Disclaimer: los personajes y el Universo Panem son propiedad de Suzanne Collins.

Esta historia participa en el reto "Pidiendo Teselas" del foro "El diente de león"

Sospecho que este será el capítulo favorito de mucha gente XD


Capítulo 7

Peeta POV

—Knock, knock- dice ella empujando la puerta y asomando la cabeza por un pequeño resquicio. Mis mejillas se tensan cuando sonrío.

—Hola, Katniss- su nombre parece acariciar mi lengua cuando lo pronuncio.

—¿Puedo pasar?

—Por favor- digo reacomodándome en mi cama. Hoy he podido bañarme, por fin consigo estar de pie sin empezar a sentirme mareado, así que me siento de maravilla.

—Tienes mejor aspecto- alaba ella mientras acerca la silla a mi cama. Sus rodillas rozan el colchón.

—Ya sabía yo que si te fijabas en mí- le digo guiñándole un ojo- Tú te ves tan bien como siempre.

Ella se sonroja, pero no llega a pedirme que evite ese tipo de comentarios ni nada parecido. Me lo anoto como una victoria personal.

—Te he traído fresas- dice ella mostrándome una canasta hecha con ramas trenzadas llena hasta el borde.- He pensado en traerte algo que te gustara, pero entonces me he dado cuenta de que no conozco tus gustos. En realidad, no se casi nada sobre ti.

Le sonrío y me siento un poco más derecho en la cama.

—Hasta hace unas cuantas semanas ni siquiera estaba seguro de que tú sabías que yo existía.

—¡Pues claro que lo sabía!

—Como el hombre que se ha pasado detrás de ti desde que tenía cinco años y que logró un mediano éxito hasta hace apenas unos cuantos días, eso resulta algo difícil de creer, Katniss.

Ella se ríe un poco.

—Creo que eso es culpa tuya, nunca me hablaste.

—Bueno, tú tampoco lo hiciste.

—Cierto- dice ella- Pero en mi defensa yo no estaba interesada hasta hace un par de semanas.

—He decidido rescatar de esa frase el hecho de que has hablado en pasado, por lo que asumiré que ahora sí estás interesada.

Mi corazón parece a punto de estallar cuando ella desvía la mirada y se sonroja.

—¡Dame un minuto para saborear el éxito!- bromeo yo.

—Si gustas puedo dejarte solo- responde cruzándose de brazos.

—No es necesario- digo estirándome y tomando despreocupadamente una de sus manos- Tienes las manos frías- digo envolviendo la suya, pequeña y delgada, con las mías. Observo el contraste de nuestra piel. La suya es piel de la Veta, con un tinte oliváceo que hace que destaque contra la mía, mucho más clara. Sin embargo cuando ella separa los dedos y los entrelaza con los míos, parece calzar a la perfección ahí. Como si nuestras manos hubiesen sido formadas para estar juntas.

—Afuera hace frío- explica ella- Supongo que tendremos un otoño temprano este año. Aunque es una buena época para cazar. Los animales salen más para prepararse para el invierno.

—¿En serio?

—Pues por supuesto- dice ella rodando los ojos- Tienen que alimentarse bien para poder hibernar.

—Tendrás que disculparme, pero no estoy muy familiarizado con los hábitos de los animales salvajes. Pregúntame sobre vacas o sobre cerdos, ¡incluso sobre cabras! Entonces puedo decirte lo que sé, pero nunca he estado en contacto con el bosque, a menos que cuenten las ardillas que has traído.

—Lo siento- dice bajando la mirada- A veces se me olvida que somos muy diferentes.

Sus dedos tiemblan entre los míos. Le doy un apretón y recorro el dorso de su mano con mi pulgar.

—¿Eso es malo?

Ella tarda un minuto entero en responder.

—No creo que sea malo, pero es… raro. Y algo difícil. No tenemos mucho en común ¿verdad?

De repente la realidad de lo que está pasando empieza a abrirse paso a través de mi cabeza.

—Phy solía decirme eso ¿sabes? Las relaciones entre personas de diferentes grupos no suelen funcionar. Pero creo que… No- digo tragando saliva- Yo sé que podría funcionarnos a nosotros.

—¿Por qué?- dice ella abriendo mucho sus ojos grises- ¿Cómo puedes estar tan seguro?

Utilizo mi mano libre para tocar suavemente su mejilla. Ella inclina el rostro hacia un lado, acercándose más a mi contacto.

—Porque lo he visto. La primera vez que vi a dos personas de grupos distintos perdidamente enamorados el uno del otro, me di cuenta de que no importaba lo que la gente dijera. El amor es algo extraño.

—¿Quiénes eran?- pregunta ella sin apartarse, ni siquiera cuando yo menciono la palabra con "a" que tanto parece disgustarle.

—Hmmm…

—La pareja de la que hablas ¿quiénes eran?- insiste ella.

Me río un poco.

—¿No lo adivinas?

Ella me mira, con sus grandes ojos grises y niega con la cabeza.

—Eran tus padres.

Katniss POV

Mi piel parece sentirse más viva ahí donde él me toca. Soy consciente de cada milímetro de mis dedos en el punto exacto en donde se rozan con los suyos.

Sus ojos buscan los míos cuando contesta a mi pregunta.

—Eran tus padres.

Me sujeta con un poco más de fuerza, como si esperara que yo entre en pánico. Como si temiera que yo decidera salir corriendo en cualquier momento.

Siendo sincera, si me descoloca por un segundo, pero entonces recuerdo la manera que papá acunaba las mejillas de mamá antes de besarla, como traía a casa los frutos silvestres que más le gustaban a ella o como mi madre se dejó morir durante semanas cuando lo perdió a él, sin importarle el bienestar de sus hijas.

Recuerdo el armario de sus cosas secretas, lo poco que había podido rescatar de su vida perdida como hija de comerciantes. El vestido verde que me prestó para mi última cosecha o el bonito prendedor para cabello que le ha dado a Prim hace un par de meses. Pequeñas muestras de una vida perdida que no pudo recuperar, ni siquiera cuando la muerte de mi padre la convirtió en una forastera en la Veta, con su cabello rubio y sus ojos azules.

—¿En qué piensas?- pregunta él.

—Mi madre tuvo que abandonar todo lo que conocía para estar con mi padre. Mis abuelos le dieron la espalda ¿sabes? No se tomaron a bien que decidiera casarse con un minero.

—¿Qué es lo que te preocupa realmente?- pregunta él mientras desliza, de nuevo, su dedo sobre mi mejilla- ¿Qué te haga dejar la Veta o que decida seguirte hasta ahí?

Un nudo se forma en mi garganta.

—Ninguno. Ambos… ¡No lo sé!

—Katniss- dice él completamente serio-, necesito que entiendas que yo voy completamente en serio con esto- dice señalándose a sí mismo y a mí con nuestras manos entrelazadas- si decides que quieres estar conmigo, yo estaré en ello hasta el final. Pero solo si es lo que tú quieres.

La cabeza me da vueltas.

—Yo…

—No tienes que responderme ahora- dice él con suavidad- sé que esto es algo… inesperado.

—Me gustaría…- empiezo yo, pero lo cierto es que no sé qué decir. ¿Qué es lo que quiero? ¿Qué es lo que siento por él? Aquí esta Peeta, mi Chico del Pan, hablando sobre amor y yo apenas si he conseguido sacar en claro que él me importa.

Me tomo un minuto, que se convierte en dos, que se convierten en cinco. Él no me presiona, se limita a juguetear con mis dedos, con su pulgar acariciando gentilmente mi mejilla. Los finos vellos de mi nuca se ponen de punta.

Me importa, es cierto pero ¿es solo eso? Pienso en Hazelle y en sus pequeños. Incluso llego a pensar en Gale. ¿Lo que siento por ellos es lo mismo que me pasa con Peeta? No. Es algo diferente. No tengo ningún problema en darme cuenta de ello. Lo que me pasa con Peeta no se parece en nada a mi relación con los pequeños Hawthorne. En el caso de los niños, me preocupo por su bienestar, es cierto, pues me rehúso a que sus pequeños cuerpos sean avasallados por el hambre cruel, pero con Peeta es algo diferente. No es solo que quiera que esté bien, es que quiero que sea feliz y, por algún motivo, no concibo un panorama de felicidad para él en que no me vea a mí misma.

No hay punto de comparación.

Entonces pienso en cómo eran las cosas cuando Gale estaba vivo. Una conexión infalible entre nosotros. Tan natural como respirar. No teníamos que darnos largos discursos, no estábamos de acuerdo en todo, pero aun así, nos parecíamos mucho. Éramos como dos gotas de agua.

Pienso en lo que dijo Tax, sobre cómo Gale solía hablar sobre mí. ¿Es cierto eso? ¿Habríamos acabado juntos de no haber sido por el accidente? Una parte de mi mente cree que es posible, aunque lo cierto es que nunca llegué a pensar en Gale más allá de su postura de amigo y compañero de caza. Creo que, en realidad, nunca me interesé demasiado en Gale en su papel de hombre.

Lo pienso por un instante. Era guapo, con su cabello oscuro y sus cejas gruesas, los ojos grandes y grises enmarcados por espesas pestañas que volvían locas a las chicas, que cuchicheaban entre ellas cuando lo veían pasar y me veían mal todo el tiempo, posiblemente pensando que él era mi novio. Y luego estaba, por supuesto, el hecho de que gracias a nuestra actividades más allá de la valla, el conseguía mantenerse en forma y lucía bien alimentado. Supongo que tenía un atractivo muy obvio para todo el mundo, menos para mí.

Entonces recuerdo lo que ha dicho Peeta hace un momento. Que yo no sabía de su existencia hasta hace unas cuantas semanas. Pero eso no es cierto realmente ¿o sí?

Puede que no estuviera tan emocionalmente involucrada como él desde el principio, pero nunca me ha sido precisamente indiferente. Intenté darle las gracias la mañana siguiente a la noche de los panes, solo que nunca encontré el valor para hacerlo. Y aún después de eso ¿no solía verlo en sus competencias de lucha? Nunca he sido muy dada a integrarme a las actividades escolares y, por lo general, cuando organizaban los campeonatos en el distrito, solía aprovechar la oportunidad para cazar. Excepto cuando era Peeta quien participaba. Entonces me las ingeniaba para rechazar las invitaciones de Gale y me sentaba en un rincón de las graderías deseando, en secreto, que él ganara.

Y también está el hecho de que siempre que estoy con él, parezco ser propensa a hacer picos en mis emociones. Me enfado, me alegro, me entristezco y me emociono a tal velocidad que, posiblemente, por eso es que cuando estoy cerca de él, me siento mareada.

¿Es eso amor?

—Está bien- dice él con suavidad, abriendo su mano sobre mi rostro, las puntas de sus dedos rozando mi sien- Ya he esperado trece años, puedo esperar un poco más.

—Gracias- digo en un susurro.

Él parpadea lentamente.

—No tienes por qué darlas.

Yo meneo la cabeza.

—No solo por eso, por todo. Y quiero que sepas que tú no… me eres indiferente.

Él atrapa su labio inferior entre sus dientes. Veo como su pecho sube y baja rápidamente, al ritmo de su respiración.

—Bien- dice suavemente sin retirar su mano de mi rostro.

Lo veo acercarse, como si se moviera a cámara lenta. Mi propia respiración se vuelve errática.

Va a besarme. Está tan cerca que puedo ver sus pestañas, rubias y largas, tanto que me pregunto cómo consigue que no se le enreden cuando parpadea.

Peeta POV

No consigo conectar un pensamiento con otro. Veo las pecas sobre el puente de su nariz, casi invisibles en su piel olivácea.

Me muevo como si fuera algo inevitable, como si fuera la gravedad, atrayéndome hacia el centro de la Tierra. Excepto que ahora el centro de mi universo es ella.

Katniss POV

Me gusta que él no ejerza presión con la mano que sostiene mi rostro. Me deja en libertad para apartarme.

Pero no lo hago.

En su lugar abro bien los ojos y todo lo que puedo ver es el color azul, profundo, infinito… de sus ojos. Es como si el resto del mundo hubiese desaparecido.

Peeta POV

En el último segundo, ella cierra los ojos.

Katniss POV

Está cerca, tanto que su respiración se mezcla con la mía. Huelo a una combinación de hierbas en su boca. Menta, jengibre y algo más. Debe ser la mezcla que le ha dado mi madre para bajar la inflamación y ayudarle a cicatrizar. Debajo de todo eso, hay un olor fuerte y especiado, revuelto con jabón y sudor de hombre.

El momento me supera. Cierro los ojos.

Peeta POV

Su mejilla se siente suave y caliente bajo la palma de mi mano. Ella emite un ruido suave con su garganta y entonces yo cierro también los ojos.

Katniss POV

Al principio es un contacto suave, un simple roce de sus labios que envía una corriente a través de mi piel.

Inicia en mi boca, pero se propaga a través de mis venas, como la adrenalina en medio de una cacería.

Él suelta mi mano, haciéndome sentir extrañamente vacía por un segundo, el segundo que tarda en poner su mano en mi cabeza, hundiendo sus dedos en mi cabello, atrayéndome más cerca.

Peeta POV

Casi espero que me rechace. Que aparte el rostro o que me ataque con uñas y dientes por mi atrevimiento. Una parte de mi cabeza parece estarme gritando: "¿Lo estás viendo? ¿Entiendes lo que está pasando? ¡Estás besando a Katniss Everdeen!"

Katniss POV

Nunca he besado a nadie y no tengo características de voyeur como para decir que he prestado demasiada atención cuando he visto a otras personas haciéndolo. Por lo general, en la escuela o en la calle, cuando veía a la gente besándose, apartaba la mirada o apresuraba el paso.

El único recuerdo que tengo es de mis padres, hace ya tantos años. Mi cabeza empieza a correr, recordando como papá también hundía los dedos en la cabellera de mamá, deshaciendo sus cuidadosos peinados, pero a ella nunca parecía importarle.

El gesto de Peeta me lo recuerda. ¿De quién lo habrá aprendido?

Algo cálido se instala en el fondo de mi vientre y de repente me encuentro a mí misma deseando que él no pare de besarme.

Nunca.

Peeta POV

Un gemido. Ese es todo el aviso que ella me da antes de presionar sus labios contra los míos y ya no soy yo quien la besa, sino que es ella la que me besa a mí.

La felicidad es como una droga en mis venas. Mis sentidos se embotan por un segundo y luego parecen volverse mejores, más agudos. Me vuelvo hiperconsciente de todo lo que me rodean. El aroma de su piel, a bosque, a humo y sudor; el tacto de sus dedos, deslizándose alrededor de mi cuello y luego tomando un puñado de mi cabello, controlando el ángulo y la presión del beso.

Se disparan mis alarmas. Jamás, hasta hoy, he besado a nadie ¿cómo saber si lo hago bien?

Katniss POV

Siento las rápidas pulsaciones de Peeta, justo bajo la palma de mi mano mientras mis dedos ascienden, hasta tomar mechones de su cabello, rubio y suave, como plumón.

Un sonido, bajo y gutural, casi animal; sale de su garganta.

Es entonces cuando me golpea. El hambre.

Peeta POV

Estrellas estallan detrás de mis ojos. El aire en mis pulmones resulta insuficiente y sé que tengo que separarme de ella. La cabeza me da vueltas.

Cuando la presión en mis oídos se vuelve insoportable, me aparto, con los pulmones ardiendo y la cabeza hecha un lío.

Katniss POV

Él es el primero en apartarse y, en el instante en que lo hace, siento como si me hubiesen quitado algo. Una cosa esencial, como un brazo o una pierna. Cuando él echa la cabeza hacia atrás, yo lo sigo.

Lo dejo tomar aire una vez antes de presionar mis labios contra los suyos. Lo siento sonreír contra mi boca antes de que me devuelva el beso con entusiasmo.

Peeta POV

La felicidad se abre paso a través de la sorpresa cuando es Katniss quien inicia un nuevo beso. Una parte de mí se pregunta cómo he podido ser tan afortunado.

La beso, poniendo en mis labios las ansias de trece años en que desee hacer esto.

Katniss POV

¿Cómo llegamos a esto?

Peeta POV

¿Cómo podremos parar alguna vez?

Katniss POV

Su madre volverá en cualquier momento. Su padre podría tocar la puerta. Su hermano…

No importa. Nada importa. Solo la presión de sus labios sobre los míos.

Peeta POV

Eventualmente, debemos parar. Es como una ola que se levanta y estalla contra las rocas. Así de arrollador ha sido esto.

Apoyo mi frente sobre la suya, sintiendo como su cuerpo se agita por sus rápidas respiraciones.

Ninguno de los dos dice nada. No hay necesidad.

Katniss POV

Cuando los besos se acaban, una inusitada calma se instala en el interior de mi pecho. Como ese momento antes de quedarte dormido en que el silencio se adueña de la noche. Es como estar ahí y, al mismo tiempo, encontrarte a kilómetros de distancia, flotando en algún lugar desconocido en el espacio. Solo que no estoy sola. Él está conmigo.

—Gracias- dice Peeta en un susurro con la frente apoyada sobre la mía. Su cabello me cae sobre los ojos, enredándose con mis pestañas en cada parpadeo. Su voz suena diferente, al menos a mí me lo parece ¿o será simplemente la manera en que lo percibo a él ahora? ¿Han cambiado realmente las cosas?

—¿Por qué?- pregunto en el mismo tono.

Su cuerpo se mueve, agitado por la risa supongo, aunque bien podría estar temblando.

Él mueve la cabeza.

—Porque no te soy indiferente.


Holaaaaa! Ufff… No se ni qué decir en esta nota. Habrán notado que el capítulo es cortito, pero intenso.

A ver qué les ha parecido.

Una aclaración, CREO que la historia aún no está cerca de acabar, así que decidí darle un final feliz a este capítulo porque más adelante se vienen las complicaciones :S

Gracias a mis bellos comentaristas: Lenna0813, TheBlueJoker, Ama a Pola, Darkmatter Black, k.m, Mariana Regalado, Coraline T, Gpe 77, Naty Mu, Hikari Caelum, Yessi, THGkarlamayorga, Nina Berry, Dominique Mont, Imagine Madness, PrisxsAmaAPookie, Jacque- kari, ElizabethMKP, Alphabetta, lee dani, katyms13, Daphne, Luna Potter Granger y los guests. Ustedes me motivan a escribir!

¿Quieres ver tu nombre en mi siguiente capítulo? Simplemente rellena la ventanita de abajo (y si estás en tu móvil dale Review XD)

Abrazos, E.