— ¡Shinobu, es casi medio día! — la voz de su hermana mayor se escuchaba desde las escaleras, pudo detectar un toque de molestia — ¡Levántate!
Shinobu estaba envuelta entre sus sábanas como si fuera una oruga dentro de su capullo. Su cabecita dolía a males, sentía su cuerpo pesado, como si un autobús la hubiera arrollado.
— ¡Ya voy! — terminó por contestar levantándose de mala gana.
Colocando en sus pies sus pantuflas de conejito con mariposas en las orejas, se levantó su cómoda cama para ir al baño y asearse, al menos solo para lavarse la boca y cara, después salió de su habitación de forma perezosa hasta bajar por las escaleras llegando a la cocina. Ahí se encontró con su hermana mayor, completamente vestida y arreglada, cortaba unas verduras.
— Buenos días... — saludó con normalidad la menor.
— Buenos días. — Kanae giró sobre sus talones para enfocarse en su hermana, sin embargo toparse con su estado la espantó — ¿Qué te ocurrió? — dejó lo que hacía para acercarse hasta donde estaba — ¿Te arrolló un autobús o algo parecido?
Shinobu le molestó de cierta manera lo que dijo, sin embargo su típica sonrisa seguía intacta.
— He tomado la decisión de quedarme en mi cuarto a invernar lo que resta del fin de semana. — confesó ignorando la pregunta de su hermana mientras se acercaba al congelador en busca de algo para beber.
— Creí haberte dicho que tuvieras cuidado. — Kanae se cruzó de brazos — Me lo esperaba de Sanemi-kun pero no de ti, hermana.
— En mi defensa, sucedieron muchas cosas en muy poco tiempo. — contestó la menor sirviéndose en un vaso jugo de uva que encontró.
— ¿Cómo arruinar las flores favoritas de mamá?
Shinobu se atragantó con la bebida.
— ¿Cómo lo sabes?
La mayor suspiró. — Encontré tu escena de crimen. — señaló con la mirada el basurero, Shinobu bajó la mirada avergonzada — Y porque recibí un vídeo de Iguro-san.
Oh, oh...
— ¿Qué?
Kanae rió suavemente, tomando si teléfono para enviarle el video. Shinobu en cuanto lo vio, sintió la necesidad de cometer un verdadero crimen.
— ¡Maldito hijo de-!
*•*
Si se lo preguntaban, no siguió estudiando, tal y como dijo, se encerró en su habitación viendo Netflix mientras un gran bote de helado descansaba en su regazo. Las cortinas de su habitación estaban cerradas, por lo que la habitación se encontraba más oscura dando un mejor efecto al televisor.
— Dylan, no debiste abandonar a tus amigas. — comentó al televisor mientras llevaba a su boca una cucharada de helado. — Necesitan estar juntas para deshacerse de la loca resentida con Charlie.
Estaba viendo la secuela de Los Ángeles de Charlie. La original.
Estaba segura que era ya de madrugada, y ella no se levantó de su cama a excepción de las ida al baño. De lo contrario estuvo viendo gran parte del contenido en la plataforma.
Su teléfono sonó, sin detener la película, levantó el aparato con rapidez esperanzada de que fuera él. Pero su decepción fue notoria cuando leyó el nombre de su mejor amiga. Desde temprano que Mitsuri le escribía mensajes, que secamente contestó. Al final, terminó por atender.
— Dime.
— ¿Cómo seguiste? — Mirsuri aguardaba pacientemente al otro lado de la línea.
— Estaba todo bien hasta que vi el video que el idiota de tu noviecito le envió a mi hermana. — escuchó como algo cayó al suelo del lado de su amiga.
— ¡Obanai, te dije que borraras el vídeo! — escuchó el agudo pero potente grito de si amiga, tuvo que alejar un poco el teléfono si no quería quedarse sorda. — Lo lamento mucho, Shinobu-chan, le advertí que no lo hiciera.
— Al menos no lo subió a internet.
Volvió su mirada a la película sin interés alguno.
— ¿Quieres que salgamos? — propuso la de cabello rosa en un tono dulce.
— La verdad... no. — no le mentiría — estoy tranquila viendo televisión.
— Oh... — contestó con tristeza — ¿Quieres hablar de lo que pasó?
— No hace falta. — a pesar de que no la veía, volvió a sonreír de forma falso como solía hacer siempre — estoy bien.
Bien deprimida, tal vez.
— Te hablo después. — y sin dejar que Mitsuri contestara, colgó.
Fue grosero, lo sabe, pero después se disculparía con ella. Mientras tanto quiere seguir con su maratón de películas para olvidar sus penas.
Aunque después de la que veía, en su lista seguía una comedia romántica.
*•*
La facultad de farmacia por lo regular mantenía mucho movimiento por parte de docentes y alumnos, siempre andando de un lado a otro con papeleo, maquetas o los frascos de vidrio del laboratorio. Durante las clases impartidos, a los de semetre maa avanzando se les obligaba usar un traje especial cada vez que entrarán al laboratorio, esto por motivo de higiene, por lo que la bata y los lentes de protección era lo de menos. Las chicas con cabello atado en todo momento, al igual que el uso obligatorio de los guantes de látex.
Ese día en especial es uno de los más tranquilos, no había mayor movimiento, lo cual era de las pocas veces que sucedían en el edificio. ¿El motivo? Ninguno, simplemente algunos salieron temprano y decidieron retirarse.
Shinobu quiso aprovechar el espacio, quedándose en el laboratorio de la facultad para poder terminar su ejercicio con las sustancias que le indicó el catedrático. Necesitaba el cien por ciento de su atención, por lo que luchaba contra su subconsciente para poder concentrarse, siendo un buen pasatiempo para dejar de pensar en su "catastrófico" fin de semana.
Dentro del salón se encontraba ella en completa soledad, no había ningún ruido, a excepción del canto de los pájaros que pasaban cerca de la ventana, todo era una calma satisfactoria.
Vertía cuidadosamente gotas del líquido creado en un frasco para tenerlo en un recipiente de cierta cantidad.
— ¡Shinobu-chan!
Ya decía que esta calma era difícil de creer.
El llamado la tomó por sorpresa, provocando que la sustancia quedara esparcida por toda la mesa en la que trabajaba haciendo un desastre total. La vena de su frente volvió a parecer.
— ¿Qué sucede Mitsuri?
El enojo en su rostro era evidente, provocando que la pelirosa se sonrojara por la pena al darse cuenta lo que provocó... otra vez.
— Lo siento.
"Una disculpa no arreglará lo que hiciste." ¿Es que ella sigue con el rencor?
Shinobu suspiró, por más que quiera, no puede enojarse con ella por tanto tiempo, simplemente no puede. Es su mejor amiga después de todo.
— Está bien, Mitsuri. — sonrió mientras tomaba su hombro con su mano cubierta por el guante de látex — Sólo ten cuidado la próxima vez, sabes la concentración que mantenemos aquí.
La pelirosa asintió, volvió a sonreír mientras se colocaba frente a la mesa en la que Shinobu se encontraba.
— Vine porque quería invitarte a cenar al nuevo restaurante que abrieron. — era una experta en cambios de tema abruptos.
"¿Me ves con cara de querer salir?" Fue uno de los pensamientos de la de baja estatura en un intento de querer decirlo pero conteniendose.
— ¿No se supone que hay que hacer reservación si es apertura? — en realidad solo preguntaba para hacer conversación, no porque realmente le interesara.
— De hecho no, debido a que abrieron el viernes, así que ya podemos ir normalmente.
Shinobu alzó una ceja, lo dice como si fuera tan fácil. Y cuando dice algo así, es porque algo oculta y eso significa que...
— ¿Qué estás planeando, Mitsuri? — preguntó mientras se bajaba de la silla en la que se encontraba sentada quitándose los guantes. — Quiero la verdad.
— No se qué me sorprende más, Shinobu-chan. Que otra vez desconfíes de mi o de que me hablaras de esa forma — Mitsuri estaba ofendida.
Shinobu suspiró.
— Lo siento, no quise sonar grosera. Es sólo que...
— ¿Sigues afectada por lo que pasó en la fiesta?
La de ojos morados no respondió, era cierto, desde lo sucedido con Giyuu el viernes en la noche, se la había pasado todo el fin de semana comiendo helado y viendo películas. Sin embargo, nunca lloró, era demasiado orgullosa para hacerlo. No quería hacer sentir mal a su amiga, por lo que optó a cambiar de tema.
— ¿A qué hora quieres que vayamos?
Mitsurio saltó en felicidad con una gran sonrisa. — A las 8:00 p.m. seremos sólo tú y yo.
Debería dejar de ser tan paranoica y confiar en su amiga.
O tal vez...
*•*
"Hello darkness, my old Friends
I've come to talk with you again...
Because a vision soft..."
— ¡No seas ridículo! — dijo Sabito quitándole los audífonos que traía Giyuu en las orejas. La música era tan alto que se escuchaba claramente la canción que escuchaba.
Giyuu lo miró ofendido, con que derecho le quitaba su música.
— ¡Sé hombre, y levántate! —el de la cicatriz le dio una "leve" patada a su espalda — tienes que seguir con la vida, ahora ve a trabajar.
"Pero me duele" quiso decir el pelinegro, sin embargo ver la -según él- escalofriante mirada de su amigo provocó que se tragara sus palabras.
Giyuu al igual que cierta ojimorada se la pasó encerrado en su cuarto... en vez de intentar comunicarse con ella.
— Te mantuviese de vago durante el fin de semana, y no me ayudaste con los que haceres. — Sabito llevo sus manos a sus caderas en una posición de enojo — Otro hubieras sido y me hubieras ayudado a la vez que buscabas a Shinobu para hablar con ella. Pero no, el deprimido prefiere quedarse en casa.
Después de que Sabito le dijera que indirectamente -aunque directo para él- había rechazado los sentimientos de Shinobu, se sintió la peor persona del mundo, ¿No podría ser peor su desgracia?. Se sentía mal, pero no tuvo el valor de comunicarse con ella y hablar por más que Sabito insistiera. En cambio se la pasó en su cuarto escuchando música deprimente mientras comía una pizza (fría) que había en la nevera.
— Fue el mejor fin de semana que jamás tuve. — confesó levantándose con pereza. Finalmente era lunes, su amigo tenía razón, y debía ir a su nuevo trabajo que casualmente había conseguido el viernes en la tarde antes de ir aquella fiesta.
— Date prisa. — recibió un manotazo en su cabeza.
— Ya voy, ya voy... — atinó a decir derrotado. Sabía que si se enfrentaba verbalmente con su amigo terminaría completamente ofendido. Sabito las tenía para ganar.
— Y por favor cuando regreses pasa comprando leche que ya no tenemos. A menos que quieras desayunar tu cereal favorito en seco.
Si... a veces se convertía en el mandadero de Sabito.
*•*
— ¡Este lugar es increíble! — exclamó con brillo en los ojos la pelirosa.
Finalmente habían salido de la universidad -con tarea aún pendiente- para ir a cenar al nuevo restaurante. Eran pasadas ya de las ocho de la noche, a comparación de otra veces que salen de su facultad, era temprano.
Mirsuri estudiaba arte, a diferencia de Shinobu ella salía más temprano de su facultad, lo más tarde que ha salido es a las seis de la tarde. En cambio Shinobu, su facultad la sacaban ya tarde, casi a las 9 de la noche. Iguro de vez en cuando acompañaba a Shinobu, él estudia ingeniería química, por lo que a veces sale igual de tarde. Lo hacía más que todo por petición de su novia.
Un poco más y prácticamente viven en la universidad.
Sin embargo, ambas amigas se encontraban ya en una de las mesas viendo el menú del lugar. El nuevo restaurante es llamativo, según el dueño está inspirado en la era taisho, por lo que los camareros vestían con trajes típicos de ésa era.
Solamente eran ellas dos, por lo que la pelimorada se encontraba más tranquila. No era que le cayera mal el novio de su amiga, al menos no del todo, pero simplemente estar entre amigas sin ser o sentirte ser el mal tercio era más cómodo.
— Cuántas delicias las que se ven. — dijo Mitsuri con un pequeño sonrojo en sus mejillas mientras veía el volante que contenía los menús — quisiera pedir todo.
— Si lo haces entonces no podrás comprar las pinturas que viste aquel día en el local. Y después estarás lamentándote. — el realismo de Shinobu a veces dolía.
— Lo sé, lo sé... — suspiró. — creo que voy a pedir sashimi yun okonomiyaki(1). ¿Y tú, Shinobu-chan?
— No tengo mucha hambre, así que creo que pediré yakitori y un poco de gyoza(2). — dijo pelinegra mientra veía el menú.
Uno de los camareros se acercó a ellas para tomarles la orden. Comenzando a servir vasos de agua como cortesía del restaurante. Shinobu fue la primera en tomar del vaso.
— Buenas tardes, sean bienvenidas...
Ésa voz.
Shinobu alzó la mirada para ver al camarero llevándose la sorpresa el ver quien era.
La sorpresa fue enorme que se ahogó con el agua provocando que parte del líquido saliera por su nariz mientras comenzaba a toser bruscamente asustando a su amiga como al no invitado.
— ¡Shinobu-chan! — gritó asustada Mitsuri al ver a su amiga en problemas.
Las personas del lugar voltearon por instinto (o por metiches) a donde ellas.
— ¿Te encuentras bien? — dijo el pelinegro mientras se dispuso a secar la mesa. Siendo sincero, no la había visto, por lo que él también se sorprendió verla al llamar su atención cuando se ahogó.
"Claro, ¡Estoy de maravilla! Mira que me ahogo de la emoción" quiso gritarle la ojimorada, pero por obvias razones no lo hizo.
— Disculpen... — alcanzó a decir para luego dirigirse al baño. Dejando a esos dos en la mesa y de paso, su dignidad.
Giyuu y Mitsuri vieron como se alejaba.
— Estupido y sensual Tomioka-san — susurró Shinobu mientras se secaba el rostro con papel higiénico del lavabo.
No tenía ni la menor idea de que él trabajaba ahí, y parece que Mitsuti tampoco porque al igual que ella se sorprendió de verlo. No al extremo de ahogarse como ella pero si se sorprendió.
El cabello de Giyuu estaba recogido con una liga mientras vestía una yukata azul, dándole a entender que ese era el uniforme del lugar. Aunque admite que inevitablemente ante sus ojos se veía totalmente atractivo.
Los recuerdos de como se sentó sobre su regazo para besarlo volvieron a ella. Un sonrojo se asomó por su rostro.
¿Cómo lo vería a la cara ahora?
Antes del fin de semana era los perfectos mejores amigos, ahora eran perfectos desconocidos con mismos recuerdos. ¿Y sólo por un beso? Si, patético.
— Vamos Shinobu, ármate de valor y sal. Viniste a comer con tu amiga nada más. — se decía así misma viéndose al espejo — No debe importarte nada más...
Con dificultad, esbozo su típica sonrisa y salió del baño. Cuando llegó a la mesa donde se encontraba su amiga, la comida ya estaba servida.
— Te tardaste, Shinobu. — dijo la pelirosa sonriendo tímidamente — Tomioka-san acaba de traerlos. — señaló la comida.
Y si, se había tardado como 20 minutos en el baño con su discusión mental.
— Te juro que no sabía que Tomioka-san trabajaba aquí. — dijo ella mientras jugaba con sus dedos tímidamente — Mis intensiones eran buenas, en serio.
Shinobu volvió a sonreír, la vena de su frente estaba por salir.
— Esta bien, no pasa nada.
Finalmente habían terminado de comer y ambas se dirigían a sus casas. No estaban tan lejos por lo que optaron por caminar.
— ¿Crees poder acompañarme mañana a comprar las pinturas que te dije? — Mitsuri hacia de todo para apaciguar la tormenta.
Shinobu, que se encontraba viendo hacia el cielo, bajo su mirada para dirigirla a la de su amiga.
— No lo sé, debo terminar el laboratorio, y los exámenes se acercan...
Mitsuri suspiró entristecida, a pesar de que no fue su culpa con lo del restaurante, se sentía culpable por hacerle pasar un mal momento a su amiga, como si no hubiera sido suficiente con haberla encerrado en el clóset y estropearle la mezcla que estaba haciendo cuando la fue a buscar.
— Deja de culparte, Mitsuri. En serio, nada de esto es tu culpa. — dijo Shinobu al darse cuenta de su cambio de ánimo, su semblante era de tristeza — tampoco estoy enojada contigo.
Mitsuri sonrió débilmente, aunque se lo dijera, no podía seguir evitando sentirse mal.
— En serio lo siento.
— Ya Mitsuri... — Shinobu se acercó a ella hasta abrazarla — no me gusta verte triste, ya te dije que está bien.
Aún así, un poco de culpabilidad molestaba atormentaba su conciencia. Shinobu le dio un beso en si frente volviendo a decirle que dejara de culparse. Despidiéndose, ambas tomaron caminos separados para dirigirse a sus casas.
*•*
Shinobu al nomás entrar a su casa se quitó sus zapatos para cambiarlos por sus suaves pantuflas. Era aproximadamente las 10:40 de la noche. Seguramente su hermanita Kanao ya estaría durmiendo, ella debe ir temprano a su instituto. Sus padres de igual forma deben estar durmiendo, su mamá tiene turno en el hospital temprano por la mañana y su papá debe presentarse temprano a la empresa farmacéutica en la que trabaja. Probablemente la única que esté despierta sea su hermana mayor Kanae, seguramente se encontraba haciendo sus últimas tareas antes de retirarse a sus prácticas.
Y ella se quejaba por estar en tercer año.
Dejó sus llaves sobre la caja qu se encontraba en la mesa cerca de la puerta, viéndose a la vez por instinto al espejo que colgaba. Subiendo las escaleras para ir a su cuarto cuando de pronto la puerta sonó.
"¿Quién será a esta hora?" Se preguntó antes de dirigirse a la puerta y ver por el orificio de esta.
— Tomioka-san... — susurró asombrada en cuanto lo vio.
De inmediato abrió la puerta encontrándose con Giyuu quien paseaba con sus mejillas rojas, como si...
— Vine corriendo en cuanto terminó mi turno. — confesó — ¿Puedo pasar?
Shinobu no respondió, abriendo más la puerta indocandole que podía pasar. No le preguntó pero supuso que tendría sed, por lo que se dirigió a la cocina a servirle un vaso de agua. Giyuu la siguió.
Agradeciéndole, tomó del vaso de un solo. Quedando después en un gran silencio. A los pocos minutos, hablaron.
— Necesitamos hablar. — dijeron ambos al mismo tiempo.
Solo esperaba que fueran lo suficientemente bajos para no despertar a nadie.
(1) Sashimi: Podría definirse como carpaccio de pescado o marisco crudo.
Okonomiyaki: Algunos lo comparan con la pizza y otros con la tortilla. El Okonomiyaki es una masa de varios ingredientes cocinados a la plancha.
(2) Yakitori: Aunque tradicionalmente ha sido una brocheta de pollo a la parrilla, actualmente se puede encontrar yakitori de ternera, pescado, marisco y otros ingredientes.
Gyoza: Empanadilla al vapor pasada por la plancha, similar al Dim Sum chino.
