El juego, sus normas de creación de personajes, y todo lo referente a el, es propiedad de sus autores

En el centro una torre se alza tratando de acariciar los firmamentos, en el jardín donde flores de colores hermosísimos que endulzan el aire con suaves fragancias.

Dorien me enseñaba a manejarme con las muletas, y su bebida me aliviaba. Por las mañanas me acercaba a unos de los patios, lleno de naranjos en flor. Aquel lugar me recordaba al sur de mi tierra, a los patios repletos de macetas con geranios rojos y blancos, detrás de puertas enrejadas, donde el agua cantaba al tocar las fuentes.

Alegraba mi corazón aquel lugar, y al mismo tiempo m sentía prisionera, encerrada en una jaula dorada. El Forjador se negaba a darme explicaciones de que era lo que me pasaba, de porque tenia que permanecer todo el día quieta, y porque no se me permitía ver al Rey David para presentarle mis respetos. Solo se limitaba en negar con la cabeza.

Después de unas semanas me quitaron las vendas que cubrían mis alas, y tiempo después mis muletas, aunque caminara aun vacilante. Pero las vendas que apretaban aun mi costado, y a veces me parecían que se ensangrentaban, para después, al despertar ser vendas limpia, esas, no me fueron retiradas.

Recuerdo que desperté y era principios de verano, las hojas comenzaban a caer cuando Dorien dijo que podría ver al Rey.

Pregunte por mi espada y me dijeron que había sido partida en dos, aunque Nockers trataban de volverla a forjar para mi. Mi armadura era imposible de arreglar.

Un vestido largo hasta los pies de color azul pastel descansaba sobre la cama. Las mangas eran transparentes aunq anchas. Era realmente un traje precioso.

La sala del trono estaba abarrotada. Damas Sidhe a los lados de la alfombra que conducía hacia el trono, murmuraban quedamente, mientras me miraban riéndose. Protegiendo el trono y a su rey, la figura de un grifo amenazante a todo aquel que se acercara sin consentimiento. A su lado, una joven de cabello ondulado castaños rojizo como los dl rey, se apoyaba suavemente en el respaldo.

Vacilante ante tantisima gente noble allí congregada avance hasta el rey, y m obligue a realizar una reverencia a pesar del dolor. Sabia lo que se esperaba de mi, pero mi impulsividad me obligo a hablar.

"Su Alteza... No puedo contaros mi historia"

Un rugido de protestas y murmullos se alzo. La mirada de Dorien se parecía a la del Rey, ambos serenos.

"Disculpadme... Pero preferiría hablaros de ellos solo con vos"

La fiereza de la expresión de la joven castaña m impresiono, y estuvo a punto de hablar cuando la mano del Rey se alzo haciéndola callar.

"Si ese es vuestro deseo, Sir Aelsan, que así sea. Ahora retiraos"

Su voz sonaba como el resonar de las campanas, y era suave. Alzándome salí de la sala, las miradas eran más sombrías a cada paso. No me arremetía de haber hablado de forma tan atrevida. Primero me tiro, después miro si hay agua...

Este capitulo me quedo algo corto…. Pero no deseaba interrumpir el relato de Aelsan

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