Bueno, digamos que actualizaré en cuanto pueda... por el momento, vayamos con el cuarto cap...

Capítulo IV

Sentimientos bajo la lluvia

Sango salió de la casa, buscando a Miroku para explicarle todo. Además, ella no quería, para nada, estar de nuevo con Kevin... ella sólo deseaba estar con su Miroku... Lo divisó a lo lejos, se acercó apresuradamente, pero se detuvó al ver que Miroku estaba con...

-Mis lindas muchachitas, ¿no quieren ir a dar un paseo?- Miroku tenía abrazadas por los hombros a dos muchachas de su edad-. Necesito descargar tensiones, y creo que con ustedes...- fue interrumpido por la figura de Sango, que lo observaba atónita. Miroku alzó la voz, para que Sango lo escuchara:-... y creo que con ustedes podré relajarme muchísimo, ¿no?

-Claro que si, Miroku- dijo una de las chicas, besándolo en la mejilla.

-¡Miroku!- Sango llamó al chico con la voz quebrada por el dolor que le porovocaba observar la escena.- Nunca creí que tú... volvieras...- La muchacha estaba a punto de llorar por culpa de Miroku, pero no quería hacerlo, no iba a sufrir de nuevo por él.

-¿Qué sucede, Sango?- Dijo Miroku fríamente.

-¿Por qué no eres capaz de esperar un poco?

-¡¿QUÉ SE SUPONE QUE TENÍA QUE ESPERAR?! ¡¿QUÉ TERMINARÁS TU ROMÁNTICO BESO CON KEVIN?! ¡¿AH?!

Sango miró a Miroku, molesta. El muchacho siempre se tomaba las cosas a la ligera, y nunca aceptaba explicaciones, creía en lo que veía, y era más que obvio que ahora no iba a querer escucharla.

-¿Podemos charlar sobre lo sucedido?- murmuró la muchacha, bajando la mirada.

-Miroku, ya vámonos, se hace tarde- dijo una de las chicas que estaban con él.

-Si, no sigas perdiendo el tiempo con esta mocosa...- agregó la otra.

-Tienen razón, vamos- Miroku se dio la media vuelta y arrancó el carro-. Muchachas, suban.

Las chicas se encaramaron al carro de Miroku, y desaparecieron a lo lejos, dejándo a Sango sola y triste.


Dos días después...

-Sango, ya no te preocupes más por él- Kikyou trató de aliviar el sufrimiento de su amiga-. Sabes que Miroku es un tonto mujeriego, a quien no le importan los sentimien...- Kikyou se calló, viendo que a cada palabra, Sango lloraba con más fuerza. No sabía como Miroku era capaz de jugar con los sentimientos de los demás de esa manera... Cada chica que le interesaba, terminaba siendo su novia por un par de días, y luego, a él ya no le interesaba más la muchacha.
La chica conocía muy bien al frío Miroku, y comprendía que algo no andaba bien.

-Kikyou, gracias, pero... no tienes porque molestarte...- murmuró Sango, tratando de calmarse, y contener esas lágrimas que luchaban por salir de sus marrones ojos- olvídalo, sólo déjame sola... por favor...

Kikyou se marchó de mala gana: no le agradaba dejar sola a su amiga en situaciones como ésta, pero sabía que Sango necesitaba pensar muchas cosas.


-¡Miroku!- Gritó InuYasha, controlando a su amigo, que desde hacía bastante rato estaba fuera de sí.- ¡Contrólate, hombre! No te alteres, respira y cuenta hasta...

-¡YA CÁLLATE! ¡No me vengas a mí con esos cuentos y déjame en paz!- Miroku respondió muy enojado. Aún tenía grabados en la mente los recuerdos de lo que hacía dos días le había parecido algo maravilloso, pero que de repente se convirtió en una pesadilla... el recuerdo de ese beso lo mataba, era como un puñal que se le enterraba en la espalda, una y otra vez.

-Mira, Miroku, yo entiendo como debes sentirte, y...

-No, tú no entiendes...- Miroku se calmó y miró el suelo- Ella me rompió el corazón... yo confié en Sango, pero ella se rió de mí... realmente estaba dispuesto a cambiar, pero...

-Miroku, tú siempre jugaste con los sentimientos de las chicas, ahora sabes lo que se siente- InuYasha lo miró, le golpeó el hombro con ternura y agregó-. Además, ni siquiera dejaste que te explicara... Si realmente estás dispuesto a cambiar, demuéstralo: ve a conversar con Sango, y deja que ella te explique lo que pasó... estoy seguro que todo es un mal entendido...

-Pero...- Miroku dirigió la mirada a su amigo- ¿y si el beso era real? ¿Si lo que Sango iba a decirme era que había vuelto con Kevin, y que por eso me dejó plantado?

-¿Realmente crees eso?- InuYasha se sentó junto a Miroku.- ¿Qué te dice tu corazón?

Miroku asintió con la cabeza, le dio las gracias a InuYasha y fue a casa de Sango.


-Mamá, papá, voy a ir a dar un paseo...- Sango tomó su bolso y su chaqueta- volveré antes de las 9...

-Cuídate, hija- dijo su padre, besándole la frente.

-No te preocupes, estaré bien- Sango salió de la casa, triste, pensándo en todo lo que había vivido en esos días.

Al poco rato, llegó Miroku a la casa de Sango.

-Señor McGonagall, ¿se encuentra Sango?

-No, salió hace poco- respondió el padre de la muchacha.

-¿Dijo a dónde iba?

-No, sólo dijo que iba a dar un paseo...

-Gracias- Miroku se subió a su auto y pensó. "Si yo fuera Sango, ¿a dónde iría?"


Sango se sentó a las orillas del lago, había ido, sin pensarlo, al claro del amor, para recordar, y encontrar fuerzas para seguir adelante sin Miroku en su corazón. Tenía que sacarlo de ahí, no podía depender de lo que él dijera o hiciera para elegir su camino. Siempre había sido así, ella no se había dado cuenta, pero necesitaba de las opiniones de Miroku para seguir adelante, tomar una decisión. Inclusive para determinar a que actividad extra-escolar asistir, todo había comenzado a depender de Miroku... Pero ella quería que dejara de ser así. No tenía ganas de que eso continuara así. Se había cansado de seguir con eso, de tener que esperar a Miroku hasta el fin. ¿Para qué? Suspiró levemente. La verdadera pregunta era ¿Por qué? Y sabía perfectamente la respuesta. Era porque anhelaba esa mirada de aprobación, esas sonrisas de aliento, esas palabras de apoyo, esos abrazos que le daban fuerzas cada vez que emprendía un camino que Miroku aceptaba. No podía vivir sin esos pequeños detalles, pero tenía que lograrlo. Él ya no iba a ser como ella hubiese querido, como ella lo esperaba.
-¿Acaso seguirá siendo el mismo mujeriego sin sentimientospor siempre?- murmuró Sango, con melancolía en la voz, sintiendo la lluvia caer sobre su cuerpo.

Miroku llegó silenciosamente, y la observó por un rato. Ella tenía razón. Acababa de entender porqué nunca había logrado experimentar el amor en sí: si no era capaz de amar a alguien, nunca iba a recibir ese sentimiento de vuelta... "El amor nace de dos".
Recordó las palabras que le había dicho InuYasha cuando se hartó de tener que seguirle sus juegos. Miró de nuevo a Sango y se acercó, dudoso.

-¿Sango?- murmuró Miroku.

-¡Miroku!-La muchacha se sobresaltó al escucharlo.-¿Qué estás haciendo aquí?

-Yo sólo vine a hblar contigo...

-No tenemos nada de que hablar, ¿o sí?- Sango intentó ser lo más fría que pudo.

-Oye, discúlpame por lo del otro día, estaba confundido, y...- Miroku se acercó a Sango y la abrazó por la espalda-. Me equivoqué, creo... debí escucharte...

-¿Ahora te das cuenta de lo que debiste hacer?- la chica no quería volver a caer en el juego del muchacho.

-Perdóname, sé que fuí un tonto... no quise hacerte daño...

-Ya lo hiciste. ¿No crees que es tarde para disculparte?

-"Nunca es tarde para remediar tus errores, si realmente estás arrepentido"- recitó Miroku, acariciándole suavemente la mano a Sango-. No había entendido esa frase, hasta que me doy cuenta de que es cierto.

-Es demasiado tarde, Miroku.

-No, yo no lo creo así- Miroku se acercó, le tomó dulcemente las manos-. Sango, yo te dije hace unos días que te amaba, y quiero que sepas que mis sentimientos no han cambiado nada. Te adoro, porque eres la única personas que ha tenido tanta paciencia conmigo, la única que ha sido capaz de perdonarme aún sin que yo se lo pidiera, la única que ha sabido amarme a escondidas, sufriendo en la espera de que yo cambie, sabiendo que lo más probable era que jamás me diera cuenta. Sango, jamás cambiaría lo que estoy sintiendo en estos momentos, porque yo sé que, pase lo que pase, siempre contaré con tu apoyo, y es lo único que me importa.

Sango lloraba en silencio. Jamás pensó en que Miroku pudiera decirle algo tan importante para ella, su sueño había sido que Miroku comprendiera todo lo que sentía.

-Miroku, yo...- Sango se secó las lágrimas que caían por sus mejillas.- Yo no sé que decir... nunca pensé que tú...

-Sango, no llores... no tienes que decir nada. Siemplemente dime que me amas, no te pido nada más...

-Miroku... sabes que te amo, desde hace mucho que te adoro, y lo único que quería era quelo entendieras... Te amo, te amo muchísimo.

-Sango, te lo agradesco...sólo eso necesitaba- Miroku la abrazó cariñosamente, y así se quedaron un buena rato, mirando el lago.


Fin del cuarto cap. Espero que les guste... eso es todo por ahora, cuando tenga tiempo y dinero, escribire más... es complicado cuando hay que ir a cyber... pero bue, eso es todo por hoy