Capítulo 10: "El canto de ella"

Los labios del hombre eran suaves, muy suaves y de un sabor exquisito y la forma en que la besaba la hacía no querer detenerse. Él volvió a estrecharla contra su pecho y Kagome esta vez sintió sus propios latidos del corazón tan acelerados junto con los del hombre. No quería detenerse, no podía, pero...

-Señor Taisho ¿esta ahí?

La manija de la puerta se movió, pero como ambos estaban sobre ella el guardia que estaba al otro lado no pudo abrirla de inmediato. Kagome abrió los ojos asustada y enseguida se apartó de su lado, alejándose de Inuyasha que sonreía satisfecho y bajaba la vista un momento, para recuperar el aliento perdido.

-¿Señor Taisho?

La muchacha se volteó arreglándose los cabellos y sintiendo que apenas podía sostenerse de pie. Inuyasha arrugó luego la frente fastidiado al ver como el hombre entraba y al mirarlo se tensó de inmediato.

-¿Qué quieres?- Preguntó casi en un murmullo pero sin poder evitar que el tono de su voz fuera algo irritado. El hombre miró rápidamente a Kagome y entendió.

-Perdone señor... sólo quería cerciorarme que estaba aquí... ya hemos cerrado el edificio.

Kagome se pasó la lengua por sus labios saboreando aun el gusto que le había dejado el hombre. Luego volteó y sonrió intentando parecer tranquila.

-Yo ya me voy.

Cuando pasó por el lado de Inuyasha, le dio una mirada de reojo junto con una pequeña sonrisa. Él tragó y enseguida apagó las luces del lugar.

-Te acompaño. - Ambos salieron hasta las afueras y de pronto ella pudo notar que él pasaba una mano por su cintura y la guiaba hacia el lado opuesto a donde la joven se dirigía.- Te llevaré a tu casa... - Murmuró arriesgándose a lo que podía suceder si la señora Higurashi lo veía... pero era de noche, esa era una ventaja para él.

-No, mejor que no- Respondió inesperadamente Kagome alejándose del joven y mirándolo con seriedad- Te lo agradezco... pero es mejor que me vaya sola.

Inuyasha la observó desilusionado, a la luz de los leves rayos de la luna que se colaban por entre las nubes notó que sus mejillas aún estaban encendidas. No pudo evitar observarla con detenimiento, sin querer apartar sus ojos de ella. Kagome vio su rostro dolido y desilusionado, entonces volvió a sonreír.

-Es mejor... - Volvió a repetir y se dio la vuelta pero antes de avanzar un paso se arrepintió de la forma en que pensaba marcharse, volteó nuevamente y se acercó a él posando su mano en su mandíbula.-... ¿nos veremos otra vez?

Inuyasha sonrió y esta vez fue él quien buscó sus labios y la besó, deslizando su mano por el cuello tibio de la chica y acercando su rostro al suyo como un objeto de su pertenencia. Sólo un beso antes llenaba su memoria y siempre lamentó el tiempo tan escaso que tuvo para conocerla, ahora las cosas podían ser distintas, si el destino no se encaprichaba nuevamente podía tener toda la vida, besarla miles de veces si quería, amarla más que nada en el mundo. Sus labios no podían ser saciados aún del sabor de su boca y necesitaba cada vez más, estrechándola nuevamente contra su cuerpo y dándose cuenta que ella hacía lo mismo, no sólo estaba él sediento de sus labios, ella también.

-Mañana... mañana paso por el conservatorio... podemos ir a comer... – Respondió Inuyasha jadeando cuando finalmente decidió hablar. Sentía que sus labios le ardían casi.

-¿A la hora de colación?- Preguntó ella sorprendida, luego negó con la cabeza- Mejor que no... - Ella se soltó de sus brazos y vio su rostro irritado.

-¿Porqué no?... – Los celos carcomían su alma, ese profesor y ese hombre del restaurant... ¿quién más podría arrebatarle el amor de su Kagome? Ella era suya, el destino así lo quería, por algo le había dado esta nueva oportunidad...

-Lo digo porque no quiero que hablen de mí... eres el benefactor... además... la señorita Kagura...

Kagura, ese era un gran problema, seguro que iría con el chisme a Kikyo ¿le importaba acaso? Oh, sí, que Kikyo se enterara de Kagome si... sus esperanzas podrían irse por el desagüe. Se arregló el nudo de la corbata que ya estaba desordenado y sonrió finalmente a la muchacha.

-Esta bien... es mejor así... pero... te esperaré a la salida entonces... ¿te parece?

Ella asintió de inmediato y feliz volvió a besarlo inesperadamente en los labios. Volteó y se fue con una inmensa sonrisa, parecía una niña, pero no le importaba, estaba dejando, por alguna razón, ceder a sus impulsos.

No podía disimular la amplia sonrisa que tenía plasmada en los labios pero le era inevitable. Saludó a su madre con un beso en la mejilla y luego al abuelo. Ambos la observaron de reojo como la chica se acercaba tarareando una melodía hacia la frutera y extraía de ella una manzana.

-Te has demorado algo en llegar... - Murmuró la mujer sintiendo que había algo extraño, lo presentía en su intuición de madre. Kagome alzó la vista hacia ella sonriendo aún, ella pudo notar el extraño brillo en sus ojos, hacía tiempo que no la veía de esa forma, su corazón comenzó a latir más fuerte pues recordó la ultima vez que la había visto así, precisamente, antes del viaje con Sango.

-Sí... lo que sucede es que... fui al museo... - Respondió la chica dándole una mordida a su fruta y recordando a Inuyasha y sus besos, en el instante que aquellas sensaciones volvieron a su memoria sus mejillas se encendieron súbitamente.

-¿Al museo?- Preguntó el abuelo extrañado. Luego miró a la madre de Kagome que tenía el rostro muy serio y que observaba atenta a la chica- Es bueno que vaya al museo... ¿no querías que saliera más, que tuviera distracciones?

Kagome levantó una ceja y miró con seriedad a la mujer. La señora Higurashi ladeó el rostro algo incómoda, pero no se quedó callada.

-Es verdad... pero debe tener cuidado con quien sale también.- Murmuró con reproche. La joven la miró extrañada y luego caminó hasta su lado tocándole un brazo.

-Escucha mamá... – Dijo y el tono de su voz era sutil pero firme-... agradezco que te preocupes por mi... pero esta es mi vida... ya tengo 20 años, déjame hacer las cosas que yo quiero hacer.

-Pero si siempre te he dejado hacer lo que quieres Kagome!- Respondió irritada, levantándose de su puesto. El abuelo movió la cabeza avergonzado, pero a pesar de todo estaba de parte de Kagome. Su hija era demasiado sobreprotectora con la muchacha, aunque era comprensible también. – ¿Crees que me gusta que sólo te dediques al canto cuando tu misión es estudiar algo relacionado con el templo?

-Hija... - Interrumpió el anciano cuando vio que las palabras se tornaban peligrosas. Kagome arrugó el ceño y la observó sorprendida.

-Pero tu dijiste... - Musitó al fin al recordar la joven que había sido su propia madre quien la había impulsado a tomar clases de canto allá en Kurama.

-Lo hice porque el doctor Koizumi lo recomendó, dijo que era por tu salud, pero no me gusta... debes estudiar otra cosa, despertar ya!

Las cosas se salían de control y el abuelo lo supo demasiado tarde. Se levantó de su asiento provocando un enorme ruido con la silla y tomó el brazo de la señora Higurashi apretándolo levemente. Enseguida la mujer se dio cuenta de que no había medido sus palabras y no dijo más nada. Ambos miraron a la muchacha que los observaba con los labios entreabiertos y su rostro expresaba confusión y angustia.

-Yo... - Musitó al fin, al cabo de un buen rato-... me gusta cantar... y no haré nada que no quiera hacer... - Bajó la vista un momento y luego alzó los ojos hacia la mujer, que se arrepentía de haberle hablado así -... así que te pido que tampoco me hagas citas con el doctor Koizumi... yo ya tengo a alguien.

Los dejó solos, la mujer comenzó a temblar entre los brazos del anciano y luego a sollozar. El abuelo la hizo sentarse en la silla y ella lloró desconsolada varios minutos mientras sentía los pequeños golpecitos que le daba el anciano en los hombros y murmuraba.

-No sigas confundiéndola más... ya no sigas...

-Lo siento... ya sé que... yo misma no quiero... que despierte... - Murmuró con dolor, pero esta vez sintiendo que realmente no estaba muy segura de que el haberle ocultado información a Kagome, hubiera sido lo correcto.

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Inuyasha permanecía enfrente del edificio mirando con ojos ansiosos la silueta de la muchacha. Ya eran las 6 de la tarde y uno a uno los estudiantes fueron saliendo del recinto, no así Kagome. Estaba impaciente, su corazón latía como loco y sentía la sangre fluir como hacía tiempo no lo hacía, se sentía vivo nuevamente. La noche anterior casi se había dejado llevar por su impulso reprimido al querer besarla en el ascensor, es que le había sido bastante tortuoso poder contenerse todo el momento que había estado con ella que realmente creyó que no podría ocultarlo más, sin embargo la razón se había interpuesto en su cerebro antes de besarla. Su sorpresa fue mayúscula al recibir aquel beso inesperado de Kagome, pero había sido realmente feliz por ello. Ahora sabía, que a pesar del tiempo y las circunstancias, sus corazones tenían como misión permanecer juntos.

Al fin la vio descender las escaleras pausadamente, se quedó al pie de ellas mirando ansiosa a su alrededor y cuando sus ojos se encontraron con los dorados de él sonrió feliz y aliviada y corrió cruzando la calla sin siquiera mirar. Cuando estuvo a su lado lo abrazó con espontaneidad y se soltó casi de inmediato, ahora se daba cuenta que estaba actuando casi sin pensar ¿porqué actuaba tan imprudentemente?

-Debes tener cuidado al cruzar la calle... - Murmuró el hombre pasando una mano por su mejilla y mirándolo absorto, intentando convencerse que era real, que la tenía cerca, muy cerca, que podía sentir la calidez de su cuerpo a través de su mano. No era un sueño como tantas veces imaginó.

-No me di cuenta... - Sonrió la joven posando su mano sobre la suya. Ambos sonrieron casi embarazosamente, entonces él retiró su mano y ella carraspeó algo incómoda.

-¿Tienes hambre?... podemos ir a comer.- Preguntó Inuyasha al fin. La chica sonrió y asintió.

-Claro...

A pesar de que aun era algo temprano, los cielos de la ciudad ya estaban oscuros y el frío reinante calaba algo los huesos, pero a ninguno de los dos le importó. El hombre la guió hasta su auto que estaba estacionado en una calle paralela y la llevó al centro de la ciudad.

Cuando Kagome alzó la vista hacia el restaurant sus ojos casi de manera involuntaria se desviaron unos cuantos metros más allá, no pudiendo dejar de sentir cierto temblor en el cuerpo, la sonrisa que llevaba plasmada desapareció por completo y entonces ladeó el rostro hacia él que sonreía pero enseguida su rostro se tensaba.

-¿Sucede algo?- Preguntó tragando con dificultad. Ella lo miró sin expresión unos instantes, luego negó sintiéndose una boba y le sonrió.

-No... no pasa nada...

El lugar que ella había observado se llamaba "Kakera" y era una especie de pub en el que acudían los jóvenes a bailar, tuvo deseos de ir, pero desde donde estaba notaba que aún estaba cerrado.

-Vamos... - Dijo de pronto Inuyasha pasando su mano por su espalda y guiándola hacia el recinto. Ambos comieron en silencio, la chica había cambiado drásticamente y su mente parecía estar en cualquier parte. Inuyasha dio un sorbo a su vino mirando de reojo a la muchacha y se revolvió incómodo en su asiento. Ni siquiera había dormido la noche anterior de emoción y ahora verla así le hacía pensar que tal vez.. tal vez... las cosas no eran ni funcionarían como él pensaba.- ¿Puedo preguntarte algo?- Dijo al fin y la joven alzó la vista hacia él enfocando sus ojos castaños y soñadores en los suyos.

-Por supuesto- Sonrió y dejó un instante el tenedor a un lado. Él la observó con detenimiento, al fin se decidió a hablar.

-¿Te arrepientes de lo que sucedió anoche?

Kagome abrió los ojos sorprendida, aquello sonaba a mucho... se sonrojó por completo y sonrió nerviosa desviando la mirada.

-Supongo que te refieres al beso... - Musitó la chica sin dejar de sonreír como una tonta, hasta las manos le temblaron, cuando finalmente decidió mirarlo él aún la observaba con la misma seriedad.

-Si estas... con otro... aquel hombre del restaurant... - Musitó Inuyasha dubitativamente. La chica entonces comprendió.

-Pero yo no estoy con nadie!- Respondió sorprendida, luego acomodó sus cabellos y bajó la vista- Puedes creerme... no me arrepiento... de besarte... - Alzó sus ojos y lo miró sintiendo deseos de volver a hacerlo.- Fue algo que no pude evitarlo... fue algo... fuera de mi... ¿te molestó?

Inuyasha exhaló un suspiró de alivio y luego de escuchar las ultimas palabras casi quiso reír a carcajadas, fijó sus ojos dorados y grandes sobre la chica, ella en ese momento sintió una ola de calor que la invadía por completo, el corazón latía muy aprisa en su pecho, como loco.

-Claro que no... yo ansiaba lo mismo... besar tus labios... desde el momento en que te vi... - Murmuró con pasión y Kagome no pudo decir nada, al contrario, estaba sorprendida, luego de unos segundos sonrió incómoda y reanudó su comida.

Cuando ambos salieron del lugar la lluvia comenzó a poco a poco, él tomó su mano para guiarla al automóvil pero Kagome no se movió, otra vez no podía apartar la vista de aquel pub que recién comenzaba a abrir. Sus ojos se tornaron sombríos y casi no se daba cuenta que la lluvia la estaba empapando por completo.

-¿Quieres ir?- Preguntó Inuyasha. La chica ladeó el rostro hacia él y asintió.

En el lugar habían unas cuantas personas, todas en sus mesas que se encontraban a un costado y la pista de baile, algo pequeña, en el lado opuesto. Kagome se quitó el abrigo y lo dejó en una silla ignorando que las gotas de lluvia resbalaban por el flequillo de su cabello, miró a su alrededor, la música sonaba con suavidad y nadie parecía reparar en ellos. Inuyasha se quitó la chaqueta de su traje y en el momento en que iba a sentarse sintió que ella tomaba su mano y lo arrastraba casi a la pista.

-Ven... - Murmuró. El hombre se sintió incómodo ¿ella quería bailar? Pero si él hacía siglos que no lo hacía!. La canción terminó y de inmediato comenzaba otra, una con unos tenues acordes que parecían de un piano antiguo, como el de las catedrales y que parecía tomar impulso cada vez. La chica lo abrazó del cuello inesperadamente mientras él no sabía que hacer, ella comenzó a moverse y cerrando los ojos se acercó a su oído.

El extraño cantó una canción

del sueño de alguien mas

las hojas comenzaron a caer

y nadie más habló

pero parece que no puedo recordar

cuando tu llegaste

Ingenua

Escuchar el sonido de su voz fue el sentimiento más extraño que pudo tener. Era al principio como un susurro que pareció despertar cada fibra de su cuerpo, luego sintió el calor que lo embargaba, un sentimiento de amor puro y eterno, no podía creer, ella al fin le cantaba, tan bajito, sólo para él, se estremeció por completo dejándose llevar por ella, en medio de la pista solo los dos.

Ingenua

ya no sé que hacer

Y luego se dio cuenta que aquella canción era la que ambos habían escuchado en el parque, aquella vez. La tristeza lo invadió, el remordimiento de lo sucedido también y tuvo deseos de llorar y decirle de una vez por todas la verdad, quiso apartarla de su lado pero Kagome lo abrazó más fuerte, como si inconscientemente supiera lo que él le diría, pero que ella no quería saber.

Los árboles de la avenida

comienzan a desaparecer de mi vista

ahogando las penas del pasado

en té y cigarrillos

pero parece que no puedo olvidar

cuando tú llegaste

ingenua

La muchacha jugaba al deslizar sus dedos tras su nuca sin dejar de cantar. Inuyasha finalmente bajó el rostro y no dijo nada. Le dolía tanto pero sentía que de alguna manera aún debía seguir pagando lo que había hecho... aquella vez... ella no se lo merecía... pero si tan solo hubiera tenido un segundo para poder explicar que las cosas no fueron como ella las vio... si tan solo hubiera tenido el tino así como la conciencia de que todo fue un error, ahora no estaría pagando con su alma atormentada el daño que había provocado en Kagome. Ella bajó sus brazos y se acomodó ahora abrazándolo muy fuerte presionando su amplia espalda, la cicatriz que parecía nunca sanar le recordó que aquello era el pago extra de su traición...

ingenua

ya no sé que hacer

ingenua

ya no sé que hacer

ingenua

ya no sé que hacer...

Continuará...


N/A: Disclaimer: La canción se llama "Life in mono" (la vida en un color) y ya había aparecido unos capítulos más atrás de este fic. por supuesto no me pertenece y sólo fue utilizado porque así lo requiere la historia.

Después de esta aclaración las dejo, lamento que sea ahora pero anoche la página estaba con problemas (cuando no) en fin, nos vemos y muchas gracias por sus reviews ;)

Lady Sakura