Capítulo 9
Clara se despabilo y se acercó a la pareja de enamorados que supuestamente estaba cuidando, ellos estaban abrazados viendo hacia el mar iluminado por la luna.
-Señorita Carys creo que debemos entrar, está empezando a hacer frio. Candy se sonrió y volteo a ver a Albert, sentían que habían hecho una gran travesura.
Ellos asintieron, Albert le dio el brazo a Candy y entraron de nuevo al salón, el duque ya buscaba a Albert, tenía esplendidas noticias que quería hablar con el urgentemente.
-Hola hijo, me urge hablar en privado contigo…
-Padre ahora no me es posible, quiero seguir bailando con Candy, ¿puede esperar hasta que la lleve a su camarote?
-Son estupendas noticias hijo, pero entiendo, te espero en mi camarote más tarde…
Albert fue a sacar a bailar de nuevo a Candy, bailaron un vals más y Candy quiso irse a su camarote, se sentía cansada por todos las emociones del día. Albert la escolto con Clara por detrás.
-Candy fue una maravillosa noche, no te imaginas lo feliz que me hace saber que me correspondes…
-Albert, mi príncipe, te amo…
Albert le dio un beso en la mejilla ya que Clara estaba dentro de la habitación vigilándolos de lejos, le susurro al oído que soñaría con ella y sus hermosos ojos verdes.
La dejo en el camarote, sintiéndose sumamente feliz, iba tarareando una canción cuando llego al camarote de su padre.
-Padre te tengo una noticia que te alegrara…
-Pues espera lo que yo tengo que decirte hijo, hable con el duque de Granchester y tienen avances sobre la muerte de los White…
- ¿Qué dices padre?
-Que encontraron en Italia uno de los asesinos de los White, su nombre es Neari, un afroamericano fichado por varios delitos, estuvo en la cárcel durante 7 años, pero misteriosamente alguien lo ayudo a escapar, lo vieron en chicago hace 5 años y después se desapareció, les pareció sospechoso que buscara a Eduardo en un casino de hombres aristócratas en Inglaterra, uno de nuestros infiltrados le escucharon que le pedía dinero, una cantidad bastante obscena y él se opuso a pagárselos y lo amenazaron en delatarlo y no le quedó más remedio que pagárselos con algunas joyas, lo encontraron intentando venderlas en Italia, el duque de Granchester fue informado de todo y el me acaba de pasar el reporte, el muy infame no quería decir nada pero lo están torturando bastante, dio su palabra de firmar la confesión para inculpar a Eduardo y a otro tipo más que lo ayudo en Chicago a ejecutar los asesinatos, ahora hijo ellos creen que Candy también murió en Chicago, por ahora está a salvo con nosotros.
Albert analizaba toda la información que su padre le daba, Eduardo no podría enterarse de que Neari estaba hablando y menos que lo estaba inculpando.
-Padre que pasa con el o los cómplices?
-Solo nos dijo que también estaban en Italia, han cometido algunos delitos de robo ahí, no tardaremos en dar con ellos hijo.
-No sabía que el duque de Granchester te estaba ayudando padre.
-Es mi gran amigo también, esta igual que yo indignado con la muerte de nuestros amigos, tenía que buscarlos hasta por debajo de las piedras hijo, y henos avanzado a pasos agigantados.
-Lo se padre es necesario que busquemos a los cómplices de esa forma el rey no podrá refutar la confesión de este asesino, Eduardo estará hundido.
-Así es hijo, ahora si cuéntame ¿porque tanta felicidad en el rostro?
-Padre Candy me ama al igual que yo a ella, nos hemos declarado y ¡soy muy feliz!
-En hora buena hijo, ¿ya sabe ella que será tu futura esposa?
-Ella sabe del arreglo que hicieron tu y sus padres, creo que pronto nos casaremos.
-Albert recuerda que primero tienen que darle el ducado para que tu puedas desposarla hijo, no podrá casarse contigo porque nos delataremos con Eduardo, primero lo primero, hay que mandarlo a la horca y luego el matrimonio, y nietos después.
Albert se carcajeo, su padre no se andaba por las ramas, él quería nietos pronto, y el encantado haría lo necesario.
-Entiendo, haremos lo posible por que sea lo más rápido posible.
Al siguiente día Albert desayuno con Candy faltaba solo un día para llegar a Europa luego a Inglaterra en dos días más, desembarcarían y tomarían el tren que los llevaría al castillo del duque. Ese día hablo con Candy sobre lo que su padre le había dicho sobre esperar a que encontraran todo para inculpar a Eduardo, Candy estaba feliz porque lo tenía a él a su lado y deseo ser fuerte para poder enfrentar lo que venía.
Los días pasaron rápidamente, Clara los acompaño hasta el castillo del duque, ella se regresaría con su esposo que estaba en España, el trabajo con Candy estaba terminado.
Llegaron al castillo el duque ya había dispuesto el personal que estaría atendiendo a Candy, sobre todo la dama de compañía Dorotie que era mayor que Candy por unos 7 años solamente, se harían buenas amigas, su doncellas Patricia y Lili.
En el castillo White estaba Eduardo dando vueltas como loco por el despacho, se había enterado que Neari había sido capturado por la guardia del duque Granchester, al parecer lo habían atrapado queriendo vender las joyas que le había dado como pago por el asesinato de sus tíos. El muy estúpido no fue muy inteligente y ahora lo estarían torturando para sacarle la verdad, mas le valía no abrir la boca o tendría que ir a Italia para encargarse de que no volviera a ver la luz del sol.
El aseguraba que el trabajo había estado terminado, que también habían matado a su prima pero el no estaba tan seguro ya que nunca se encontró el cuerpo de la chica, estaba furioso, sabia que faltaba menos de un año para que lo proclamaran duque, no podía ser peor momento, tendría ver que podida averiguar, iría al castillo de los Andrew para ver que le podía sacar al cochero, ese siempre tenia la lengua suelta y lo que escuchaba del duque por unas cuantas monedas de oro cantaba como canario, nunca fue amigo de ellos, pero sabia que ellos sospechaban de él, pero como no tenían pruebas jamás lo habían podio atrapar.
Subió al coche para que lo llevaran al castillo, cuando llego no estaba el duque, solo Albert, pero el no iba a verlo precisamente a él, por desgracia el cochero soplón no estaba, algo en el jardín le llamo la atención, había una chica cortando flores, le pareció extraño que ella estuviera sentada en la tierra con vestidos tan finos y decidió acercarse.
-Disculpe mi Lady, soy Eduardo Campbell futuro duque de White, ¿sabe si lord Andrew está en casa?
A Candy se le helo la piel, era exactamente como lo recordaba solo que con algunas canas más y un poco mas pasado de peso, un semblante de maldad, era él, el hombre que había mandado asesinar a sus padres, tomo fuerza de su alma y levanto el rostro, se enderezo y se puso frente a él.
-Lo siento mi lord, no puedo confirmarle esa información, dijo ella con desdén.
Eduardo dio un paso atrás, esos ojos, esos ojos le recordaban a alguien, pero ¿a quién? No hubiera olvidado quien era ella si la hubiera visto antes, ¿a quién pertenecían esos ojos verdes, profundos, preciosa, era una belleza de chica.
Un criado había ido al despacho de Albert para avisarle que Eduardo lo estaba buscando, había dado la orden de no dejarlo pasar dentro de la casa así que supuso que Candy no corría peligro, lo que no dedujo era que Candy estaría en los jardines, le gustaba hacerse cargo de que dentro del castillo estuviera lleno de rosas.
Mi Lady disculpe, pero no se su nombre, ¿la he visto antes en algún lugar?
Candy suspiro por la fortuna de que no la hubiera reconocido.
-Disculpe mi Lord tengo que dejarlo, volteo a ver a Dorotie para entrar al castillo, se fueron caminando dejándolo parado desconcertado y encantado por la visión de tan bella criatura.
El criado llego con Eduardo para decirle que Albert lo atendería en el recibidor, que pasara, pero Eduardo decidió irse, esa chica lo había dejado muy desconcertado, los ojos de ella le traían recuerdos de tormento, necesitaba recordar donde los había visto antes.
Albert se desconcertó de la visita tan extraña de Eduardo, fue a ver a Candy para verificar que estuviera bien. La encontró en la biblioteca, le encantaba leer y sabía que, si no estaba en su habitación, estaba en el jardín o en la biblioteca.
-Dorotie déjanos solos por favor, ella entendió y salió rápidamente.
-Querida, ¿te encuentras bien?
-Albert lo vi, lo vi, estuvo aquí pero no me reconoció el malnacido, tenia una cara de culpabilidad, lo desprecio.
- ¿Te dijo algo? Preguntaba Albert preocupado.
-Se acerco y me pregunto por ti, se me quedo viendo por un momento y lo deje ahí parado en el jardín, tuvo el atrevimiento de hablarme, no creo que me haya reconocido, pero supe que era él, tenía los puños prestados, tenia un pañuelo que casi había roto por la fuerza con que lo estrujaba por la indignación.
-No sé qué quería, pero sospecho que algo sabe de la aprehensión de asesino, sabe que le estamos pisando los talones.
-Lo se Albert, quisiera que esto terminara de una buena vez.
Se abrazaron y se dieron un beso tierno y largo, de repente tocaron la puerta, era Dorotie, el duque había llegado.
Eduardo llego al castillo de White daba vueltas en su despacho, esa chica era una belleza, ¿qué hacía en el castillo del Conde Andrew?, tendría que averiguarlo. Mando a un mozo a investigar.
La chica era una sobrina lejana del Duque Andrew, Carys era el nombre de la hermosa criatura de breve cintura y bellos ojos verdes, habían llegado hace poco de España y no le dieron más información sobre ella. Tenia que verla de nuevo, esa chica era preciosa, pensó que era la prometida de Albert, así que no había impedimento para cotejarla, seria su duquesa, el a sus 40 años seguiría con su liberal forma de vivir, solo necesitaba una esposa para que fuera su duquesa ante la sociedad, el tenia quien calentara su cama, pero esta chica era perfecta, tal vez por ella dejaría de andar de lecho en lecho.
Los días fueron pasando Albert y Candy paseaban por el parque, platicaban amenamente, un pequeño lloraba solo en una banca, Candy se puso a su altura para consolarlo, no encontraba a su madre "se me perdió mi mama" exclamaba sin llorar, Albert sonrió y dejo a Candy con Dorotie y fue a comprar un helado para el chico, de pronto escucho en su espalda.
-Mi Lady que sorpresa volvernos a encontrar…
Candy reconoció esa voz, era Eduardo…
Mis comadres ahora si ya conocen un poquito mas a este nefasto personaje, Eduardo, ojala sigan disfrutando de la historia, un abrazo a todas mis comadritas!
