"Tu eres mi mejor amiga"
Esa frase resonó hasta en lo más profundo de su cabeza.
Ambos se seguían viendo a los ojos, las manos de él aún rodeaban su cintura, ella aún lo abrazaba por el cuello. Cualquiera que los viera en esa forma, no les creerían si dicen que son "solo amigos".
"Él está enamorado"
Supuso eso, por la siguientes razones; La primera es si la quisiera sólo como una amiga, no la habría besado así de salvaje. Lo conoce demasiado para saber que Giyuu no es así de atrevido. Y la segunda, esa es la excusa más barata que escuchó en su vida.
Lo liberó de su agarre mientras se bajaba de su regazo sentándose de cuclillas en el suelo.
— Shinobu, yo...
— Shhh.
De no ser por lo oscuro, ambos apreciarian el sonrojo de sus rostros. Más notorio en el chico de cabello negro.
"Es ahora o nunca" pensó la ojimorada.
— Tomioka-san... — le llamó, los nervios estaban a flor de piel, ¿y si todo fue un simple impulso...? No. Miles de inseguridades comenzaron a nacer.
Volvió a acercarse a él, de modo que su rostro estaba a centímetros del de él.
— Tomioka-san, me podrías decir... ¿qué es lo que sientes por mi?
Si Giyuu estuviera bebiendo algo, de seguro se hubiera ahogado. Pero eso no evitó que se ahogue con su propia saliva y empezara a toser bruscamente.
"¡Maldita suerte la mía!" Pensó el pelinegro. Tiene dos opciones, la primera es decirle la verdad de lo que realmente siente por ella.
O la segunda, buscar una excusa y evadir la pregunta.
Sabemos cuál será la opción que va a elegir.
—Hace calor aquí, ¿verdad?
Si tuvieran un público enfrente, de seguro se hubieran golpeado la frente con frustración.
"Maldito idiota, ¿te crees muy gracioso?" Nuevamente la vena en la frente de Shinobu salió. De pronto sintió la necesidad de beber algo hasta desplomarse en el suelo.
— Es por eso que todos te odian, Tomioka-san. — sonrió con falsedad.
— A mi nadie me odia.
Encima tuvo el descaro de responderle de esa manera. Se estaba equivocando, no creía que era un completo idiota, es un idiota.
— En serio no tienes solución, Tomioka-san... — suspiró con pesar la chica. — ¿Por primera vez en tu vida, puedes ser sincero? Después de lo que acaba de pasar no creo que vayas a decir que no fue nada. Porque te mato si me contestas eso.
En serio que Shinobu da miedo cuando se enoja.
Giyuu estaba entre la espada y la pared, está más que claro que no puede mentirle, sus acciones fueron más claras que el agua. No sabía con exactitud la razón del por qué volvió a cerrarse, sabía que eso solamente le daba a entender a ella que se estaba arrepintiendo por haberse aprovechado. Lo cual el cincuenta por cierto era verdad.
— No sé que decirte. — finalmente respondió. — Me siento muy avergonzado.
"¿Avergonzado por el beso, o avergonzado de mi?" Varias ideas comenzaron a formarse en la cabeza de Shinobu.
— Nuevamente quiero pedirte disculpas. — continuó él. — He abusado de ti al lanzarme sobre ti de esa forma.
— ¿No crees que disculparte es innecesario? Yo también he sido cómplice.
— Si pero... — desvió su mirada, inseguro de lo que está por decir — eres mi amiga.
Ya estaba harta. En serio que a Giyuu hay que sacarle la verdad con cuchara.
— ¡Estoy harta con tu "eres mi amiga"! ¿Me estás mandando a la zona de amigos? Porque no creo que ese beso sea una prueba de ello.
El pelinegro tragó duro. ¿Por qué lo tenía que hacer difícil? Bueno, si fuera fácil, el mundo sería un lugar mejor.
— Tu si me gustas, Giyuu. Desde hace mucho tiempo. — Hasta que lo llamó por su nombre terminó de reaccionar.
¿Ella corresponde? ¡Ella corresponde! Debería estar feliz, ¿Por qué no lo está? Una palabra: miedo.
Su mejor amigo, Sabito, lo golpearía por su cobardía. Vamos Giyuu, está es tu oportunidad.
— ¿Por qué me besaste entonces si no me quieres? — decepción se escuchaba en su voz.
Eso dolió. Giyuu maldijo su inseguridad. Estaba por responder cuando de pronto, la puerta del clóset se abrió.
Mitsuri.
— Chicos... — sonrió alegremente la de cabello rosa, ignorante de la tormenta que se formaba dentro de ese clóset.
*•*
— Shinobu, más despacio. — Mitsuri veía con preocupación como su amiga bebía de golpe varias latas de alcohol que había sobre el mueble de cocina. Llevaba cuatro latas de cerveza.
En cuanto los dos pelinegro lograron salir del reducido cuarto, Giyuu le pidió disculpas infinitamente, tomandola desprevenida para plantarle un beso sobre su frente para después irse sin dejar rastro alguna.
Mitsuri ignorante de lo que realmente había pasado, sonrió con alegría pensando que su plan había funcionado. Sin embargo ver el rostro entristecido de su amiga, le hizo entender otra cosa.
Shinobu en cambio ignoró a la pareja frente suya bajando a la cocina para buscar algo de beber, estaba sedienta.
— Jamás te había visto beber así. — confesó la de cabello rosa aún con preocupación viendo cómo ahora agarraba una botella de vidrio que había encontrado guardada.
— Para todo hay una primera vez. — respondió lentamente en cuanto comenzó a sentirse mareada.
— Es suficiente, Shinobu. Eso no es bueno. — Mitsuri retiró de sus manos el vaso de vidrio que estaba a nada de dejar caer. — Vamos, te llevaré a casa.
Shinobu apenas había entendido la mitad de lo que dijo, sentía que en cualquier momento caería al suelo por el mareo repentino.
— Amor, por favor ayúdame a llevarla. — pidió Mitsuri a su novio en cuanto se les acercó después de cerciorarse que cierto rubio no esté cerca.
Obanai se acercó a Shinobu no muy convencido.
— Aléjate de mi cara de serpiente. — dijo Shinobu cuando uno de sus brazos rodea su cuello.
Obanai al sentirse ofendido soltó un bufido quitando con brusquedad su brazo causando que Shinobu cayera de golpe al suelo.
— ¡Cariño, no hagas eso! — Mitsuri lo regañó cuando vio que su amiga ya no se levantó más, espantandola de inmediato. — Ayudame a levantarla.
— ¡Estoy bien! — exclamó la ojimorada separándose de golpe mientras se levantaba de forma lenta tambaleándose un poco — Puedo caminar.
Mitsuri realmente estaba preocupada, se sorprendió lo débil que fue su amiga con el alcohol, considerando que ella nunca tomaba, verla ebria no era algo de todos los días.
— Ponte un suéter — le dijo Obanai a Shinobu entregándole su sudadera, lo que le pareció muy tierno a su novia. — O el aire frío te hará mal y afectará más tu ebriedad.
A Shinobu le fue algo muy raro de su parte, pero aún así no quiso decir nada más terminando por aceptar el sudadero.
Con cuidado, ambos la guiaron al auto de Obanai, en donde Shinobu se dejó caer pesadamente en el asiento trasero. ¿Qué hora era? Ni idea, pero de seguro eran pasadas de la media noche.
Shinobu en lo que iba recostada, recordó lo que sucedió en ese clóset. Su miedo a que las cosas cambiaran entre ellos después de lo sucedido estaba pasando. No podría volver a verlo a los ojos, por vergüenza.
¿Acaso fue un error? Claro que no, pero ellos no lo sabían.
En la mente de Shinobu, Giyuu la había rechazado. En la mente de Giyuu, Shinobu estaba enojada por aprovecharse. Algo completamente ilógico por parte de ambos.
— En serio lo siento mucho, Shinobu-chan. — trataba de disculparse la pelirosa — No sé que pasó ahí dentro, pero en serio lo siento.
"Tu nos metiste ahí, debías hacerte cargo de tus acciones. ¡Sabías lo que iba a suceder!" Quiso gritarle Shinobu, pero se abstuvo y en cambio dijo — No te preocupes, está bien.
No, no lo está.
Lo único que debían hacer es hablar tranquilamente y con sinceridad. Pero el miedo y orgullo de ambos se los impedía, creando miles de ideas en su cabeza, cuando la única realidad, es que ambos tienen miedo de amarse.
— Todo esto es culpa mía, he arruinado su amistad. Jamás debí meterlo ahí. — un poco más y Mitsuri empezaría a llorar.
Su plan sonaba muy bien en su cabeza; Giyuu y Shinobu (alias Giyuushino) estarían ahí encerrados hasta que comenzaran a conversar, aceptar que ambos se querían, y salir como pareja de ese clóset.
Si, solo en la cabeza de Mitsuri podría pasar eso.
Shinobu siguió negando a su amiga su culpa, ella era muy sensible, por lo que no quería hacerle sentir mal. Mucho más de lo que ya estaba. Obanai en cambio no decía nada, pero de alguna forma se sentía culpable, indirectamente había ayudado a su novia a encerrarlos, y ver a su amada triste y culpable le hacía sentir mal.
— Deja de culparte Mitsuri. Ya pasó... — decepción se detectaba en la voz de la ojimorada. — Lo hecho, hecho está.
— Estás enojada conmigo. — afirmó su amiga bajando su mirada.
Sí.
— No.
Iguro tomó la mano de Mitsuri, indicando que ya dejara el tema. Mitsuri pareció entenderle que finalmente se volteó del asiento copiloto para fijar su mirada en el camino.
*•*
— Con cuidado. — Mitsuri ayudaba a su amiga a bajar del auto.
Shinobu veía todo dar vueltas, incluso podía ver a tres Mitsuri. Esa era la razón del porqué no bebía, a pesar de que siempre tuvo la oportunidad.
— ¿Estás bien? — preguntó preocupada su amiga al verla ponerse violentamente pálida.
— Si, es solo que.. — Shinobu se quedó callada de golpe al sentirse muy mal — creo que-
No le dio tiempo de contestar cuando corrió a la puerta de su casa para entrar, pero al no encontrar las llaves, no aguantando más, agarró una maceta con unas bonitas flores que pertenecía a su mamá cuando comenzó a expulsar todo lo que había bebida.
— ¡Shinobu! — Mitsuri se acercó alarmada a socorrerla, tomándole el pelo para no mancharla.
Todo daba vueltas, a penas y podía escuchar la voz de su amiga, su estómago dolía por lo que dio un último suspiro antes de volver a vomitar en la pobre maceta. Tal vez y a la flor le haga bien un poco de abono... ¿no?.
— Genial, he arruinado las flores favoritas de mamá. — comentó al sentir que ya había acabado. — Kanae va a matarme.
— Tranquila, déjame ayudarte. — Mitsuri no se quedaría tranquila hasta dejarla sana y salva en su casa.
Abriendo su bolsa que en todo momento llevaba con ella, sacó las llaves de repuesto que Shinobu le dio en una oportunidad por si llegara algún día a olvidarlas.
— Te llevaré a tu habitación.
— No hace falta, estoy bien. — Shinobu a tropezones logró entrar.
— ¿Estás segura? — la pelirosa se veía muy preocupada, sobre todo al ver como su amiga no se había percatado de la maceta vomitada que aún sostenía en sus manos.
Shinobu asintió — Debo deshacerme de esto — dijo mirando la maceta.
No muy convencida, Mitsuri aceptó a regañadientes, viendo como su amiga cerraba la puerta tras de si. No teniendo de otra, regreso sobre sus pasos hasta volver a subirse al auto en donde su novio aguardaba.
— No puedo creer lo que pasó. — confesó Mitsuri tomando su rostro entre sus manos.
— Pero pasó. — afirmó el chico riendo.
Mitsuri volteó a verlo confundida dándose cuenta que su novio había sacado su teléfono.
— Hasta lo grabé. — Obanai le mostró la pantalla de su teléfono en donde se reproducía el video del espectáculo.
Mitsuri lo vio con odio, golpeado en el brazo. Como castigo, esa noche no tendrían el cuchi-cuchi.
*•*
Shinobu entró lo más silenciosa a su casa. Es tarde, sus padres y hermanas están dormidas. No quisiera despertarles, tampoco recibir un regaño por llegar tan tarde. Aparte, debía deshacerse de su crimen.
Sacó una bolsa plástica de alacena de cocina y metió ahí la planta. La sacó al patio trasero en donde se encontraba la basura. Le sorprendió el como el mareo se había ido después de lo que pasó. Más tarde se preocuparía por la planta.
Al subir a tropezones las escaleras pudo ver que cada luz de los cuartos están apagadas, adivinando su pena al entender que todos estaban ya dormidos. Lentamente llegó a su habitación lanzandose a su cama en cuanto la vio, no importando quitarse el maquillaje y cambiarse de ropa por su pijama.
Suspiró mientras se metía debajo de las sabanas. Sentía su corazón roto. Ante sus ojos, Giyuu la rechazó. Cuando en realidad no había escuchado lo que el pelinegro estaba por responderle antes de que su amiga les interrumpiera.
"¡Maldito sueño adolescente!"
El fin de semana estaba comenzando, por lo que agradecía que fuera así. Tendría tiempo de pensar en la reciente situación en la que se encontraba, antes de volver el lunes a la universidad.
— Es una suerte que no estemos en la misma facultad. — dijo en voz baja.
¿Cómo lo vería a la cara ahora? ¿Su amistad estaba acabada? No. Pero ella no lo sabía... Aún.
*•*
— Eres un idiota. — un chico de cabello anaranjado pálido estaba de pie frente a Giyuu que se encontraba envuelto bajo las sabanas de su cama.
— Gracias por tu amabilidad, Sabito. — dijo Giyuu enterrando su rostro en su almohada — Como si no tuve suficiente. — levantó su rostro de la almohada y le enseñaba la herida en su labio causada por Sanemi.
Giyuu se había olvidado de la figura de cerámica que rompió, el haber entrado en pánico con lo que pasó con Shinobu, en su mente solo estaba una cosa, y era huir, por lo que no vio venir a Sanemi y darle un buen golpe en la boca en cuanto estuvo en su campo de visión.
Sabito rodó los ojos, estaba muy cansado, había tenido un día muy pesado en la universidad por lo que al caer la noche, poco tiempo después de terminar sus ensayos, solo quería lanzarse a dormir.
Pero se vio interrumpido al escuchar como Giyuu azotaba la puerta del departamento que compartían. No pudo evitar ir a ver si estaba bien, terminado por escuchar toda la historia de lo que pasó en esa fiesta a la que se había negado ir por terminar sus tareas.
— Amigo, lo siento, pero es la verdad. — el chico se sentó al borde de la cama. Mientras le ofrecía hielo que había sacado del refrigerador al verlo entrar con su labio sangrando. — ¿Tienes idea de lo que le hiciste entender?
— Por favor dime que fue mi cobardía.
— No.
Giyuu se levantó asustado, viendo a su amigo con temor a lo que estuviera pensando.
— Dices que-
Sabito le interrumpió — Sí, le diste a entender que no correspondías a sus sentimientos.
Giyuu dejó caer su cuerpo a la cama con pesar. Si ya se sentía mal, ahora se siente peor.
