Changeling: El Ensueño es propiedad de sus respectivos autores
Mi voz temblaba a veces mientras le contaba la historia al Rey Supremo, sin mirarle a los ojos, sino cabizbaja contemplando las ondulaciones q producía el te en su taza. Hable sin detenerme un instante, sin probar el liquido, hasta q la noche cubrió la pequeña galería, y tuve conciencia del tiempo. Le conté todo, sin omitir el más insignificante de los detalles, incluso las terribles imágenes del internado, de la madre Aurora, y de la muñeca fracturada por culpa de la Furia de los Gwydion... Era como hablar con un confesor, q mudo, atiende a todos sus feligreses sin llegar a juzgarlos. Mi alma sintió al mismo tiempo, el bálsamo del desahogo, y el dolor producido por rememorar las viejas historias...
Aquella noche ni siquiera intente dormir, sabia q las pesadillas me lo impedirían. Las sufro desde la muerte de Ian, y muchas veces le veo morir una y otra vez a manos de Shield, escucho su voz q repite junto al eco, q soy la deshonra de mi Casa, y sobre todo, siento la dureza de haber caído en mi otro Legado y del terror q traje conmigo. Fue esa noche cuando tome la decisión.
A la mañana siguiente, pedí audiencia con el Rey Supremo, para jurarle no descansar hasta no haber destruido la Espada Negra, Riuel. El gesto de Dorien, el Forjador de Cuentos, el Consejero del Rey David, se torno grave.
"Aelsan Diente de Dragón, ¿sabes q has de cumplir si aceptas la carga?" la voz, aunque firme denotaba un halo de preocupación cuando se alzo en la Sala del Trono. "Allá donde ningún Hada ha llegado jamás, donde las Sombras son largas y la Luz es solo una Fantasía. Donde Riuel nació allá debe morir"
Y sin embargo aquellas palabras no hicieron mella en mi voluntad. Grabaron en mi muñeca la marca del halcón, y las palabras "No Soñare", y por honor me brindaron unirme a la Orden de la Rama Roja (FDH: Red Branch, traducido como la Rama Roja, aunque no se si en español se le dio otro nombre)
En aquellos días, fui llamada el Caballero de Hielo. Porque no existía nada que me hiciera titubear. No existía nada que me hiciera vacilar cuando la orden de mi señor resonaba. Ni el odio ni el amor. Ni la luz ni la oscuridad. Nada. A veces creo q ni la muerte me podría haber hecho vacilar.
En aquellos días... Pero todos ellos murieron...
A los pocos meses de mi Nombramiento, partí de Tara - Nar. Me peso en el corazón, el tener que marchar de allí, pero mi destino no estaba el quedarme escondida esperando a que el me encontrara.
He seguido paso por paso las mismas sendas que recorrió un día Shield. Primero Inglaterra, y después al Norte de Europa... A cada instante mas lejano... A cada instante veo mas cerca la muerte...
Gracias a los que habéis llegado hasta aquí. Espero que os haya gustado tanto como a mi me deleito narrarla
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