Matrimonio perfecto
Por: Andy Yogima
Disclamer: Importante, nada de esto me pertenece… excepto la trama y un par de personajes que conoceremos más adelante. Gracias por su atención J
Capítulo 2. Diez años después
A la mañana siguiente, luego de un ligero y tranquilo desayuno, James y Lily salieron de la casa Evans hacia Londres donde pasarían el resto de la mañana. Su primera parada fue una heladería, a petición de James quien ya extrañaba ciertas costumbres muggles que había aprendido durante su noviazgo con la pelirroja. La comida, por ejemplo.
-¡Vaya! Ya casi había olvidado el sabor de estás cosas –comento disfrutando de su copa rebosante de helado. Lily lo miro con ternura, parecía un niño pequeño.
-James, tenemos que hablar sobre la boda –sonrío Lily mirando divertida a su prometido- ayer hablé con mi madre y…
-Yo también –interrumpió mirando a la joven- hablé con tu padre. En algún momento de la noche, tocamos el tema de la boda. No lo dijo, pero me dio la impresión que quería costearla. Tampoco lo discutí contigo, pero no voy a permitirlo. Yo pagaré todo lo que sea necesario.
-James…
-No, Lily. No pienso permitir que tus padres paguen una sola moneda para está boda.
La sonrisa en el rostro de Lily se borro ante el último comentario de James. Repentinamente le recordó al James Potter que había conocido los primeros años en Hogwarts. Y el mayor defecto que le había conocido era esa presunción y arrogancia que lo hacían tan insoportable.
-No me agrada que te comportes así –murmuro- lo sabes.
-Si, lo sé. Te conozco muy bien. Pero no cambiaré mi decisión.
Miro a Lily fijamente, descubriendo lo que estaba pensando. Bajo la cabeza mirando su postre. A momentos no podía evitar comportarse como lo hacía. Dieciséis años con aquel carácter, habían dejado una profunda huella en él. Claro que por Lily haría lo que sea, así que debía hacer un esfuerzo. Había tomado esa decisión hacía algún tiempo y nada ni nadie lo harían ceder. Tomó la mano derecha de su prometida, donde lucía su anillo de compromiso, sin mirarla.
-¿Y si te lo pido? –murmuro Lily mirando con ternura al chico sabiendo el caos que debía haber en su mente.
Sabía que no cambiaría. Por lo menos no ahora. Tal vez por eso lo amaba, por su forma de ser. Si, podía ser arrogante algunas veces y orgulloso otras tantas. Pero eso y mil cosas más eran lo que lo hacían especial, diferente… James. Se resigno a aceptar la idea de que su prometido costeará la boda. Pero al notar como su humor se volvía algo seco, serio y posiblemente molesto, quiso bromear un poco para aligerar la tensión.
-No –sonrío James deduciendo la táctica de la chica.
-¿Por qué? –mofo levantando el rostro de James con su mano libre.
Sonrío aún más encontrando la tranquilidad en los ojos de James. De nuevo, era el mismo. Tenía ese bello fulgor en sus ojos azules, dándole el 'toque' especial que tanto amaba.
-Porque sabes que nunca te negaré nada –dijo con ternura uniendo sus labios en un claro intento porque la chica no hablara.
-Sabes a vainilla –murmuro Lily chocando su frente con la de James.
-A puesto a que si –sonrío llenando una cuchara con lo último de su helado, dándoselo a Lily -¿podemos ir a comer, esas, como se llaman, ah si, hamburguesas?
-Claro, conozco el lugar perfecto –sonrío claramente divertida.
Había llevado hamburguesas para el cumpleaños 17 de James en Hogwarts. Desde que el chico las había probado, no pudo dejar de pedirlas cada vez que Lily iba a su casa.
Salieron del local caminando un par de cuadras para llegar a su destino. En el trayecto pasaron por un par de locales de curiosidades muggles. Compraron un par de piezas de cristalería y unos pastelillos antes de llegar a la tienda de antojitos, donde sin pensarlo ordenaron dos hamburguesas especiales.
-Por mi parte, vendrá la familia de mi madre y algunos cuantos del lado de mi padre. Y… ¿de tu parte?
-Los Merodeadores –respondió sin pensarlo, con una gran sonrisa traviesa.
-Si, claro. Lo supuse –sonrío por un segundo. Sabiendo lo importantes que eran sus amigos para James. Sobre todo teniendo en cuenta su resiente separación dado la preparación para ser aurores. Su sonrisa se desvaneció formulando cuidadosamente la siguiente pregunta obligada- ¿Y tus padres?
-No –dijo secamente.
-¿No hablarás con ellos?
-Ya lo hice incontables veces –mantuvo la cabeza agachada tratando de controlar su temperamento explosivo- Lily, ya hemos hablado sobre esto. No es por mí, es por ellos.
-Nunca los he conocido.
-Y prefiero que no hagas –murmuro sin mucha sinceridad- detestaría una discusión más fuerte con ellos si llegan a ofenderte.
-Nunca he entendido porque no les agrado, no me conocen –musito con tristeza agitando su bebida con el popote- y por lo poco que haz hablado de ellos, se nota que son buenas personas.
Desde que había iniciado su noviazgo y pese a que parte de ello era la comunicación, contadas ocasiones tuvo la oportunidad de saber sobre los padres de James. Su, ahora, prometido siempre habló bien de sus tutores. Alexander Potter, su padre, era un hombre de carácter fuerte pero honesto. A pesar de la enorme fortuna de la que era dueño, era una persona recta, a diferencia de familias similares como los Malfoy con lo que generalmente tenían disgustos.
Elizabeth Potter, su madre. Una mujer cariñosa, comprensiva, toda una princesa, como la describía su primogénito. Por lo que sabía de ella, a Lily se le figuró muy parecida a su difunta abuela. A la imagen de la sociedad era impecable, recta y admirada. En el núcleo familiar era la madre ejemplar.
Siempre fue su deseo poder conocer a sus suegros, pero cada vez que le mencionó el tema a James, éste siempre insistía que no sería posible y que mejor lo olvidará. Normalmente evadía el asunto, cambiaba el tema o en el peor de los casos se molestaba. Lily había aprendido de eso, a nunca mencionarlo. Claro que antes solo eran novios, ahora estaban a punto de casarse y no podían seguir igual.
-Lily, esto es lo mejor. Créeme –hablo acariciando la mejilla de la joven.
-Estoy segura que a ellos les gustaría saber que vas a casarte.
James respiro cansado. Su excusa para Lily, ante aquella situación siempre había sido que sus padres eran muy exigentes en todos los aspectos. Por supuesto aquello no era del todo cierto. Claro, como su linaje lo marcaba, los Potter eran un tanto estrictos. La clase social lo imponía… pero en medio de ese asunto había un 'pequeño' detalle que James no comento a su prometida, ni tenía intenciones de hacerlo.
-De acuerdo –suspiro derrotado ante la mirada suplicante de la pelirroja- lo intentare de nuevo, pero no te hagas muchas ilusiones. Mis padres pueden ser todo lo testarudo que te imagines y más –añadió ante la brillante sonrisa que se había extendido en el rostro de Lily.
-Si, ya suponía de quien habías heredado ese carácter tan lindo –sonrío- no te preocupes. Iremos a ver a tus padres, estoy segura que aceptarán y…
-Un momento. No vamos a verlos. Y en todo caso, tú no irás.
-James. No empieces.
-Pero…
Guardó silencio. Si había algo que conociera como la palma de su mano, era esa cualidad de Lily para aferrarse a cualquier cosa que le importara. Ahora sabía que ninguna fuerza existente lograría que la pelirroja cambiara de opinión. El encuentro entre sus padres y su prometida sería un suceso que debía planear a detalle.
-Bien, no hablaremos más de eso, por ahora quiero ir a Hogwarts.
-Claro, iremos cuando termines eso –señalo un par de hamburguesas grandes en el plato de James. Parte de la segunda ronda de comida. Lily sonrió, no había obtenido una respuesta afirmativa por parte de su prometido pero sabía que por lo menos ahora lo pensaría antes de decirle que no.
Un par de horas después, Lily llegó a casa de sus padres sola, James se había adelantado a Hogwarts. Una urgente llamada por parte de Esther pidiendo que fuese a casa, la obligó a cambiar de planes llegando a casa antes de lo acordado con la promesa a James de alcanzarlo más tarde en el colegio.
Ahora ella y su prometido portaban un duplicado de la llave principal, por lo que no se molesto en llamar a la puerta. Ingresó directamente, entrando a la sala donde encontró a su madre acompañada por una joven de entre 20 y 25 años, delgada, rubia. Ojos color violeta, claramente no naturales, con una amplia y extraña sonrisa.
-Lily, que bueno que llegas –Esther se puso de pie invitando a su hija a tomar asiento a su lado.
-¡¿Está es Lily?! –exclamo la invitada chillonamente levantándose de un salto- ¡señora Evans, no me había dicho lo encantadora que es su hija! –puso ambas manos en las mejillas de Lily estrujándolas- ¡es sencillamente adorable!
-Si, bien. Siéntate, Lily –hablo Esther, nerviosa.
En un segundo, la joven soltó a Lily tomando sus manos invitándola (casi obligando) a sentarse al lado de su madre. Retrocedió un poco volviendo a su respectivo lugar, manteniendo en todo momento su amplia sonrisa.
-Lily –continuo la señora Evans mirando apreciativamente a su hija- ella es Patricia Shild…
-Paty –corrigió la aludida, ampliando más la expresión alegre de su rostro.
-Si, claro –sonrío- es la administradora de bodas.
-¿Administradora de bodas? –repitió Lily bruscamente mirando alternadamente a las presentes.
-Si, ehm. Paty, ¿nos disculpas un minuto?
-Claro, señora Evans. Tómese el tiempo que necesiten.
Esther y Lily pasaron a la cocina, dejando a Patricia tarareando una alegre canción mientras admiraba la sal.
-Mamá…
-Déjame explicar –interrumpió sentándose en la pequeña mesa. Lily hizo lo mismo, quedando de frente a la espera de una explicación, una muy buena explicación- tu prima Jessica llamó en la mañana. Ya sabes como es, cree en la predicción del futuro y todo eso. En fin, el caso es que llamó preguntando si algo malo te pasaba. Al final… tuve que decirle que ibas a casarte.
-Mamá –respiro- de todos los familiares que tenemos, ¿tenías que decirle precisamente a ella?
-Lo siento, hija… pero ve el lado positivo. Estoy segura que habrá cambiado, después de todos estos años –sonrío lo más convincente que pudo.
Lily suspiro derrotada, no dijo nada pero en el fondo sabía que aquello era una gran mentira. Lo sabía tan bien como su madre. Desde siempre, Jessica era conocida en la familia, definiéndola en una sola palabra: entrometida. Invitarla a la boda no podía traer nada bueno.
-Patricia está aquí porque Jessica la envío para auxiliarnos –continuo llamando la atención de su hija.
-¿Auxiliarnos? Pero nosotros nunca discutimos algo como esto.
-Pero ya que está aquí… -Lily levanto la mirada bruscamente encarando a su madre una clara expresión de incredulidad decorando su rostro- por favor, hija. Tiene muy buenas referencias. Por lo menos, habla con ella.
Finalmente volvieron a la sala. Patricia, desde el sillón, seguía tarareando canciones divertidas mirando con aire soñado su alrededor. Se puso en pie de un salto al ver a sus anfitrionas. Su amplia sonrisa, siempre presente.
-¡Qué bueno que llegan! –exclamo como si fuese la primera vez que las veía, levanto su portafolios del suelo- ¡hay tantas cosas que planear! ¡En dos meses! –chillo con emoción- pero no se preocupen, lo lograremos –sacó alrededor de 10 carpetas completamente llenas de imágenes- aquí tenemos… diseños de vestidos, decoración, flores, detalles…
-Disculpe –interrumpió Lily sintiéndose agobiada ante la cantidad de carpetas que ahora estaban abarrotadas en sus brazos. Al escuchar la interrupción de su clienta, Patricia se detuvo mirándola fijamente con una amplia sonrisa- mi madre me dijo que tenía referencias…
-¡Ah, por supuesto! –chillo mostrando una serie de hojas de diversos colores en tonos pastel- estás son mis referencias –sonrío orgullosa.
-¿A trabajado en todos estos lugares?
-Si, claro. Y como puede ver, en la parte posterior de cada hoja, los anfitriones han puesto sus comentarios acerca de mi trabajo –su amplia sonrisa mostraba más orgullo del que fuera posible. Por un segundo a Lily le pareció ver a un pavo real sentado en el sofá en vez de a Paty.
Reviso minuciosamente cada una de las hojas, pasándolas a su madre para que también les diera un visto. Se asombro al leer que cada comentario en el reverso de las hojas era positivo. Ningún rechazo ni nada parecido. Mantuvo la última hoja en sus manos, analizando la situación. Patricia tenía un carácter muy peculiar, lidiar con el, seria algo muy interesante y tal vez complicado. Miro de reojo los catálogos. Fuera de su carácter, tenía muy buenas referencias y su trabajo parecía bueno.
Observo de reojo a su madre. Se veía contenta. Respiro viendo las posibilidades, después de todo ella era responsable de lo relacionado con la boda y de corazón quería que fuese especial tanto para ella como para James. Elevo la mirada encontrando la de Patricia, su amplia y extraña sonrisa dio la última palabra.
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Luego de acompañar a Lily a un lugar apartado de los muggles desde donde pudiera trasladarse hasta la casa de sus padres, James llegó a Hogwarts encaminándose desde Hogsmeade.
Caminaba a paso lento, recorriendo lo que hacia cuatro años había dejado de ser su colegio. Nadia había cambiado. Las antorchas seguían en alto iluminando los corredores. Los retratos decoraban las paredes y aún podía respirar la magia en cada pasillo, muro, puerta, ventana, en el mismo aire que recorría el castillo.
En su camino a la sala de profesores se encontró con un par de fantasmas que le trajeron más recuerdos de su estadía en Hogwarts. Siendo hora de clase, la sala de profesores se encontraba casi vacía. Converso con ellos unos minutos, antes de encaminarse al despacho del director siendo escoltado por la profesora McGonagall para mover la estatua que custodiaba el despacho de Dumbledore, utilizando la contraseña adecuada.
Más de una hora después, tras hablar con Albus sin mencionar el asunto de la boda, petición de su prometida quien quería que ambos informaran la buena nueva. Aunque supuso que la sorpresa estaría relativamente arruinada, pues dudaba que Dumbledore no se hubiese enterado del asunto durante su conversación. ¿Cómo? Era Albus Dumbledore, eso lo respondía todo. Salió del lugar rumbo a la torre de astronomía, lugar donde el director le dijo se encontraban sus amigos.
De camino a dicha torre, cruzo frente al retrato de la Dama Gorda. Único acceso a la sala común de Gryffindor. Platicó unos minutos con la guardiana del cuadro imaginando lo que diría cuando se enterara de su boda. Al estar en el castillo, de nuevo, ni él mismo podía creer que estuviese comprometido. Había llegado a Hogwarts con tan solo 11 años, y ahora volvía con 10 más, siendo una persona completamente diferente, a punto de casarse con la única chica que jamás habría imaginado.
Llegó a la torre de Astronomía, por un segundo viéndose a si mismo unos 8 años atrás. Más joven llegando a aquel salón acompañado por los Merodeadores en medio de un nuevo plan para una broma.
-¿Remembrando viejos tiempos? –una voz familiar a sus espaldas lo devolvió a la realidad, obligándolo a voltear.
-Algo así –sonrío.
-No eres el único –hablo un tercero, apareciendo tras el primero.
-¿Dónde está Wormtail? –preguntó James invitando a sus amigos a entrar y ponerse cómodos en unos cojines previamente instalados cerca de la chimenea.
-De hecho no hemos sabido nada de él los últimos meses –hablo Sirius lanzándose gracilmente a uno de los cojines. Con su varita conjuró tres tarros de cerveza de mantequilla. Al verlo, James sonrío pensando que lo había hecho en memoria de los viejos tiempos.
-¿Y dónde está Lily? –preguntó Remus tomando sonriente uno de los tarros, igualmente había percibido el gesto de Sirius- creí que vendría contigo.
-Tuvo que resolver un asunto con su familia. Ya no debe tardar.
-¿Y bien? ¿Qué es eso tan importante que querías decirnos? –cuestiono Sirius, dejando al anímago entre confuso y sorprendido- Dumbledore nos dijo que tenías algo importante que decirnos, por eso habías pedido que no abandonáramos el castillo. ¡No puedo creer que le dijeras a Dumbledore y no a nosotros! –exclamo fingiendo aire ofendido. "¡Bingo!" pensó James, "entonces Dumbledore si sabía algo."
-No le he dicho a nadie. Bueno, solo a los padres de Lily, y eso porque ella insistió –Remus bajo bruscamente su tarro sin probar el contenido.
-¿Estás tratando de decir lo que creo? –susurro mirando a James quien desvío ligeramente la mirada. Sirius también se mostraba sorprendido.
-Si te refieres a que James y yo vamos a casarnos, entonces es cierto –una voz femenina, proveniente de la entrada llamó la atención del trío. No solo por la intromisión, sino por el hecho que acababa de afirmar. Era Lily.
Las reacciones no se hicieron esperar. Sirius se dejo caer en su cojín, pesadamente. Remus volvió a colocar su tarro en el piso no sintiéndose capaz de sostenerlo sin tener la sensación de tirarlo. James miro las expresiones de sus amigos, sonriendo divertido. En especial por Sirius quien tenía una expresión en su rostro que claramente reflejaba lo que estaba pensando:
"Es una broma."
Sonriendo aún más, se puso de pie acercándose a Lily. Tomó su mano destruyendo cualquier pensamiento de Sirius, relacionado con algún tipo de broma. Ahora lo divertido sería escuchar sus opiniones cuando lograran asimilar la idea y pudieran volver a articular palabra. Lily compartió su sonrisa divertida, tomando ambas manos de su prometido terminando la distancia que los separaba con un tierno beso.
Continuará…
Notas de la autora: OK. Estoy de vuelta, muy contenta porque según yo ya se terminaron mis problemas… -- espero terminar así el año… pasando a cosas más agradables, espero sus comentarios acerca de este capítulo J Sé que por ahora, está algo aburrido, creo que entre estos dos capítulos y tal vez un poco del tercero, es una especie de actualización. Considere importante recalcar la relación de Lily y James, sus amigos y familiares. Claro que como ya dije antes, no todo será miel y dulzura. Tal vez si me escapa la trama ni siquiera se casarán, tal vez mate a alguien (no se porque pero últimamente he tenido un lapso de matar personajes… --)
Respondo review:
Ely-Barchu: Muchas gracias por tus comentarios, aunque no lo creas sigo teniendo mi vicio por escribir… mi hermano se sorprende siempre que le digo que ya tengo un fic nuevo… buff, mucho trabajo… gracias por tomarte la molestia de dejarme un review (sabes que son muy importantes P) Espero seguir viéndote por acá. Por cierto, ya leí el 8º cap de "James & Lily" pero como ya casi no me conecto mucho a Internet no he podido dejarte review, prometo que a la brevedad posible lo haré. Ánimo y besos )
Gracias a todos los que leen el fic, espero que se animen a dejarme sus comentarios D
Besos,
Su amiga,
Andy Yogima.
