Capítulo 8
Albert esperaba en la puerta mas que nervioso, vestía traje negro, hecho a la medida resaltaba sus largas y trabajadas piernas, con una camisa blanca impoluta y un moño bien hecho en el cuello, el cabello un poco rebelde y natural, ansioso tocaba la puerta para salir con Candy del brazo, Clara abrió y le dio el paso, se impresiono con la belleza de ella.
-Estas preciosa Candy, hermosa es poco para calificarte querida, decía Albert admirándola y besando su mano. Saco una cajita de su saco, se lo mostro…
-Albert no debiste, ¿Qué es?
-Ábrela, estaba expectante para ver la expresión de Candy.
Cuando vio que eran unos pendientes, -Albert esto es demasiado, debe ser muy costosos, yo no puedo aceptarlos…
-Claro que, si puedes preciosa, era de mi abuela, se los heredo a mi madre y quiero que me hagas el honor de portarlos, te quedaran aun mas preciosos con ese vestido.
-Albert yo no sé qué decir.
-Preciosa solo di gracias y me harás muy feliz.
Sonrió feliz de que el tuviera esos detalles con ella que no era nadie para portar joyas tan valiosas para él.
-Bueno Lord Andrew, ¿nos vamos?
-Claro y será un honor escoltar a esta bella princesa, tomo su brazo y salieron con Clara por detrás.
Llegaron al salón el duque ya estaba ahí, era hora de presentar a Candy como su sobrina Carys, no daría muchas explicaciones, tendría que bailar con varios jóvenes que estaban también en el barco, era costumbre que las jóvenes solteras sin compromiso no fueran acaparadas todo el baile por un solo joven, era mal visto que sin tener previo compromiso bailaran exclusivos, así que hasta que Albert no fuera presentado como novio de Candy ella podría bailar con quien quisiera. El duque vio a Candy, tenia porte de duquesa, futura madre de sus nietos, era evidente que esos dos se gustaban, Albert tendría que declarar sus sentimientos pronto si no quería que le ganaran a la chica.
-Bienvenida querida, luces preciosa hija, señora Clara pase siéntese también por favor acompáñenos…
-Gracias William contestaba Candy sonrojada.
Llegaba el champagne Candy no lo había probado, Albert le sugirió que se fuera lento con el porque se le podría subir pronto.
El duque de Granchester llego a la mesa a saludar junto con su hijo Terrius, se sorprendieron muy gratamente por la compañía de los caballeros, William y Albert se levantaron para saludar.
-Duque de Andrew que gusto encontrarlo por aquí…
-Duque de Granchester no sabia que estaba abordo, ¿Por qué no nos habíamos encontrado?
-He estado muy ocupado, mis empleados si me comentaron… siguieron platicando los dos de algunas cosas que les competían.
-Albert ¿no me presentaras a la señorita?, Albert no quería hacerlo, a decir verdad, Terry tenia fama de mujeriego, siempre pretendía a todas, pero no tenía novia fija, el compromiso para él no era prioridad, la coquetería era su especialidad.
-Claro, Terry ella es Carys sobrina lejana de mi padre, Candy el futuro duque de Granchester, Candy se levantaba para hacer un saludo apropiado.
-Terry muy galante tomo la mano de Candy y le dio un beso e hizo una reverencia.
-A sus pies señorita, espero me conceda el primer baile, si me hace el honor, así que ella es tu prima Albert…, el estomago se le oprimió con esa declaración, pero era necesario para que Candy pudiera vivir bajo el mismo techo que ellos sin tener las habladurías, ella tendría que pasar como prima tristemente.
-El primer baile me lo prometió a mi Terrius así que será después.
-Encantada mi Lord, claro que podremos bailar, gracias por la invitación, hacia una reverencia y volvía a su lugar.
El protocolo social era muy estricto, si no se consideraba un insulto y era mejor seguir los consejos que le había dado Clara.
Los vals comenzaron después de la cena, Albert estaba ansioso quería ya bailar con su princesa y llevársela a tomar aire quería hablar con ella a solas.
-Carys ¿me concedes esta pieza?
- Por supuesto Albert vamos, estoy ansiosa y disculpa anticipadamente si te piso.
-Se que no lo harás, pero disculpada, decían mientras sonreían hacia la pista de baile.
Se posicionaron ella puso la mano en el hombro de Albert y el en la cintura, la breve cintura de ella, no se cansaba de rodearla con su brazo, su olor a fresas dulces le volvía a llenar los sentidos, ese escote de corazón con ese hermoso busto no hacía más fáciles las cosas, si no ponía su mente en otro lado el que iba a terminar pisándola era el, era un vals lento Candy de nuevo se recargo en su pecho, él ponía su mano en la cintura y parte de la espalda, no les importaba que todos los vieran, disfrutaban el momento, Albert con su aroma tan varonil, sus brazos la envolvían en un sueño, termino el primer vals y siguieron con el segundo, disfrutaban su compañía, su cercanía. Terry se acercaba a ellos en el segundo vals.
-Lord Andrew no acapare a su prima toda la noche, bella dama ¿me permite esta pieza?
-Albert se ponía rojo del coraje, pero espero la respuesta de Candy, ella asintió con la cabeza, hizo una reverencia y se fue triste, furioso, no estaba dispuesto a compartir a Candy, ya no, era suya, a ella le pertenecía en su corazón.
-Lady Carys ¿de que parte de Escocia es?
-Del norte mi Lord.
-Eres preciosa, supongo que lo habías escuchado mucho hoy…Candy solo puso en blanco los ojos, había visto muchas veces es chicago hombres querer engatusar a mujeres con su lengua viperina, este "futuro duque" no sería la excepción. Ella solo le dedico una sonrisa fingida.
-Sabes me encantaría que fuéramos amigos, Carys por ahora vivo en Inglaterra, pero me gustaría visitarte si no te molesta.
-La verdad no estoy segura donde viviremos, mi tío William no me lo ha contado, no quiero ser grosera, pero estoy un poco cansada, la pieza ha terminado me gustaría que me escoltara a mi mesa.
- ¿Te gustaría tomar un poco de aire?
-Le agradezco que me escolte a mi mesa, ahí podre descansar no se preocupe, gracias, ya no sabía que más decir para deshacerse de él, no le gustaba tener tantas atenciones de un desconocido.
Albert vio como terminaban de bailar y discutían, el mientras estaba hablando con otros hombres sobre negocios, cuando Candy se acercaba a la mesa le vio una cara de fastidio. Terry hizo una reverencia y se fue.
- ¿Carys quieres salir a tomar el aire un poco?
-Si Albert por favor, solo que tengo sed.
Tomo dos copas de champagne y se dirigieron a la salida, otro interesado en sacar a bailar a Candy ya iba en camino cuando ellos salieron, esperaría para bailar con ella más tarde.
Se sentaron en una silla viendo hacia el inmenso mar que los rodeaba
-Candy ¿estas bien?
-Perfectamente Albert solo que no me agrado mucho la compañía de Lord Granchester, me pareció muy atrevido.
Apretó los puños en sus piernas, - ¿Te ha faltado el respeto?
-No, claro que no Albert, solo que dice que me quiere visitar, no me interesa conocerlo, es todo.
Albert relajo las manos, y tomo las de Candy, estaba helada.
-Pequeña tienes frio ¿verdad?
Ella no sentía frio, sentía calor mucho calor, Albert estaba tomándole las manos, y Clara estaba lejos no podía darse cuenta de lo que ocurría entre los dos, Albert se levantó y le extendió la mano, quería bailar con ella.
- ¿Aquí Albert?
- ¿Por qué no? ¿Aquí esta Clara cuidándote no te preocupes?
Pero Clara estaba sumida en sus pensamientos, estaban con su esposo en España, y sabiendo que estaba distraída empezaron a bailar los dos.
Albert la acomodo como a ellos les gustaba bailar, Candy recargo la cabeza en su pecho, escuchaban las melodías desde afuera, afortunadamente no había nadie rondando por ahí así que se aventuraron a tener su baile personal. Albert solo pensaba la forma en que le declararía su amor a Candy, estaba disfrutando ella sentía el latir del corazón de Albert sonaba desbocado, acelerado, volteo a verlo, sus miradas se encontraron, tomo el rostro de Candy y roso sus labios con los de ella, espero la reacción de ella, pero cayo rendida a los encantos de su príncipe, le regreso el beso, dejaron de bailar, Candy era inexperta en el tema de besar, Albert le indico con su lengua que abriera un poco la boca, ella lo hizo, el profundizo el beso, Candy rodeaba el cuello de Albert, eran de las sensaciones más placenteras que había sentido nunca, puso su frente con la de ella, le dio pequeños besos en la boca, -hablemos Candy, vamos a sentarnos.
-Candy yo, yo estoy enamorado de ti, tus ojos me han seguido todos estos años, desde que te vi en chicago hace 4 años yo me enamore de tus ojos, sin saber quien eras, me asuste porque te creí un chico, pero me alivie cuando supe que eras la mujer con los ojos más profundos que jamás había visto, te he conocido estos días, tu corazón es puro, cuando te volví a encontrar algo me decía que necesitabas ayuda, poco a poco fui amándote, ¿tu sientes algo por mí?, le pregunto con la esperanza de que ella sintiera por lo menos un poco de lo que el sentía por ella, ella estaba en shock, no sabia como expresar sus sentimientos, todo esto era tan nuevo para ella, solo saco el retrato de Albert de su vestido.
-Albert yo he guardado esto durante todos estos años, siempre lo llevo conmigo, es mi amuleto de la suerte, te amé desde que volví a ver tus ojos azules viendo hacia el mar aquella noche fría, yo, yo también estoy enamorada de ti mi príncipe, eres todo lo que había deseado Albert. Pero dime, ¿espera alguna chica por ti?
-Candy no se como lo vayas a tomar, pero quiero ser yo el que te lo explique. Yo estoy comprometido en matrimonio a una señorita desde que nació, trataba de que no sonara a imposición por parte del él.
Los ojos de Candy se llenaron de lágrimas, se levantó y empezó a dar vueltas con pasos pequeños se apretaba las manos, no sabía cómo reaccionar, sentía que volvía a perder lo más preciado que tenía aparte de sus padres, él se levantó también, no lo dejo terminar cuando ya se había levantado de su lado, vio que la estaba haciendo sufrir. Le tomo la barbilla y la miro a los ojos.
-Preciosa estoy comprometido a casarme contigo, tus padres y mis padres hicieron el acuerdo cuando tu naciste, querían que nuestras familias se unieran por medio de nosotros, quiero que si decides casarte conmigo sea por amor Candy, yo quería lo mismo para mí, te busque y te encontré, ahora te puedo decir que te amo.
Candy no cabía de felicidad, sus padres habían sido maravillosos, le agradeció al universo el haberse encontrado y que nunca se rindió, -Albert yo te amo, no sabes lo feliz que me hace esta noticia. Lo abrazo y lo volvió a besar, al fin todo lo que había pasado en chicago sentía que había valido la pena, encontró a su príncipe…
Hola mis comadres, este cap estuvo larguito, esta historia de reto de cumpleaños ya se nos esta acabando, les agradezco el gran apoyo que siempre me han dado con sus comentarios, las quiero! y mil gracias otra vez por leerme, un abrazo!
