Bien!! aquí está el segundo capítulo... espero que les guste n.nU...

Aoki Mind: Gracias por tu rewiew! me alegro que te haya gustado la historia, espero que el segundo capitulo también te guste... ¿qué le puedo poner en el sumary? en realidad, nunca he sido muy buena para esas cosas... bueno, si tú tienes alguna idea, solo dímelo ok? Eso es todo.

Cuando los corazones de ambos estén divididos entre el presente y el pasado... deberan decidir como solucionar el problema de una manera adecuada...

Un lugar especial...

Sango miró a Miroku, confundida. No pudo hacer más que bajar la mirada. Ella estaba comprometida... si, le había dicho que sí a Kevin, después de pensarlo mucho. Creyó que Miroku iba a volver con novia de Londres. También pensó que Miroku no sentía nada hacia ella más que cariño. Y ahora, estaba acorralada por sus sentimientos del pasado. Kevin era encantador: de cabellos claros y ojos azules, alto, deportista, con excelentes calificaciones, respetuoso y serio. No podía romperle los sentimientos a Kevin... pero tampoco podía oprimir sus sentimientos. ¿Por qué le dijo que sí a Kevin? ¿Sólo por qué quería olvidar a Miroku? Kikyou tenía razón, se arrepentía de no haber esperado... ¿Pero y si Miroku no le decía nada, no le hubiese declarado su amor? Sango suspiró.

-¿Qué sucede?- Preguntó Miroku.

-Lo siento, Miroku- dijo Sango, poniéndose de pie-. Yo... ya tengo novio... y no puedo dejarlo.

-Ah... -Miroku la miró, y luego la acercó a él, tomándola de la mano- ¿Me amas?

-Ya te dije que tengo novio- Sango intentó safarse de los brazos de Miroku, pero él la sostuvo con fuerza.

-No has respondido mi pregunta.

-¿Qué quieres que te diga?- Sango desvió la mirada.- No tengo nada más que decirte... ¿No es obvio que amo a mi novio?

-No- Miroku tomó la barbilla de la muchacha y la obligó a que lo mirará-. Miráme a los ojos y dime que amas a "ese" sujeto.

-Yo...-la muchacha bajó la mirada- ¿Por qué insistes tanto? Además, tú eres un mujeriego, siempre me metías en líos con las chicas, y nadie podía pretenderme porque tú lo impedías...-Sango lo miró a la cara- ¿Podría amar a alguien así?

Miroku bajó la mirada, ahora sí le había dolido lo que Sango le decía. Era cierto, pero... Dejó de abrazar a Sango y permitió que la muchacha se marchara. Nunca pensó que eso terminaría tan mal...

Flash Back

-Entiéndelo- dijo InuYasha, dando una gran mordida a su helado-: ella está enamorada de ti.

-No creó- respondió Miroku, tomando un poco de jugo-. Ella no se enamoraría de alguien como yo... además, dudo que yo la llegue a amar algún día...

-"Siempre será una muy buena amiga para mi"- terminó la frase InuYasha-. ¿Hasta cuándo no te das cuenta?

-Pero...- Miroku se levantó y miró a InuYasha- ¡No tengo nada de que darme cuenta! ¡Yo no la voy a amar nunca! ¡Y punto!- el muchacho se marchó, un poco molesto. ¿Qué se creía InuYasha al tratar de controlar sus sentimientos? Caminó decidido, muy serio y enojado, hasta que de repente...

-¡Auch!- una muchacha chocó con él al doblar una esquina-... Perdón...

-No tienes porque disculparte, yo fuí el culpable...- él se detuvo a ver quien era la muchacha- ¡Sango!

-¡Miroku!- Sango se sonrojó.

-Diculpa, pero no estoy de ánimos para nada, así que mejor te marchas...-la voz de Miroku sonó tan fría, que la muchacha bajó la mirada, triste, y se retiró sin siquiera despedirse. Miroku pensó que él tenía toda la razón: jamás iba a amar a Sango, porque ella no era de su tipo... Nunca pensó lo equivocado que iba a estar...

Fin del Flash Back


Sango caminó decidida hasta su casa, entró apresuradamente, pero no se fijó en que tenía visitas...

-Sango...- Kevin la abrazó por la cintura- ¿Ya no saludas?

-Kevin...- Sango tomó las manos del muchacho y las apartó- Perdón, estoy distraída...

-¿Qué sucede? ¿Por qué me apartas?

-Por nada...-Sango lanzó su bolso contra la mesa- No tengo ánimos de nada, así que por favor, véte...

-¡No pienso!-el muchacho la tomó del brazo- ¡Explícame que diablos te pasa!

Sango miró al muchacho, y notó la furia que corría por sus venas. ¿Por qué tenía que darle explicaciones? Además, no iba a permitir que un hombre como Kevin la estuviera controlando, él no era su dueño...

-¡Te dije que no estoy de ánimos!- Sango se marchó a su cuarto, sin mirar a Kevin. Antes de subir las escaleras, volteó para verlo una vez más. Kevin no tenía la culpa... no tenía porque pagar su furia, ella era la culpable...

-¡Sango!- Kevin fue hasta donde se encontraba su novia- ¡DIME POR QUÉ ACTÚAS ASÍ!

Sango trató de alejarse del muchacho, porque él se veía demasiado furioso, pero Kevin la agarró de un brazo y la acercó a él, haciéndole un poco de daño. La besó a la fuerza. Sango lo miró apenada: Kevin no era así, nunca se había comportado así con ella...

-Kevin...- Sango miró al muchacho a la cara- Quiero que terminemos. Yo no soy para ti, tú no me mereces... busca a otra mujer que si sea digna de ti. Además, yo ya no te amo, nunca te amé... mi corazón tiene dueño, y no quiero hacerte daño.

Kevin se marchó, triste. Sango se fue a su habitación, y lloró, lloró por no haber sido capaz de esperar a Miroku, por haber jugado con una persona, por no hacerle caso a Kikyou, lloró porque era una mujer cruel que simplemente acababa de destrozarle el corazón a dos personas que no lo merecían: a Kevin y... a Miroku también...


-¡Sango!- InuYasha la estaba esperando fuera de casa en su carro- ¡Apresúrate!

-¡Ya voy!- Sango salió a toda prisa, corriendo por las escaleras- ¡Mamá, voy con InuYasha!

-Cuídate mucho, hija- dijo su madre, viéndola irse.

-Te demoraste más de la cuenta- le dijo Kikyou- ¿Por qué? ¿Sucedió algo?

-No, nada...- Sango se sonrojó- me quede dormida... ¿Dónde vamos?

-A buscar a Miroku- respondió InuYasha, doblando en una esquina. Sango miró el cielo. No quería encontrarse de nuevo con Miroku. Hacia dos días que no lo veía, y lo había estado evitando. Pero sus amigos solo querían que ellos arreglarán esos asuntos pendientes, que según decía Miroku, ya no tenían arreglo.-¿Es por aquí, cierto?-preguntó InuYasha.

-Si, dobla en esa esquina- respondió Kikyou.

Llegaron a casa de Miroku, quien los estaba esperando fuera, en el jardín. Se veía triste, demacrado... Miroku nunca había sido así, siempre era alegre, siempre animaba todo a su alrededor, con bromas y comentarios absurdos.

-Hola, muchachos- saludó Miroku, sin mirar a Sango- ¿Qué haremos?

-Con InuYasha estabamos pensando en ir a un lugar especial...- dijo Kikyou, mirando a InuYasha.

-Si, es una sorpresa para ustedes- agregó InuYasha, echando a andar el auto.

Recorrieron un gran tramo, entre áreas verdes muy hermosas. InuYasha y Kikyou intentaban entablar conversación con Sango y Miroku, pero éstos respondían con evasivas, sin ánimos, y sin ganas.

-Llegamos- dijo InuYasha, parando el carro. El lugar era muy hermoso: un bosque cortaba los terrenos, con árboles altos y hojas secas esparcidas por todo el suelo. La pareja encaminó a sus amigos a través de un sendero marcado por arbustos y flores, hasta un claro donde había un pequeño lago con un riachuelo.

-Bien, aquí nos detendremos a descansar...- Kikyou tomó el brazo de InuYasha delicadamente.

-Este lugar...- Sango miró sorprendida al rededor- es hermoso....

-Si- InuYasha se sentó en el suelo-. Se llama "el claro del amor". Según cuentan, aquí fue donde un conde muy importante le declaró su amor a una damicela. Aunque ellos no podían estar juntos, juraron amarse por toda la eternidad. Cuando él murió en una batalla, ella no pudo soportarlo, por lo que vino hasta aquí y se quitó la vida... según dice la leyenda, el espíritu de ambos vaga por este claro, encargándose de que todos los enamorados digan sus verdaderos sentimientos...

-Aquí, InuYasha y yo nos comprometimos- dijo Kikyou, abrazando a su novio.

Se quedaron un rato en silencio. Luego, InuYasha miró a Kikyou, y ambos se pusieron de pie. Se internaron en el bosque, diciendo que volverían al rato. Sango miró el cielo, pensando... en esos ojos azules, profundos, sinceros... ¿Miroku? ¿Él era su verdadero amor? Suspiró lentamente, apartando esa idea de su mente, pero no pudo apartar esa mirada...

-No fuiste capaz de decirme que no me amabas...- murmuró Miroku, acercándosele.

-Pero...- Sango lo miró, y no dijo nada más. Si, lo amaba, pero no podía decírselo. Miroku la abrazó por la espalda, apoyando su mano en sus hombros.

-No importa- dijo él, mirando el cielo-. Me conformo con que sigamos siendo buenos amigos...

Sango miró el cielo, también. Luego, ambos se miraron, quedando muy cerca, sintiendo el suave respirar del otro....

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