- Hermione.- la chica se paro sin darse la vuelta – Hermione – suspiro y se volvió a saludar a la persona que la llamaba.
- Hola Harry.
- Hola – se quedo mirándola durante unos segundos hasta que ella llevo su vista al suelo avergonzada ¿estas bien?
- Claro – contesto con una sonrisa ¿Por qué no iba a estarlo?
- Te he notado algo extraña y… bueno aun no hemos hablador sobre lo... sobre el beso.
- Ah eso – dijo ella empezando a ponerse nerviosa, había conseguido evadirlo por casi una semana, pero estaba claro que ya no podía hacerlo mas - bueno yo también he pensado en ello y…
- Yo no he podido pensar en otra cosa – la cortó él acercándose a ella mientras ella retrocedía.
- Harry somos amigos… - su cuerpo había chocado contra la pared.
- Si que lo somos – rápidamente el la había acorralado con su cuelo.
- Y si sale mal, no quiero perderte.
- No me perderás – contesto mientras acortaba la distancia entre sus labios.
Y a ella por un segundo se le repitieron aquellas palabras, un amor puro, pero rápidamente se le olvidaron cuando el seguía besándola de aquella manera.
- Si seguís así, ir a una habitación – se separaron rápidamente – hola amigos.
- Hola Ron – contesto de mal talante Harry consiguiendo que su amigo se riera.
- No me mires así – dijo levantando sus brazos – soy inocente, la profesora McGonagall me pidió que buscara a Hermione quiere hablar contigo – termino mirando a la castaña.
- Voy… voy a ver que quiere –dijo saliendo corriendo de allí.
Salio de la chimenea sin hacer ruido, sin saber a ciencia cierta si haber aceptado la invitación de Remus de quedarse en su casa hubiera sido la mejor opción, miro la habitación que hacia de salón en aquella pequeña casa y los recuerdos de la vez anterior que había estado en ella hicieron aparición, eran los mismo muebles, pero se notaba el paso de los años en ellos, el sofá estaba viejo y desgastado y en su mente no pudo evitar ver a Sirius allí sentado.
- No te oí llegar – la voz la sobresalto haciendo que saltara – persona no te quería asustar.
- No importa, fue culpa mía estaba algo distraída – era entraña la sensación que tenia siempre que estaba a solas con el, nervios emoción, quería salir corriendo de allí y no alejarse nunca al mismo tiempo.
- He puesto todas tus cosas en la habitación de Sirius.
¿En la de Sirius?
- Si bueno solo ahí dos y en la mía estoy yo y claro he creído que no compartirías habitación conmigo, solo ahí una cama… y bueno tu y yo… pero si quieres… yo...
- Estoy bien en la de Sirius – le corto ella riéndose.
- Si lo siento, la verdad es que estoy nervioso.
- Y yo. Somos un par de tontos, vamos solo será un tiempo y somos amigos, la convivencia no debería ser difícil.
- No creo que la convivencia sea difícil – le dijo el serio – lo que creo es, y espero que no te moleste si te soy sincero – ella negó con la cabeza – es que me va a costar triunfos no llevarte a mi cama y hacerte el amor todas las noches – ella trago saliva y abrió su boca para decir algo, pero no consiguió que una silaba saliera de su garganta – no te lo tenia que hacer contado, fue una estupidez – el se sentó en el sofá dándole la espalda a ella que miraba la pared sin saber que decir.
- Remus yo…
- No digas nada por favor, déjalo así ya… - el callo al sentir la mano de ella en su hombro.
- Remus escúchame – se puso delante de él y se arrodillo hasta la altura de sus ojos.
¿Quieres que escuche como me dices que ya no sientes nada por mí? – comento sin mirarla.
- Ojala pudiera – añadió con un suspiro, el levanto su mirada hacia la de ella – no se lo que ahora siento por ti – comenzó a decir mientras le sostenía una mano – todo ahora es distinto y confuso.
- Bastante confuso – siguió el.
- Si, pero lo que si se es que tu has sido al único hombre que he amado – el sonrió - y que en el fondo de mi corazón sigo enamorada de ti y que nadie nunca podrá ocupar esa parte de mi corazón, pero ahora los dos sabemos, que no es el momento.
¿Cuándo será el momento? – pregunto Lupin.
- No lo sé quizás nuestro momento ya paso y lo perdimos.
¿Piensas eso de verdad¿Crees que lo que sentimos es mejor olvidarlo?
- No. Creo que lo que deberíamos hacer es pensar en el presente y dejar donde debe estar el pasado.
- Anne tu formas parte de mi pasado y quiero que también estés en mi presente.
- Y lo estaré, lo estoy, como tu amiga.
¿Cómo mi amiga? Solo así.
- Si, solamente así.
¿Es por Severus¿Le quieres?
- Si. No, no es por el, son las circunstancias.
- Vale – dijo el dándose por vencido – aceptare tus condiciones, si tu aceptas una mía.
- Esta bien ¿Qué es?
- Un beso.
¿Un beso? – pregunto ella casi riendo por los nervios que sentía.
- Si solo eso y te prometo que jamás volveremos a hablar de este tema.
- Remus no es una buena idea.
- Vamos solo un beso, nada más.
- De acuerdo - se incorporo un poco y puso sus manos en sus rodillas para darle un rápido beso en los labios.
¿Qué ha sido eso- interrogo el riéndose.
- Un beso.
- No, eso no fue un beso.
- Claro que lo fue.
- Claro que no, un beso es esto – puso sus manos en sus mejillas y atrapo con sus labios su labio inferior, lo mordió suavemente antes de meter su lengua dentro de la boca de ella que puso algo de resistencia ante el invasor, resistencia que al licántropo no le costo nada romper, bajo sus manos hasta la cintura de ella para cercarla mas a él y sonrió cuando sintió los brazos de ella alrededor de su cuello, se levanto despacio par ir tumbándose sobre ella en el suelo, fue bajando sus labios hasta su cuello y ella no pudo reprimir un gemido.
- Sigues ronroneando como un gatito.
- Remus, solo era un… beso – consiguió decir ella.
- Si quiere que me detenga dímelo, lo haré – dijo mientras besaba su vientre e iba desbrochando su camisa, pero no recibió ninguna contestación, sintió las manos de ella acariciando su cabeza incitándolo a seguir.
- Si no te lo dice ella lo hará yo, porque esta escena es grotesca.
- Voy a poner una campana en esa chimenea – y sintió como Anne reía debajo de él.
- Seria una buena idea – cogio la mano que Remus le tendía para ponerse en pie y abrocharse la camisa y poder ver A un Severus Snape junto a la chimenea con los brazos cruzados mirándola inquisitivamente.
- Bienvenido Severus ¿quiere tomar algo?
- Esta no es una visita social Lupin, tenemos un problema, los rumores vuelan y he recibido una invitación de Malfoy para una fiesta esta noche en su casa.
¿Y cual es el problema? – quiso saber Remus – vas a casa de los Malfoy muy a menudo.
- La invitación – siguió Snape – viene a nombre mío y de mi esposa.
¿Estas de broma? – grito Remus.
- No. ¿Por qué Lupin me has visto bromear muchas veces?
- Vale pues si quiere que vayamos a la fiesta, iremos.
- En dos horas pásale a buscarte.
- De acuerdo – Snape se introdujo en la chimenea de nuevo y Anne se dirigió hacia el dormitorio que iba a utilizar.
- Anne – llamo el licántropo – no puedes ir a casa de Malfoy.
- Tranquilo, iré con Severus, todo saldrá bien.
- Te vas a meter en la casa del lobo.
- Ya estoy en la casa del lobo Lupin – le contesto ella sacando la lengua y entrando en la habitación.
- Muy graciosa, muy infantil por cierto.
Su estomago rugía de hambre, después de haber ido a hablar con McGonagall, había subido a su habitación corriendo para no encontrarse con Harry de nuevo, vale tenia que admitir que tenia dos pequeños problemas, uno era Harry y otro el hambre que tenia y los dos estaban relacionados, no iba a cenar por no encontrarse con Harry y no podía encontrarse con Harry porque sabia que no se podía resistir a él y las dos cosas le quitaban el sueño, así que después de mucho pensarlo y en contra de sus principios de no abusar de los elfos pero a favor de su hambre, se encontraba rascando la pera para entrar en las cocinas del castillo.
Después de controlar su estomago y llenarlo, seguía teniendo un problema, Harry y no sabia lo que iba a hacer con lo que sentía, iba tan distraída con sus pensamientos que no se dio cuenta de que no estaba sola en el pasillo.
- Señorita Granger, es un poco tarde para andar por los pasillos.
- Profesor Dumbledore yo vera… no pude ir a cenar…
- Note su ausencia en la cena, y debería ya saber que no ahí nada tan importante como para impedir comer.
- Lo se director, no volverá a pasar, es que…
- Desde que realizo el hechizo de protección, la noto más alejada del señor Weasley y el señor Potter.
- No, lo que pasa es que yo…
- No soy muy bueno en temas del corazón, pero tal vez la profesora Jackoson le pueda ayudar, si tiene algún problema.
- Lo tendré en cuenta señor.
- Hágalo señorita Granger. Y ahora vaya a descansar.
- Si director.
Hermione corrió hasta su sala común, no le apet4ecia encontrarse con nadie mas esa nicho, así que cuando cruzo el retrato de la Dama Gorda, respiro con tranquilidad.
¿Qué hechizo de protección? – escucho en el aire.
¿Harry? – y en ese momento el cuerpo de su amigo apareció ante ella.
¿Qué hechizo de protección?
- Me has dado un susto de muerte – dijo ella llevándose la mano al pecho ¿Me estabas espiando?
- Por última vez Hermione ¿Qué hechizo de protección?
- Es algo que investigue con la profesora Jackoson.
¿y que pinto yo en eso?
- Nada Harry, solo fue eso una investigación, estoy cansada buenas noches – paso a su lado para irse cuando el la agarro y la giro para que lo mirase.
- Se lo que oí y además se cuando me mientes.
- No digas tonterías, no es nada.
- Dime la verdad Hermione – la tenía agarrada por los codos sin que se pudiera soltar.
- Ya lo he hecho.
- Hermione la verdad ahora – le grito apretándola más.
- Me haces daño Harry. Suéltame.
- No hasta que no me cuentes todo y lo quiero saber ya.
- Es un hechizo de protección para ti – dijo ella entre murmullos – parecido al que hizo tu madre. Mi sangre te sirve de protección.
¿Eso significa que…?
- Que Voldemort no puede tocarte, o eso creo.
- No, que eres idiota, eso es muy peligroso Hermione ¿Por qué te has arriesgado así?
- Quería ayudar.
- Joder Hermione yo no quería que hicieras eso, tenias que habérmelo contado.
- No podría tú no me habrías dejado.
- Claro que no es una gran y tremenda estupidez.
- No lo es.
- Claro que si. Y tu eres una idiota por haberlo echo quieres que confié en ti y me escondes cosas.
- No lo escondí porque quisiera, era por seguridad.
- Sabes creo que no me apetece seguir hablando contigo ahora mismo o terminare diciendo cosas de las que luego me arrepentiré – le dijo soltándola bruscamente y yendo a su habitación, dejando a la chica desolada en el salón.
Salieron por la chimenea de la casa de los Malfoy, Snape le ofreció su brazo y ella se lo agradeció con una sonrisa, en ese momento ella apretó el brazo y su sonrisa se borro de su rostro.
¿Estas bien¿Nerviosa? – pregunto el preocupado.
- No, no son nervios, me duele el corazón.
- Es porque estas tensa.
- No – negó ella – no es físico, siento como si me hubieran roto el corazón – Snape levanto una ceja mirándola.
- Eso seguro que tiene que ver con el calentón de antes.
- Severus – le regaño ella.
- así que es cierto lo que cuentan Anne Snape, ha vuelto a nosotros – Anne sonrió irónicamente al rubio que en ese momento besaba su mano.
