--Bueno, por fin! después de tanto tiempo, me decidí a aclarar el fin de este capítulo... Uff! Ha sido muy difícil tener tiempo para publicarlo u.u pero ya está aquí, sin más demora n.n Bueno, no los atraso más, aquí va el tercer capítulo!!--
Confusiones en el corazón
-No importa- dijo él, mirando el cielo-. Me conformo con que sigamos siendo buenos amigos...
Sango miró el cielo, también. Luego, ambos se miraron, quedando muy cerca, sintiendo el suave respirar del otro.... lentamente, se acercaron, y se besaron tiernamente... Se separaron bruscamente, luego de darse cuenta de q eso no correspondía...
-¿Por qué me besaste?- le preguntó Sango a Miroku, un poco enfadada.
-No pude resistirme...- murmuró él, mirando a la muchacha a los ojos.- Además, tú tampoco te opusiste.
Sango se sonrojó, y bajo la mirada. Luego de un rato, se acercó al lago y metió su mano en él, meciendola de un lado a otro. Miroku se le acercó, y le acarició el rostro. De repente, del cielo, cayó una gota en la mano de él. Luego otra en el rostro de la muchacha, luego otra, hasta que comenzó a llover. Sango no llevaba chaqueta, por lo que Miroku se sacó la suya y se la colocó. Se quedaron mirando bastante rato, hasta que decidieron ir a buscar a sus amigos.
-Prefiriría quedarme a solas contigo...- susurró Miroku.
Sango no respondió, pero le tomó la mano y se acurrucó a su lado. A propósito, buscaron a sus amigos sin cuidado, lentamente, solo para seguir más tiempo juntos...
-¡Ah! ¡Está todo empapado!- reclamó InuYasha, al llegar hasta su carro.
-Tranquilízate, que luego lo secaremos...- le dijo calmadamente Kikyou.
-¿Y ustedes, por qué se demoraron tanto?- InuYasha miró a Sango y a Miroku.
-No los podíamos encontrar- respondió Miroku.
Se subieron al carro y se pusieron en marcha, InuYasha dejo a cada uno en sus respectivas casas y se marchó a la suya. En cuanto Miroku estuvo solo, pensó en ella, en su pequeña Sango... ¿Su pequeña Sango? Así la sentía él, y así quería que ella lo sintiera también a él... Sango, por su parte, se encerró en su cuarto a pensar como solucionar los problemas que su corazón le daba... y así, de esta manera, ambos recordaron...
Flash Back
-Una nueva alumna acaba de llegar, y espero que la reciban muy bien- anunció el profesor al entrar al salón.
-¿Alumna?- Miroku puso atención y levanto la vista- ¿Será bonita?
-Es lo único que te intereza- le dijo Kikyou.
Estaban en el electivo de artes, la única clase que compratían con los alumnos del grado de InuYasha (él tenía 15, mientras Kikyou y Miroku, 17). El profesor abrió la puerta y dejó pasar a una muchacha de 15 años, cabellos castaños y ojos marrones, muy bonita. Se notaba el nerviosismo de la muchacha, ya que no dejaba de jugar con sus manos.
-Mi nombre es Sango McGonagall, tengo 15 años y acabo de llegar de Manchester- la chica se presentó, y luego tomó asiento muy cerca del grupo de InuYasha.
-¡Hola!- saludó alegrmente Kikyou- Yo soy Kikyou, él es InuYasha, y él es...
-Mi nombre es Miroku McNamara, un gusto- él la saludó, tomándole la mano y besándosela. Luego, agregó:-. Eres muy bonita, y me caíste bien, yo te enseñaré el colegio.
Sango quedó sorprendida. ¿Cómo le había caído bien al muchacho, si apenas había abierto la boca? Murmuró un "gracias" y atendió a la clase, creando su primer obra de arte.
Fin del Flash Back
-¡Cómo me gustaría que todo fuera como antes! ¡Cómo cuando teníamos más tiempo para divertirnos! ¡Cómo cuando ella me enseñaba lo que yo no entendía!- Miroku alcanzó uno de sus antiguos cuadernos de química y lo hojeó, luego observó una página en donde se destacaba la letra de Sango- Si me hubiese dado cuenta antes...
-¡Hija, ya es hora de comer!- llamó la madre de Sango por 5º vez a su hija, y esta vez obtuvo una respuesta.
-¡Ya voy!- la muchacha bajó de un salto las escaleras y se sentó a la mesa- ¡Ya llegué!
-¡Te gané!- dijo Kohaku, alegremente. Ambos hermanos se pusieron a discutir, hasta que su padre los interrumpió:
-Sango, teléfono.
La muchacha contestó la llamada:
-¿Aló?
-Sango, tienes que venir inmediatamente a mi casa- era Kikyou, que hablaba muy animadamente-. ¡Hay fiesta, y no te la puedes perder!
-Ahhh...
-¿Vendrás cierto?
-...- Sango pensó un momento. Debía ir, se lo había prometido a su amiga, pero había quedado de juntarse con Miroku dentro de una hora en el parque.
-¡Tú me lo prometiste...!
-Sí, iré...-Sango colgó, y avisó a sus padres que saldría. Se subió a un taxi, mientras intentaba llamar a Miroku:- Vamos... contesta... por favor, Miroku...
Nada. No hubo respuesta. La muchacha llegó a casa de Kikyou, y participó de la fiesta. Hacía mucho que le debía esa promesa a su amiga, por lo tanto se sentía en la obligación de cumplirla ahora mismo...
Miroku miró la hora. De seguro Sango aparecería en cualquier momento... pasaron así 5, 10, 20, 35 minutos, y la muchacha no aparecía.
"Me preguntó si le habrá pasado algo... espero que no" pensó el muchacho, mientras se dirigía a la casa de la muchacha. Preguntó dónde estaba ella. "¿Una fiesta? ¿Me dejó plantado por ir a una fiesta?" Miroku no lo podía creer. Se dirigió a la casa de Kikyou, para buscar a Sango. Seguramente la muchacha tenía una muy buena explicación para eso, sabía muy bien que ella no era del tipo de mujeres que no cumplían... por eso, y por muchas otras razones, se había fijado en ella.
Sango estaba en la fiesta, sola, pensando en todo lo que había pasado esa semana. Eran muchas cosas, en realidad, no se había dado cuenta. Para empezar, enterarse de que Miroku la amaba había sido la más impactante de todas. Luego, decirle que ya estaba comprometida, borrando cualquier posibilidad de estar juntos. Después, terminar con Kevin; después, arreglar, de cierta manera, las cosas entre ella y Miroku, para después seguir siendo amiga de Kevin.
-¿Por qué una mujer tan bonita como usted, está tan sola en esta fiesta?
Sango miró al autor del alago. Era, nada más ni nada menos, que Kevin. La muchacha sonrió y se sonrojó.
-Yo solo... estaba pensando- respondió muy bajo.
-¿En qué?
-En todo lo que ha pasado estos últimos días... es tan raro... No podría explicarlo, porque ha sucedido todo tan rápido...
-Tienes razón, es todo muy confuso...- Kevin calló un momento. Luego, comenzaron a tocar una música lenta, romántica.- ¿Me harías el favor de bailar esta pieza conmigo?
Sango aceptó, y ambos comenzaron a bailar animadamente. Después de bastante rato de estar bailando toda clase de música, el muchacho la llevó a un rincón apartado, para charlar con ella.
-Tú aún me gustas...- dijo Kevin, tomándole las manos a Sango.- No lo puedo negar... Me has interesado desde hace mucho tiempo. Y no puedo entender...
El muchacho comenzaba a hablar cada vez más bajo, y cada vez más cerca del oído de Sango. Ella siemplemente lo permitió, pero sin que se diera cuenta, el chico se acercó lo suficiente.
-Cierra los ojos- dijo él-. Te tenía un regalo, recuerda que pronto cumpliríamos un año, y pues... quiero entregartelo...
Sango cerró los ojos, creyéndole a su amigo. Pero Kevin tenía otros planes, y lentamente, se acercó a los labios de la muchacha, y la besó...
Miroku entró en el salón y comenzó a buscar con la mirada a Sango. Saludó alegremente a muchas muchachas, pero su objetivo era encontrar a su "amiga", para poder charlar con ella sin menores inconvenientes. Recorrío todo el salón, y luego la pista de baile. Después de un rato, se acercó a un rincón que estaba apartado, pensando que la muchacha podría estar descansando ahí del bullicio y movimiento de la fiesta. Tenía razón, Sango estaba allí, pero no descansando, si no que estaba con...
-¡...Sango...!- exclamó Miroku, sin poder creerlo.
-Miroku, yo...-Sango miró al chico, separándose de Kevin, un poco enfadada, un poco confundida, un poco avergonzada. Lo que menos quería era que Miroku la encontrara así. Pero ya no podía evitarlo, el muchacho ya los había visto. ¿Por qué todo tenía que ser tan difícil?
-¿Qué te pasa, idiota?- preguntó Kevin, molesto.-¿Acaso no ves que estamos ocupados?
-Si, ya me di cuenta...- Miroku dio media vuelta y comenzó a andar-. Lamento haber interrumpido tan bruscamente... discúlpame Sango...
-No, Miroku... espera...- Sango intentó seguirlo y detenerlo, pero Kevin la sujetó de un brazo.
-Déjalo que se valla- dijo-. Él no es nada tuyo como para que te importe, ¿o si?
-Claro que sí- dijo Sango, y se soltó. Salió de la casa en busca de Miroku, para aclarar las cosas... el beso había sido a la fuerza, y eso él lo tenía que saber...
---
Fin del tercer cap.!! Espero que les guste... jeje, las cosas se van a poner interesantes, pero yo tengo un problema... voy a salir de vacaciones, y no tengo internet a donde voy... trataré de ir lo más posible a cyber, pero no creo que pueda mucho.... ¡Pero prometo que trabajaré duro para tener listo muy pronto el cuarto cap! Pero les aseguro que en marzo tengo internet en casa para seguir con esto!! P
