Capítulo 4: "Encuentro"

La niebla de sus ojos se fue disipando poco a poco y un agradable frescor sintió de pronto en su frente. La luz suave de los anaranjados rayos del sol le daban sobre su cara y eso impidió en unos segundos concentrar su visión. Pestañeó repetidas veces y se incorporó con súbito, algo cayó sobre su regazo lo que le produjo un leve escalofríos, cuando abrió completamente los ojos bajó el rostro y se encontró con una pequeña toalla húmeda, sin dudas era lo que tenía momentos antes sobre la frente. Arrugó el ceño y miró a su alrededor, de pronto sintió que su corazón comenzaba a latir de forma asustada, ella misma comenzó a respirar con dificultad ¿dónde estaba?. La habitación era espaciosa y luminosa, de muebles de madera suave y claros, había también sobre las paredes algunas pinturas que evocaban la época medieval y también sobre los mismos muebles, adornándolo todo, varias figuras y pergaminos que ella supo reconocer eran un tesoro nacional. Luego se miró a si misma, no llevaba puesto el abrigo y estaba sentada sobre un largo sofá color verde que se ubicaba casi enfrente de una gran chimenea, que en esos momentos estaba encendida. Tragó saliva aún asustada preguntándose dónde estaba y entonces posó sus pies sobre el lustroso piso de madera, en cuanto lo hizo una figura masculina apareció rápidamente en el umbral que daba a otra habitación. Kagome entreabrió los labios al encontrarse frente a frente con el sujeto de extraños ojos color dorados y cabellera negra como la noche, que vestía una camisa azul clara y pantalones de tela negro, y que la miró como si fuera una aparición. Ella, confundida como estaba, no se atrevió a hablar, aunque por alguna razón tampoco sintió miedo de encontrarse ahora con quien al parecer le había prestado ayuda, sin embargo el hombre no habló, aunque si abrió la boca pero no pudo decir nada.

-¿Qué pasó?... ¿Dónde estoy?—Preguntó la muchacha llevándose la mano a la altura de la sien y sintiendo que aún tenía una leve punzada. Volvió a mirar al hombre pero éste no habló, estaba paralizado, Kagome entonces volvió a arrugar el ceño y miró a su alrededor.- ¿Me he desmayado? - Vio que él finalmente asentía, con dificultad, entonces ella lo miró por primera vez con detenimiento, otra vez el joven dejó de respirar pensando, imaginando que tal vez ahora si lo había reconocido.- ¿Usted me ayudó?- Preguntó al fin. Inuyasha casi sollozó, pero tragó nuevamente con dificultad. Tal vez era mejor así.

-La... - Su voz sonó demasiado ronca pero débil, Kagome entonces experimentó un leve escalofríos al escucharlo- La encontré en la calle... usted se desmayó... tenía algo de fiebre... - Ni siquiera sabía como tenía el descaro de hablarle fingiendo no conocerla, la mucha se sentó pesadamente en el sofá y dirigió sus ojos hacia los ventanales.

-Ya veo... - Murmuró y por unos leves segundos su mirada se perdió. Inuyasha al fin pudo avanzar y se posó algo más cerca de donde estaba.

-Yo... pasaba por ahí... la traje a mi casa... perdón el atrevimiento... pero me pareció más prudente que un frío hospital...

Kagome entonces alzó sus ojos hacia él, el hombre sintió que el estómago se le encogía.

-¿Me trajo a su casa sin siquiera conocerme?... veo que es muy confiado... pero se lo agradezco... - Sonrió al fin y volvió a levantarse del sofá, él le tendió el abrigo que estaba en otro más pequeño y ella agradeció.

-No más confiado... de lo que parece usted... - Dijo Inuyasha cuando sus dedos rozaron los de la muchacha. Ella volvió a dirigir su mirada a él y luego pareció percatarse a lo que se refería.

-Oh!... sí... - Murmuró luego incómoda, entonces se preguntó como había sido posible estar tan tranquila en casa de un extraño. Había estado desmayada... ¿Qué cosas habían sucedido mientras estaba sin sentido? Entonces sus mejillas se ruborizaron y tembló alejándose un poco de él mientras abrochaba torpemente los botones de su abrigo, él notó su sobresalto y trató de hacerla sentir más tranquila.

-No, no... No debe preocuparse... mi intención... fue ayudarla... - Él la miró con detenimiento y se preguntó si era posible que no lo recordara hasta ese punto ¿cómo era posible?- ... usted... tú... - Corrigió y Kagome volvió a mirarlo con algo de temor-... ¿no me conoces?...- Se atrevió a preguntar al fin. Kagome lo miró entonces sorprendida.

-Con... ¿Conocerlo?- Repitió impresionada. Inuyasha la observó con detenimiento unos segundos que le parecieron eternos y finalmente ella movió la cabeza negativamente.- ¿Debería?- Preguntó nuevamente levantando ella sus dos delgadas cejas. El joven sintió nuevamente que su corazón se destrozaba, pero en fin, tal vez... la situación... podía ser... ¿mejor?

-No... sí... bueno... - Inuyasha puso ambas manos en los bolsillos de su pantalón de tela y caminó un par de pasos, rodeándola, aunque con la vista baja, luego, en cuanto estuvo frente a la chimenea volvió a mirarla con detenimiento, la joven seguía cada unos de sus pasos y movimientos.- Te vi... en la boda de mi amigo Miroku... y Sango... - Dijo al fin, entonces Kagome que tenía la cara completamente contraída sonrió ampliamente y sus miedos se disiparon.

-Oh¿Eres amigo de ellos entonces?

-Claro... - Murmuró esbozando una leve sonrisa. Kagome entonces pareció respirar más tranquila-... y pasaba por el conservatorio de música y... tu rostro se me hizo familiar...- Mintió, esta vez desviando sus ojos-... entonces... cuando te recordé e iba a hablarte.. te desmayaste en la calle...

-Oh... que vergüenza... - Suspiró Kagome bajando también la mirada-... es que... supongo que tenía demasiada fiebre... tengo una gripe algo fuerte... y... no me sentía muy bien... la enfermera del conservatorio me dio algunas medicinas... dice que debo ir al médico... y tomar reposo también.. que debo descansar...- Sonrió y luego volvió a mirarlo- Lo siento.. hablo demasiado a veces.

Inuyasha sonrió y sintió escalofríos en la espalda, escuchaba las mismas palabras, las mismas excusas, pero había pasado tanto tiempo ya.

- ... Y Sango dice que este lugar es realmente hermoso, pero yo creo que las palabras no lo superan... jamás pensé ver tan blanca la cumbre del Monte Fuji... Lo siento... hablo demasiado a veces...

-No te preocupes... me gusta escuchar... - Susurró él y ambos se miraron a los ojos. Inuyasha no podía evitarlo, sentirse perdido en aquellos ojos castaños y soñadores era más de lo que podía pedir, sobre todo después de tanto tiempo, sobre todo después de casi pensar, que estaba muerta.

-He hablado puras tonterías... - Dijo ella de pronto sintiendo las mejillas enrojecer, de alguna manera sentía algo extraño, como... cuando uno no sabe si esta despierto o esta soñando. Kagome pasó nerviosa un mechón tras su oreja y luego, para romper aquel momento sonrió más abiertamente y tendió su mano blanca y delgada hacia el hombre-... debería haber comenzado con esto... mi nombre es Kagome... Kagome Higurashi.

Inuyasha sintió otra vez como los latidos de su corazón se aceleraban tanto que parecían querer salir del pecho, miró por unos segundos la mano que ella le ofrecía y luego levantó los ojos hacia la muchacha. ¿Cómo era posible que no lo recordara?... Tal vez... después de aquel accidente ella... había quedado con algún tipo de secuela... si fuera eso... ¿por qué no sabía nada aún?... aunque no sabía si sentirse triste porque ella lo veía como un perfecto desconocido... o tal vez aquello era la ventaja para comenzar... o simplemente recuperar... lo que nunca pudo ser... tendió al fin su mano y la enlazó con la de la joven, que sonrió cortésmente, sin saber las reacciones que provocaba en el joven hombre. Inuyasha hubiera querido abalanzarse y besarla, pero tragó saliva desviando la mirada de los tentadores labios de la muchacha y la retiró más pronto de lo esperado.

-Yo... mi nombre es Inuyasha... Inuyasha... Taisho... - Y el apellido fue pronunciado casi en un susurro, como si hubiera tenido miedo de decirlo. Kagome sintió escalofríos, la sonrisa desapareció de su rostro y lo miró sin expresión, por un momento la canción volvía repetirse, entonces ella se llevó la mano a la cabeza, la punción se hacía esta vez más dolorosa y cayó nuevamente sentada en el sofá. Él se acercó presuroso a su lado y se puso en cuclillas, intentando mirarla. - ¿Sucede algo?

-No... no... es... mi cabeza... es... jaqueca... se ha acentuado mucho en estos días... debe ser la gripe... - Musitó pero sin poder ocultar el dolor que le estaba produciendo.

-Estas... temblando... ¿qué puedo hacer?... – Se preguntó en voz alta y con angustia más para si mismo que para la muchacha, ella negó con la cabeza y volvió a mirarlo con aquellos ojos que parecían desnudar la verdad de su propio corazón.

-Me puedes... ¿dar algo té?... tengo frío... - Murmuró apenas y él entonces se levantó de súbito y corrió a la cocina, en donde ella pudo escuchar claramente el sonido de la vajilla que chocaba y el ruido también de los pasos del hombre. Suspiró la joven e intentó hacerse valor para ignorar el dolor que tenía. Caminó unos pasos y se acercó a los ventanales, desde el lugar se podía ver un bello y amplio jardín. Ella volvió a arrugar el ceño, parecía que el hombre era de dinero... parecía que su amiga Sango sólo conocía gente de la clase alta... o tal vez, y era lo más seguro, es que el joven era amigo del que era ahora esposo de Sango. Era lo más probable.

-Toma...

Ella volteó y él tenía la mano tendida con una pequeña taza de té humeante sobre un platillo. Cuando Kagome lo tomó no pudo dejar de maravillarse por la vajilla, era muy delicada, estaba segura que podía ser de porcelana china.

-Gracias... - Murmuró llevando sus labios hasta la taza y bebiendo un poco. Sintió el calor que refrescaba su cuerpo, era cierto, hacía algunos momentos atrás el calor de la fiebre la agobiaba, pero de pronto había sentido una inesperada ola de frío, su cuerpo tiritaba y todo no hacía más que confirmar que debía asistir cuanto antes al hospital- Veo que... tienes muchas cosas que parecen antiguas... ¿acaso eres coleccionista o algo así?- Preguntó sin más. Inuyasha sonrió a medias y miró su propia habitación.

-No... yo... soy historiador... trabajo en un museo... y doy charlas... - Respondió. Suspiró con dolor. Y pensar que hacía tres años ella le había hecho la misma pregunta y él, en ese entonces, había respondido que estaba recién egresado.- Y tu ¿Qué haz hecho?... ¿qué haces?- Corrigió de pronto. Recordaba perfectamente, aquella vez, que Kagome también había egresado, pero de la secundaria.

-Estudio... música... estoy en un conservatorio de música.

Él arrugó el ceño y la observó con detenimiento, La joven daba otro sorbo a su té pero evitaba mirarlo, aún le apenaba tener que decir que cantaba cuando el sólo pensar que podía subir a un escenario la aterraba.

-Ahh... sí... fue allí que te vi... música clásica¿verdad?

Ella sonrió avergonzada y asintió.

-Sí... ópera... en realidad... aunque hay veces en que... cantamos lo que sea... pero ahora nuestro conservatorio esta preparando la ópera de reapertura del teatro Art Sphere.

-Oh! Entonces... debes conocer a la famosa soprano Kagura¿no?- Preguntó él con interés y Kagome alzó la vista y sonrió.

-Sí... claro, es la primera soprano...

-Vaya... quien iba a imaginarlo... no pensé nunca... que cantaras... - Murmuró como si de pronto olvidara que ella estaba a su lado. Kagome carraspeó incómoda y entonces él se percató que había pensado en voz alta.- Lo siento... es que... no pensé... es eso...

-No te preocupes... - Murmuró sonriendo divertida y luego de unos instantes volvió a mirar el jardín. Inuyasha pudo admirarla mejor, pero estaba tan lejana, desconocido, para ella era un completo desconocido. No sabía si sentirse alegre por ello... o miserablemente triste, patético. Pero...

-Oh! Es muy tarde- Dijo ella de pronto mirando el reloj de pulsera que colgaba de su muñeca- Has sido muy amable... muchas gracias por todo.- Acotó acercándose hasta la mesa de centro y dejando la taza de té semi lleno sobre el.

-Puedo... puedo ir a dejarte...

-Has sido muy amable... pero, no, gracias... - Sonrió de manera afable y miró el pequeño bolso que estaba sobre el sofá, lo cruzó sobre su pecho e hizo una pequeña inclinación con la cabeza.- Muchas gracias nuevamente.

Antes de que él pudiera decir más, la chica caminó hasta lo que era la puerta y salió recibiendo el aire helado de la tarde que ya moría. Se detuvo en el umbral mirando nuevamente el jardín, alzó los ojos y vio que los grandes arboles tenían un hermoso follaje verde claro, amarillo, café claros y oscuros, parecían obra de una pintura, las hojas comenzaron a caer lentamente casi sobre su cabeza, como un sueño, y ella sonrió, a pesar de todo, la vida era bella.

Continuará...


N/A: Hola amigas, contrario a lo que deben haber pensado, esta historia, intento, que sea "tierna" pero en fin... ya sé que a muchas les da pena Kagome... y pues... no sé... otro dato es que el otoño es la estación que escogí esta vez porque es como un estado de "somnolencia cosas que pienso... y quepienso que hacen crear un ambiente adecuado al fic... ehmmm ¿qué mas? ah! Gracias por leer y por sus reviews... y gracias también por los saludos de cumpleaños arigatou y nos vemos ;)

Lady Sakura.