Epilogo
El mes paso rápidamente, sus obligaciones ya los esperaban, William se regresaría a Escocia para administrar sus tierras, Albert y Candy se quedarían en Inglaterra para poner en orden el territorio de White, la gente tenia muchas necesidades y las fabricas no estaban siendo bien administradas, dos meses después de estar en reuniones con los terratenientes Candy sufrió un desmayo cuando estaban en medio de una discusión subida de tono, se alarmaron y el doctor fue a verla al castillo, mientras la auscultaba en el cuarto y le hacia las preguntas de rutina, le pidió a Albert que saliera para poder revisarla más a fondo, mientras que él estaba esperando caminando por el pasillo solo se pasaba los dedos por el cabello desesperado, el doctor salió y le pidió que pasara de nuevo, Albert sospechaba lo peor, Candy era una mujer muy obstinada y trabajaba demasiado, se esforzaba por aprender todo lo que no había aprendido en 5 años.
-Sus excelencias tengo esplendidas noticias la duquesa está embarazada, tiene aproximadamente 2 meses.
Albert abrió grandes los ojos, Candy estaba que saltaba de alegría, un bebe llegaría un hijo, fruto del amor de los dos, las extensas noches de pasión que tenían habían rendido frutos, el doctor pidió que la duquesa guardara un mes de medio reposo, en pocas palabras debía dejar de trabajar para permitir que se afianzara él bebe, Candy comenzó con los achaques, vómitos, mareos y sobre todo antojos, afortunadamente el antojo mayor que tenia era su esposo, quería estar con él todas las noches y las mañanas sin falta, él a veces trabajaba en el despacho del castillo y Candy sin perder el tiempo visitaba a su esposo a solas a medio día, Albert estaba encantado con esa situación, el segundo trimestre mejoro muchísimo, además de que los antojos seguían y el último trimestre se sentía demasiado cansada, dormía demasiado, Albert se hacia cargo de la mayor carga de trabajo, el rey la visitaba frecuentemente, sentía que ese bebe era como su nieto y se encargaría de malcriarlo como príncipe, siempre sostenían discusiones acerca de tenerlo demasiado mimado Candy sabía que Jorge haría su voluntad, ya vería como metería al rey en cintura.
El día del alumbramiento llego, Albert estaba nervioso haciendo una zanja afuera de la habitación donde estaba Candy, aunque fue un parto rápido Albert estaba desesperado, escucho el chillido de su hijo, ya no aguanto más la incertidumbre, abrió las puertas causando un gran susto al doctor, la enfermera lo saco de la habitación pidiéndole que se tranquilizara, de mala gana hizo caso, pero no le decían nada, ¿había sido niña o niño?, aunque en realidad lo amaría sin distinción.
El medico salió y lo dejo entrar, vio a Candy como si estuviera viendo un cuadro hermoso, era su mujer amamantando a su bebe, tenia el cabello rubio ondulado alborotado, no podía sentir más amor por ella.
-Su excelencia, le presento a su primogénito, se sentó a lado de Candy para poder contemplar ese pequeño con una pelusita rubia en la cabeza, -Es un niño fuerte y saludable, felicidades sus excelencias, salió y dejo las indicaciones a la enfermera y se fue. Antes de eso Albert y Candy agradecieron y pagaron generosamente las atenciones del galeno.
Al siguiente año decidieron hacer un viaje a América, querían que María conociera al pequeño William, Chicago era diferente a cuando lo había dejado, la propiedad que compro Albert era realmente grandiosa, tenían todo lo necesario, animales de corral, caballos, sembradíos, maestras, monjas y un padre que prestaban servicio voluntario, el hospital de Martin estaba mas grande y ya contaba con 3 enfermeras, aunque no era mucho, habían logrado atender mas pacientes que nunca en mucho tiempo, la economía se estaba estabilizando y las oportunidades de empleo estaban mejorando y había menos niños huérfanos por esa causa, regresaron a Inglaterra contentos de que María conociera a su retoño y poder verla era de las cosas que la hacían muy feliz.
Con el paso de los años siguieron agrandando a la familia, tuvieron dos pequeñas más, Carys y Rouse, el pequeño William Henrry, crecieron en un hogar rodeado de amor y sabiduría, los desafíos llegaron, pero siempre los resolvían juntos, siguieron amándose intensamente con el paso de los años, fueron dichosos y felices.
Una tarde mientras caminaban por la orilla del puerto veían correr a sus pequeños, Candy abrazaba por el cuello a Albert.
-Amor ¿recuerdas cuando nos conocimos?
-Claro, como olvidar que una rubia ladrona que se llevó mi cartera y mi retrato cuando tropezó conmigo.
-Me gusta pensar que te confundí cuando te enamoraste de mí, pensaste que era un chico, decía Candy carcajeándose.
-Albert se carcajeaba junto con ella, suspiro en un tono más serio, -sabes que recuerdo también…que "En una noche fría te encontré" decía Albert melosamente besando los labios de su esposa.
-Así fue amor mío y agradezco tanto por ello. Te amo mi príncipe.
-Te amo mi princesa.
FIN
Mis queridas comadres ha sido un placer terminar esta historia, era una idea que ya me rondaba por la cabeza hace mucho, me alentaron cada vez con sus comentarios intensos y elogiantes a mi persona, les agradezco a todas mis bellas que se han tomado la molestia de comentarme o leerme, saben tal vez en un tiempo futuro haga una segunda parte de esto, pero por lo pronto reto terminado, un abrazo y que Dios les bendiga en su vida siempre...
Atte.
Su comadre!
