Mis queridas amigas aqui les dejo actualizacion, las quiero!
Capítulo 6
-Padre quiero hablar contigo, podrías tranquilizarte un poco por favor.
-Hijo encontramos a tu futura esposa, la hija de mis queridos amigos, ¿Cómo pretendes que me calme?
-Necesitamos pensar en lo mejor para Candice por favor vamos a hablar. Yo sé que tú quieres presentarla y avisarle al mundo entero que ella está viva, pero necesitamos pensar en su seguridad.
-Explícate hijo, Candy debe de tomar su lugar y quitar a Eduardo de lo que está dilapidando.
-Eso es cierto padre, pero ¿escuchaste que nos dijo que intentaron matarla a ella también? Ella aun corre peligro, vamos a llegar a Inglaterra y ¿Quién te dice que no intentaran matarla de nuevo? Creo que deberíamos ocultarla hasta prepararla para que se presente ante el rey, que se familiarice de nuevo con todo lo que representa el ducado, recuerda que estuvo fuera de esto durante 5 años, me parece que es mejor que viva con nosotros y enseñarle todo lo que tendrá que hacer cuando tome posesión de su ducado, además hay que quitar a Eduardo del camino, él no se quedara en paz hasta que logre su cometido, aunque obtenga el título de duquesa es probable que atente contra su vida de nuevo, es mejor comprobar que Eduardo es el autor intelectual de las muertes de los duques de White y que quiso matar a Candice.
El duque se quedó pensando, -tienes razón hijo, debemos primero comprobar la culpabilidad de Eduardo y luego presentar a Candice como la futura duquesa, debemos hablar con ella para saber que piensa y si está de acuerdo.
-Padre por favor no le digas todavía que está comprometida conmigo desde que nació, deja que sea yo quien la conquiste y que le cuente por favor.
-Entiendo hijo, se hará como tu digas.
El duque pidió seguridad extra para Candy también, las mucamas empezaron a llegar y la dama de compañía ya estaban fuera del camarote para atenderla en cuanto despertara.
Toco el duque la puerta para entrar, escucho que Candy le dio el pase y entraron los dos para hablar con ella.
- ¿Descansaste querida?
-Si duque gracias.
-Hija desde hoy quiero que me llames William, somos familia recuérdalo. Albert y yo hemos hablado y pensamos que lo mejor es que ocultemos tu identidad hasta que atrapemos al responsable de la muerte de tus padres, tu primo Eduardo ha tomado las riendas de las tierras de White y tengo motivos suficientes para creer que él fue el que mando matarlos, el rey no le ha dado el nombramiento de duque, hasta que encontráramos tu cuerpo o cumplieras 18 años, afortunadamente te encontramos niña, tenemos tiempo para desenmascararlo y meterlo en prisión y mandarlo a la horca, te daremos protección, vivirás con nosotros para que aprendas lo que tu nueva posición de duquesa te demandara, tenemos hasta antes de que cumplas 18 años para poder encontrar las pruebas suficientes para que Eduardo sea inculpado, ¿Qué piensas hija, estás de acuerdo?
-Estoy de acuerdo, pero ¿Quién seré entonces?
-Qué te parece si te presentamos como mi sobrina, una lejana de las tierras de Escocia, tu nombre escógelo tu hija.
- ¿Qué te parece Carys, Candice?, es un nombre Gales que tiene un significado muy especial, decia Albert entusiasmado por que acepto vivir con ellos.
Candy se sonrojo, no supo que pensar de ese nombre, pero le causo emoción -Me parece muy bien Albert, pero llámenme Candy cuando estemos en privado por favor.
-Así será Candy, hija te dejamos, las mucamas y tu nuevo guardarropa ya están aquí, te presentare también a Clara tu dama de compañía, hasta que lleguemos a tierra, ya en Inglaterra quiero a personas me mi entera confianza para que se ocupen de ti querida.
Las mucamas entraron, bañaron y le quitaron todas las telas que cubrían el cuerpo de Candy, el retrato de Albert lo guardo, era su amuleto, siempre lo tenía con ella, lo oculto de nuevo en un bolsillo oculto en su vestido, le acentuaba la cintura el busto le sobresalía era una visión hermosa era color azul cielo con adornos muy discretos, las joyas eran sencillas ya que resaltaba la belleza de su portadora, había olvidado todas las prendas que tenía que usar, la perfumaron, su rubia cabellera la querían tomar en un peinado alto, ella no lo permitió, tanto tiempo lo había tenido que ocultar, lo dejo delicadamente suelto dándole forma a las ondas que naturalmente tenia, hasta media espalda, solo se lo habían recortaron un poco.
Albert y el duque la esperaban fuera de la habitación, era hora de la cena y querían escoltarla, no la perderían de vista.
Estaba hermosamente vestida, Albert jamás imagino que se podía ver tan bella, sus ojos se encontraban y se comunicaban con ellos, Candy se sonrojo y bajo la mirada, el duque solo los observaba y los sacaba de su burbuja aclarándose la garganta, los dos les daban el brazo para escoltarla al restaurante, Candy había olvidado un mucho el protocolo en la mesa, Albert se dio cuenta y empezó a decirle de una manera muy general que cuchara se usaba con la sopa que les habían servido y así con todos los platillos que les servían, empezaban a platicar un poco.
Platicaban de temas muy en general, Albert estaba ansioso, quería estar a solas con ella y tener una plática real, quería saber todo de ella.
Terminaron la cena y pasaron al salón, Albert se sentó frente al piano, le pidió a ella que se sentara junto a él.
-Candy ¿has tocado alguna vez el piano?
-Si Albert cuando era niña me daban clases, mi maestra era muy estricta sabes…
-Igual que los míos, acompáñame a tocar la melodía de la otra noche, ¿te parece?
-Albert yo no sé si recuerdo como tocar, fue hace tanto tiempo…
-No te preocupes, pon tus dedos así…
Entonces ella hizo lo que él le decía, la melodía empezaba a sonar, era una de sus pasiones favoritas, los dedos de Candy se empezaron a mover solos, cerrando los ojos para disfrutar lo que escuchaba, él la veía fascinado, ninguna mujer lo hacía sentir lo que ella, mientras que ellos seguían en su pequeño mundo el duque tomaba un whiskey, veía como la atracción de esos dos era evidente, Albert estaba enamorado de Candy, solo el tiempo diría si ella sentía lo mismo por él, estaba feliz por su hijo y agradecía en su corazón el haber encontrado a su futura nuera, definitivamente sus amigos cuidaban a su hija desde el cielo, la dama de compañía que había contratado el duque era más bien para que no se crearan habladurías de Candy pero deseaba que se conocieran bien su hijo y ella, así que después de un rato la mando a dormir, la sala estaba prácticamente sola.
Albert y Candy seguían tocando, Albert aprovechaba para acercarse o rodearla con el brazo, con la excusa de tocar alguna nota extra, era intoxicante estar cerca de Candy deseaba todo de ella.
La noche termino así, Albert la escolto a su nuevo camarote ya todas sus cosas estaban ahí, el duque se había desaparecido temprano con la excusa de que tenía sueño y así dejarlos platicar en privado.
-Candy fue una noche encantadora, disfrute mucho.
-Yo también Albert, nunca pensé que volvería a sentirme feliz como hoy, se los agradezco a ti y a tu padre.
Albert se acercó y acaricio el rostro de Candy, y le dio un beso en la mejilla, Candy cerro los ojos con este gesto, lo disfruto al igual que él.
-Me voy pequeña, gracias por esta noche, mañana te vere para desayunar, quiero hablar tantas cosas contigo.
Candy entro cerró la puerta, estaba flotando de felicidad, sabía que tendría batallas que dar para poder recuperar lo que sus padres habían dejado, su tierra, su pueblo, pero por ahora disfrutaría el placer de tener a su príncipe cerca, se estaba enamorando de él, ¿pero que había de la novia que seguramente tenía? Le pedía tanto al cielo que no existiera nadie en la vida del rubio.
