Capítulo 14: "Una inesperada cita"

Kagura la observaba conteniendo su rabia, aquella niña parecía de lo más sana y el sonido de su voz era cada vez más melodioso y lleno de sentimientos, ahora sin duda se notaba el trabajo que habían hecho en ella. Lanzó la pauta de su guión y salió de la sala fastidiada.

-Pero señorita Kagura... - Protestó el director de la ópera intentando alcanzarla, pero la mujer no se detuvo.

-Necesito aire- Se excusó.

Kagome la observó con algo de reticencia. No podía evitarlo, ver a la primera soprano con aquellas rabietas y desmanes la lastimaban. El director le llamó la atención y ella volvió a retomar su canto, intentando olvidar sus preocupaciones.

Inuyasha entró al conservatorio cuando ya todos se retiraban del edificio. Kagura estaba en la entrada fumando casi el filtro de su cigarrillo, se irguió cuando lo atisbó y lo apagó de inmediato. Cuando el hombre pasó a su lado ella sonrió con ironía, el semblante sereno de él cambió de inmediato, nunca le había gustado aquella mujer, pero en fin, no era afortunadamente su novia.

-¿Cómo estas Inuyasha?- Preguntó con voz burlona.- ¿buscas a la aspirante a soprano?

Él se detuvo y la observó apenas, a pesar de lo tranquilo que lucía, la mirada que se posó sobre la suya fue temible. Ella se mordió de inmediato el labio y se reprochó por sus palabras.

-Creo es asunto mío¿no?- Dijo levantando una ceja. Kagura esbozó una pequeña sonrisa.

-Pero... Inuyasha... si tu hermano estuviera aquí te diría lo mismo que yo... - Respondió intentando apaciguarlo y tratando que su voz sonara calma. Él se encogió de hombros y desvió la mirada hacia el interior del recinto.

-Si mi hermano estuviera aquí hace mucho tiempo te hubiera dejado.

Siguió su camino con ambas manos en los bolsillos y sin importarle lo completamente absorta que había quedado la mujer, pero la soprano disipó su ira en breves momentos porque de inmediato sacó su teléfono móvil del bolsillo de su abrigo y marcó un numero de la memoria de este.

-¿Ya estas cerca?... Inuyasha llegó... debe venir por ella... esta bien... -Sonrió con algo de maldad, esta iba a ser una noche emocionante, seguir a esta pareja iba a ser divertido, sobre todo al lado de Kikyo que perdía rápidamente el control.

Él estaba de pie en la recepción y sólo tuvo que esperar unos segundos por ella, puesto que Kagome precisamente venía en ese momento conversando con aquel profesor Houjo. Inuyasha se tensó por completo y su rostro tranquilo volvió a ensombrecerse. Ambos miraron al benefactor y Kagome entonces sonrió, despidiéndose rápidamente de su acompañante.

-Qué sorpresa... - Murmuró ella y sin saber muy bien qué hacer. Ambos se quedaron de pie y Houjo salió del lugar.

-Bueno vine... vine... a invitarte... para que saliéramos.- Respondió él con una leve sonrisa y sintiendo que apenas podía respirar cuando estaba a su lado. Kagome se acercó más a él y arregló el cuello de su abrigo mientras miraba de reojo hacia Kagura que los observaba muy atentamente.

-Gracias... pero mejor nos vamos enseguida.

La joven caminó aprisa e hizo un leve movimiento con la cabeza a manera de despida cuando pasó junto a la soprano. Esta se limitó a sonreír, viendo como ambos caminaban lado a lado hasta llegar al automóvil color plateado de él. De inmediato partió y entonces la mujer caminó presurosa hasta el otro vehículo que se estacionaba en el mismo lugar que el que acababa de partir. Cuando abrió la puerta del copiloto sonrió apenas a la mujer que estaba frente al volante, con unos anteojos muy oscuros ocultando sus ojos fríos e inexpresivos.

-Siempre he dicho que estas loca... pero qué más da- Dijo Kagura encogiéndose de hombros. Kikyo sonrió a medias y partió a toda velocidad, aquellos dos ya le habían tomado un poco de ventaja pero como la calle era extensa, no tuvo en problemas de seguirlos.

El cielo estaba estrellado pero había un frío estremecedor, sin embargo, las luces de la ciudad la iluminaban creando un paisaje que a la joven le parecía mágico y romántico. Miró de reojo a Inuyasha, que como siempre lucía demasiado serio y entonces ella sonrió intentando romper el silencio.

-Hoy tuve una prueba de vestuario... jamás creí que usaría ropajes tan elegantes, en verdad no pensé nunca vestirme de doncella española del siglo XVII.

Vio como él sonreía divertido pero sus ojos estaban siempre fijos en el frente.

-Estuve leyendo algo... de la ópera... ¿sabías que tiene dos versiones?- Preguntó él esta vez dándole una leve mirada y enseguida volviéndola a enfocar hacia delante. Kagome se acomodó más en el asiento mientras miraba por su ventanilla del copiloto las luces amarillas y naranjas de la bahía de Tokio, más lejos.

-Sí... en la segunda versión don Álvaro no se suicida... sino que prefiere vivir el tormento de sus culpas... - Murmuró Kagome.

Inuyasha respiró agitadamente apretando más sus dedos en el volante, luego de una prolongada pausa carraspeó nervioso y volvió a mirar a la muchacha.

-¿Y cual versión será?- Preguntó al fin. Kagome volteó a observarlo y sonrió abiertamente.

-Ah, no, ni creas que te lo diré... ya te he contado de qué trata la ópera así que no te diré el final... además... así me aseguro que vayas...

Él sonrió aún más volviendo a enfocar sus ojos en el frente.

-Iré aunque me lo digas... no podría faltar... te daré todo mi apoyo... aunque estoy seguro que serás un éxito... les encantaras... - Murmuró. Kagome sintió un gran regocijo y casi sin pensar se tomó de su brazo acercándose a él y apoyando la cabeza en su hombro. El hombre sintió que su corazón reaccionaba con violencia cada vez que la tenía tan cerca, como ahora... y ella tal vez no lo sabía.

-Eres un hombre muy bueno... ¿lo sabías?

Él arrugó el ceño y esta vez su corazón se paralizó.

-No... no digas eso... no lo soy... - Musitó apenas y esta vez estaba nuevamente tan serio y distante que ella lo notó de inmediato. Se separó y lo observó con tristeza.

-No puedes pasarte la vida... viviendo así... como si todo estuviera a punto de colapsar...

-Es que tu no sabes... – Volvió a murmurar sintiendo la amargura y el dolor en su garganta. Los eventos volvían a su mente, los ojos se tornaron vidriosos, apretó más las manos en el volante.

-Yo sé... - Lo interrumpió ella mirándolo atentamente-... que tal vez... no te conozco lo suficiente... no sé cuanto tiempo te conocía antes del accidente... y no sé si quiero saberlo...

Él frenó el automóvil en seco. Ya estaban en el distrito de Shibuya y habían muchas personas caminando allá afuera, a pesar del frío que se sentía en la ciudad.

-¿No sabes?- Preguntó mirándola pasmado, sus ojos dorados se veían enormes y hermosos, brillantes, a ella le parecía que desde que lo había visto en su casa, cuando sufrió un desmayo, él parecía pronto a derramar una lágrima, aunque jamás lo había visto llorar.

-No... ¿de qué me sirve si no puedo recordarlo?... además me gusta evocar aquella vez en que desperté en tu casa... y vi tu rostro preocupado... eso no se borrará nunca de mi corazón.

Él bajó la vista demasiado turbado, apretando los puños de su mano ya estaba al límite de sus fuerzas. ¿Qué hacer? No era justo vivir así, a la deriva, omitiendo todo, ignorando lo pasado, además algún día Kagome lo sabría, sólo era cuestión de tiempo, podría recuperar la memoria, o que su madre se lo contara o tal vez Sango cuando regresara... había muchas posibilidades que lo supiera...

-Mira... este lugar... este lugar tiene un significado para mí... no sé porqué... – La escuchó murmurar y entonces Inuyasha alzó la vista al fin. EL pub "Kakera" estaba tan concurrido que parecía otro.

-¿Vez?... sí es importante recordar... - Murmuró el joven saliendo del automóvil y Kagome hizo lo mismo. Cuando él estuvo a su lado ella le susurró al oído.

-¿Y tú quieres que recuerde?

El sonido de su voz junto a su oído le provocó un escalofrío que le pareció aterrador o tal vez siniestro. Ella jugaba sin medir sus palabras ni el significado de ellas, y lo lastimaba cada vez más. Una terrible y lenta tortura que él sabía era su castigo. Kagome sonrió y tomó su mano intentando tranquilizarlo y entonces ambos entraron al lugar que desde la calle se escuchaba el estridente ruido de la música. Kikyo se estacionó un par de automóviles más atrás observando la escena y manteniendo sus labios muy apretados. Kagura no había dicho nada pero finalmente ya no se pudo contener.

-¿Y qué sacarás espiándolos?... no puedes hacer nada... supongo...

-Ya tendré una oportunidad... estoy segura... – Murmuró y bajó de inmediato del vehículo dirigiéndose hasta el local en que segundos antes su ex novio y la aspirante a soprano entraban. Kagura tuvo que correr para llegar a su lado. Cuando entraron ambas miraron a su alrededor. Era un recinto bastante grande y decorado con miles de pequeñas luces blancas por todos lados, enredándose en al escalera de caracol que daba a un segundo piso en donde habían unas mesas y en también luces en la barra. La pista de baile estaba repleta y Kikyo maldijo en silencio. Ambas comenzaron a caminar entre el tumulto y pronto se dieron cuenta que también en el rincón habían algunas mesas, aunque no los encontraron allí. Las mujeres se dirigieron a un lugar desocupado y volvieron a mirar ansiosas a su alrededor.

-Ya los vi... - Murmuró Kikyo apuntando con su dedo. En esos momentos Kagome lo tomaba de la mano y lo llevaba más al centro del lugar, él solo se dejaba hacer, sin protestar.- Inuyasha no baila... esta loca si cree...

-Me pregunto cómo tiene energía para venir a un lugar de estos con todo lo que tiene que hacer durante el día... ¿acaso no se cansa?- Interrumpió Kagura.

Kagome comenzó a bailar moviéndose sin inhibiciones y él solo sonreía algo incómodo, mirando de vez en cuando a su alrededor y posando luego su mirada en la chica que lucía feliz, ella se volteó cerrando los ojos y cuando volvió a mirarlo Inuyasha estaba tan estático como una estatua. La chica arrugó el ceño y lo abrazó por el cuello.

-¿Desde cuando no bailas?

-Mmmm... hace como... tres años... - Murmuró tocándola por la cintura. Ella sintió latir más aprisa su corazón los dedos en su cuerpo parecían llamas ardientes y quemantes. Aquello era más que nada, algo perturbador, se sonrojó un poco y sonrió. Todos bailaban sin preocuparse de ellos, la música era uno de esos ritmos rápidos y modernos y entonces Kagome lo tomó por la corbata y para sorpresa del joven ella la comenzó a desanudar.

-Eres tan serio... vamos... así estarás mejor... - Murmuró y luego abrió el botón de su camisa, no satisfecha con uno menos comenzó con el de más abajo y luego levantó sus ojos castaños hacia él sonriendo nerviosa y posando sus dedos en el tercero, él levantó una de sus manos de su cintura y la retuvo, sonriendo a medias.

-Creo que... es suficiente... al menos aquí...

Ella sonrió cómplice ante su insinuación, se separó otro poco y comenzó a bailar, Inuyasha también sonrió y finalmente la siguió, aunque no despegó sus manos de su cintura.

Kikyo observaba la escena con rabia, Kagura a su lado no pronunció una sola palabra, aunque tenía muchos deseos de ver lo que sucedía, era cruel de su parte, lo sabía, pero qué más daba, Kikyo sabía perfectamente, estaba segura, de lo que tenía que hacer. La música terminó y ella creyó que ambos irían a alguna mesa sin embargo ninguno de los dos se movió, ambos se miraban intensamente a los ojos, Kagome se había acercado más a él nuevamente mientras dejaba reposar sus brazos en su hombro.

Encuéntrame después de lo oscuro y yo te sostendré

no soy nada más que lo ves ahí

y tal vez esta noche, volaremos muy lejos

nos perderemos antes del amanecer

Cuando la voz femenina de la cantante se dejó escuchar en el lugar, Kagome experimentó una extraña sensación. Un escalofrío inundó por completo su cuerpo mientras lo abrazaba más fuerte. Sintió como el corazón latía más aprisa, aquella canción tenía un significado, un enorme significado que, aunque había prometido no hacerlo, intentó recordar con todas sus fuerzas. Reposó también su cabeza en su hombro, sintiendo la calidez del cuerpo varonil que se pegaba al suyo. Ahora podía escuchar la respiración suave del hombre y ella sintió que las cosquillas en el estómago aumentaron considerablemente, entonces susurró:

-Ya lo sé... tu has estado antes en este lugar... ¿verdad?

Si solo la noche puede tenerte donde yo pueda verte, mi amor

entonces no me dejes despertar otra vez

y tal vez esta noche volaremos muy lejos

nos perderemos antes del amanecer

-Creo que... sí... tal vez... con Miroku... hace tiempo ya... - Susurró desviando un poco el rostro y aspirando el agradable aroma de sus cabellos azabaches.

-Entonces... seguro que aquí te vi la primera vez... lo siento... no puedo equivocarme... y esta canción... esta canción... - Ella parecía hablar con fervor y también con demasiada pasión, tenía un cúmulo de sentimientos, alegría, amor, emoción, y también un poco de tristeza.-... la estaban tocando... cuando te vi... - Susurró finalmente. Inuyasha sintió escalofríos, volvió a desviar su vista hacia ella, sus labios se rozaron, él la miró algo confundido.

-¿Lo crees?

-No sé por qué... - Volvió ella a murmurar y mirándolo esta vez algo asustada-... no puedo recordarte... es extraño... pero estoy segura de que es así... ¿sabes? siempre he tenido fragmentos de esta canción en mi mente...

Él arrugó el ceño y la música seguía su ritmo trágico y lento inundando el lugar en una atmósfera cargada de emociones.

De alguna forma sé que no podemos despertar otra vez de este sueño

no es real, pero es nuestro

-¿Verdad?- Preguntó apenas. Kagome enterró la cabeza en su cuello y cerró los ojos.

-Sí... y de pronto la recordé... creo que gracias a eso... ahora soy Leonora... - Sonrió divertida y se acercó a su oído nuevamente. - tal vez esta noche, volaremos muy lejos, nos perderemos antes del amanecer.

La chica volvió a erguirse y ambos se miraron a los ojos, ella se acercó a sus labios algo titubeante, pero Inuyasha perdió la paciencia y la besó desesperado. En medio de la pista la tomó más por la cintura casi levantándola del suelo, ella se puso casi de puntitas y le respondió pasando sus manos por su hombro que fueron descendiendo en una lenta caricia hasta su camisa semi abierta, su mano temblorosa se introdujo dentro tocando la piel del hombre demasiado ardiente que aceleró los ritmos de su corazón, los labios se buscaban y se besaban que el roce casi los adormecía, pronto él se dio cuenta que ambos estaban perdiendo algo el control y dejó de besarla. Kagome aún respirando agitadamente lo observó con deseo.

-Creo que vas a perder... - Susurró Kagura al ver la escena y notando como Kikyo se enfurecía y enrojecía como un demonio.

-Cállate!- Gritó mordiéndose el labio- esos desvergonzados... y enfrente de tanta gente... - Rezongó apretando los puños.

Inuyasha tomó una de sus manos y la besó sin quitar la vista de la de ella y la indujo a caminar hasta una de las mesas, afortunadamente para su ex novia, en el lado opuesto del recinto. Apenas se había sentado y Kagome se arreglaba el cabello aún sintiéndose demasiado excitada y turbada, cuando una silueta varonil se posó frente a ella. La joven alzó la vista para mirar al hombre que la observaba muy serio, y a su lado una muchacha casi de su edad, de cabello rojo y ojos verdes que estaba afirmada en su brazo.

-Doctor... Koizumi... - Murmuró Kagome sorprendida. Inuyasha lo miró y experimento algo de desagrado contra él. Era su modo de mirar a la joven, su mirada azul altiva, la actitud casi arrogante.

-Qué sorpresa... – Murmuró él apenas y desvió rápidamente su mirada sobre Inuyasha. Al posar su vista sobre los ojos dorados del hombre, Inuyasha se levantó y tendió su mano.

-Buenas noches.- Dijo el historiador y ambos se dieron la mano, en un gesto que resultaba algo rencoroso, casi, por la manera en que ambos la estrecharon.

-El doctor Koizumi fue mi médico en Kurama... - Acotó Kagome sonriendo al fin y viendo como Inuyasha tenía su mirada clavada en él-... y él es... Inuyasha Taisho...

Kouga abrió los ojos enormemente mientras intentaba decir algo que no pudo. Cuando retiró su mano miró sorprendido a Kagome que lo observaba tranquila y luego volvió a posar su mirada en Inuyasha.

-¿Pasa algo?- Preguntó Inuyasha notando que algo no estaba bien. El hombre se contuvo observándolo con detención y en su mirada azul se notaba el rencor y el odio. Hubo un perturbador silencio entre los cuatro, luego la acompañante del doctor pareció algo exasperada por ser ignorada y lo movió del brazo obligándolo a contenerse.

-Kouga... ¿vamos?

Kagome sonrió y entonces Kouga cedió, inclinó su cabeza en señal de despedida hacia la chica y luego volvió a posar sus ojos fieros sobre Inuyasha. Contuvo la rabia lo que más podía, pero el otro se percató de su actitud e intentó ignorarla.

Desde su mesa en el segundo piso del lugar, Kouga podía aun verlos conversar y beber. La forma en que se miraban, el roce de sus manos y la actitud de ambos le demostraba que había algo entre ellos.

-Maldito canalla... - Rezongó sintiendo la sangre casi hervir en sus venas. Pero no se quedaría tranquilo... ese maldito Taisho no se saldría con la suya... bastante trabajo había tenido al borrar de Kagome todos sus recuerdos en los que aquel hombre aparecía... no, él no permitiría que le volviese a hacer daño nuevamente.

Continuará...


N/A: Sí, me demoré esta vez y lo siento en verdad, pero a veces suceden cosas que no podemos obviar... en fin, aquí esta el cap. les advierto que a esta historia le falta muy poco así que prepárense... y afirménse de su silla porque queda lo mejor, jeje.

Gracias por sus comentarios nuevamente... y por sus preocupaciones, ya ven, estoy aquí, sana y salva.

Lady.