Autora: Eleonora1

Traductoras: Alima 21

Pareja: Severus/Remus

Clasificación: PG-13

Advertencia: Mpreg

Negación: J.K. Rowling los posee a todos. Yo simplemente juego con ellos un rato. Oh, y poseo a Sandrine, Daniela, y alguna otra cosa que no reconozcas de los libros.

Resumen: Luego de una transformación, Remus resulta herido y deja a su hija a cargo de su otro padre: Severus Snape

Ser un padre

Capítulo 4

En medio de la noche

-¿Cómo se encuentra?- preguntó Severus en voz baja, asintiendo hacia la figura inmóvil que yacía en la cama de hospital. Sandrine estaba sentada en una silla al lado de la cama, parloteando ansiosa sobre todo lo que había hecho desde su última visita. No parecía preocupada por el hecho de que su Mami ni siquiera hubiera abierto los ojos, muchos menos respondido a su voz. Sandrine pensaba que más pronto o más tarde, despertaría, y esa seguridad era suficiente para la pequeña.

-Estamos preocupados- dijo el medimago, suavemente-. Faltan pocos días para la luna llena, si no despierta antes, no sobrevivirá a la transformación.

Severus asintió lentamente. Eso era lo que él había temido. Remus moriría y él no podría hacer nada para evitarlo. Sandrine quedaría medio huérfana, condenada a pasar el resto de su vida con un hombre amargado y odioso como único familiar vivo. Severus se quedaría solo, pues sabía que nunca podría amar a alguien que no fuera Remus.

Remus moriría, sin haber escuchado de Severus todavía lo amaba.

ºººººº

-¿Qué tal tu visita?- preguntó el Director, girándose hacia Severus. Tan pronto como vio la expresión en el rostro del hombre más joven, su ánimo cayó-. ¿Sin progresos todavía, supongo?- preguntó suavemente.

Severus asintió desalentado.

-Si Remus muere, me quedaré solo con ella- dijo suavemente.

Albus asintió, sus ojos perdiendo su brillo habitual.

-Lo sé- dijo.

-¿Cómo podría lograrlo?- preguntó Severus con desesperación-. No soy un padre en esencia, Albus. Lo sabes. Sería un padre terrible.

-Por lo que he visto, has sido un padre grandioso durante todo este mes- dijo el anciano mago con una sonrisa-. No te subestimes, Severus. Sandrine te adora, incluso a pesar de haber pasado tan poco tiempo contigo. Aún en el desafortunado caso de que Remus no estuviera, seguramente lograrías guiarla, y a ti mismo, para superar esto.

-Pero no quiero tener que hacerlo- murmuró Severus roncamente-. Quiero que él sobreviva y despierte.

Esta vez, Albus no dijo nada.

ººººº

Remus Lupin abrió los ojos en la cama de hospital. Miró a su alrededor con lentitud, preguntándose dónde estaba.

Poco a poco, fue recordando. La luna llena, durante la cual algo había ido mal. El día siguiente, Andrómeda y Ted. Ellos, y otra pareja de amigos, lo habían traído al hospital. Y no sólo a él, a Sandrine también.

Sandrine. Su pequeña hija no estaba allí. Y había estado ahí la última vez que había estado consciente, de eso estaba seguro.

-¿Sandrine?- preguntó con voz débil.

No hubo respuesta.

Después de escuchar por un momento, y no oír nada, subió el tono de voz.

- ¿Sandrine?

De repente, escuchó pasos apresurados que se acercaban a él. Entonces, una mujer, vestida con un uniforme blanco de medimaga, se acerco a un lado de su cama.

-Por lo que veo, al fin despertó, señor Lupin- dijo, sonando bastante feliz-. Eso es bueno. Estábamos realmente preocupados por usted. Sólo faltan dos días para la próxima luna llena.

-La luna llena- musitó suavemente, ponderando el hecho en su mente-. Acaba de pasar la luna llena… ayer… ¿cierto?

-Me temo que no- contestó ella con gentiliza y una sonrisa maternal-. Usted llegó aquí durante la última luna llena, cierto. Sin embargo, ha pasado inconsciente casi un mes.

-Sandrine- recordó de nuevo-. ¿Dónde está Sandrine? ¿Por qué no está aquí?

-Calma, calma, señor Lupin, necesita tranquilizarse- susurró la medibruja-. Su hija está bien, créame. Si me promete tratar de calmarse, la vera aquí mañana a primera hora.

-¿Pero dónde está ahora?- demandó saber-. ¿Quién la está cuidando?

-Oh, ella está perfectamente bien, se lo puedo asegurar- le contestó-. Según lo que he escuchado, se está quedando en Hogwarts, al parecer se ha convertido en la mascota de la mayoría de los profesores. Ellos lo visitaron ayer.

-¿Ellos?- repitió Remus, sintiéndose aún bastante confuso por el prolongado sueño-. ¿Quién estaba con ella?

-Su padre, por supuesto- contestó la medibruja con una ligera risa-. Ellos realmente se parecen, ¿cierto? Ella es muy parecida a usted, por supuesto, pero algo en sus expresiones… Es más que evidente que es una Snape.

A ese punto, la mujer notó que estaba hablando a oídos sordos, ya que Remus se había desmayado.

ººººº

A medianoche, Severus despertó sobresaltado cuando alguien empujó la puerta de su habitación.

-¿Sandrine?- preguntó suavemente, al ver la figura de la pequeña niña parada en el cuadrado de luz que venía del corredor-. ¿Pasa algo?

La niña sorbió por la nariz.

-Tuve un mal sueño…

-Ven aquí- invitó Severus sin pensarlo un segundo. Tan pronto como él lo dijo, la niña cruzó la habitación hacia su cama, acostándose a su lado, con Mr Moony en una mano y una cobija en la otra-. Ahora, ¿qué fue lo que soñaste?- preguntó Severus.

-Habíamos ido a ver a Mami… y no estaba allí- sorbió por la nariz-. Había alguien más en su cama… dijeron que Mami ya no estaba, y padre, yo estaba tan asustada…- sin decir nada, Severus la atrajo en un apretado abrazo, acercándola hacia si.

-¿Cuándo Mami va a estar mejor, Padre?- preguntó Sandrine-. ¿Mejorará?

Por un momento, Severus consideró mentir, pero luego decidió que no podía hacerle eso a Sandrine.

-No lo sé, tesorito- contestó, usando el nombre cariñoso que le daba a la niña-. Honestamente, no lo sé.

Justo en ese momento, alguien abrió la puerta de la habitación, iluminando la oscura habitación.

-¿Severus?- llamó el Director Dumbledore-. Severus, llamaron de San Mungo. Sandrine y tú deben ir allí de inmediato.

Severus sintió que el corazón se congelaba en su pecho, así como también sintió los pequeños dedos de Sandrine apretando su mano.

Esto no estaba pasando, esto no podía ser…

ººººº

-¡Mami!- gritó Sandrine, tan pronto la puerta fue abierta-. ¡Estás despierto!

-Lo estoy- vino la ronca respuesta desde la cama. Remus estaba pálido, delgado, y con aspecto enfermizo, pero estaba despierto. Sandrine corrió hacia él, para ser cerrada en un apretado abrazo.

Severus permaneció parado en el umbral, inseguro sobre qué esperar de Remus. Mientras lo observaba, el hombre lobo dejó ir a Sandrine, y miró a Severus a los ojos.

-¿Severus?- preguntó la voz rasposa de su antiguo amante.

-Remus…- contestó tentativamente, consciente del par de brillantes ojos dorados que lo miraban a él y al hombre tendido en la cama. Tenían que ser cuidadosos. Sandrine no era una niña estúpida, comprendía todo lo que se decía o hacía.

-Dijiste…- Remus respiró profundamente, entonces trató de nuevo-. Dijiste que ya no me amabas…

La tristeza era evidente en la voz del hombre lobo, y sus ojos miraron a Severus, con la soledad y el dolor de casi ocho años brillando en las piscinas ámbar.

Severus giró la cabeza, como si estuviera avergonzado.

-Lo lamento, Remus- dijo suavemente-. No tenía opciones… al menos creí que no las tenía. El Señor Oscuro estaba matando y torturando a la familia de cada Mortífago de quien tenía la más mínima duda de deslealtad. Y yo, siendo espía, podría ser fuertemente castigado… a través de ti…

Remus permaneció quieto por un momento, reflexionando. Luego musitó, lentamente:

-Comprendo.

-¿Crees que lo entiendes?- preguntó el Maestro de Pociones con voz dolida-. ¿Puedes realmente entender lo que pasaba? ¿Sabes cuanto me dolió tener que decirte que no te amaba, tratar de hacer que me odiaras, cuando todo lo que deseaba era encerrarte entre mis brazos y no dejarte ir jamás?

-Nunca te odié- musitó Remus, suavemente.

-Ahora lo sé- contestó Severus-. Pero entonces no lo sabía. Pensaba que me odiabas… que no querías saber nada de mí. Por eso no te busqué luego de la derrota del Señor Oscuro- dudó sólo un momento para luego, sorprendiéndose tanto a si mismo como al propio Remus, caer de rodillas-. Remus, amor… ¿podrás perdonarme por lo que hice?- preguntó roncamente.

Remus lo observó por un momento. Luego, para su gran alivio, el hombre lobo esbozó una sonrisa, cansada y un tanto cautelosa, pero sonrisa al fin.

-Por supuesto que te perdono, Severus- dijo en tono suave-. Ahora levántate del piso y ven aquí.

Severus obedeció, acercándose a la cama. Se paró ahí, sin saber qué se esperaba de él. Para su gran sorpresa, un par de manos aferraron las suyas, jalándolo hacia abajo. La siguiente cosa que supo fue que Remus lo estaba besando.

Y él lo beso a su vez, por supuesto.

ººººº

Era una noche tranquila en las mazmorras de Hogwarts. Sandrine Lupin-Snape dormía pacíficamente en la seguridad de su habitación. Mr Moony descansaba protegido debajo de uno de sus brazos, el resto de los peluches la miraban desde los pies de la cama. Había un par de juguetes tirados en el piso, pero la mayoría estaban reunidos en la cesta de juguetes, que estaba medio llena con sus cosas. Un pergamino descansaba sobre una pequeña mesa junto con unos cuantos marcadores; la pequeña había estado dibujando hasta que llegó la hora de irse a dormir.

Desde el umbral de la puerta, dos orgullosos padres la observaban dormir. Ambos tenían un brazo alrededor de la cintura del otro, la cabeza de Remus descansaba contra el hombro de Severus. El mes posterior al despertar de Remus había traído muchos cambios en sus vidas. El más importante, Remus ahora residía permanentemente en las habitaciones de Severus.

Otro de los principales cambios era los dos anillos de oro que usaban en sus dedos. Severus le había pedido matrimonio al día siguiente de la luna llena, y Remus había aceptado, feliz. Justo dos semanas más tarde, Dumbledore los había casado, con todos los profesores de Hogwarts como testigos y Sandrine como su única madrina.

-Es una niña realmente maravillosa- dijo Severus, una diminuta sonrisa tirando de sus labios.

-Cualquiera que pueda lograr que tú sonrías en presencia de Minerva McGonagall debe ser un puro ángel- rió Remus, recordando la historia que había escuchado de la Sub-Directora el día de su boda.

-Vamos, Remus, no creo que sea para tanto- replicó Severus, divertido-. Además, hoy incluso i reí /i , ¿recuerdas?

-Oh, por supuesto que lo recuerdo- dijo el hombre lobo-. Tres profesores se desmayaron, Minerva casi se atraganta con el café, Victoria Vector se puso histérica y el pobre Filius casi tuvo un ataque cardiaco. En serio, Severus, eres el único capaz de casi matar a alguien sólo con reír.

-¡Ey, esa no fue mi intención!- argumentó el Slytherin.

-Te creo, Severus- bromeó Remus-. Si hubieras tratado de matarlo, no creo que hubieras fallado.

Severus simplemente le lanzó una mirada feroz. Luego su expresión se iluminó un tanto.

-En todo caso, ¿quién pudiera haber siquiera pensado que nosotros podíamos tener una niña tan maravillosa?- preguntó, colocando un pequeño beso en la coronilla de Remus.

-Hummm- murmuró Remus, antes de girar la cabeza para enfrentar a su amado, un brillo de picardía en sus ojos ámbar-. ¿Imaginas tener otro?- le preguntó con una insinuación de diversión y de anhelo en su voz.

-Eso es justo lo que yo te iba a decir- contestó el otro hombre, regresándole la sonrisa.

-Genial, nuestras mentes realmente trabajan en sintonía- el hombre lobo soltó una risita, luego tomó su mano-. Vamos. Si queremos tener otro niño, deberíamos empezar a trabajar en eso lo antes posible, ¿no?

-Oh, estoy definitivamente de acuerdo- replicó Severus con una ligera sonrisa. Entonces, mientras era conducido a la habitación principal por un ansioso amante, murmuró suavemente-. Y esta vez, no voy a dejarte solo.

Remus, con su oído de licántropo, percibió las palabras. No dijo nada, simplemente apretó la mano de Severus que estaba sosteniendo.

Su pareja le retornó el gesto.

FIN

Bueno, llegamos al final de esta historia, mil gracias por acompañarnos hasta aquí.

Nuestro profundo agradecimiento para Carly McKinnon, Lor Lupin y KSan Potter, Harpo, cristina, KaZuT, Nan y africa por sus lindos comentarios.

Un beso enorme a todos, se les quiere un montón