Disclaimer: los personajes y el Universo Panem son propiedad de Suzanne Collins.
Esta historia participa en el reto "Pidiendo Teselas" del foro "El diente de león"
Prim POV
Nunca había visto un caballo desde tan cerca. Me encantaban cuando aparecían en la televisión, aunque la admiración que sentía por aquellas majestuosas criaturas se diluía un poco cuando recordaba que solo estaban ahí para formar parte de otra edición de los Juegos, los cuales siempre me habían aterrado.
Alargo la mano y el animal agita la cabeza, haciendo que su larga melena negra se mueva de un lado al otro. Su gran ojo castaño me observa y hay tantas luces aquí dentro que puedo ver mi rostro, muy pálido, reflejándose en él.
Mis dedos temblorosos tocan su cuello y el animal ladea la cabeza, cerrando los ojos, agradecido por la caricia. Posiblemente estas criaturas la pasan mejor que la mayor parte de los tributos que tienen que transportar, pero no soy tan cínica como para reprochárselos. Ellos igual que yo, no eligieron la vida que les tocó vivir.
—Le agradas— dice Rory de repente y yo aparto la mano. El caballo levanta una pata y empieza a golpear rítmicamente el suelo.
—¿Y tú cómo lo sabes?
Rory se pasa una mano por la cara, como si quisiera apartar el cabello de sus ojos. Lo hace por costumbre, porque lo primero que han hecho cuando hemos llegado fue cortarle el cabello. Me gusta más así, aunque no se lo digo.
—Porque es lo normal— señala él—. Le agradas a todo el mundo.
—Tú también les agradarías si no parecieras impaciente porque todo el mundo te deteste. No puedo creer que hicieras llorar a esa chica.
Rory hace una mueca.
—Ella me…
—Es solo cabello— le recuerdo.
—No es por el cabello— replica él con el ceño fruncido—. Es lo que representa. ¿Es que no lo ves? Somos como juguetes para ellos. Nos usan como si fuéramos desechables. ¿Cómo es que eso no te molesta?
Cierro los ojos y suelto un suspiro.
—Las cosas no cambiarán por el hecho de que seamos desagradables. No es como que podamos hacer que suspendan los Juegos, Rory.
—Tal vez algún día— dice él viendo hacia el suelo.
Entiendo su enfado, pero no comparto sus métodos. La verdad es que todo esto viene de mucho más arriba. No es con los equipos de preparación con quienes debe descargarse. Y Cinna y Portia parecen buenas personas…
—¿Y qué piensas hacer? —le digo mientras veo como los encargados del desfile empiezan a pasar entre los carruajes para instar a los tributos a que se coloquen en posición. Nadie nos ha puesto mucha atención hasta ahora. Nuestros trajes, unos ajustados monos negros de un material que me recuerda el caucho, no nos hacen destacar como las armaduras doradas del Uno o las redes de plata que cubren a los del Cuatro—. ¿Crees que haciendo que la gente que está tratando de ayudarnos se sienta mal conseguirás sentirte mejor? Deja de ser cruel, ya tendrás tiempo de sobra cuando entremos a la Arena.
Rory frunce el ceño.
—¿Cómo puedes estar tan tranquila?
Me río sin humor.
—Si crees que estoy tranquila, entonces definitivamente no me conoces.
Antes de que él pueda responder, Cinna se acerca a nuestro carruaje.
—Es hora— dice con su voz suave. Subo primero, pero solo porque Rory parece demasiado ocupado en fulminar con la mirada a mi estilista, que ni siquiera parece inmutarse.
La verdad es que no culpo a Rory, Gale siempre tuvo opiniones muy fuertes sobre los Juegos y Rory y yo crecimos oyéndolas. Si algunas de ellas me impactaron a mí, ni siquiera soy capaz de imaginar lo que hicieron con su hermano.
—¿Estás lista, Prim?
Cinna me agrada. Fuera del generoso delineador dorado que tiene en los párpados, no se ve tan extraño como la mayor parte de los otros estilistas.
—Tan lista como podría estar— le respondo y él sonríe. A mi lado, Rory se acomoda en el carruaje.
—De acuerdo. Recuerden que las llamas no llegarán a quemarlos, así que no entren en pánico.
Rory no parece particularmente inclinado a aceptar la promesa de un ciudadano del Capitolio, pero lo cierto es que no tenemos muchas opciones.
No es hasta que levanto la mirada que noto que ya está saliendo el distrito Diez hacia la calle. Portia aparece con una especie de antorcha, que le pasa a Cinna.
Siento la cámara sobre nuestros rostros en el mismo instante en que el brazo de Cinna se desliza sobre mi costado. Y entonces alzo la cabeza y veo mi cuerpo envuelto en llamas en la pantalla gigante sobre nosotros.
Al ver el rostro de Rory en la proyección, entiendo que su bravuconería solo sirve para ocultar su miedo. Sin pensarlo, alargo la mano y sujeto la suya.
Él alza la mirada.
—Estamos juntos en esto— le recuerdo—. No te soltaré si tú no me sueltas a mí.
—Nunca— me promete él.
Peeta POV
Me divido entre el júbilo de oír de nuevo la voz de Katniss y el pánico por lo que le han hecho a Prim en la televisión.
—¡PRIM! —grita ella y de manera automática me levanto para envolver a Katniss con mis brazos, que se ha adelantado hasta tocar la proyección con los dedos.
Resulta evidente que tocar la imagen de su hermana no supondrá ninguna diferencia en cuanto al desarrollo de los acontecimientos, pero ella de todas formas lo hace.
—¿Qué le están haciendo? —su voz suena extraña, como si fuese un cristal que alguien rompió y luego volvió a armar. Se parece al original, pero resulta imperfecto…
—No van a hacerle daño— la voz, grave y profunda de mi padre consigue abrirse camino entre los gritos de Katniss y su madre—. No tienen permitido lastimar a ningún tributo antes de que entren a la Arena.
Lo cierto es que entiendo su desazón. Lo único que veo es el cuerpo, pequeño y frágil, como el de un pajarillo, envuelto en llamas.
—No le están haciendo daño— dice Tax—. Mira su cara.
Por algún motivo, Katniss lo escucha.
En cuanto supero el shock inicial de verla ardiendo como una antorcha, noto la extraña expresión en su cara: no es la niñita a la que solía ver a través del cristal de la panadería, cuando arrastraba a su hermana a ver los pasteles. Tampoco es la chica que entablilló el brazo de Tax hace un par de meses cuando se cayó por las escaleras.
No sé si se deba al maquillaje o no, pero es como si Prim hubiese crecido un par de años. Sus rasgos se ven más duros, la línea de su mandíbula se afila un poco. Las llamas que se desprenden de su cuerpo, como una capa fantástica, proyectan luces y sombras sobre su cara. Ante nuestros ojos, se vuelve asombrosa.
Resulta temible.
—Es su estilista —entiendo por fin—. Logró darles un aspecto que resultara memorable.
Katniss no lo entiende:
—¿Por qué?
—Porque todos vieron a la niñita rubia y adorable cuando la cosecharon y al chico que se ofreció voluntario sin razón. Necesitaban hacerlos temibles o se los habrían comido vivos en cuanto entraran a la Arena.
Katniss suelta un gemido y yo fulmino con la mirada a Tax por su falta de tacto al hablar.
La multitud también se transforma lentamente. Pasan de corear los nombres de los distritos profesionales a inspeccionar sus programas para buscar los de Rory y Prim.
En sus labios, los nombres se convierten en uno solo. Antes de que el carruaje del Doce haya llegado a la plaza central, la multitud aclama un único nombre para señalar a sus favoritos:
—¡Prory! ¡Prory!
Katniss suelta un bufido furioso.
—No te enfades. Esto es bueno para ellos.
Ella voltea a ver con el ceño fruncido.
—¿Qué?
—La aman— le digo—. Los aman a ambos y el amor puede ser muy poderoso.
—Solamente son otra cosa bonita. No les importan en lo absoluto.
—Son una cosa bonita a la que quieren seguir viendo en su pantalla— digo sombrío—. Y ellos pueden ayudarlos a lograrlo. Les darán lo que sea para asegurarse de ello.
Mientras el carruaje, tirado por dos hermosos caballos negros, empieza a rodear la plaza, Katniss parece entenderlo.
Su enfado se disipa al darse cuenta de lo que el estilista ha hecho por ellos.
Un pequeño recuadro con la información de los estilistas del distrito aparece en una esquina de la pantalla.
—Cinna y Portia— dice Katniss—. Cinna es el de Prim.
Asiento mientras ella tira de mí, de manera que volvemos a sentarnos al pie del sillón.
—No tengo idea de quién es, pero estoy en deuda con él.
La beso en la sien.
—Encontraremos la forma de agradecerle.
Prim POV
El maquillaje se va por el desagüe cuando froto mi rostro con ambas manos bajo el chorro de agua. La ducha del tren me había parecido increíble, pero no tiene nada que hacer frente a la del Centro de Tributos.
Hay botones para controlar la temperatura y la presión del agua y dos docenas de comandos para escoger los jabones y las esencias. Me permito desconectar un rato, seleccionando perfumes y recogiendo con las manos chorros de pompas de jabón del tamaño de mi puño.
Cuando salgo, presiono un botón que arroja aire caliente para secarme el cuerpo. Otro botón y mi pelo acaba desenredado y seco, cayendo en suaves ondas sobre mi espalda.
Cuando entro a la habitación, hay una chica pelirroja junto a mi cama. Mi presencia parece sorprenderla, pero no emite ni un sonido cuando me ve, aunque su boca se abre formando una delicada O.
—Hola— le digo aclarándome la garganta—. Me he dejado el pijama en el cuarto— le explico mientras cubro mi desnudez con los brazos.
Ella no parece particularmente azorada por ello. Me pasa un conjunto de una tela suave que parece deslizarse entre mis dedos y yo me visto en silencio.
—¿Estabas haciendo mi cama?
Ella asiente.
—Gracias.
La palabra parece sorprenderla.
—Soy Prim. ¿Cómo te llamas tú?
Ella no me responde, pero clava sus ojos castaños en los míos. Abre y cierra la boca y finalmente hace una seña que hace que caiga en cuenta.
—¿No puedes hablar?
Ella niega con la cabeza.
La realidad me golpea, dejándome triste y aturdida.
—Eres una avox. Lo lamento.
Ella ladea la cabeza. Tiene unas facciones hermosas y su cabello, fino y brillante, se encuentra cuidadosamente peinado. ¿Cómo acabó una chica tan bonita convertida en parte de los sirvientes esclavos del Capitolio?
Su rostro está cuidadosamente libre de expresión, con si la viera a través de un cristal empañado. Intento cambiar de tema, dirigiendo la conversación hacia mí en lugar de hacia ella.
—¿Has visto el desfile?
Ella asiente.
—¿Crees que mi madre y mi hermana hayan entendido que las llamas no me hacían daño?
Ella parece luchar con su mutismo para responderme. Finalmente levanta ambos pulgares y yo le sonrío.
—¡Que bueno! Estoy segura de que Katniss ha debido llevarse un buen susto, al menos al principio. Seguro que Peeta lo ha entendido muy pronto y ha tenido que explicárselo. Katniss es mi hermana, por cierto. Y Peeta es su novio.
Esto de tener comunicaciones unidireccionales resulta extraño, pero ella me escucha con atención. Intento buscar algún otro tema de conversación que no le resulte incómodo.
—¿Has ayudado con la cena?
Niega con la cabeza, pero luego hace girar un índice alrededor del otro. Frunzo el ceño, tratando de desentrañar el misterio.
—¿Mañana? ¿El desayuno?
Ella aplaude, contenta porque la he entendido.
—Vale, entonces mañana prestaré atención a lo que me sirvan.
Una débil sonrisa curva sus labios.
—Estoy algo nerviosa ¿sabes? Mañana tendremos el primer día de entrenamiento y nunca en mi vida he tocado un arma.
Ella me hace un gesto tranquilizador. Después de muchas señas, logro entender que quiere decir que los otros chicos tampoco. Pero sé que eso no es del todo cierto. Los profesionales entrenan durante la mitad de su vida y algunos, como Rory, sabrán usar algunas armas, estoy segura.
—¿Sabes para qué soy buena yo? —pregunto mientras me meto en la cama
Ella niega con la cabeza.
—Soy buena curando. Mi mamá es sanadora en mi distrito. Aprendí de ella.
Su rostro se ilumina y me hace sentir bien que ella parezca tan interesada en lo que tengo para decir.
—Si alguna vez te hacen daño, ven a buscarme, soy tu chica.
Ella me guiña un ojo.
—O al menos lo seré durante unos días más —digo con tristeza.
Ella me toca el hombro con la mano.
"Ten fe" es lo que logro entender con el gesto.
—La tengo— le juro—. Se lo prometí a mi hermana. Y le prometí a Peeta que lo intentaría. ¿Quieres que te muestre un secreto?
Ella asiente y yo me levanto de la cama y rebusco entre las cosas, hasta que encuentro el broche del sinsajo que me prestó Peeta.
—Es un sinsajo— le explico y luego le cuento que es de alguna forma el símbolo de mi hermana y que si lo llevo a la Arena creo que me transmitirá algo de su fuerza. —Por cierto ¿cómo te llamas?
Ella duda por un momento.
—Es una pregunta difícil, perdón. No te preocupes, no tienes que contármelo. Supongo que como estoy nerviosa estoy hablando sin parar. Lo siento.
Ella niega con la cabeza y estira una mano, sujetando la mía. Abre mi mano y con el índice empieza a dibujar sobre mi palma: L-A-V-I-N-I-A.
Lo repito para que sepa que lo he entendido:
—Lavinia. Es un nombre precioso.
Ella me sonríe y luego escribe de nuevo: P-R-I-M-R-O-S-E y me sonríe.
Comprendo lo que quiere decir: el mío también es un nombre precioso.
Peeta POV
Los bautizan como "Zafiro" y "Acero". Se supone que es una referencia al color de sus ojos: azules los de Prim y grises los de Rory. A mi me parece solo una forma de quitarles su identidad, de olvidarse que son personas a las que están condenando a matar o morir.
El programa posterior a la transmisión del desfile se prolonga durante una hora más de la cuenta, simplemente porque Caesar y Claudius no son capaces de dejar de hablar de los tributos del Doce. Las llamadas de apoyo saturan las líneas y en las calles, las personas que son entrevistadas juran su apoyo eterno para ambos.
Katniss parece animarse por ese hecho, pero cuando el programa llega a su fin se aferra de nuevo a mi cuerpo como si temiera desmoronarse.
No puedo decir que me moleste. Le dedico una mirada suplicante a la señora Everdeen, que parece haber recuperado algo del color de su rostro después del desfile.
Ella se limita a encogerse de hombros. Sé que no le complace la situación, pero supongo que valora demasiado la salud mental de su hija como para negarle el consuelo que exige.
—Solo vamos a dormir— le prometo. Resulta evidente, además, puesto que las dos camas se encuentran a menos de un metro de distancia la una de la otra. Tax vuelve a la casa y trae una mochila con ropa limpia. Papá se despide de Katnis con un abrazo y me palmotea la espalda.
—Gracias— susurra Katniss cuando la envuelvo en mis brazos, una vez que nos acostamos en la estrecha cama que ella comparte con Prim.
—¿Por qué? —pregunto con sorpresa.
—Por quedarte conmigo.
La abrazo con más fuerza, pegando su rostro a mi pecho.
—No tienes por qué dármelas, Katniss. Me alegra que confíes en mí. Y me alegra que hayas vuelto. No soportaría que el mundo perdiera tu voz. Es el sonido más bonito que hay.
Ella se sonroja y sus dedos se hunden en mi pecho.
—Tengo miedo— admite—. Tengo miedo de lo que pasará mañana y tengo miedo de lo que sucederá en unos días.
Beso lo alto de su cabeza.
—Ten fe— le digo—. Ambos son fuertes a su manera.
—Los perderé— musita a ella—. A ambos o a alguno. No he podido salvar a Prim y no he podido proteger a Rory… Debí cuidar de él… por Gale— sus ojos se llenan de lágrimas mientras nos llegan, suaves y acompasados, los ronquidos de su madre, que después de dos días ha conseguido conciliar el sueño.
—Tuve mucho miedo— confieso yo también—. Pensé que te perdería para siempre.
Ella frota su mejilla contra mi pecho.
—Lo siento. Yo no… No sé cómo vivir… no sabría cómo vivir en un mundo sin Prim.
Sus palabras hacen que mi pecho se llene de escarcha helada.
—Katniss… —pero ¿qué puedo decirle? ¿tienes que aprender a hacerlo? ¿Por mí? ¿Puedo ser tan egoísta? —. Te amo— le digo en su lugar.
—Tengo dos motivos para vivir—explica ella—. Y justo ahora uno de ellos está a cientos de kilómetros de distancia, a punto de empezar a aprender formas para sobrevivir a otras veintitrés personas, una de ellas el chico al que yo misma he estado enseñando a matar desde hace meses.
—Rory la protegerá tanto como pueda— le digo.
—Si Prim muere…
—No pienses en eso— digo en su oído y la abrazo más fuerte.
—Si Prim muere me quedarás tú, pero no estoy segura de cuánto de mí quedará para ti.
Beso su cabeza una y otra vez.
—No sé si seré capaz de mantenerme completa. Si alguna vez podría regresar a ti.
Acaricio su espalda con suavidad y ella guarda silencio.
—Lo lamento— dice finalmente—. Lamento no ser más fuerte.
—No te disculpes. Lo entiendo. Amas a tu hermana. Yo la conozco desde hace poco y también la amo. No estoy comparando lo que tú sientes por ella con eso…—me excuso rápidamente— y no se compara con la forma en la que me siento con respecto a ti… pero…
—Prim es así —dice ella, entendiéndolo rápidamente—. Con un poco de suerte hará que todos en el Capitolio la amen igual. La ayudarán… realmente creo en eso pero…
—¿Pero...?
—Pero eso me hace pensar que estoy sacrificando a Rory. Que no me importa lo que suceda con él. Y no es justo.
—Es una situación imposible— le digo.
—Los odio— me dice en voz baja—. Al Capitolio y a todos los que hacen que sucedan cosas como esta. Desearía que pudiéramos hacer algo. Que pudiéramos pararlo.
Katniss bosteza. La tizana que ha preparado su madre para ella, para que pueda dormir esta noche, empieza a hacer efecto.
No dice nada más por un buen rato, hasta que su respiración se vuelve lenta y se queda dormida en mis brazos, pero yo no consigo conciliar el sueño.
Sus palabras se repiten, una y otra vez, en mi cabeza:
"Desearía que pudiéramos hacer algo. Que pudiéramos pararlo."
¡Feliz Navidad y feliz casi Año Nuevo! Vengo antes de lo previsto con una actualización sorpresa.
Resulta que la inspiración ha estado a tope estos últimos días del año y me ha sorprendido con un nuevo capítulo de esta historia. Por cierto, creo que los capítulos van a empezar a ser más cortitos pero más frecuentes (al menos esa es mi esperanza, si todo sale bien).
Espero que este capítulo les haya gustado. Ya empiezan a haber pensamientos revolucionarios por ahí.
Por primera vez vengo a pedirles que me ayuden a decidir algo sobre el curso que seguirá la historia ¿creen que deberían haber amantes trágicos en esta historia o que Prim y/o Rory deberían morir? Denme su opinión en un review!
Gracias infinitas a Darkmatter Black, jacque-kari, sheenaggp11, Sofitkm, marizpe, La chica del pelo rojo, Alphabetta, DaianaV.92, Gabita565, wenyaz, Doremi, IamPeterPan, mizaki uzumaki, Imagine Madness , titasha, didyo y Seila por haberme dado su opinión sobre el capítulo anterior.
No puedo complacer a todo mundo, pero me alegra mucho ver que la mayoría se encuentra interesada y complacida por el rumbo que ha tomado la historia.
Por cierto, aprovecho y me hago un poquito de autobombo, tengo dos historias nuevas, ambas hechas para un intercambio de regalos del foro que administro:
Un shortfic que se llama "Los Juegos de la Mente" en la cual nunca existieron los Juegos del Hambre, los cuales fueron un invento de la mente enferma de Katniss para poder sobreponerse a la muerte de su hermana pequeña. Ahora ella está recluida en un hospital psiquiátrico en donde Peeta es su nuevo doctor. Esta historia ya está terminada y está compuesta por tres capítulos.
Otro shortfic (que en realidad no sé qué tan corto irá a ser) que se desarrolla en un universo alternativo en donde Katniss, dueña de un exitoso restaurante y cansada de que su madre siga arreglándole citas a ciegas, decide inventarse una relación con su jefe de pastelería, del cual está segura no se enamorará. Se llama "Con aroma a lavanda, canela y chocolate".
Ambas historias están en mi perfil, por si las quieren leer y darme su opinión. También hay un montón de historias nuevas en el fandom, gracias al intercambio navideño del foro "El diente de león". El enlace al foro está en mi perfil y pueden encontrar el listado de nuevas historias en el topic "Debajo del árbol".
Un abrazo, E.
