El juego, sus normas de creación de personajes, y todo lo referente a el, es propiedad de sus autores

Las tardes de primavera pasaban impunes, sin atravesar a alterar a la niña que clava sus ojos marrones oscuros brillantes en el horizonte mientras sus dedos largos acarician melancólicamente el libro viejo apoyado en su falda gris.

Cuando termino el primer el verano desde que supe que era una Sidhe, mis padres, nos mandaron a Sarah y a mi a un internado, donde las religiosas, harían de nosotras jóvenes piadosas, versadas en las buenas costumbres, y lo que se esperaba de una buena esposa.

Pero mi destino estaba mas allá de ser una mujer que espera sentada a que su marido cruce la puerta al anochecer.

El Feudo del Unicornio, el que ha sido, y seguirá siendo, mi hogar, fue construido sobre los antiguos recuerdos de un parque de atracciones clausurado hacia menos de un lustro. Y en el centro mismo, la figura de un unicornio hecho de plata pura, se alza orgulloso, deseando cobrar vida, para recorrer sin tregua los bosques que rodean el lugar.

La primera vez que los vi, con sus ropas desgastadas, y sus rostros tiznados de ceniza, recuerdo que desee con todas mis fuerzas ir con ellos

"¿Quienes son Sir Weasly?" le pregunte, olvidando por completo nuestras practicas de espada, examinando detenidamente sus rostros austeros y cansados.

Y Sir Weasly, a pesar de ser Trolls, Eshu, Boggans y sin ningún Sidhe que les acompañara, les miraba con respeto, algo insólito en la forma con que miraba al resto de linajes

"La Orden de la Estirpe. Parece que esta noche no hubo suerte..." dándome su arma para que la sostuviera, se acerco a ellos, llevándoselos lejos para que nadie escuchara lo que decían.

Y cada noche, todas las luces de los puestos, los farolillos de las calles, las bombillas de las atracciones viejas y todas las velas se apagaban de golpe para despedir con honor a la Orden de la Estirpe. A veces traían a un Infantil que miraba con ojos asustados y esperanzados el que seria su nuevo hogar.

En mi Bautizo se me otorgo la membresía de la Casa Gwydion, y en mitad de la consecuente celebración, armándome de valor me acerque al altísimo Troll, Eyrekr

"Quiero formar parte de la Orden"

Me miro por encima del hombro, mientras contenía el aliento orgullosa

"¿Tu? ¿Una mocosa Sidhe?" La risotada que vino después no me desalentó

"Soy pequeña y ágil, puedo pasar por lugares por donde ninguno de vosotros cabe"

Durante un segundo pareció meditar la idea sin parar de reír

"Ni siquiera sabes sostener una espada"

"Tal vez, pero Sir Weasly dice que soy diestra y que aprenderé rápido"

Una voz se alzo entre el circulo de gente que rodeaba a Eyrekr

"¿Que pasa? ¿Te da miedo que una niñata sea mucho mejor que tu en la Orden?"

La mirada que lanzo contra el Redcap resulto terrible, y mascullando entre dientes dijo

"De acuerdo, estas admitida, pero no pienses que voy a tener ninguna consideración por que seas una Sidhe o una niña..."

La emoción me lleno por entero, y reí hasta que me quede sin aire. Lo que pensara Sir Weasly al enterarse de la noticia no me importaba. Era feliz.

Cuando Sir Weasly, quien siguió a cargo de mi educación como Sidhe se entero de la noticia de mi ingreso en la Orden de la Estirpe por parte de Eyrekr, comenzó a volverse mas taciturno y se negaba a hablarme. La situación llego a durar dos semanas completas aprendiendo del Troll, hasta que un día me ordeno que fuera con el. Su mirada era severa, y sostenía algo envuelto en una tela gris. Estando ya lo suficientemente alejados de todos los habitantes, incluso de los mas curiosos niños Pooka, rompió su silencio

"No cuentas con mi consentimiento para entrar en la Orden, pero si Sir Eyrekr te admitido tendrá sus razones. Al destino no se le puede retener..." murmuro para él, olvidándose por unos segundos de mi presencia "Tienes mis bendiciones" Mi mentor aparto suavemente la tela, y el filo de una espada relumbro con una luz azulada "Esta es Kithain. Pedí a los mas hábiles Nockers del Feudo que la forjaran para ti, con el fin de proteger a la Estirpe pues ese será tu cometido. Quedas nombrada Escudera de la Orden de la Estirpe, Aelsan Diente de Dragón "Luz de Arcadia""

La sonrisa que se dibujo en su boca contradecía la confusión que me recorría.

"¿Porque me habéis llamado Luz de Arcadia?"

Me miro fijamente estudiando minuciosamente mis rasgos, sin decir nada

"Así se te nombro la primera vez que caminaste sobre la Tierra."

Le había puesto en una situación difícil, y tras darme la espada envuelta, regreso a la luz de la plaza principal sin esperar a que yo fuera detrás de el. Demasiadas preguntas para las que Sir Weasly no tenía respuesta. Y aun ahora continúan asolándome sin tregua, buscando a alguien que las tenga.

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