Buenas¡¡¡¡¡ Ya estoy aquí¡¡¡¡ Bueno, bueno, gracias a tod@s por los reviews¡¡¡¡ Casi lloro de la emoción¡¡¡ Sé que me tardé en actualizar, pero hubo contratiempos, virus, otros fics, chicos y salidas, ya sabéis... cosas de la vida. Pro cierto ¿habéis visto el trailer de la tercera película de Harry Potter? Yo ya lo vi¡¡¡¡¡ Es GENIAL¡¡¡¡¡¡ Me quedé impresionada de los efectos y la decoración, además los actores se ven muchísimos más mayores que en las anteriores. Creo que ésta va a ser la mejor, sin lugar a dudas... bueno, mejor no hago conjeturas, ya veremos.
Respondo reviews:
* barbi_black: Aún es pronto para opinar pero tu espera y verás. Remus en teoría tiene que matar a ambos, así que Hermione... ejem, ejem. Bueno lee y opina. Besos¡¡¡
* bellatris_charmed : Jajajajaja, haciendo trabajos y leyendo mi historia ¿no? Anda, anda... bueno no te voy a responder quiénes son los que salen al final, pero se van a pasear bastante por los capítulos. Besos¡¡¡
* kmila: Hola Musa¡¡¡ Pues aquí tienes un poquito más para que sigas leyendo. Exagerada¡¡¡¡ Tú eres la que escribes bien, así que no digas tonterías. Lo de meterte no fue ningún problema, de hecho fue todo un placer peke¡¡¡ Ahora espero que me des tu opinión sobre éste capítulo... besos¡¡¡
* Jenny Anderson: Pues aún no tengo decidido nada sobre el tema de razas vampíricas etc, pero supongo que me basaré en Buffy y cosas que encuentre por la red. Te agradecería tu ayuda con muchísimo gusto niña, que me hace falta. Por cierto, cogiste todo a la primera ¿eh? ^__^. Espero que te guste. Besitos¡¡¡
* J@ina : Oh Sirius Black es mi debilidad¡¡¡¡¡ Es mi Merodeador favorito¡¡¡ Lo adoro, lo amor, lo... lo todo¡¡¡¡ Tus fics es que son geniales, me has dejado súper intrigada en ambos, yo también espero que los continúes prontito. Besos¡¡¡
* PENELOPE BLACK: Sí los frescos tienen que ver con la historia, pero no intentes adivinar nada porque no quiero que te quedes sin dormir por ello. Gracias por el aprobado, dime que te parece éste... Besos¡¡¡
* ^nan^: Niña que Hermione tiene los ojos marrones¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ No se los vayas a cambiar¡¡¡¡¡ Jajajajajaja. Yo me alegro que te guste la historia, de disfrutar se trata ¿no? Yo epero que me sigas dejando esos fantásticos review tan largos¡¡¡ ^_^ Besos¡¡¡
* MEIKO : ¿Se me olvidó comentarte éste fic? Uy... eh... ¿lo siento? Es que no me di cuenta¡¡¡¡ Oye maldita, pobre Krum ¿no te da pena? Pues te quiero recordar que TU hiciste un fic Krum/Herm... ejem ejem... Besos¡¡¡ Te quiero Cactus¡¡¡¡
* Yussi : Aquí se mezclan los estilos, no hay uno en concreto, la verdad es que sale solo. Sirius quieres mucho a Remus, es normal que sea protector con él ¿no? Alikma dará que hablar...
* Ellie F: A mí personalmente Underworld no me gustó nada de nada, pero habrá gente que esté entusiasmada con ella, yo creo que eso es relativo a la persona. Me alegro que te guste, sigue leyendo¡¡¡¡
* ginny_potter_irene : Jajajajaja, es que creo que Underworld tiene segunda parte ¿eh? Al menos lo da a entender. Mi hermana es una borde¡¡¡¡ A mí siempre me está maltratando psicológicamente... y nos peleamos por Draco jeje. Besos¡¡¡
* cass metallium : Hola¡¡¡ Hombre interesante… ¿en serio? Me pones colorada. Aquí tienes la actualización, muchas gracias por todo¡¡¡¡
Y nada más, solo que espero que os guste, que no me matéis y que dejéis muchos reviews¡¡¡¡ Besos¡¡
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Destino: Capítulo 3
Seguía a Víktor por los largos pasillos en penumbra, alumbrados por pequeñas velas que flotaban a los lados. Todo era de mármol blanco, frío y elegante, con cuadros antiguos y frescos por doquier, igual que en mi habitación. En el suelo se extendía una alfombra oscura, y los retratos de las pinturas nos observaban en silencio, sin comentar nada entre ellos. Me fijé en que los frescos siempre representaban distintas situaciones, algunas místicas y otras no tanto, pero tenían en común la presencia de aquella joven misteriosa con el bulto entre los brazos ¿Quién sería?.
Sin darme siquiera cuenta me había quedado observando uno en especial, en él aparecía la chica encapuchada y a sus pies un hombre atado clamaba piedad. Ella seguía sosteniendo aquella cosa extraña en uno de sus brazos y con el otro alzado sujetaba con fuerza una hermosa espada con intención de clavársela al hombre.
- Su nombre es Lilith – mis ojos se posaron en Víktor, que estaba a mi lado contemplando también la pintura de la pared.
- Aparece en todas las representaciones – alcancé el fresco con una de mis manos y un estremecimientos me recorrió todo el cuerpo cuando llegué a la espada. Concentrándome un poco pude imaginarme el hierro frío de aquel arma, el sonido al cortar la carne y un grito desgarrador. Aparté la mano asustada, temblando de pies a cabeza sin saber porqué.
- La leyenda cuenta – decía Víktor, en una voz que denotaba cierto orgullo – que Dios creó una mujer antes que a Eva, una mujer que no nació de la costilla de Adán, sino de igual a igual, colocándola junto al hombre en el Jardín del Edén. Su nombre era Lilith.
- Eso es muy feminista – volvió hacia mí su rostro serio y vi que despuntaba una sonrisa en sus labios. Puso la mano abierta contra la mujer representada con la espada y suspiró. Deduje que estaba recordando algo vivido hace tiempo.
- Lilith discutió con Adán porque... – carraspeó sonoramente – Bueno, digamos que quería manejar la relaciones sexuales entre ellos.
Alcé las cejas divertida. Así que Lilith tenía agallas... comenzaba a gustarme esa misteriosa mujer.
- ¿Y Adán qué dijo al respecto? – se quedó pensativo unos segundos, ladeando la cabeza como siempre hacía cuando algo lo desconcertaba, sus ojos oscuros todavía observando el fresco.
- Supongo que no le gustó. Tampoco le haría mucha gracia que Lilith blasfemara de él y del mismísimo Dios. Por ello fue expulsada del Edén y condenada a vivir a orillas del Mar Rojo.
- Vaya... – dije pensativa – Y entonces fue cuando apareció nuestra queridísima Eva ¿no? – Víktor asintió levemente, girándose hacia mí y acariciando uno de los mechones castaños que caían por mi rostro.
- En el Mar Rojo, donde había sido desterrada, no crecía nada – su mano pasó entre caricias hasta mi cuello Noté sus yemas alcanzando el lóbulo de la oreja y suspiré – Lilith estaba desesperada, y como última opción de sobrevivir se alió a los seres que habitaban aquella tierra.
- ¿Vampiros? – negó con lentitud, pasando una mano por mi brazo en un leve roce.
- Demonios. Demonios que se mataban unos a otros. Con el tiempo ganó simpatías, y se convirtió en la amante del jefe, pero... – volvió a sonreír y observó de nuevo la pintura – Lilith lo mató en cuanto tuvo ocasión, bebiéndose su sangre para que no pudiese renacer. Fue así como se convirtió en Reina de los Demonios... y también heredó una cierta adicción a beber sangre.
- Era ambiciosa
- Sí, y lo fue más cuando un nuevo humano fue desterrado al Mar Rojo – hizo una pausa durante un par de segundos, relamiéndose seguramente al ver en mi rostro cómo la curiosidad me carcomía por dentro.
- ¿Quién era? ¿Quién fue? – pregunté desesperada de su silencio y el soltó una carcajada.
- Caín – Abrí mis ojos al máximo y prosiguió, satisfecho de mi reacción – Lilith y él se hicieron poderosos. Se dice que fue ella la que llevó a Adán y a Eva al pecado, más por despecho que por otra cosa, todo hay que decirlo.
- Se pueden hacer muchas locuras por amar – afirmé.
Víktor me analizó desde su mirada oscura, y pude ver como un destello plateado pasaba por ellos como una estrella fugaz.
- Por aquel entonces – continuó explicándome, sin hacer alusión a mi comentario - Lilith y Caín mantenían relaciones sexuales, y una de las veces Lilith quedó encinta.
- ¿Y qué pasó entonces? – aquella leyenda me tenía completamente fascinada, y en mi interior sentía que formaba parte de mí.
Víktor echó la cabeza hacia atrás y luego volvió a mirarme, enseñando ésta vez sus colmillos blancos y afilados como dagas que horas antes habían atacado con absoluta maestría mi cuello.
- Nació el primer Vampiro.
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Bulgaria era un país frío, muy frío, y Remus lo había notado nada más poner un pie en aquella tierra de mitos y leyendas. Estaba en Varna, y según Sirius, era una de las ciudades más importantes del país. El traslador lo había dejado en un callejón sin salida y lo único que llevaba era una pequeña maleta con sus iniciales, y un pergamino bastante usado con las señas de una posada ("Perestroika") y un nombre: Gorgorov
Al salir del callejón observó un cielo cuajado de estrellas y se levantó los cuellos de su abrigo hasta ocultarle medio rostro, dejando ver tan solo sus ojos dorados. La calle principal estaba casi vacía, y los establecimientos cerraban sus puertas al público echando las rejas. Intentó comunicarse en búlgaro, dando por sentado que le habría dicho una barbaridad a la señora que encontró, cuando vio que se tapaba los oídos y huía despavorida calle abajo.
- Nunca más confiaré en Sirius para recibir clases de búlgaro – mascullaba contra la tela del abrigo, sintiendo como temblaba bajo él. Prefirió seguir la dirección de la mayoría de la gente y echó a andar con el viento helado azotándole los cabellos castaños.
Poco a poco se vio paseando por lugares solitarios, y decidió que usaría su olfato de lobo para encontrar alguna posada en la que descansar esa noche para comenzar a buscar al día siguiente a Gorgorov. Cerró los ojos durante unos minutos, llegando hasta él diferentes olores que sabía diferenciar con escrupulosa exactitud: Perfume de mujer, seguramente una joven que se arreglaba para su cita; Hierro de la fábrica de las afueras; Chocolate caliente procedente de la casa de al lado...
Frunció el ceño de manera inconsciente al descubrir que entre tantos aromas podía distinguir el de una tasca y su hidromiel. Agudizó el oído, intentando escuchar algo que lo relacionase, y no tardó demasiado en dar con risas estruendosas y golpes en las mesas. Calculó que debía de estar a pocas manzanas de allí y que no tardaría en llegar, pero antes se chocaría con una mujer que vendría cargando algo pesado, quizás un par de bolsas con las últimas compras, pues arrastraba los pies.
De repente su instinto le hizo detenerse y no echar a andar. Quieto, muy quieto, tanteó el terreno que quedaba en su escaso campo de visión, y pudo distinguir en las sombras unas figuras que se movían con sigilo. Olfateó un instante, y se relajó al comprobar que el olor no le era del todo extraño, quizás fuera esa la causa de no haberse dado cuenta con anterioridad.
- Quién os manda – Remus habló en voz alta, sin un ápice de inseguridad. Silencio. Volvió a mirar a su alrededor y observó que las figuras se habían escondido entre las sombras que daban a un callejón. Por los pasos diría que era uno, pero sin embargo distinguía dos aromas diferentes.
- He preguntado que quién os manda – Ésta vez una figura humana emergió de entre las sombras. Era un hombre alto, de abundante pelo negro que recogía en la nuca con una cinta deshilachada. Sus ojos eran dos cuencas verdes y su rostro se veía severo y rudo, características que daban a conocer su descendencia eslava.
- Me nombrre es Kubrrat – vestía un abrigo hasta los tobillos negro y un jersey de cuello alto de lana del mismo color. Se levantó un poco la manga del abrigo y dejó al descubierto su antebrazo derecho dónde se podía ver una media luna enlazada con una hermosa "N".
- El clan Nimrod – Remus reconoció esa marca como una de las señales que portaban los licántropos.
Ellos al igual que los vampiros estaban divididos en clanes, pero a diferencia de los "chupasangres", los licántropos eran elegidos por sus cualidades físicas y psicológicas. Los Nimrod eran conocido como los "Maestros de las Sombras", y se ocupaban generalmente de vigilar a futuras víctimas y enemigos. A los vampiros les resultaba difícil detectarlos, pese a su sorprendente habilidad para ver en la noche.
- El Maestrro dijo que erras diferrente de los demás – se arrodilló frente a Remus, haciendo que éste último soltara su maleta de la impresión – No quise crreerlo... ya veo cuán equivocado estaba.
En esos instantes apareció otra figura, ésta vez era una mujer. Vestía una capa blanca inmaculada con capucha, que contrastaba espectacularmente con sus ojos negros como dos piedras oscuras. Tenía el rostro pálido y ovalado, y observaba a Remus con curiosidad. Hizo una pequeña reverencia y al levantar la vista observó que una sonrisa se había adueñado de esos labios carnosos.
- Nos manda Ladislay Ram – su inglés era perfecto, pero no podía ocultar cierta modulación eslava en la voz. Remus asintió y le hizo señas a Kubrat para que se levantara.
- Tengo que ver a Gorgorov – la chica miró sonriente al licántropo y luego a su acompañante.
- Para eso estamos aquí – pronunció más su dibujada sonrisa y al quitarse la capucha dejó ver una larga cortina de pelo negro abundante y lacio que le llegaba a la mitad de la espalda de forma asimétrica – Mi nombre es Súnem y soy hermana de Kubrat.
Después de todas las vueltas y vueltas que Remus había dado durante horas, resultaba que Perestroika no estaba tan lejos como pensaba, solo era una posada demasiado escondida para ser encontrada por un extranjero. Cuando entró lo primero que pensó fue que estaba en cualquier lugar menos en Bulgaria. Frente a la sobriedad de las calles, la taberna contrastaba a ello de manera sublime con el ruido de los tambores y demás instrumentos que Remus apenas conocía. Alrededor bailaban jóvenes y mujeres de mediana edad, que entonaban a su vez una alegre melodía en un idioma que no parecía el búlgaro.
- Es armenio – verificó Súnem a su lado, quitándose la capa y dejando ver un hermoso traje de terciopelo verde – Aquí la mayoría tiene descendencia extranjera, casi siempre armenia, griega o rusa.
Kubrat les hizo una señal para que lo siguieran hasta el final del bar, dónde una cortina era estrechamente vigilada por un hombre forzudo. El recién conocido habló unos segundos con él, y de vez en cuando ambos hombres echaban miradas evaluadoras a Remus y Súnem, que esperaban más apartados.
- Parece que no le caigo demasiado bien – puntualizó Remus, viendo como el forzudo vigilante fruncía el ceño cuando franqueó la entrada situada detrás de la cortina.
- Tiene que desconfiarr de todos – lo defendió Kubrat, conduciendo al grupo por un estrecho pasillo de piedra apenas iluminado – Es su trrabajo.
Cuando Remus se había acostumbrado a la oscuridad existente en el lugar, un haz de luz blanca le hizo entornar sus ojos dorados. Estaban en una sala de piedra iluminada por una enorme araña en el techo de interminables velas. De las paredes colgaban armas antiguas herrumbrosas y espadas desdentadas. Una mesa redonda tallada con símbolos extraños y sillas grabadas de la misma forma presidían la estancia. Comprobó para su sorpresa que Súnem y Kubrat habían desaparecido. Pero no tuvo tiempo de mirar dónde estaban cuando una voz captó toda su atención.
- Así que tú eres el nuevo Príncipe – un anciano salió de una puerta oculta bajo un blasón antiguo. Vestía túnica azul con reflejos plateados. Su cabello era completamente blanco y un bigote pulcramente cuidado ocultaba a medias una cicatriz cercana a la comisura de la boca.
- Me llamo...
- Sé como te llamas, Remus – Lupin se sobresaltó al oír su nombre – Skayla me habló de ti.
- ¿Conoció a... mi madre? – el anciano andaba alrededor de Remus como un felino, observando con sus ojos castaños las reacciones del licántropo.
- La última vez que la vi tu acababas de llegar al poblado – Remus estaba tenso, aunque intrigado por saber hasta qué punto aquel hombre lo conocía – Eras un bebé... lobo y humano, todo en un ser de apenas dos días.
Guardaron silencio, ocupados en analizarse el uno al otro hasta que el anciano volvió a hablar.
- Mi nombre es Ladislay Ram – sus ojos relampaguearon un instante – Más conocido por el sobrenombre de Gorgorov. Me estabas buscando, y aquí estoy.
- Necesito saber.
- Y yo te responderé encantado – le hizo una seña a la sillas que estaban alrededor de la mesa y le sonrió – Pero por ahora toma asiento, Remus, así estaremos más cómodos.
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Cuando Víktor abrió las puertas hermosamente labradas de madera todo el salón quedó en silencio. Andamos unos cuantos pasos cogidos de la mano, y pude admirar lo ricamente decorada que estaba la sala. Una mesa de madera oscura, y ovalada fue lo primero que captó mi atención. Estaba llena de copas de plata con grabados y unas jarras del mismo material descansaban aquí y allá. El techo era una cúpula de cristal, donde se podía admirar el cielo estrellado y la pálida luna. Los ventanales del salón estaban tapados con cortinas de terciopelo negras, y los típicos cuadros de la paredes fueron sustituidos por blasones que me eran totalmente desconocidos.
- Representan los diferentes clanes existentes – me aclaró Víktor, viendo cómo me fijaba en cada uno de ellos. Vi que un enorme blasón nos esperaba al final de la estancia, y bajo él dos tronos de madera oscura y terciopelo rojo presidían el enorme salón de mármol.
Tomé asiento en uno de ellos, mientras que Víktor hacía lo mismo a la vez que hacía una señal a uno de los vampiros cercanos a la entrada. Entre aquel vampiro y otro más abrieron las grandes puertas y aparecieron innumerables campesinos. La mayoría eran mujeres y hombres jóvenes, que no superaban la cuarentena y extremadamente pálidos. Los presentes murmuraban con entusiasmo y yo sentí de repente unas ganas tremendas de abalanzarme hacia un joven rubio y de aspecto frágil que esperaba entre la multitud.
- Hermione, te presento nuestro alimento – al oír aquella afirmación lo miré incrédula, mientras los campesinos temblaban descontroladamente y los invitados se relamían de excitación.
- ¿Los vamos a... a matar? – lo pregunté con miedo, temiendo saber la respuesta.
- No exactamente – Víktor se levantó de su asiento y se fue para el grupo, que lo observaban horrorizados – Solo le chupamos la sangre... lo suficiente como para alimentarnos y dejarlos vivos – sonrió con malicia – Los humanos escasean, no podemos darnos el lujo de eliminar a un grupo tan numeroso.
Vi como olfateaba el aroma de una chica pelirroja, que agarró el pequeño chal que llevaba con temor. Se puso de espaldas a la chica, y le apartó el pelo de la cara como había hecho conmigo minutos antes en el pasillo, clavándole con suma dulzura sus colmillos en el cuello mientras la agarraba por la cintura. La muchacha gimió y se agarró al cuello de Víktor, abriendo la boca en un intento de gritar pero quedándose sin aire. Los vampiros de alrededor miraban la escena extasiados, y yo sentí un deseo incontrolable por hacer lo mismo con aquel chico que había elegido casi inconscientemente. La pelirroja se desvaneció entre los brazos de Víktor, desmayada, y éste levantó el rostro, cayéndole por la comisura un hilo fino de sangre.
- Ellos se dejan morder de vez en cuando a cambio de nuestra protección – había retomado la conversación, y yo me acerqué hasta él para limpiarle la sangre que goteaba a en su barbilla con un pañuelo blanco.
- ¿Y de qué los protegéis?
- De los licántropos – mi mirada se posó repentinamente en Víktor, y noté como su cejo se fruncía, adoptando un gesto de desdén.
- Nunca he sabido por qué estáis enfrentados – Cogió sin apenas esfuerzo a la muchacha pelirroja en brazos y se la pasó a uno de los vampiros que había abierto las puertas del salón. Vi como se intentaba quitar las arrugas inexistentes de la camisa de seda negra y observó de hito a hito a todos los presentes.
- ¿Recuerdas la historia de Lilith? – asentí ilusionada, pues me había encantado la leyenda – Te dije que el Mar Rojo estaba habitado por diferentes criaturas. Una de ellas eran los hombres lobo.
Los vampiros murmuraron entre ellos y vi como unos camareros llenaban las copas de plata de la mesa con un líquido rojo oscuro que deduje como sangre.
- Aún no entiendo qué tiene que ver eso con vuestro enfrentamiento – un camarero se acercó a mí y yo cogí una copa, bebiendo el líquido que transportaba. Me sentí viva, renacer, y pude comprobar con satisfacción el rostro excitado de Víktor al ver mi reacción.
- Lilith mantuvo relaciones con un licántropo llamado Zalhorn, y quedó encinta de él también, al igual que de Caín. – tomó la copa que le ofrecía un sirviente y continuó con su relato – Cuando Lilith dios a luz nacieron gemelos: Un bebé era vampiro, el otro era licántropo.
Miré impresionada a Víktor, no dando crédito a lo que escuchaba.
- ¿Entonces ambas razas son hermanas? – ladeó la cabeza, dejando vagar su mirada en el infinito antes de responder.
- Puede decirse que sí. Sí – bebió por primera vez de su copa, y besó mi cuello con torturante lentitud haciéndome estremecer – Lilith murió al traer al mundo a los dos bebés, y el trono tuvo un vacío de poder. Algunos querían que gobernara Caleb, hijo de Caín y Lilith, en definitiva, un vampiro. Otros se decantaron por Layla, hija de Zalhorn, la mujer lobo. Fue ahí donde comenzó una lucha por el poder que dura hasta nuestros días.
Me aparté de Víktor y me dirigí decidida hacia el chico rubio. Comprobé que no tendría más de veinte años, mi edad, y que sus hermosos ojos azules me miraban con temor. Caminé alrededor de él como si de una gata se tratase, y vi que Víktor observaba la escena complacido por mi sed de sangre. Le acaricié el rostro al muchacho, y al notar la frialdad de mis dedos tembló.
- ¿Cómo te llamas? – pregunté.
- Míjail, se... señora – me hizo gracia el tono rosa que estaban cobrando sus pálidas mejillas, y no pude más que sonreír y sentir pena por aquel campesino que no tenía culpa ninguna de aquella lucha.
- Por la guerra que ya dura milenios – miré a Víctor, que hablaba de nuevo, observando detenidamente sus ojos oscuros bajo las espesas cejas y el andar hosco característico en él – Hemos perdido a muchos de nuestra especie – llegó hasta nosotros y colocándose a espaldas del muchacho le levantó el rostro con fuerza extrema, dejando al descubierto su cuello blanco y suave – es por ellos que convertimos en vampiros a humanos, pero sólo a algunos privilegiados.
- Debo de sentirme honrada – respondí, acariciando el cuello del muchacho y deleitándome en todas las sensaciones que irradiaban mi cuerpo al notar la sangre circulando por sus venas. Cerré un par de segundos los ojos antes de hundir mi rostro en su piel y clavar mis colmillos en aquel cuello virgen de mordiscos. Míjail se agarró a mi cintura con fuerza y escuché a Víktor reír descontroladamente.
- Mirad clanes de las sombras¡¡¡ Mira madre de los demonios¡¡¡ Oh Lilith, aquí tenéis a vuestra sierva – hizo una pausa mientras yo seguía bebiendo sangre y añadió – Aquí tenéis a la nueva Emperatriz de los Vampiros.
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Un pájaro azul apareció volando en el cielo estrellado y pasando el frondoso bosque se posó en el alféizar de una ventana del castillo. Una figura estaba acostada en la cama y sintió el canto del pájaro cuando apenas estaba dormitando. Se despertó e hizo pasar al ave a la estancia.
- ¿Me traes un mensaje? – el ave picoteó amistosamente la mano de la misteriosa persona y se dejó desatar tranquilamente el pergamino de una de las patas.
La figura leyó una y otra vez la nota y cayó en la cama casi sin poder creer lo que decía aquel pergamino.
- La profecía se está cumpliendo....
La puerta de la habitación se abrió lentamente y dejó pasar a otra figura que habló desde las sombras.
- El Príncipe de los Vampiros morirá... pero ¿qué pasará con ella? – hubo un silencio denso y la figura de la cama habló débilmente, casi en un hilo de voz impreceptible.
- Será asesinada.
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Pues esto se queda aquí, espero que os haya gustado y que me perdonéis el retraso, pero es que con tantos fics... dejad opiniones¡¡¡¡ Besos¡¡¡
