Capítulo 12: "Lo que sucedió aquella vez..."
Tal vez esta noche volaremos muy lejos
nos perderemos antes del amanecer
Kikyo la observaba impasible, pero su porte y la postura de su cabeza como siempre resultaba altanera, demasiado para el gusto de Inuyasha que deseaba gritarle a la mujer que no mirara de esa forma a Kagome. La chica en cambio la observaba con las mejillas ruborizadas, tampoco apartaba su mirada de ella. El silencio fue incómodo, para Inuyasha eterno, el corazón latía fuerte, casi podía escucharlo, debía hacer algo. Tomó del brazo a Kikyo y la condujo casi a rastras al ascensor.
-Es mejor que te vayas- Murmuró y la mujer no dijo nada, al final apartó el rostro de la chica y miró a Inuyasha confundida.
-Oye... ella... - No alcanzó a terminar porque las puertas del ascensor se cerraron. Kikyo se quedó quieta dentro del pequeño cubículo completamente confundida. No podía ser, a su memoria venía un vago recuerdo, una muchacha de aspecto infantil que había deseado... ¿separarlos?... ¿sería acaso... esa niña? Las puertas del ascensor se abrieron y al instante el aire frío que se colaban por las hendiduras de las puertas principales del lugar le llegó a la cara. – No puede ser... esta muerta... fue confirmado... ella... murió... - Musitó y caminó apenas hasta salir del lugar. Arrugó la frente ¿pero qué demonios estaba pasando?... ¿y porqué Inuyasha la había sacado así del lugar?... había muchas cosas que averiguar...
Kagome se había sentado, la secretaria la miró de reojo y cuando Inuyasha se sentó a su lado entonces la mujer lo entendió. Seguro que su jefe andaba metido en líos de faldas.
-Kagome... - Susurró él tomándola por los hombros, ella parecía no reaccionar, la vista aún seguía clavada en el ascensor, la canción retumbaba claramente en su mente, la visión de ver aquel rostro pálido en una cabaña, luego ella echándose a correr por el bosque oscuro en medio de la tormenta, esta vez comenzaba a recordar cosas que antes no había reparado. Mientras ella corría en medio de la tormenta, había alguien que intentaba alcanzarla, ella escapaba, pero de alguien!- Kagome!- No supo bien si la voz fue de la ilusión o de Inuyasha, que estaba a su lado tan pálido como asustado, sus ojos dorados la miraban ansiosos y expectantes. Ella entreabrió sus labios y alzó una mano hasta su hombro, sus dedos se crisparon en la tela de su traje.
-Ella... - Musitó e Inuyasha abrió los ojos desmesuradamente. ¿Lo había recordado todo?... ¿podría ser?... ¿qué haría?-... ella es... mentirosa... tiene malas... intenciones... - El joven pestañeó confundido y Kagome pareció despertar de su trance, la chica lo abrazó y cerró los ojos.- Oh! Perdóname... no debí decir eso... pero... cuando ella me miró sentí... tantas cosas...
El no podía creer lo que estaba escuchando, esperaba otra cosa sin lugar a dudas, la revelación de lo acontecido hacía tres años, pero no esto.
-Tranquila... - Murmuró acariciando el cabello de la chica. Volteó el rostro sintiendo como Kagome se aferraba con fuerza a él, podía incluso sentirla temblar¿era miedo acaso? - Aska, por favor, trae un café a la señorita... no, un té... - Corrigió. La mujer lo miró fastidiada unos segundos y enseguida se levantó caminando sonoramente por el pasillo hasta perderse en el.- Tranquila- Volvió a consolarla mientras se levantaba del sofá y la instaba a ella también a levantarse.- Vamos a mi despacho...
Inuyasha la tomó de una mano y la llegó a su oficina cerrando la puerta tras él, la joven se sentó en el mullido sillón mientras el joven se ponía en cuclillas delante y le tomaba las mano, mirándola preocupado.
-¿Estas bien?
Kagome lo observó, sus ojos castaños se clavaron en los suyos, él sintió el frío de su cuerpo a través de sus manos, pero más que eso, también había notado el hielo en sus ojos castaños.
-¿Quién es ella?- Preguntó al fin. Inuyasha tragó saliva y casi inconscientemente apretó más sus manos sobre las de ella.- ¿Quién es?
Sintió que la respiración le faltaba, por Kami¿Qué hacer?... ¿Hasta cuando iba a tener que seguir ocultando todo?... ¿fingiendo?. Se levantó derrotado y caminó por su despacho. La secretaria entró en ese momento y dejó la taza de té en la pequeña mesita que se encontraba al lado de Kagome, enseguida salió.
-Kikyo... – Pronunció él y Kagome volvió a sentir escalofríos, una sensación horrible la agobiaba por completo, miró a Inuyasha expectante, ansiosa- Kikyo... era mi novia.
La joven no dijo nada porque ahora comprendía las palabras de Kagura. Él se iba a casar con ella, pero no fue así. Se levantó también y se posó frente al hombre mirándolo aún con seriedad.
-Pero... no puede ser... ella... Kikyo... esta en mis recuerdos... de aquella noche... del accidente.
Inuyasha retuvo el aire, asustado. ¿Recordaba a Kikyo también!
-¿Porqué siento ahora que hay cosas que me han sido ocultadas todo este tiempo?... ¿estas involucrado tu también? Dímelo!- Demandó tomando la solapa de su traje y mirándolo ahora con ojos vidriosos. – Dímelo!
La ultima palabra vibró en el lugar y luego ya nada más se podía escuchar, salvo el ruido de sus propias agitadas respiraciones. Inuyasha la observaba con dolor y temor.
-Esta bien... yo te lo diré... - Musitó al fin y suspiró agobiado desviando sus ojos porque la culpa lo lastimaba por completo. La obligó a sentarse nuevamente y él pasó su mano por sus cabellos nervioso. Miró a Kagome y luego volvió a desviar la mirada, comenzado a caminar despacio por el despacho, con la vista baja como si meditara como comenzar a hablar. – La verdad es que... yo estaba también allí, en aquel viaje al parque Hakone... - Miró a Kagome, ella entreabrió sus labios, sus ojos se humedecieron con lagrimas, pero ni una cayó de sus ojos-
-¿Hakone?- Murmuró la muchacha débilmente. Él asintió.
-Es un parque que esta a unas horas de aquí... desde aquel lugar... se puede ver muy cerca la cumbre nevada... del monte Fuji...
Ella bajó los ojos desorientada y recordó aquel sueño, aquel en que estaba junto a Sango. Al fin y al cabo... no era un sueño... era un recuerdo...
-Sí... – Prosiguió-... no te lo dije... porque cuando te volvía ver... en la boda de Sango... tu... ni siquiera me miraste... era un extraño para ti... y sé que aún lo soy... - La joven ocultó su rostro entre sus manos y no se movió. Él apretó los puños de su mano, pero prosiguió-... Y me dolió... me dolió demasiado porque... te extrañé tanto... y creí que... nunca más te iba a ver... porque tu... desapareciste...
Ella levantó el rostro, él pudo notar ahora las lagrimas en sus mejillas y sus ojos enrojecidos, Kagome se puso de pie y estaba demasiado pálida.
-¿Porqué no me lo dijiste desde el principio?... ¿porqué no me dijiste que me conocías?
Inuyasha volvió a tragar.
-Tú no me reconocías... ¿qué podía hacer?- Respondió evitando dar más explicaciones. La chica no dijo nada, estaba demasiado confundida, no podía creer que también él se encontraba en aquel viaje ¿pero porqué no lo recordaba?. Ahora se sentía una boba, una tonta. Si tan solo pudiera esconder la cabeza como lo hacen los avestruces... ¿cómo pudo él también fingir que no la conocía? Intentó recordar aquella vez del accidente, Sango... su amigo Miroku... Kikyo en la cabaña... correr por el bosque bajo la tormenta... el accidente... la nada...
-No... no puede ser... ¿porqué no puedo recordarte?- La cabeza volvía a dolerle demasiado, pero no se dejaría vencer por el dolor nuevamente. –¿Sabes como me siento? – Su pálido rostro estaba contraído y lo miraba con dolor.- Frustrada... la gente me oculta cosas de aquella vez, siento que hay algo más que nadie quiere decirme... ¿porqué?- Y su mirada de súplica lo conmovió por completo.- Dime porqué...
-Yo no sé Kagome... el enigma comenzó el día en que desapareciste... -él estaba dolido, tanto como ella lo estaba, aquello era una espina clavada en su corazón y había sufrido demasiado por eso. Demasiado.-... te buscamos por todos lados y no encontramos rastros de ti... fue como... si la tierra te hubiera tragado... estabas grave la ultima vez que te vimos... y creímos que habías muerto... – Él sollozó, sin dudas volvía a experimentar aquellos sentimientos de esos días.
-Yo no sé... hace un tiempo apenas... me enteré que no había tenido el accidente en Kurama... mi madre me oculta cosas... tu también lo hacías... ¿porqué?... ¿qué pudo pasar?... ¿Estuviste ahí cuando todo sucedió?
Inuyasha evitó respirar ¿decir la verdad?... ¿Contar los acontecimientos desde el principio?... no... no podía hacerlo aún... necesitaba tiempo... ahora no era el momento, ella ya estaba demasiado confundida, dolida, desilusionada.
-No... yo no vi nada- Respondió y tembló por completo, volteó evitando su mirada y afirmó ambas manos en la mesa de su escritorio. Ella lo observó. No podía odiarle... estaba desilusionada era verdad, todo este tiempo creyó que era un completo desconocido, pero no lo era, y aun así, ella aun no lo recordaba ¿qué le impedía eso?... ¿Porqué? Y mientras más forzaba su mente, más la sien comenzaba a punzar. Arrugó la frente y se llevó la mano intentando apaciguar el dolor.- perdóname... por no decirte... que te conocía... - Dijo él al fin volteando y observándola con dolor. Ella bajó la vista. Estaba cansada, muy cansada y ahora solo deseaba dormir...
-Yo... debo irme... - Murmuró apenas y caminó con paso vacilante hasta la puerta, pero antes de tomar la perilla él corrió a su lado y la detuvo.
-Pero... ¿me perdonas?.
El aliento llegó cálido a su cuello, estaba de espaldas a él y podía sentir la energía y el aura de aquel cuerpo masculino tras suyo.
-Yo... necesito... tiempo... - Musitó apenas y antes de perder la cordura abrió con rapidez la puerta y salió del lugar. Inuyasha la siguió con la vista, derrotado ¿pero qué era más terrible? Si le contaba la verdad completa de lo sucedido aquella noche seguro que ella no aceptaría el perdón. No lo haría...
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La mujer estaba con el auto ultimo modelo estacionado en las afueras del conservatorio y Kagura, sentada a su lado se inclinó casi sobre ella y apuntó con el dedo.
-Ella!... es ella!... su nombre es...
-¿Kagome Higurashi?- Interrumpió Kikyo haciendo una mueca. La soprano abrió los ojos sorprendida y miró a la mujer detenidamente. Kikyo suspiró y recostó la cabeza en el respaldo de su asiento.- Sí... ahora recuerdo... pensé que estaba muerta... todos creímos eso... bueno... ahora veo que sólo a mí me dejaron creer esa mentira... - Agregó con rencor.
-¿Pero tú la conoces?... ¿cómo? Si ella llegó hace poco de un miserable pueblo.- Replicó Kagura pasmada.
-Hace tres años... – Comenzó Kikyo e irguió la cabeza mirando hacia el edificio de música- hace tres años Inuyasha y yo comenzamos a tener problemas...
-Pero ustedes siempre han tenido problemas... - Interrumpió con burla la soprano. Kikyo se encogió de hombros.
-Aquella vez Inuyasha se había graduado recién de la universidad... él había cambiado, se juntaba mucho con sus amigos... antes él solo era mío... – Gruñó nuevamente con rencor-... y se fue sin más... un viaje... lo supe sólo por casualidad... sabía que lo estaba perdiendo definitivamente... y estaba segura que él estaba interesado en otra... ¡otra! Llegué al anochecer, estaban en un parque nacional muy cerca de aquí... en Hakone... existen unas cabañas allí... fue fácil encontrarlos, no había mucha gente aquella vez... cuando fui a sus cabañas no estaban... pero sí sus cosas... eran 4... ¿ves? Andaban en parejas... lo odié por engañarme... lloré y lo maldije... pero no podía perderlo... lo amaba...
-Tu amor es medio obsesivo... - Murmuró Kagura. Pero Kikyo no respondió, se mordió los labios al recordar aquellos acontecimientos y volvió a maldecir a Inuyasha por perderlo en las mismas circunstancias ahora.
Ya era de noche, ni una sola estrella era visible y de pronto algo que comenzó como una leve brisa se volvió cada vez más en un fuerte viento de tempestad. Las luces se encontraban apagadas y ella pudo escuchar de afuera las voces de personas. Era Inuyasha... ¿y la otra?... ¿una mujer? Kikyo apretó muy fuerte los puños de su mano y quitó de su mejilla la lagrima que resbala. Respiró hondo pero se quedó quieta sentada en una solitaria mesedora junto a la ventana. Las voces se volvieron en murmullo, tenues y su corazón herido clamaba venganza, venganza al maldito traicionero. La puerta se abrió y lo vio entrar, a la luz de un rayo de luna que se filtró por las nubes vio su sonrisa de satisfacción, pero solo fueron segundos. Él cerró apenas la puerta tras de si y caminó lentamente en penumbras hacia el interior, dejando la mochila de excursionista a mitad de camino. Encendió el radio y luego vio que encendía la luz del baño y cerraba, aunque no completamente, la puerta de éste. Kikyo se levantó de su silla... no podía perderlo... no podía... llevaban ya dos años juntos... ¿cómo perderlo?... no, no podía, por orgullo y por amor, no lo perdería... esta noche tenía que quedar embarazada... debía hacerlo...
Al fin Inuyasha salió del baño vestido solo con el pantalón de su pijama que se sujetaba por una cuerda a la cadera y secándose los negros y largos cabellos encendió el interruptor de su habitación. Cuando al fin irguió la cabeza su corazón se detuvo al ver aquella mujer semi desnuda en su propia cama, mirándolo con una sonrisa sensual.
-Hola... ¿te has sorprendido?- Preguntó con un ronroneo. Se inclinó hasta él que luego de unos segundos de sorpresa se sentó a su lado y la miró con dolor.
La joven chica ilusionada caminó hasta su cabaña para despedirse de él, pero la puerta estaba apenas cerrada y escuchó voces que se obligó a escuchar, sin importarle que la lluvia, tenue al principio, cayera sobre su cuerpo.
Encuéntrame después de lo oscuro y yo te sostendré
no soy nada más que lo ves ahí
y tal vez esta noche, volaremos muy lejos
nos perderemos antes del amanecer
-¿Porqué viniste?
Ella estiró los brazos hacia él y lo abrazó, Inuyasha pudo sentir el frío de su cuerpo contra el suyo, aquel cuerpo que ya no le daba ni una sola pizca de placer.
-Porque... sabes que no puedo vivir sin ti... - Sollozó hundiendo la cabeza en su pecho.- Te extraño... no seas cruel... por favor...
Si solo la noche puede tenerte donde yo pueda verte, mi amor
entonces no me dejes despertar otra vez
y tal vez esta noche volaremos muy lejos
nos perderemos antes del amanecer
-Pero Kikyo... ya sabes cual es la situación... - Murmuró queriendo deshacerse del abrazo pero ella parecía demasiado fuerte ahora y recordándole que ellos desde hacía semanas ya no se frecuentaban...
-No... - Gimió ella y alzó la vista. La puerta estaba semi abierta y ella podía ver claramente una sombra.-... Ya sé que te dije que podías tener un desliz con cualquiera... pero ya es hora de tomar las cosas con madurez... - Agregó con maldad. Inuyasha arrugó el ceño ¿de qué diablos estaba hablando?
Kagome había retenido el aire, sus ojos se agolparon de lagrimas pero... ¿qué hacía una mujer en su cabaña?
--Qué...
De alguna forma sé que no podemos despertar otra vez de este sueño
no es real, pero es nuestro
-El pequeño que crece en mi vientre no lo soporta... ¿cómo puedes comportarte así?... sabes que debes hacerte responsable – Mintió- Inuyasha Taisho... ¿cómo puedes abandonarme ahora que voy a tener un hijo tuyo? - Sus labios buscaron los suyos incitándolos a responder. Él estaba confundido por sus palabras - ¿No querías que... tuviéramos... un bebé?- Murmuró ella entre sus labios.
-¿Un hijo?... ¿mío?- Murmuró Inuyasha respondiendo a sus labios. ¿Un bebé? Sí, era su sueño tener una familia, la familia que nunca había tenido porque había perdido a su padre demasiado pronto... y todo por culpa de un maldito traidor...
Tal vez esta noche, volaremos muy lejos
nos perderemos antes del amanecer
-Un bebé... nuestro... - Ronroneó Kikyo y era como algo hipnotizante, se dejó llevar, pero luego él se apartó de ella cuando la puerta se abrió con brusquedad producto del fuerte viento. Al voltear vio a la muchacha que más pálida que nunca miraba horrorizada al hombre y a la mujer semi desnuda. Inuyasha se levantó y la miró pasmado. Por Kami¿Cómo se había dejado influenciar de ese modo?... ¿Acaso era capaz de hacer todo por el hijo que tanto soñaba?... ¿Incluso olvidar los verdaderos sentimientos de su corazón?
Tal vez esta noche volaremos muy lejos
nos perderemos antes del amanecer
-Inuyasha... ¡Taisho?... ¡Taisho?... ¿fuiste tu entonces?... ¿fuiste tu?... cómo pudiste!- Gimió la joven horrorizada y entonces Inuyasha arrugó la frente ¿de qué estaba hablando?.
-Kagome... - La llamó intentando alcanzarla pero ella volteó y se echó a correr. Inuyasha se detuvo en seco al ver un rayo caer cerca iluminando la negra noche. El viento soplaba con violencia, la lluvia caía como diluvio y los truenos eran ensordecedores. Vio a Kagome desaparecer en el espeso bosque, un par de metros más allá y sin escuchar las protestas de Kikyo corrió siguiendola.
-Fuiste bastante mentirosa... ¿cómo eso de que el pequeño que tenías en tu vientre?- Repicó Kagura al escuchar atenta aquella historia. Kikyo volvió a encogerse de hombros.
-No creas... él pensó que estaba embarazada... le gustan los niños... sólo utilicé su talón de Aquiles...
-¿Y que hiciste después para justificar que no estabas embarazada?
-Que no fue más que una falsa alarma...
Kagura se quedó callada unos momentos como si analizara la historia recién contada, luego levantó el rostro y miró a Kikyo confundida.
-¿A ella le sorprendió más que Inuyasha llevara el apellido Taisho, que el verlos juntos, verdad?
Kikyo la miró asintiendo extrañada.
-Fue lo mismo que creí... esa niña... Kagome... estaba horrorizada de que Inuyasha se apellidara Taisho... fue eso lo que... supongo... la enloqueció... o el escuchar que él iba atener un hijo conmigo... bueno no sé...
-Qué extraño... - Murmuró Kagura recostándose en el asiento del automóvil-... pero ella es artista... el alma de un artista es más sensible que el de los demás.
-No me digas que tú eres más sensible que yo!- Rió Kikyo mirando con burla a Kagura. Ambas mujeres rieron de buena gana.- Pero ahora aquella niña esta aquí... con Inuyasha... como si nada hubiera pasado... ¿pero qué diablos esta pasando?
-No me digas... yo siempre he encontrado extraña a esa Kagome... - Murmuró la soprano con rencor.
Kikyo miró el edificio, había cosas oscuras y tal vez siniestras en todo esto, ella siempre lo había sabido, más ahora... pero averiguaría lo que estaba sucediendo... y de paso ya tenía una aliada que podía ayudarle a sacar a la aspirante de soprano de la ciudad...
Continuará...
N/A: Bueno... tenemos parte de lo que sucedió aquella vez, por supuesto aún hay muchos cabos sueltos, y aun hay secretos escondidos... pero todo se sabrá más adelante...
Gracias por sus reviews ;) Nos vemos.
