CAPÍTULO I.

-Sakura, deberías considerar la oferta- dijo su sensei como un tono tan suave que por un momento la médico no entendió a lo que se refería. Le tomó un par de segundos analizarlo y cuando lo comprendió parpadeó y sacudió la cabeza intentando convencerse de que había oído mal, incluso se atrevió a sonreír dando por hecho que era un malentendido.

-¿Dónde se habrá metido Naruto?- contestó ignorando el comentario anterior y dispuesta a abandonar esa habitación por simple precaución, porque una pequeña parte de ella le advertía que si se quedaba, no le gustaría lo que oiría - Es mejor que vaya a buscarlo...

-Hablo en serio, Sakura- Kakashi estaba tendido en una cama de hospital, descansando de la última misión, esa imagen la debilitó y le hizo perder gran parte de su seguridad. Ver herido a su sensei, a un ninja tan fuerte, la impresionaba de una manera distinta a todo lo demás - Es una oferta que no puedes rechazar. Me gustaría que pensaras en ti y en lo que necesitas hacer para mejorar e incrementar tu potencial. Mira todo lo que hemos hecho por Sasuke, y no me refiero a mí, a terminar así. Hablo de Naruto, lo ideal es que permaneciera más tiempo con Jiraiya-sama, pero regresó para intentar traer de vuelta a Sasuke, tú has interrumpido tu entrenamiento médico. Es momento de que piensen en lo que es mejor para ustedes, y lo mejor es que Naruto vuelva con Jiraiya-sama, y que tú te quedes aquí.

Sakura se quedó en silencio, observó a su sensei recostado en la cama, en esa aldea extraña, aunque fuera amiga. Hasta allá habían ido, no para rescatar a Sasuke, sino para ofrecer su ayuda al Kazekage que había sido capturado por Akatsuki; lo rescataron sí, pero inevitablemente la conexión con Sasuke volvió a surgir para inquietarlos. Naruto volvió prematuramente de su entrenamiento con el Sanin; Sakura estaba dispuesta a interrumpir su entrenamiento médico para intentar traer de vuelta a su compañero; y Kakashi, él estaba dispuesto a dar su vida si fuera necesario.

Ahora todos estaban en la Arena, su sensei intentaba recuperarse para soportar el viaje de regreso; Naruto se había dejado llevar por el chakra del Kyubi, pero estaba bien, incluso ya estaba por la Arena buscando algo para comer. Pensar en eso le arrancó una sonrisa fugaz que volvió más amarga la idea de quedarse.

Sakura volvió a contemplar al ninja de élite que había abandonado ANBU para responsabilizarse del equipo siete, y lo había hecho de la mejor manera. Era imposible reprocharle algo, no agradecerle por su esfuerzo, por su compromiso, por el cariño que le tenía a ellos.

Kakashi estaba dispuesto a protegerlos, a seguir intentando siempre que hiciera falta, por ellos. Pero no era justo pedirle que siguiera haciéndolo, ahora recostado allí, más débil de lo que admitía, llevando al límite el Sharingan, más preocupado por el potencial de sus alumnos que por su propia salud. Era un ninja élite, era imposible olvidarlo cuando se le veía en combate, su talento natural destacaba en cada movimiento, verlo pelear era admirar la disciplina y el talento unidos, llevados al lí eso la afectaba tanto el estado de su sensei, porque era una evidencia de todo lo que hacía por ellos, lo que estaba dispuesto a hacer.

-Si usted quiere que me quede, lo haré - determinó la joven con un hilo de voz. Estaba poniendo su destino en manos de Kakashi. No era muy valiente ni determinada, pero no le importó en ese momento. No era muy justo pedirle que se responsabilizara de las acciones de su alumna, pero para su sorpresa, él respondió inmediatamente.

-Quiero que te quedes.

Los ojos de la joven kunoichi se llenaron de lágrimas, en su pecho había un dolor que superaba cualquier otro. Las palabras de su sensei parecían quemar algo dentro de ella, algo en su pecho. La huida de Sasuke fue tremendamente dolorosa, pero esto era un dolor diferente, no era de abandono, sino de separación de su mentor, de su sensei, de uno de los primeros ninjas que creyó en ella sinceramente. Creía tanto en ella y en su potencial que le pedía que se quedara aunque eso significara el rompimiento del equipo siete. Era tan difícil reprocharle eso así que las palabras de enojo estaban atoradas en su garganta por ser injustificadas.

La Arena le ofreció un puesto en su hospital, en realidad no se comparaba con la Hoja, pero había técnicas especiales que todo médico podría desear, estaban dispuestos a compartir sus secretos con ella. Pero rechazó esa oferta inmediatamente, ni siquiera lo pensó, no tenía por qué hacerlo. sonrió y dijo: No, gracias, la Hoja me espera.

Eso había sido unas horas antes, y ahora...

-No llores, Sakura - le pidió su sensei extendiendo débilmente su mano para que la tomara, ella se apresuró a hacerlo - Sólo quiero lo mejor para ti, para ustedes.

-Lo sé, pero somos un equipo, ¿cómo podría ser lo mejor si no estamos juntos?

-No es una despedida eterna, nos volveremos a ver, lo prometo. Pero esto es lo mejor para ti, y si la rechazas, estarías rechazando una oportunidad para mejorar, y eso no lo puedo aceptar y tú tampoco. No eres esa clase de ninja que se estanca y mantiene un nivel conformista, veo tus ojos cuando curas, cuando sanas y ayudas, esto es lo que quieres y no podría estar más orgulloso de ti.

-Eso se escucha como una despedida - contradijo Sakura dejando que una lágrima resbalara por su mejilla. Todo estaba sucediendo demasiado rápido, había entrado allí para decirle que estaba ansiosa por regresar y saber qué harían con la información sobre Sasuke, pero ahora ni siquiera estaba segura de volver a la Hoja, mucho menos de intentar ir por su compañero - Gracias por creer en mí, sensei. Gracias por cuidarme. Ha sido el mejor de todos; sé que la razón principal por la que lo pusieron a cargo fue por Sasuke-kun, o quizá por Naruto, pero me siento muy afortunada de haberlo tenido cerca de mí, apoyándome, aprender de usted y crecer a su lado.

-Sakura, eso sí suena como una despedida.

La médico apretó con más fuerza su mano, y en el acto más inesperado de todos, lo más sorpresivo que había hecho en todos los años juntos, se acercó y lo besó en la mejilla cubierta por la sábana. Después salió corriendo.

Kakashi se quedó viendo la puerta por donde había salido su alumna, con la mano extendida. El contacto en su mejilla dejó una sensación en su piel, el sonido de ese beso seguía haciendo eco en la habitación solitaria y el aroma de esa melenita rosa flotaba en el aire.

No había sido la decisión más fácil, incluso ahora, comenzaba a arrepentirse.

Kakashi presenció el ofrecimiento de la Arena, estaba allí cuando su alumna rechazó la propuesta con tanta ligereza que podría considerarse un insulto. Fue el mismo Kazekage quien se lo pidió, personalmente, frente al grupo entero, ante la mirada sorprendida de todos.

El ninja estaba sinceramente sorprendido por esa invitación porque fue Gaara quien lo pidió, quien reconocía las habilidades de una ninja externa a esa Aldea, y no era sólo agradecimiento por salvar a su hermano Kankuro; en la voz, Kakashi pudo reconocer el anhelo de que ella aceptara. En ese momento se dio cuenta de un detalle tan importante que no había pasado desapercibido de forma intencional, sino como algo que se da por sentado que no se repara en ello: el increíble potencial y talento de Sakura. Era demasiado obvio para el propio Kazekage, para todos los que no estaban acostumbrados a verla. Era inevitable no ofrecerle a una médico tan prometedora que se quedara y enseñara a su equipo médico, a cambio de enseñarle algunos secretos.

"-Sakura, sería honor que consideraras quedarte..." Kakashi se quedó helado cuando escuchó esas primeras palabras, sabía lo que se aproximaba y el dolor, que sólo era físico, se encaminó hasta su pecho y se instaló con amargura. La voz de Gaara fue más fuerte de lo habitual. Ese discurso conmovedor y amable resonaban en su cabeza con insistencia, sintiéndose culpable por ser tan egoísta y alegrarse que en primera instancia su alumna rechazara esa oferta.

Esa propuesta le abrió los ojos ante lo obvio, Sakura era un diamante. Debía aprovechar su potencial. Dejarla ir, en este caso, pedirle que se quedara, era más doloroso para él que para cualquier otro, incluso para su propia maestra, la Quinta. Kakashi la había visto crecer y mejorar, se acostumbró a su carácter, a su personalidad, a esa mezcla de dulzura y enojo, esos ligeros cambios de humor; a sus sonrisas espontáneas y al tono de su voz. Estaba acostumbrado a ella, aunque no lo demostrara, aunque nunca dijera una sola palabra y actuara desinteresado ante la presencia de la médico. Dejarla ir, esas palabras para impulsarla a quedarse, fue lo más difícil que tuvo que hacer, más que la huída de Sasuke.

Eran un equipo, y eso significaba hacer lo mejor para los integrantes del equipo, aunque eso fuera decirle adiós y partirse en el proceso. Todos los equipos se separan en algún momento, sólo que algunos más pronto que otros. Era el momento para ellos, para que sus alumnos pudieran mejorar.

Se quedó ahí, acostado, con la mano extendida y el beso desapareciendo de las sábanas, de su piel. El eco de ese beso parecía seguir resonando, pero no era más que su imaginación.

Después de salir corriendo de la habitación, Sakura se había refugiado en un pasillo solitario. Intentó contener su llanto, y estaba segura de lograrlo, pero cuando sintió las mejillas frías, cuando notó un sabor salado en los labios, supo que había fracasado. Su corazón latía con completa regularidad, pero era porque no terminaba de asimilarlo. Todo sucedió tan rápido, tan inesperado que su llanto era sólo un reflejo involuntario. Parpadeó un par de veces más.

Había ido al cuarto de su sensei para asegurarse de que estuviera bien, y entonces... entonces su corazón se aceleró, y después se detuvo. No, era imposible que realmente lo sintiera romperse, pero el dolor de ese momento la sofocó y le obligó a expulsar lágrimas que parecían haberse almacenado en sus ojos.

Sollozó intentando calmarse, pero los jadeos iban acompañados de llanto. Se cubrió los ojos con las manos, los presionó hasta que dolió; pero cuando las quitó, las lágrimas se desbordaron. Lo siguiente que intentó fue taparse la boca, pero el aire se filtraba por los dedos y ocasionaba un sonido más lastimero que impulsaba su llanto.

-No es para tanto - dijo en su cabeza.

La verdad es que no quería quedarse, aunque supiera que era lo mejor, no estaba lista para abandonar su zona de confort e intentar algo nuevo, para dejar atrás a su equipo, a Sasuke, a la Hoja. Lo más doloroso fue escuchar a su sensei alentarla a quedarse en ese lugar, era inevitable no sentir que la apartaba, que la hacía a un lado porque su talento no era suficiente, que después de tanto, todavía le falta mucho y era evidente.

Se quedaría en la Arena, y entonces tal vez un día, sería suficiente para que su sensei no la apartara. No era verdad, lo sabía, pero estaba demasiado dolida, molesta porque no le pedía que ignorara la propuesta y volviera a la Hoja con él. Si no fuera tan débil...

-No es para tanto- susurró como la última despedida, la más difícil.

Se suponía que debían irse esa misma tarde. Era mejor que se calmara, que no la vieran de ese modo, el Kazekage podría tomarlo como una ofensa y era todo lo contrario, era una gran oportunidad para mejorar. Se tomó unos minutos para serenarse, para aceptar que no era la mejor médico y que era su responsabilidad mejorar si quería proteger a su sensei y a su compañero. Para intentar ayudar a ese ninja que ahora intentaba recuperarse un poco para emprender el camino de vuelta a la Hoja.

Lo mejor era volver a su habitación y desempacar, ir con Gaara-sama y decirle que aceptaba su oferta. Quería secarse las lágrimas, pero resultó que ya estaban secas, no había humedad en sus mejillas, debió quedarse ahí parada más tiempo del que pensó.

En seguida se puso en acción, si se detenía, aunque fuera un minuto, se arrepentiría.

-¡Sakura-chan! - gritó su amigo de ojos azules cuando estaba a punto de entrar a la torre del Kage. La médico estaba pensando en un discurso para decirle a Naruto, deseando internamente que le pidiera que se marcharan juntos a la Hoja porque era lo correcto. Pero él se adelantó y antes de que pudiera decir cualquier cosa, la abrazó. La abrazó con mucha fuerza, como nunca antes lo hizo, sin titubeos, sin detenerse a pensar en que ella nunca fue la más cariñosa o demostrativa. Correspondió a ese contacto, hundió su rostro en el pecho de Naruto, se refugió ahí sin moverse, sin decir una sola palabra. Olía ligeramente a comida, eso la hizo sonreír. Lo extrañaría, y demasiado, dos años de separación y ahora...

-Vas a estar bien, Sakura-chan - dijo Naruto. Su voz había cambiado, era más profunda, todavía no se acostumbraba a su nuevo tono - Es una oportunidad que no puedes desaprovechar, lo sé. Más vale que Gaara te cuide muy bien. Te voy a extrañar mucho, estos dos años sin ti... apenas pude sobrevivir. Promete que me escribirás tanto como sea posible - su compañero habló muy deprisa, las palabras salían atropelladamente de su boca. Él también había practicado un discurso.

-Naruto... - la voz de la médico era un susurro. No volvería a llorar, pero tampoco fingiría que no le dolía la separación.

-Kakashi-sensei tiene razón- Naruto la tomó del rostro, las manos estaban en sus mejillas y unió sus frentes - Tienes un potencial increíble - y besó su mejilla. Sakura dio un respingo, no de desagrado, tan solo de sorpresa y después sonrió. En otro momento lo habría golpeado con fuerza; pero ahora valoraba el atrevimiento de ese gesto - Vas a ser la mejor, Sakura-chan, de veras que sí.

Lo soltó con lentitud, con una sonrisa que intentaba mostrarse optimista, pero que no ocultaba su tristeza. La médico dio media vuelta y entró a la Torre. A su espalda su compañero se quedó parado, sin detenerla.

-Si no fuera por Kakashi-sensei, te habría llevado a la Hoja sin importar la propuesta de Gaara - pero su compañera no lo escuchó, y tal vez fue mejor así, de otra forma no se habría quedado.

No tardó mucho en hablar con el Kazekage; entró, dio su respuesta, sonrió ante la sorpresa de Gaara por su repentino cambio de decisión, aceptó los cumplidos por su talento y se marchó tan rápido como pudo para despedirse de los ninjas que ya debían estar en la entrada. Hubiera querido prestarle más atención a las palabras del Kazekage, pero tenía tantas cosas en la cabeza que olvidó la bienvenida y todo lo demás. Olvidó cada palabra del líder de la Arena.

Los ninjas de la Hoja, como predijo, se despedían de Kakuro y de algunos más. Quería creer que la esperaban para irse, que esa despedida de Kankuro, esa charla sobre la misión y cualquier otra cosa de la que estuvieran hablando, no era más que un pretexto para retrasar sus pasos y aguardar por ella, que no se irían sin despedirse. Y allí estaban, pero no todos.

-Lo siento, Sakura-chan, Kakashi-sensei no se sentía bien y Guy-sensei lo acompaña a la Hoja.

-Está bien, era lo mejor. Deben atenderlo inmediatamente - pero la voz de Sakura se apagó significativamente.

Se despidió de todos, no hubo nadie que no le deseara buena suerte, incluso Neji le ofreció una ligera sonrisa como quien reconoce que es la mejor desición; el último abrazo fue el de Naruto, el más duradero. Todos lo entendieron; parecía que la distancia los había unido más, como si durante dos años estuvieran juntos y ahora les tocaba separarse por primera vez. Era la segunda despedida, primero se marchó él, ahora se quedaba ella, y, sin embargo, no podía sentirlo más cerca.

-De veras que Kakashi-sensei quería despedirse de ti.

-Lo sé, pero lo mejor es que se fuera, que tú vuelvas con Jiraiya-sama, y que yo me quede.

-Serás la mejor, Sakura-chan.

Terminaron el abrazo y se observaron durante un par de segundos más, titubeando, inseguros de actuar, dudosos de separarse porque esta ocasión parecía más definitiva, porque era la despedida del equipo siete.

-Cuídate mucho, y escribe tanto como puedas - pidió la médico con una sonrisa.

El equipo que había ido hasta allí para ayudar a la Arena, se dio la vuelta y comenzó a avanzar. A Naruto le costó demasiado dar el primer paso, pero cuando lo dio, entonces no hubo vuelta atrás. Sakura se quedó parada en el mismo lugar, los vio partir y desaparecer.

-Creo que es mejor que entremos - era la voz de Kankuro, por un momento olvidó que él estaba allí.

-Sí.

-Te mostraré dónde te quedarás, Gaara escogió un lugar muy agradable y creo que te gustará, no creí que te quedaras, pero me alegro que sea así... - Kankuro siguió hablando, seguro que no notaba lo distraída que estaba en ese momento y que al día siguiente no recordaría nada de lo que dijo - Por cierto, gracias por salvar mi vida - puso la mano en su cintura y siguieron avanzando.

A una distancia considerable, Kakashi avanzaba más rápido de lo que debía hacerlo. Cada paso no era doloroso físicamente, el dolor estaba en su pecho. Se sentía sofocado.

-Lamento que no pudieras despedirte de Sakura, Kakashi.

-Está bien.

No se hubiera quedado aunque estuviera perfectamente sano. No habría podido marcharse si la veía una vez más. No era bueno con las despedidas, no le gustaban; en realidad no es que experimentara muchas en su vida, pero la mayoría habían sido eternas, tan eternas que nunca volvió a verlos.

Ojalá pudiera ser como Naruto y enfrentar la situación, pero no hubiera podido mantener su decisión y se la habría llevado consigo. Fue muy difícil convencer a Naruto de que era lo mejor, de no haber hablado con él, su compañero no habría permitido que la médico se quedara, sus palabras lo detuvieron. Pero no era como Naruto, el discurso que le dio a sus alumnos no serviría con él si la volvía ver, si se despedía, la habría llevado de vuelta a la Hoja ignorando sus propias palabras.

Esa era la diferencia entre su alumno y él; Naruto no podría ser egoísta, y él, ¿cómo no ser egoísta y querer conservar algo que le trajo un poco de tranquilidad?

Su alumna, esa jovencita que se quedó en la Arena, lo sanó de una forma especial. La protegía, y no había hecho un mal trabajo, podría hacerlo durante mucho tiempo más, cuidarla; era una buena vida para él. Nunca lo dijo en voz alta, y seguramente nunca lo haría, no expresaría la sensación de satisfacción cuando observaba a Sakura sana y salva, cuando la cuidaba y volvían de una misión. Ese pensamiento se quedó guardado en su mente, encerrado en su pecho, volviendo más dolorosa la separación.

Podrían pensar que el ex ANBU era desinteresado, poco sentimental y cariñoso; sin embargo, sentía tanto como cualquier otro, sólo que nunca lo expresaba. Tenía esa mala costumbre de querer ser un ninja hasta en su tiempo libre, aislarse en soledad y curar sus propias heridas. La pérdida de su equipo, de su padre, fue más dolorosa de lo que todos llegaron a imaginar...

-No creo que puedas saber lo difícil que fue no ser tan egoísta, Sakura - susurró.

-¿Dijiste algo, Kakashi? - preguntó Guy a su lado.

-Espero llegar pronto a la Hoja.