¿Es que acaso es idiota?
Las señales están ahi, los nervios en cada encuentro, los leves sonrojos cuando se ven a los ojos. Podría incluso subir una encuesta a Instagram con la incógnita de la opinión ante otros ojos y todos llegan a la misma conclusión: ¿Son ustedes pareja? Porque se ven muy lindos juntos.
Él y su estúpida manía de ser tan, serio, tan cerrado, tan... él. A pesar de ello, le encanta. Inclusive se atrevía a llamarse a sí misma bipolar por esos sentimientos pero... ¿qué más da? Tiene la ligera sospecha de que le sucede lo mismo.
Él en cambio podría decirse que lo maneja de mejor forma, agradecía ser lo suficientemente serio para ocultarlo aunque llega a ser molesto en varias ocasiones.
Enamorarse de su mejor amiga puede ser lo mejor del mundo, pero si no es correspondido, será de sus mayores torturas.
*•*
Es viernes en la universidad Kimetsu, un viernes en la que muchos de los estudiantes aprovechaban el comienzo del fin de semana para ir a beber, bailar, dormir, o pasar el día en casa para olvidar el estrés que les carga el semestre. Algunos lo toman como un descanso y otros como tiempo para estudiar más. Es un campus grande, muchas facultades, mundos diferentes, tecinacamente todos pueden hacer lo que les de la gana.
Dos jóvenes muchachas se encontraban en una de las mesas del campus, compartían el mismo horario para el receso por lo que aprovecharon el tiempo para terminar sus trabajos. Mejor dicho una más que la otra.
— ¿Qué harás hoy Shinobu-san? — una pelirosa recostada sobre la mesa en donde tenían sus libros, bolígrafos y libretas miraba con desinterés las hojas de sus libros abiertos.
— No lo sé, tal vez adelantar mi proyecto de química... — llevó uno de sus bolígrafos enredado entre sus dedos a su barbilla en una posición pensativa — O quizá abandonarlo y ver alguna película. — respondió con normalidad la chica de baja estatura con mechones púrpura — ¿Por qué? — volvió a leer y remarcar sus libros.
Mitsuri retira su cuerpo de la mesa en la que se apoyaba para ver a su amiga. — Sabía que dirías eso. — una sonrisa no muy confiable se postró en sus labios — Preguntaba porque Shinazugawa-san hará una fiesta hoy en la noche... ¿Quieres ir?
Shinobu levantó su mirada de sus libros a los esmeraldas de su amiga llevándose el marcador que traía en sus manos a su boca.
— ¿Fiesta sumando a un cuñado insoportable? — a veces el sarcasmo de la chica cortaba como un cuchillo — Déjame pensarlo... — Mitsuri la vio con ilusión en los ojos — No.
La de cabello rosa con mechas verdosas dejó caer sus manos pesadamente a la mesa con una mirada que hacen los cachorritos cuando quieren comida y se les niega, — ¡Por favor, Shinobu-san! No quiero ir sola...
— Estoy segura que arrastraras a Iguro en esto — siguió ella volviendo su vista a sus libros, sacando uno de sus lápices para escribir lo más importante del libro.
— Un novio nunca se compara con la mejor amiga.
Shinobu se le escapó una risa que provocóla seriedad momentánea de su amiga enfrente — ¿Quién eres y qué hiciste con Mitsuri? — cuestionó la pelimorada fingiendo estar asustada.
Mitsuri intentó verla mal, pero al no poder hacerlo en cambio pareció una adorable mueca que sacó otra risa a la de ojos morados.
— ¿Este no es otro de tus planes capciosos? — alzó una ceja, Shinobu conocía a Mitsuri casi como a la palma de su mano. Es obvio que se trae algo entre manos con esa invitación, muy sospechoso desde lo que dijo de su novio.
La pelirosa se sonrojo, aguantando lanzar a los cuatro vientos una carcajada. — Pero qué dices, ¿acaso no confías en tu mejor amiga?
— Claramente, no.
Mitsuri la vio perpleja tomándose el pecho de forma dramática con unas lágrimas en sus ojos.
Shinobu vuelve a reír.
— Sólo quiero divertirnos antes de los exámenes — volvió a intentarlo lanzado de sus últimas cartas — Porque cuando llegan, ni tiempo de dormir vamos a tener. ¡La última vez me quedé dormida en el retrete!
No mentía en eso. Recordó ese día, fue hace unos seis meses cuando el semestre estaba a medias, Mitsuri necesitaba pasar los exámenes para poder realizar los finales que dictaran su calificación final para poder aprobar los cursos. Shinobu le ayudó en todo lo que pudo, estudiando desde temprano hasta altas horas de la noche, a Mitsuri solo le faltaba uno más para pasar que invitó a Shinobu a dormir en su casa. Eran como las cuatro de la mañana cuando a la pelimorada le dio por ir al baño encontrándose con su amiga profundamente dormida en el trono. Incluso le tomó una foto.
Es cierto que la mayoría de los estudiantes de cada facultad tenía sus propios métodos para estudiar, pero habían algunos como Mutsuri que acababan exhaustos.
Shinobu aún recuerda sus anteriores exámenes, llevándola a tomar varias tazas de café durante el día para seguir despierta tratando de concentrarse, siendo días estresantes lleno de ocupaciones durante el día, más sin embargo todo ese esfuerzo valía la pena al ver esas perfectas notas en la cartelera.
Vete a la facultad de farmacia decían, será divertido decían, es solo de hacer pócimas decían ¿Le quieren ver la cara de estúpida?
Shinobu lo pensó, aún faltan dos semanas para entregar el trabajo, y cuatro para sus exámenes. No podría ser tan malo ir a una fiesta un fin de semana, ¿O sí...?
— Esta bien, tú ganas — terminó por aceptar, tal vez salir un poco de la rutina no sería tan malo.
— ¡Excelente! — festejó Mitsuri al obtener su victoria. Juega ni hacer nada inapropiado... al menos que se diera la oportunidad. — Oh mira, son los chicos.
La de baja estatura no le sorprendió lo repentina que es al cambiar de tema, aún así volteó su mirada a donde señalaba su amiga, y sí, son ellos... lo cual le pareció muy raro considerando que Iguro y Tomioka no se llevan.
Le sorprendió lo tranquilo que venían juntos sin pelearse, o algo parecido. Ellos son como el aceite y el agua, no se llevan para nada. Pero debido a que uno es la pareja de su mejor amiga, y el otro es su mejor amigo... Se podría decir que no tenían mucha opción.
— Hola, cariño. — saludó el chico con
heterocromía solamente a la pelirosa ignorando a propósito a Shinobu. Se sentó justo a la par de Mitsuri.
¡Cierto! Tampoco se lleva bien con Shinobu.
Giyuu imitó su acción sentándose a la par de Shinobu. Inconsciente del nerviosismo que provocó en ella. No hacía mucho que Shinobu finalmente terminó por aceptar sus sentimientos retraídos por su mejor amigo, lo cual le molestaba debido a que le sonaba como ese típico cliché adolescente de las películas.
Mitsuri saludó a Obanai con un beso en su mejilla. Hacía un par de meses que ellos empezaron a salir.
Shinobu siguió escribiendo en su cuaderno. Tratando de ignorar las mariposas en su estómago debido a la cercanía de Tomioka.
— Estoy seguro que ya te enteraste, pero aún así quiero preguntar ¿Vas a ir a la fiesta? — preguntó Obanai a su novia.
— ¿Qué fiesta? — preguntó Giyuu como no queriendo viendo de reojo a Shinobu.
Mitsuri rió suavemente a causa de la ternura que le provocó el chico. Giyuu siempre se enteraba de último las cosas, al menos en el sentido de salir con los amigos... aunque hubi varias ocasiones en las que se enteró de las salidas unas semanas después de que pasaran.
— Veo que aún no te habías enterado. — mencionó Obanai con un tono de burla mientras agarraba uno de los lápices de su novia para jugar con el. — Shinazugawa-san hará una fiesta hoy.
"¿Algo más obvio no pudo decir?"
Giyuu suspiró restándole importancia, no niega que las veces en que sus compañeros se organizan para algo y lo excluyan "sin querer" le deja un fuerte dolor en su pecho. Aún así tiene el pensamiento de "Si no estoy invitado, no tengo el porqué de rogar para estar en un grupo en donde no me acepten por ser yo mismo" simplemente no es como ellos, no encaja, y eso a veces podría ser lo mejor.
— Deberías ir Tomioka-san, así podrías pasar más tiempo con Kouchou-san y- ¡OUH!
Mitsuri vio el peligro en sus palabras, que para evitar que continuara lanzó una carcajada mientras la daba un "leve" manotazo en el pecho de su novio. — ¡Pero que cosas dices amor! — gritó la de cabello rosa. Éste casi se cae de la banca por tremendo golpe.
Shinobu rompe la punta del lápiz con el que escribía. A pesar de que no pudo continuar, fue lo suficientemente claro para poner nerviosos a ambos jóvenes, dejando muy en claro lo que había intentado decir.
— No le hagas caso Tomioka-san, se pone loco si no tiene a su serpiente a su lado. — sonrió la pelirosa, Obanai la vio ofendido, con su mascota no. — Pero si deberías venir, hay que divertirnos un rato. Todos nuestros amigos van a ir, incluso Shinobu aceptó ir con lo amargada que es.
— ¿Disculpa? — la volteó a ver Shinobu completamente ofendida.
Que no le gustara salir no la hace ser amargada. ¿O si?
— Sí, te disculpo. — Sonrió Mitsuri.
— Tal vez vaya — dijo Giyuu levantándose e irse sin decir ni una palabra más, no estaba molesto, solo se sentía incómodo.
Shinobu lo ve alejarse.
Pensó en irse también, por lo que tomó sus cosas para guardarlas en su mochila y despedirse de la pareja enfrente — Recordé que no devolví un libro de la biblioteca, adiós — se despidió.
No era cierto lo del libro, solo quería irse de ahí pronto. Poco le importó si se dieron cuenta.
Mitsuri vio a su amiga irse, luego volteó a ver a su novio, que aún se frotaba el pecho del golpe que le había dado — Que inoportuno eres, cariño. — dijo mientras le acariciaba su pecho en forma de disculpa por lastimarle.
— Ya sabes cómo son — explicó aún adolorido el chico — Dijiste que hay que empujarlos un poco o no van a confesarse. Y yo quiero terminar pronto con este plan tuyo... ni siquiera sé porqué acepté en primer lugar.
— Lo haces, porque me quieres — sonrió acercándose para darle un beso sobre el cubreboca blanco que cargaba él — ¿O me equivoco?
— Si es para ver tu hermosa sonrisa... —Obanai la tomó de la cintura — Podría incluso intentar llevarle bien con ellos.
— ¿En serio? — las pupilas de la chica casi eran forma de estrella al emocionarse
— No — el gesto que hizo el pelinegro era de fastidio. Sin embargo cambio al ver la mirada triste de su novia — Solo si no me sacan de quicio.
Mitsuri se abalanzó para abrazarlo con las mejillas sonrojadas, está realmente enamorada de él.
Al separarse, la chica lo tomó de la mano para retirarse del lugar a un lugar más privado. Sólo ellos sabrán lo que llegarían a hacer.
*•*
— Kochou.
Shinobu se sobresaltó al sentir una mano en su hombro casi tirándose al suelo del susto.
— Tomioka-san no me vuelvas asustar así. — la chica se reincorporó viviendo a colocar uno de los cordones de su mochila a su hombro.
— Lo siento. — la seriedad del muchacho realmente era impresionante — Llevaba tiempo llamándote.
La luz del alba resaltaba su cabello negro pintando levemente sus mejillas de rojo, su ropa oscura lo hacía ver aún más atractivo... podía sentir su olor a piña y bastones de caramelo.
"Cupido, ¿Qué me has hecho, maldito hijo de...?"
— No estaba presentado atención a mi alrededor, perdona.
Giyuu asintió, después extendió su brazo con un artefacto en su mano. — Olvidaste tus audífonos.
Shibobu vio los blancos auriculares, ¿cómo es que llegaron a sus manos? Ella estaba segura que los había dejado en casa hoy.
— Gracias.
Extendió su mano para recibirlos, sus dedos rozaron su piel sintiendo ese conocido hormigueo en su cuerpo, estaba segura que se había sonrojado. Levantó su mirada para poder verlo a los ojos, esperando a que le dijera algo más, algo relacionado a que los audífonos era solo una excusa para buscarla.
— Adiós. — el muchacho de inmediato le había dado la espalda comenzado a alejarse.
¿Qué diablos?
— T-tomioka-san, espera — llamó con un hilo de voz la chica, completamente nerviosa.
El mencionado se detuvo, más sin embargo no volteó a verla. Como si tratara de evitar ese contacto.
Shinobu lo pensó varias veces, quería decirle algo... ¿Pero qué? Claramente no podía ser una confesión, considerando el lugar en donde estaban. Sólo quería que se quedara, que la viera a los ojos por más de cinco segundos que es lo que ambos aguantan.
— Te... — en serio se esforzaba — Te escribo después, ¿Si?
Desearía que Cupido le ayudara a que se dé cuenta.
El chico asintió dándole la espalda en todo momento, siguiendo su camino por donde vino, abandonando a la chica con el tsunami de emociones que le reclamaba a ese ridículo personaje con pañal que es mencionada cada catorce de febrero.
*•*
Kanao veía la televisión en cuanto entró a su hogar, con aún puesta el uniforme deportivo de su escuela, veía esa caricatura que si no mal recordaba se llamaba "Los aristogatos" en esa plataforma nueva de internet que habían adquirido.
— Kanao, ¿Ya almorzaste?
La adolescente de trece años apartó sus ojos de la pantalla para prestarle atención en cuanto la escuchó entrar, asintiendo así pregunta. Sus padres no volvían hasta en la noche, por lo que se encargaban de dejarles algo preparada hasta que volvieran para cenar todos juntos en familia, haciendo veces en las que no tenían tiempo y dejaban algo de dinero para que pidieran algo o para que cocinen.
— Kanae-neesan preparó un estofado. — contestó la menor en voz tan baja que Shinobu casi no la escuchó.
— ¿Hiciste tus tareas? — volvió a preguntarle recibiendo otra afirmación. No debía de sorprenderle, todos en su familia son responsables, por lo que no había de qué preocuparse.
Eso y porque son casi las cuatro de la tarde.
Subió las escaleras para dirigirse a su habitación para tomar sus cosas y darse un baño con urgencia, tenía esa costumbre desde que llegaban esos días de verano en los que sudaba al salir de casa.
— Shinobu no corras por las escaleras. — escuchó la dulce y melodiosa voz de su hermana mayor.
— No lo hice.
— Claramente te escuché. — salió de su habitación, aún cargaba la bata de su facultad, su cabello largo y liso caían como cascada por sus hombros y espalda. Sus ojos eran protegidos por unas gafas ovaladas.
Se le podía escuchar su voz cansada, Kanae estaba por graduarse de la universidad por lo que era la que menos tiempo de encontraba en casa, sin embargo desde que comenzó a realizar su tesis ahora no salía de su cuarto.
— ¿Qué tal tu día, Nee-san? — cuestionó con un poco de preocupación al ver una leves ojeras en el rostro angelical de su hermana.
— Igual que el de todos los días. — confesó suspirando recargando su cuerpo en el umbral de la puerta de su habitación — Mamá se quedará en el hospital hoy debido a su turno nocturno, y Papá vendrá tarde. Así que si tienes algo planeado, este es tu momento.
A veces le daba miedo lo certera que podría ser. Sabía que se refería a la fiesta.
— Shinazugawa esta siendo irresponsable hacer una fiesta cuando estamos a tan poco tiempo de los exámenes finales. — su queja causó gracia en la mayor, Shinobu realmente no se llevaba bien con nadie. — Deberías decirle a tu noviecito que el hecho de que tenga buenas notas, no significa que se deba atener.
— En su defensa, diré que sus cursos están más que aprobados. — defendió la mayor a su pareja — además lo que le falta nada más son sus prácticas que no inician hasta finales del año.
Shinobu suspiró con pesar, le gustaba molestar a su hermana sobre su novio sabiendo que no le agradaba.
— ¿Tú vas a ir? — terminó por preguntar viendo a los ojos violetas de la mayor.
— No lo creo. Debo terminar mi tesis.
— ¿No lo habías hecho ya? — Claramente recordaba oírla decir hace dos días que ya estaba listo y lo había mandado a revisar.
— Sí, pero fue rechazada por octava vez... — ahora todo tiene sentido. Se lamentaba por ella, sabía todo el empeño que le ponía a sus trabajos, y verla como poco que poco terminaba exhausta por esa bendita tesis le transmitía mal humor.
Mal humor que se desvanecía cuando cierto pelinegro le escribía.
— Y pensar que eso me depara el futuro.
— Bienvenida a la universidad.
Volvió a suspirar. La universidad es tranquila decían, es fácil decía. Fácil sus...
— Si vas a ir por favor ten cuidado — pidió la mayor momentos antes de bajar por la escaleras con dirección a la cocina por algo que merendar — Y dile a Sanemi-kun que se controle con la bebida.
La menor rodó los ojos con fastidio, como si realmente le fuera a hablar.
*•*
Una vez limpia, se dejó caer en su cama. Se sentía exhausta, como si llevara todo el peso de miles de libros sobre sus hombros, cuestionando nuevamente si debía ir o no.
Tomioka-san tal vez ni vaya... Pero le había dicho a su amiga que iría, las opciones eran casi escasas. Buscó con la mirada su reloj sobre su mesa de noche.
18:45 hrs.
Aún es temprano, y nadie es puntual en una fiesta.
Diablos.
