Se quedo unos minutos mirando las puertas de aquel gran castillo que en sus tiempos de estudiantes la había resguardado durante siete años comenzó a caminara hacia el fortaleza y sintió como su corazón palpitaba tan fuerte que parecía que se le iba a escapar del pecho.

había vuelto de nuevo se lo había prometido a ella, le dijo que encontraría una salida y que si no era así, haría todo lo posible para que nada le ocurriera a su hijo, pero había fallado en su promesa durante tantos años había estado buscando la manera de que esa maldita profecía no se cumpliera, pero no lo encontró nada puede impedir que se cumpla, así que no le quedaba otra que volver y enfrentarlo todo de nuevo, el problema que no tenia muchos ánimos la verdad es que no tenia ninguna gana de que los recuerdos la absorbieran, era demasiado doloroso, viajando buscando las respuestas a sus preguntas, no tenia que pensar estaba siempre demasiado ocupada y demasiado cansada para hacerlo, pero ahora mientras subía esas escaleras que tantas veces había subido riendo acompañada de sus amigos o solamente discutiendo, todo volvía a su mente como si hubiese pasado el día anterior, ¿cuanto tiempo había pasado ya? que dieciséis, diecisiete años, eran tantos y habían pasado tan rápido, como habían perdido la inocencia tan pronto.

Cuando recibió la carta de Dumbledore pensó en negarse, decirle que no podía aceptar porque tenia algo mas urgente en ese momento, que no sabia de que promesa le estaba hablando, que se estaba confundiendo de persona, pero no pudo cuando en la carta leyó lo que le había ocurrido a Sirius.

Otra muerte mas de una persona a la que quería, cuando apareció en aquella isla donde ella estaba en esos momentos haciendo sus investigaciones, no supo como reaccionar en un principio, tenia sentimientos en contra aquellos que le decían que el era un asesino y otros que no le dejaban de repetir que no podía ser que Sirius jamás habría traicionado a James.

Durante los cuatro meses que estuvieron allí juntos, toda la alegría parecía haber vuelto a su cuerpo con el allí, era como estar de nuevo en casa y hasta en algunos momentos creyó volver a saber lo que era la felicidad.

Recordó cuando le contó que Peter era el verdadero culpable, hasta a ella le costo creerlo.

- ¿No has pensado que tal vez fue culpa vuestra? – pregunto ella una vez que estaban en aquella paradisíaca playa, los ojos azules de él se clavaron con ira en los suyos.

- Espero Anne que estés de broma y no que me estés diciendo que fue nuestra culpa que Peter traicionara a James y a Lily. Eran sus amigos- termino gritando – no si te parece le podemos hacer un monumento, en realidad James se lo merecía- contesto sarcásticamente.

- Sirius – llamo ella – todavía te puedo dar un puñetazo- gruño la chica – yo no he dicho eso en ningún momento. A lo que me refería es que siempre vivió a vuestras sombras, tal vez solo lo hizo para resaltar sobre vosotros, Peter siempre fue un poco … ya sabes.

- ¿Inútil? – interrogo el otro subiendo una ceja.

- Sirius – le regaño ella – no me refiero a vosotros, nunca le vi defenderse solo, siempre uno de vosotros lo hacia por el.

- Y bien que me arrepiento de ello.

- Supongo que nada ha salido como esperábamos.

- No supongo que nade salio como debía – susurro el – yo siempre creí que tu terminarías formando una familia con …

- Sirius, déjalo – indico rápidamente ella - De eso ya te he dicho que no quiero hablar.

- No puedo creer que me digas en serio que no te importa.

- Yo nunca he dicho que no me importará – contesto ella molesta – solo que no quiero hablar de ello.

- el te extraña.

- ¿Y tú que sabes?

- Lo sé lo conozco muy bien, y lo se.

- Que pesado llegas a hacer, eso paso hace mucho tiempo y odio pensar en el pasado.

- ¿Por qué Anne? Porque odias tanto un pasado que vivimos día a día.

- Yo no lo vivo día a día.

- Si que lo haces, si no que demonios pintas aquí, que estas investigando si no, que es lo que quieres evitar.

- Que mueran mas inocentes Sirius eso es lo que quiero evitar. No quiero verme un día mirando a otro niño y decirle no te preocupes majo que aunque Voldemort te quiera matar y el sea mas fuerte que nosotros, tu tranquilo que no va a pasar nada.

- Tú nunca le has tenido que decir eso a Harry – protesto el hombre.

- Y me alegro Sirius porque no creo que pudiera ponerme delante de el y mentirle.

- Yo no le miento – protesto el otro.

- No solo le ocultas la verdad.

- Es por su bien. Se parece mucho a James, si le cuento todo es capaz de intentar matar el solo a Voldemort.

- Pues como no encontremos una salida será lo que tenga que hacer ¿No lo olvides?

- No lo hago – mascullo el otro – no lo hago.

- ¿Tanto se parece a James? – pregunto la chica.

- Más de lo que te imaginas. Aunque tiene los ojos de Lily.

- Lily – suspiro ella – la extraño tanto. Nadie me dice ahora que esta mal lo que hago, nadie.

- Intentas negar un pasado que vive aun en tu mente.

- No Sirius no vive, esta muerto como ellos, porque es así como yo me siento.

- Todo saldrá bien esta vez ya lo veras – ella le miro y le sonrió, luego miro la puesta de sol que en esos momentos hacia acto de aparición.

- Anne has llegado pronto – le dijo una voz sacándola de sus pensamientos – pensé que llegarías mañana.

- Director Dumbledore – se acerco a el y le dio un pequeño abrazo al que el correspondió - ¿Cómo a estado?

- Bien, bien ¿Y tu? Te ves tan bonita como siempre – alabó.

- Y usted ve tan poco como siempre – rió ella.

- ¿Cómo has estado?

- He estado – fue su única respuesta – director como supo de la promesa que le hice a Lily, solo lo sabíamos ella y yo – no quería ser tan directa, pero llevaba pensando en ello desde que había recibido la carta.

- Una de nuestras alumnas y que por cierto es la mejor amiga del hijo de los Potter, lo soñó.

- ¿Lo soñó?

- Si, así fue soñó con el día que tú le prometiste a Lily que cuidarías de Harry.

- No creo que pueda hacerlo, no he conseguido nada.

- Pero lo harás, se que eres capaz de todo.

- Yo mas bien diría de casi todo – añadió otra voz, ella no se tuvo que dar la vuelta para saber a quien pertenecía, conocía bien ese tono que el siempre solía utilizar.

- Hola Severus – saludo, pero el hombre se quedo en silencio mirándola.

- Has visto profesor Snape – comento el director – ya le dije que ella vendría, estaba seguro de que aceptaría.

- A decir verdad fue una sorpresa, creía que a ti solo te gustaba huir.

- Yo también me alegro de verte – ironizo ella – puedo comprobar que sigues tan alegre y feliz como siempre.

- Profesor Snape – interrumpió Dumbledore – porque no la acompaña hasta la que será su habitación. Descansa un poco y reunete conmigo mas tarde hay una reunión con los miembros de la orden y quiero que les expliques lo que has averiguado. ¿La acompañara entonces?

- No hace falta – contesto ella rápidamente – seguro que la podré encontrar sola.

- No mejor te acompaño, no vaya a ser que por el camino decidas largarte – se dio la vuelta pero pudo oír igualmente el bufido emitido por la chica que lo siguió.

Caminaron por los oscuros pasillos del colegio sin mirarse ni dirigirse ni una sola palabra, hasta una puerta vieja de madera.

- Esta será tu habitación – dijo el mientras se volvía a ir.

- Gracias por la ayuda y por la gratificante bienvenida – se arrepintió inmediatamente de lo que había dicho cuando el se dio la vuelta y la miro con ira en sus ojos.

- Que bienvenida esperabas – grito el – se supone que me tengo que alegrar de verte.

- Severus se que estas enfadado conmigo y no digo que no tengas derecho.

- Tengo mas que derecho – le interrumpió el.

- No vayas de victima, no es un papel que te pegue mucho.

- A ti tampoco – ella suspiro e intento controlar su voz al hablar.

- Se que no estuvo bien lo que hice, pero tampoco …

- Que no estuvo bien – grito el alzando mas la voz - ¿Qué no estuvo bien? ¿Qué nunca me amaras? ¿Qué me engañaste? ¿Qué me dejaras? ¿Qué fue exactamente lo que no estuvo bien?

- Mira intento darte una explicación y ni si quiera tengo que hacerlo – chillo ella también - no tienes ningún derecho a decirme todo eso. Déjame hablar ahora a mi – dijo ella cuando vio que él iba a replicar – nunca te engañe y los dos lo sabemos, igual que sabes que nunca, nunca te ame por lo mismo que tu jamás me amaste a mi, solo hubo una razón por la que acepte que al final mi padre me comprometiera y casara contigo y esa razón murió el por si tu no lo recuerdas. Severus te tenía mucho aprecio pero nunca te ame, no digas que te engañe – la cara de él cara vez estaba mas irritada, se acerco rápidamente a ella sujetándola por los brazos y apretándola contra la puerta.

- Me engañaste – susurro contra su cara – fue por él, crees que no lo sé, a caso piensas que no se que fue por el por quien me dejaste, te vi la última noche que desapareciste, se donde fuiste.

- Suéltame – le grito ella apartándose de él – Si te sientes herido por eso míralo de esta manera, yo me siento igual.

- Yo ya no ciento nada – murmuro el yéndose por el pasillo.

Ella entro en la habitación, una calidez la envolvió en ese momento, cerró la puerta y se quedo apoyada en ella, dejándose caer contra el suelo, puso su cabeza apoyada en sus rodillas mientras intentaba calmarse.

Cuando picaron a la puerta estuvo tentada por no abrir, no quería encontrarse con Severus de nuevo y que volvieran a discutir, ya había tenido bastante para un solo día. Pero se llevo una sorpresa al abrir la puerta y encontrarse a su antigua profesora allí.

- Profesora McGonagall.

- Hola querida ¿Cómo has estado?

- Bien ¿Cómo se encuentra usted?

- Estoy bien con muchas preocupaciones con lo que esta pasando, pero estoy bien. Te están esperando.

Siguió a la mujer mientras conversaba con ella y le contaba todo lo que había visto en estos años, como le hubiera gustado que estuviera con ella para enseñarle encantamientos que le hubiesen encantado, iba tan entretenida hablando que no se dio cuenta de que ya habían entrado en el despacho del director.

La profesora le presento a las personas que allí se encontraban, miembros de la nueva orden del fénix, ella los saludo y coloco posteriormente unos papeles sobre la mesa del escritorio del director, iba a comenzar a hablar cuando Severus Snape entro en la estancia acompañado por otro hombre. Anne se quedo sin palabras mirando fijamente a la persona que acompañaba a Snape.

Había cambiado desde la última vez que lo había visto, su ropa estaba gastada, su pelo seguía llevándolo largo hasta un poco mas arriba de los hombros, su rostro tranquilo y sus ojos castaños siempre tan transparentes.

- Hola Anne – saludo él hombre – me alegro de verte, Severus ya me había comentado que estabas aquí.

- Hola… Remus – parecía que hasta le costaba pronunciar su nombre, no lo había dicho en alto durante un montón de años porque temía que si lo hacia el dolor que le produjera seria tan fuerte que terminaría matándola, pero ahora lo había vuelto a decir y sonaba también.

- Pasar – invito Dumbledore – Anne nos iba a contar lo que había averiguado – consiguió apartar los ojos de él y concentrarse de nuevo en los papeles.

- Bien – suspiro – durante estos últimos años he estado viajando a través de casi todo el mundo preparando todo lo que pudiera nuestra defensa para cuando volviera Voldemort y a decir verdad y muy a mi pesar he de decir que no he encontrado nada que se pueda decir fructífero, no hay manera de evitar la profecía, podemos proyectar unas defensas para ayudar a Harry cuando eso ocurra.

- ¿Qué quieres decir? – interrogo una chica que estaba allí.

- ¿Tonks? – la chica asintió - Veras no se puede evitar las profecías, no hay manera de hacerlo, pero lo que si se puede hacer es modificarlas, eso fue lo que me dejo Lily, un hechizo para digamos modificar la profecía, por ello lo que debemos tener en cuenta es que Harry debe ser quien mate a Voldemort, pero eso no quiere decir que lo tiene que hacer solo ni que se deba permitir que sea Voldemort quien mate a Harry. En este pergamino he escrito todo lo que he encontrado sobre las profecías - se inclino sobre la mesa cuando el resto de personas se pusieron alrededor para ver lo que ella les mostraba – esta es mi opinión y puedo asegurar que me ha llevado mucho tiempo recabar toda esta información.

- Entonces la única salida que tenemos es ayudar a Harry a matar a Voldemort – interrogo Remus junto a ella, que no se había dado cuenta de su cercanía.

- Si eso es exactamente. Voldemort es un mago muy poderoso y solo otro del mismo poder lo podrá vencer, mira eso lo descubrí en Egipto – le señalo uno de los pergaminos, Remus se inclino para ver lo que ella le mostraba acercándose aun mas a ella – en el momento en que Voldemort intento matar a Harry y su cicatriz se formo fue el momento en que se decidió… que solo Harry lo… podría detener… Lily hizo un hechizo muy útil, el de protección de la sangre y aunque ya no es efectivo, deberemos hacer uno muy parecido…debemos encontrar a una persona que diera todo por Harry… que… diera su vida por el – estaba empezando a sentirse incomoda con la proximidad de Remus que no parecía darse cuenta, aunque para cierto profesor de pociones, no fue algo que pasara desapercibido – que lo ame de verdad.

La noche había caído rápidamente en el castillo, Remus y Anne habían quedado solos en el despacho de Dumbledore, esperando por este. El contemplaba por una ventana mientras ella tenia la vista fijada en unos papeles.

- ¿Siento lo de tu padre? – comento el sin aparatar la mirada de la ventana, ella se volvió y lo miro.

- Sabes que yo no – fue lo único que dijo volviendo a fijar sus ojos en los pergaminos que tenia delante, esta vez fue el quien se volvió y la miro, intento reflejar ese instante en su memoria y comparar a la mujer que veía ahora con la niña que había conocido. Su pelo castaño, cayendo por debajo de sus hombros, algo más corto que cuando estaban en el colegio, sus ojos pardos, tan parecidos y tan distintos al mismo tiempo, tan bonitos como siempre, pero tan oscuros y opacos.

- ¿Me contaras lo que has hecho en este tiempo? – pregunto él.

- Tal vez – fue la respuesta de ella, Remus volvió su vista de nuevo a la ventana – yo… siento mucho lo de Sirius.

- Lo sé – el se acerco a la mesa sentadote sobre ella – esto es ridículo – dijo, captando la atención de la chica – vamos nos conocemos desde siempre y nos comportamos como si fuéramos dos completos desconocidos. Antes hablábamos mucho.

- Pero de eso hace años – argumento ella.

- Pues por eso tendremos muchísimo mas de lo que hablar. No se… podíamos empezar ¿por… por que no volviste a mi lado? – pregunto como quien pide la hora.

- No quiero hablar de eso Remus.

- De acuerdo, si no quieres ¿Qué tal por que me seguiste manteniendo el contacto con Lily y conmigo no?

- Oye y que te parece si dejamos el pasado donde esta y volvemos al presente. Tenemos mucho trabajo.

- Para vivir tranquilos en el presente, deberíamos arreglar el pasado.

- Remus – rogó ella – déjalo estar ya no ahí marcha atrás.

- ¿Y si la hubiera? – interrogo el -¿Cambiarias algo?

- Si, claro que si – le dijo con una sonrisa – muchas cosas.

- ¿Y lo nuestro?

- Que empeño tienes de verdad.

- Yo te quise mucho Anne y nunca comprendí porque me dejaste – ella no le contesto, volvió a fijar su vista en los papeles como si no le hubiese escuchado – Anne – llamo el mientras le cogia una mano – mírame – suplico y ella le obedeció - ¿Porque? – volvió a preguntar mientras el la miraba con esa sonrisa que hacia que siempre todo pareciera estar bien, con esa mirada tan dulce que conseguía que su corazón latiera mucho mas rápido y que aun lo conseguía – me alegro tanto de verte – dijo mientras la envolvía en un abrazo – no sabes como te extrañe.

- Yo a ti también – esto si que es ridículo, pensaba ella mientras respondía a su abrazo, estoy sonrojada, avergonzada y nerviosa como si fuera una niña a la que le van a dar su primer beso, ¿porque me trastorna tanto sentirlo cerca de mi?, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por la puerta y por la persona que en esos momentos entraba por ella, provocando que los dos se separaran rápidamente

- La profesora McGonagall quiere que acudas a su despacho, tiene unos libros que te pueden ayudar – explicó con voz fría.

- Gracias Severus – se volvió de nuevo a Remus – ya nos veremos.

- Si, no lo dudes, voy a venir a ver a Harry y de paso a ti – ella le respondió con una sonrisa mientras salía - Yo debo irme ya tengo algunas cosas que arreglar, adiós.

- Lupin – le llamo – que no se te olvide que aun sigue casada conmigo.

- Te puedo asegurar que es algo que tengo muy presente – dijo mientras se metía dentro de la chimenea – y que debo de solucionar pronto – indico mientras desaparecía entre las llamas.