embarazo, que no lo tuviera a su lado cuando tenia ganas de hablar, y que tampoco lo tuviera a su lado cuando sus hormonas se alborotaban, y eso ultimo había sido lo peor, para ser sincera. Pero todo se había arreglado, estaban perfectamente bien, y aunque se mentiría se decía que nunca mas volvería a discutir con él, sabía perfectamente que no llegaría a mayores. Ella no lo permitiría. Y cuando tenía pensamientos como aquellos, venia una pregunta a la cabeza: ¿Qué más necesitaba en su vida?
-Te amo, Ginny –dijo Draco abrazándola fuertemente y hundiendo su cabeza en el cuello de la pelirroja para besárselo.
Y cuando pasaban momento como este, le venia la respuesta: Nada.
Fin
Notas de la Autora: Si. Lo sé. No tienen que decírmelo, ¡Me tarde! Usando siempre la excusa de que el final no me parecía el adecuado y que se yo que otra cosa. ¡Bah! Sinceramente era que no quería terminar el fic. Este fic, es, con diferencia el que más me gusta de todos los que he escrito. Como ustedes se dieron cuenta, este fic es totalmente diferente a lo que venia escribiendo desde hace tiempo, y he de aceptar que me siento mas identificada con esta forma de escribir, así, mas profunda. Y creo que de ahora en adelante mis fics siempre tendrán algún deje oscuro.
Espero que sepan, que aun tienen que soportarme por mucho tiempo más. ¿Con que? Ni idea. Tal vez otro DracoGinny o por ahí me aparezca con un slash… ¡Quien sabe!
Quiero dedicarle este capitulo a Sybill T. ¡Por haberme soportado por tanto tiempo sin haberte pegado un tiro! Y quiero que sepas que aunque estés en Argentina y yo en Republica Dominicana aprecio muchísimo tu amistad y te quiero mucho.
Pero quiero dedicárselo muy, muy especialmente a Eu. Por entrarme al fantástico mundo del slash (xD), por apoyarme en todo y por sobre todo ser tan fantástica amiga. ¡Te quiero muchísimo, cari!
Y dedicárselo también, como no, a todas mis queridas lectoras que me dejaron sus opiniones, animándome a continuar: NorixBlack, Pilika-LastHope, Valery Ryddle, Andy Malfoy, Shio San, Niv Riddle, Laura Melissa, EugeBlack, Armella Potter, Sybill T, Chibi Haru Sama, Lil Granger y… Meloo.
¡Muchos besos a Meloo! xDDDDDDDDDDD
¡Cuídense todas y hasta la próxima!
