Hola a todos,

Por fin he subido el tercer capítulo, en el que todo se verá a traves de los ojos de Rowena Ravenclaw. Son los últimos días de una guerra de hace más de mil años.

Antes de que empeceis quiere aclararos unas cositas del capítulo.

Theron significa cazador en griego.

Cruithne es el nombre gaélico de los pictos, el pueblo que habitaba en los que es ahora Escocia y norte de Irlanda, antes deque llegaran los Scott, es decir, los escoces propiamente dicho. Lo de pictos (significa pintado) se lo pusieron los romanos, por esa manía que tenían de tatuarse y pintarse de azul cuando iban a guerrear por ahí.

Prydyn es el nombre dado a los britanos, que llegaron a través de Francia, distribuyéndose por Inglaterra y Gales.

Resumiendo mucho mucho, britanos y pictos habían tenido ciertos problemillas de guerras entre ellos, por las mismas cuestiones por las que aun nos peleamos hoy. Así que, no es que se llevaran demasiado bien. Después vinieron los sajones y lo liaron todo aun más, pero eso ya es otra historia.

Si quereis verlo más claro, pensad en la película de El rey Arturo. Ginebra era una picta y Arturo medio britano, aunque te pongan que eran de la misma tribu.

Los cuatro versos que estan en cursiva pertenece a las Tríadas Galesas, del que he podido averiguar poco, tan sólo que es un texto mediaval de origen celta. A parecer eran cantos y estos cuatro versos se refieren al saber cifrado en el alfabeto de los árboles.

Bueno, no quiero agobiaros más, que esto parece una clase de historia.

A leer y a dejarme vuestra opinión, en forma de reviews, si puede ser :p

Besos

Daynes


Los Ojos del Águila

Afuera, el cuervo graznó por encima de los sonidos de las ordenes y la lluvia. Era un aviso. Rowena sabía lo que aquello significaba. Habría más muertes antes de que amaneciese.

Como ella, Aura se había sentado sobre sus talones en la aterciopelada alfombra, con las manos sobre su hinchado vientre y la cabeza alta ante aquella mujer intemporal, de baja estatura, de pie bajo la enorme tienda que agitaba sus pliegues a merced del viento y el agua. Sus cabellos aun eran negros, al igual que sus ojos, a pesar de que su rostro estaba surcado por arrugas parecidas a profundas cicatrices. Su túnica de lino era sencilla, de un verde claro. Su aparente suavidad destacaba sobre los burdos y abrigados ropajes que llevaban Aura y Rowena. La alta vara sobre la que se apoyaba, de un blanco ceniciento, era antigua, intrincada por espirales.

Detrás de ella, sentada sobre unos cojines, una joven, casi una niña, también de cabellos negros, vestida con una túnica gris igual de sencilla que la mujer, las contemplaba con la boca ligeramente entreabierta de curiosidad.

- Necesitamos vuestra ayuda, matriarca - dijo Aura con voz queda.

- La que fue nuestra más preciada doncella vuelve llevando la culpa en su vientre. - dijo la muchacha con una sonrisa cínica en sus labios.

- Brid, tenle más respeto a tu hermana. Ella pronto será madre, como tal vez lo seas tu algún día.

- Debió de ser fecundada por el León y no por el Cazador. Sé que él está afuera, el hedor a asesino me llega hasta aquí - la chica se levantó y se acercó a las mujeres. Rowena vio como Aura le mantenía la mirada, con los labios ligeramente apretados.Ella sabía muy bien lo que le costaba a Aura contener a la leona de su interior - Prefirió a alguien más joven y hermoso y no a quien habíamos designado para ella. La descendencia de una cruithne y un prydyn. Lo que salga de tu vientre no será más que una víbora traidora como su padre - Alargó su brazo hasta casi tocar la larga trenza de Aura pero la matriarca cerró su mano sobre su muñeca como una garra.

- No te lo volveré a decir, Brid. He permitido que vinieras para que aprendas no para que se soltara tu lengua. Ella eligió su propio destino y tu no eres quien para involucrarte. Si no sabes comportarte, seguro que alguna de las demás novicias estaría más que dispuesta a ocupar tu lugar - La muchacha se calló, retirándose tras la mujer pero la antipatía que sentía por las dos mujeres era patente en sus brillantes pupilas oscuras. La matriarca se volvió de nuevo hacia ellas.

- Aura, Rowena, no habrá más interrupciones. Preguntad y veré en que puedo ayudaros.

- Sabéis muy bien a que hemos venido. No tenemos mucho tiempo.

- Yo soy una sacerdotisa, Aura, no una hija de la magia como tu. Nosotras observamos, no intervenimos.

- Podéis invocar al Sueño Místico - Rowena miró a su compañera con los ojos muy abiertos.

- ¡Eso es muy peligroso, Aura! No puedo permitir que lo hagáis. Ni Godric ni Black os lo permitirán - Los magos no debían intervenir en el Sueño de la Diosa. Podía conducirlos a algo peor que la muerte.

- Theron y Godric saben que es la única solución. La sangre de la que va ser madre, es la única que aceptará la Diosa, y no puedo permitir que ninguna otra mujer ocupe mi lugar- Rowena se llevó la mano a la cara, apartando un mechón oscuro de su frente. Siempre le impresionó la voluntad de Aura, que aun siendo una niña destacaba por encima de los demás. Ella la miraba desde la bibliotecay envidiaba el conocimiento que tenía sobre su propia fortaleza aquella niña. Tal vez, lo único que le faltaba, como más de una vez le habían dicho Helga y Godric, era corazón.

- ¿Aura, estáis segura? - los ojos oscuros de la matriarca no parpadeaban - Si el Sueño es interferido, podéis no volver a despertar jamás - Rowena vio como Aura bajaba la cabeza posando sus ojos sobre su vientre. Los cerró un instante y después volvió a alzarla mirada - Bien. Brid, quédate en la entrada y ocúpate de que no entre nadie.

- Yo pensaba que ese perro traidor estaba ahí para eso.

- Ese perro traidor, como tu lo llamas, sería capaz de matarte sin contemplaciones si algo le ocurriera por tu culpa a esta mujer - le contestó Rowena sin poder contenerse más a las afiladas respuestas de aquella niña.

- ¿Y por qué ella se queda? - dijo señalando a Rowena.

- Por que ella es una mujer y tu aun no. Obedece y mantén esa lengua dentro de tu boca si no quieres que te la corten - Brid cogió su capa de entre los cojines y las miró una a una, como queriendo grabar en su memoria sus caras, antes de salir. Rowena pudo ver, por un resquicio de la tela, como se cerraban con fuerza los claros ojos de Theron, bajo su oscuro yelmo en forma de cabeza de perro, apartando bruscamente la vista, mientras las gotas de lluvia repiqueteaban incesantes sobre él, antes de que la muchacha cerrara definitivamente la entrada - Es mejor que se quede fuera. Aquí no haría nada más que estorbar.

- Y afuera también. No sé en que pensasteis al traerla aquí - le respondió Rowena ayudando a levantarse a Aura.

- Brid codicia la magia que no tiene, sin reconocer la que en verdad tiene - la mujer mayor suspiró.

- Es una niña que ha vivido aislada y protegida en el norte, lejos de esta guerra. No ha tenido que sufrir por crecer, ni luchar por conseguir lo que tiene - los puños de Aura se cerraron -, y espero que no tenga que hacerlo jamás. Empecemos.

La lluvia y el viento se fueron silenciando en el interior de la tienda. Solo se oía la respiración de las tres mujeres, aisladas totalmente del exterior. El ambiente se tornó agradablemente cálido. Rowena deshizo la trenza de Aura, dejando que el cabello cayera en largas cascadas de rizos oscuros. Poco a poco le fue ayudando a quitarse todas sus ropas, mientras la matriarca, de pie con los ojos cerrados, murmuraba palabras que Rowena no llego a entender.

- Tengo que pediros un último favor, Rowena - le dijo Aura cuando la última de sus vestiduras cayó a sus pies, quedando totalmente desnuda. Era un visión plena y hermosa, con la piel repleta de tatuajes azules.

- No.

- Aun no os he dicho nada - Una dulce sonrisa iluminó el rostro de la embarazada.

- Pero sé lo que me vais a decir - Sus ojos se posaron en el abultado vientre estriado. Recogió las ropas y le dio la espalda - Despertarás y tendrás a tu hija.

- Pero cabe la posibilidad de que no despierte. No puedo condenarla a un destino que ella no eligió, a una muerte en vida. Por favor, Rowena. No puedo pedírselo a nadie más - Ahora entendía por qué le había pedido a ella que la acompañara y no a Helga. Rowena apretó las ropas contra su pecho. La había utilizado. Lo tenía todo planeado y ella, con todo su inteligencia, no lo pudo ver.

- Veo que el estar al lado de Black, os ha contagiado de una astucia muy sutil, de la que, reconozco que carezco.

- Tenía que esperar al momento oportuno. Si os lo pedía antes, ni siquiera me hubierais dejado salir del castillo - Una mano cálida se posó en su hombro - Siento haberos engañado pero no podía hacer otra cosa. Es la única solución que nos queda si queremos encontrar a Salazar - Ahora entendía perfectamente por qué Theron Black había apartado la mirada. El hombre sabía lo que ella tendría que hacer si algo fallaba.

- Mas os vale volver. No pienso aguantar a otro bebe gimoteante después de tanto tiempo. Ya he tenido suficiente con los míos.

La matriarca hizo que Aura se echara sobre la improvisada cama de cojines, mientras Rowena y ella se ponían una al lado de la otra. El canto y las manos de la matriarca acariciaron la piel desnuda de la mujer, hasta que un profundo sueño pareció cernirse sobre ella, y mientras cerraba los ojos, la poca luz que había en la tienda se fue haciendo más y más tenue, hasta que solo el cuerpo de Aura quedó iluminado, envuelta por la luz que le daba nombre. Rowena se sentía como si estuvieran dentro del protector tronco de un árbol. Casi podía oír el susurro de las hojas, el brillo del sol a través de ellas.

- Tres esencias primarias hay en el poder del intelecto - recitó la matriarca. - Un ojo que puede ver la naturaleza - una de sus huesudas manos señaló a Rowena. - Un corazón que puede sentir la naturaleza - Se llevó una mano al pecho. Se empezó a oír primero uno... luego dos... tres... y al final cuatro corazones latiendo como uno solo - Una osadía que se atreve a perseguirla - Sus dos manos se posaron como si fueran garfios sobre el vientre hinchado. Las marcas sanguinolentas de sus uñas la redujeron a la más absoluta oscuridad.

Imágenes de un pasado fugaz llenaron la mente de Rowena. Aura, de niña, con los ojos muy abiertos al ver el imponente castillo de Hogwarts sobre el caballo de Godric; las continuas humillaciones e insultos de Theron mientras estudiaban; la Dama Blanca, apartando la mirada del León cuando se dio cuenta de lo que el hombre sentía por ella; años de sangre, de desesperación, de muerte; el reencuentro con el Capitán; el amor prohibido; el retorno al hogar...

De repente, algo se clavó, con afilados dientes venenosos, en su cerebro. Unos ojos de malaquita, mezcla de verde y plata. Salazar... La presión empezó a hacerse fuerte en su cuello y en su pecho. Cada vez que respiraba, algo la constreñía aun más, restándole aire a sus pulmones. Estaba cerca, muy cerca de alcanzarle, lo sabía. Escarbaba profundo, profundo bajo la tierra... Te encontré.

- Más bien he sido yo quien te ha encontrado a ti, Rowena - la voz le hizo abrir los ojos. Salazar, la figura alta, pálida y oscura del que había sido algo más que un amigo, estaba frente a ella. Intento moverse pero sólo podía mirar. El cuerpo sin cabeza de la matriarca yacía a su lado. Notaba comolasangre calientele había salpicado la cara. Una de las manos del mago agarraba por el cuello el cuerpo del que fuera su Capitán. Había perdido el yelmo. Podía oír su respiración, anormalmente tranquila. Aura seguí delante de ella, atrapada en el Sueño - ¿O acaso creísteis que no me iba a dar cuenta? - Su lengua estaba muda, pegada a su paladar pero en los ojos de la mujer había lágrimas. Los oscuros ojos verdes del mago la ignoraron, concentrándose en la mujer dormida. Una muesca de desprecio elevó la comisura de sus labios - Por lo que veo, mi "perro fiel" no ha perdido el tiempo -Con sumano libre hizo un gesto, haciendo que Aura se elevara suavemente por encima de los cojines - Dale un recado a Godric. Dile que como siempre, llegará tarde.

- ¡Nooooooooo! - Su grito se elevó por encima de la lluvia, pero ya había desaparecido, llevándoselos con él.


PD: si no habéis entendido algo, decídmelo. Es que a veces me emociono y se me va la olla. ;P