No hubo más siete, Naruto se marchó por segunda vez con Jiraiya, Kakashi volvió a ANBU, le ofrecieron formar otro equipo, pero rechazó la idea; y Sakura, ella se quedó en la Arena como estaba previsto. Cada uno siguió su propio camino, las misiones que habrían realizado ellos, las hizo otro equipo, la pista que les dio Akatsuki la siguieron otros ninjas y volvieron con las manos vacías, como lo habrían hecho ellos; al Uchiha lo dejaron de buscar como prioridad y se volvió parte de un expediente inconcluso.

Tsunade y Shizune entendieron que lo mejor para Sakura era quedarse en la Arena, ahí podía concentrarse en mejorar su nivel médico, en cambio, si regresaba, seguramente su objetivo principal sería traer a su compañero de vuelta. Para ser una buena médico, debía enfocarse en eso, y no en las misiones, no en su compañero, ni siquiera en tratar de mantener al equipo siete unido. Si realmente quería ayudarlos, protegerlos un poco más, entonces se enfocaría en ser una buena médico, aunque no estuviera con ellos. Lo mejor para ellos, por lo menos para los dos alumnos, era separarse.

Naruto y Sakura se mantuvieron en esporádico contacto, el joven rubio de ojos azules escribía tanto como era posible y cuando le era posible, desde tantos lugares que Sakura en ocasiones no tenía ni idea de a dónde responder, aunque eso no evitaba que se alegrara por las noticias de su compañero, en cada carta le contaba cómo mejoraba y todo lo que había aprendido. Kakashi se mantuvo al margen y sólo tenía noticias de sus alumnos por la Hokage y por las cartas que le escribían. No es que no le interesara por ellos, los pensaba con mucha frecuencia, extrañaba su compañía y las misiones, pero los dejó seguir con su vida. Se acostumbró a estar acompañado, y ahora estaba solo, como al principio. Era parte de ser sensei, permitir que sus alumnos continuaran y construyeran su propio camino.

Recibía cartas de Naruto y Sakura, pero no las contestaba, nunca sabía qué decirles.

Pareciera que la desaparición del equipo siete no afectó a la Hoja en lo absoluto, el mundo no se detuvo, las misiones continuaron; quizá los únicos que notaron su ausencia fueron los más cercanos, los otros equipos que estaban acostumbrados a verlos, Ino, porque Sakura la ayudaba en su entrenamiento médico; Konohamaru que esperaba ansioso la llegada de su héroe; Guy, que veía muy esporádicamente a su eterno rival. Pero el resto de la Hoja, el negocio de Dango que estaba en la esquina no extrañó a ninguno de los integrantes del equipo siete, ni siquiera se enteró de su ausencia.

Todo siguió avanzando durante más de un año. Kakashi sabía que en algún momento volvería a verlos, Naruto no demoraría en volver, quizá entonces también lo haría Sakura; pero no era seguro que el equipo siete se reintegrara, así que no albergó esperanzas de un reencuentro más que momentáneo. Al principio creyó que Sakura regresaría en un mes, que no resistiría tanto tiempo, y esa idea le agradaba, él la recibiría sin reproches, una parte de él quería la compañía de sus alumnos. Un mes después, la Aldea seguía sin ella, seis meses y no hubo cambios, entonces Kakashi supo que no volvería. Pensó que ella debía estar cómoda y feliz en Suna, como Naruto con Jiraiya.

Por supuesto que el destino tenía sus propios planes; y si no se cree en el destino, entonces en el efecto causa-efecto.

...

-¿Estás bien?

-Sí, es mejor que vayamos a la Hoja y reportemos lo ocurrido.

-No - la voz de Kakashi detuvo a los dos ANBU que ya comenzaban a avanzar, él era el líder, pero, además, imponía respeto - Necesitas ser atendido, no estamos lejos de la Arena, creo que podrán ayudarte.

-Pero...

-Lo primordial es curar tu herida. No te preocupes por la Hoja, escribiré cuando estemos en la Arena.

Sus dos compañeros estaban heridos, uno más que otro, pero ambos necesitaban atención y la relación con la Arena era buena como para pedirles su colaboración. En ese momento no recordaba a su alumna, pero su imagen vino a los pocos segundos y pensó en ella durante todo el camino a la Arena, una hora pensando en la jovencita.

La misión que los llevó hasta ese lugar estaba muy alejada del peligro, habían mandado a un grupo ANBU por considerar que obtendrían información confidencial que estaría mejor resguardada en un grupo selecto; pero primero se toparon a un ninja muy especial, un experto espadachín que no era un asunto menor, un obstáculo que sus compañeros no esperaban. No es que fuera tan talentoso o fuerte para acabar con los tres ANBU. La debilidad de los ninjas de la Hoja era que se habían separado para buscar al contacto que estaba retrasado, eso nunca era una buena señal. Fue entonces que ese misterioso ninja, sin banda, hirió al primero, se enfrentaba con el segundo cuando Kakashi llegó como apoyo, el espadachín desapareció tan rápido como se había presentado.

Kakashi pudo haber ido tras él, pero su equipo era la prioridad.

Cuando llegaron a la entrada de Suna, el ANBU se dio cuenta de que fue la mejor decisión que tomaron, su compañero apenas podía sostenerse en pie, intentar llegar hasta la Hoja habría sido demasiado arriesgado.

Los cuatro ninjas que custodiaban la entrada no estaban seguros de cómo actuar. Claro que las dos Aldeas mantenían una buena relación, pero la visita de un pequeño grupo ANBU se anunciaba demasiado sospechosa, ellos siempre avisaban su llegada, y era evidente que no los esperaban.

-Díganle a Sakura que Kakashi está aquí - pidió el ninja sosteniendo a su compañero herido, el otro aún conservaba fuerza suficiente para estar de pie, pero había consumido mucho chakra, además tenía algunas heridas al intentar defender a su compañero. Necesitaba atención pronto.

-¿Sakura-san, la médico?

-La misma.

Uno de los ninjas desapareció y dejó a los otros tres cuidando la entrada. Pensó que tendría que esperar demasiado, pero fue rápido. En cuestión de minutos el ninja volvió a aparecer. Ni siquiera le dio tiempo para asimilar que realmente estaba en Suna, en el mismo lugar que su alumna. Sus pensamientos estaban revueltos cuando fueron recibidos por segunda vez.

-Entren, por favor, los están esperando. Lamento la confusión, son bienvenidos.

Kakashi se sorprendió de recibir esa respuesta, Sakura debía ser muy reconocida para que el ninja pareciera tan contrariado por hacerlos esperar. No avanzaron ni siquiera un par de pasos cuando un equipo médico los encontró y comenzó a atender al ninja más herido.

-¿Necesita atención médica? - le preguntaron a él.

-No, sólo ellos dos.

El equipo médico asintió y guió a los ninjas hasta el hospital. Como si las atenciones no fueran suficientes, en el Hospital había un equipo médico más que esperaba su llegada. Kakashi se sentía sobrepasado por la situación, no esperaba tantas atenciones. Cuando menos lo pensó, se quedó sólo en la entrada, se llevaron a sus compañeros para atenderlos. Todo estaba sucediendo tan rápido como un parpadeo. Se sentía como un verdadero extraño, todas las caras le eran desconocidas, y aunque estaba acostumbrado a pisar tierra ajena, la sensación de incomodidad, de extrañeza lo hizo suspirar un par de ocasiones. No se arrepentía de acudir a Suna, sus compañeros necesitaban atención médica, pero quizá él podría irse... No le gustaba estar allí...

-Debe ser parte del grupo ANBU de la Hoja - era Kankuro. No lo reconocía al ninja que copia con la máscara, y realmente no había necesidad de quitársela y presentarse.

-Sí. Gracias por recibirnos.

-No es necesario, siempre estaremos dispuestos a ayudar a la Hoja. Vamos, lo guiaré a donde están atendiendo a sus compañeros. Están preparando todo para que puedan quedarse el tiempo que sea necesario. He hablado con Gaara y está al tanto de la situación.

-Preferiría volver lo antes posible... - habían llegado a la habitación, y curiosamente todo el equipo médico estaba afuera.

-¿Qué sucede? - preguntó Kankuro completamente extrañado.

-Dijo que se haría cargo.

Todos se quedaron en completo silencio, incluido el hermano del Kazekage. Kakashi no entendía lo que estaba sucediendo, sus compañeros estaban en esa habitación, pero los médicos estaban afuera. Estaba a punto de preguntar qué estaba sucediendo cuando la puerta se abrió de improviso y un rayo rosa atravesó el pasillo y aterrizó en sus brazos.

-Sakura - susurró el ANBU correspondiendo a ese abrazo que aceleró su corazón por ser tan de improvisto, y porque no esperaba esa bienvenida tan cálida y cariñosa.

La abrazó con fuerza, ni siquiera había visto su rostro, tan sólo era visible su melenita rosa tan inconfundible. Acarició su cabellera con ternura y la acercó más a su cuerpo, una de sus manos estaba en su cintura.

Lo único que podía ver era el cabello de Sakura, estaba amarrado, pero las constantes caricias de Kakashi lograron desatarlo; veía el cabello rosa y a Kankuro con una absoluta extrañeza, su rostro lo delataba. Seguramente todo el equipo médico los veía, así que la tomó de la cintura y la apartó de ahí, eso ocasionó más sorpresa por parte del ninja de la Arena que los siguió por un par de pasos, pero que al ver que Sakura no oponía resistencia, se quedó quieto y observó cómo el ANBU se la llevaba.

Kakashi la bajó hasta que doblaron el pasillo y estuvieron solos. No fue intencional, pero se había olvidado de sus compañeros, Sakura los había atendido, así que debían estar bien. Su completa atención estaba en su alumna, en que la tenía en sus brazos como nunca antes la tuvo, que nunca la abrazó como ahora, mucho menos la tuvo tan cerca.

-¿Está bien? ¿Está herido? Me avisaron que quería verme, que venía un grupo ANBU herido, pensé que se trataba de usted...

-Estoy bien, no te preocupes.

Le tomó un par de segundos más, pero por fin se separó para poder verla. Había sido más de un año sin verla, su rostro no presentaba grandes cambios, pero sí pequeños detalles, sus rasgos más finos, el brillo en sus ojos era maduro, incluso era posible que hubiera crecido un par de centímetros. Pero allí estaba su alumna, con esos ojos jade tan peculiares como el color de su cabello. Acarició una de sus mejillas, su piel estaba muy suave, pero lucía cansada, reconocía esa expresión apagada.

-Me encargué de curar a sus dos compañeros. Son ANBU así que decidí atenderlos yo misma para no comprometer su identidad, están bien, se recuperarán.

-Gracias, Sakura.

-Lo extrañé tanto, sensei - admitió la médico con una vocecita tan delicada, con una sonrisa dulce y unos ojos que luchaban por no echarse a llorar.

Kakashi se arrancó la máscara y le mostró su rostro que esperaba no hubiera cambiado tanto, y que de todos modos se encontraba cubierto por la máscara de tela.

-Yo también te extrañé- confesó..

En su entrada a Suna consideró la posibilidad de encontrarse con Sakura, también creyó posible que estuviera muy ocupada y se fuera sin verla, esa era la más probable. Sin embargo, la situación en la que estaba, acariciando la mejilla de su alumna, ni siquiera pasó por su mente. No esperaba que se mostrara tan feliz de verlo, tan cariñosa con un ninja que nunca respondió a ninguna de sus cartas.

-¡Sakura! - la voz de Kankuro resonó en el pasillo. El ninja de Konoha retiró ambas manos de la joven, pero le sonrió antes de volver a colocarse la máscara ANBU - El equipo médico se pregunta si puede atender a los ninjas.

-No, yo me encargaré de atenderlos personalmente. Venga conmigo, así me aseguro de que usted también está en perfectas condiciones - lo tomó de la mano.

-Lo siento, pero el Kazekage quiere hablar con usted.

-Pero...

-Está bien, Sakura - interrumpió él - No tardaré, te veré pronto, ¿de acuerdo?- la joven asintió pero no dijo nada - Lo prometo.

Se alejó, no había más remedio que dejarla con Kankuro, pero sospechaba que ya llevaba mucho tiempo con él, robarle unos minutos, incluso la mitad del día, no era más que lo justo, después de todo era su sensei.

-¿Está todo bien, Sakura? - le preguntó Kankuro cuando se quedaron solos. La médico mordió su labio inferior con fuerza.

-Sí.

-No esperaba verte tan emocionada por un ninja de la Hoja - la joven se quedó callada, no porque no tuviera nada qué decir, sino porque seguía pensando en su sensei - Lo lamento, no quería sonar así...

-No te preocupes- ni siquiera prestó atención a lo que dijo - Debo atender al grupo de la Hoja.

-Te acompaño - puso la mano en su cintura, como lo hiciera la primera vez que la acompañó a su habitación, y cómo lo hiciera un sinfín de veces más. También le ofreció una sonrisa, una sonrisa como disculpa por su conducta anterior.

-Debo hacerlo sola, son ANBU de la Hoja.

-Sí, lo entiendo. Supongo que te veré después.

-Por supuesto- el de Suna la tomó de la mano con ternura y la médico no pudo menos que sonreírle- Gracias por ayudarlos.

Sakura entró a la habitación. Los dos ninjas estaban recostados, tenían la máscara puesta y dormían pacíficamente. La médico los anestesió para que pudieran descansar y reponer un poco de la energía que el combate les había quitado. La heridas no eran tan graves, podría sanarlos lo suficiente para que volvieran por su propio pie a la Hoja, así que puso manos a la obra. Era momento de demostrar su progreso, de intentar asombrar a su sensei, aunque él siempre se viera rodeado de ninjas admirables.

Las heridas estaban en la parte del pecho, por lo menos del más herido, el segundo ninja tenía algunos cortes en los brazos principalmente, algunos menores en el abdomen, su principal problema era la falta de chakra, por lo que dormiría un par de horas. Se concentró en el ninja más herido; no le demoraría mucho, si lo deseaban podrían marcharse ese mismo día, en un par de horas y llegar a la Hoja tranquilamente.

Atender a los ninjas de la Hoja le recordó el principal deseo de la Hokage, era esto a lo que se refería. Lo necesario que era un ninja médico en las misiones; esas heridas no eran tan graves, pero al estar muy lejos de la Hoja, la herida se volvía potencialmente peligrosa, se agotaba el ninja, perdía sangre y corría peligro. En cambio, si era atendido en ese momento, brindaba un poco más de seguridad al equipo, les daba una oportunidad más. De eso se trataba ser médico.

Terminó de sanar a los dos ninjas, acomodó la armadura y la máscara de ambos, si entraba algún ninja de Suna, no podría ver sus rostros. Su relación era buena, pero era estrictamente necesario mantener sus propios secretos en cuanto a los ninjas. Había terminado su tarea, así que ahora sólo quedaba esperar.

No eran las mejores condiciones, pero no pudo evitar sonreír, una sonrisa en realidad grande, luminosa y absolutamente feliz. Su corazón no podía latir con regularidad, no desde que le avisaron que Kakashi la buscaba, que un grupo ANBU de la Hoja estaba en la entrada y parecerían heridos. Era su día de descanso, la buscaron en su departamento, inmediatamente pidió que los atendieran y ella se dirigió al Hospital. Desde ese momento no pudo estar tranquila, primero pensaba que uno de los ninjas heridos era su sensei, y cuando se aseguró de que no era ninguno de ellos pudo respirar un poco más tranquila. Era egoísta y grosero, pero no quería que nada le sucediera a ninguno de los dos integrantes del pasado equipo siete.

Si no estaba entre los ninjas heridos, ¿dónde estaba él? esa pregunta no dejaba de sonar en su cabeza con cada minuto que no lo veía, quizá volvió a la Hoja sin despedirse, podría haber vuelto para enfrentarse a quien quiera que hirió a sus compañeros... Entonces escuchó su voz. Sólo unas pocas palabras, pero suficientes para que ella reconociera ese tono tan particular, profundo, relajado, confiado. No podría olvidar esa voz, ni un millón de años.

Salió corriendo y lo abrazó. Quizá él esperaba una bienvenida diferente, pero Sakura estaba cansada de extrañarlo. No estaba ni cerca de ser la ninja que todos esperaban cuando se marcharon y la dejaron allí, y no se refería el desempeño profesional, en ese asunto nadie podría ponerle una sola queja, la admiraban y la respetaban, prueba era la rapidez con la que atendieron a su solicitud para ayudar a dos ninjas "extranjeros". Su conducta profesional era intachable, todo lo que había aprendido era sumamente valioso, incluso ella misma, con toda su humildad, reconocía su mejoría. Sin embargo, en cuanto al tema personal, el asunto era muy diferente. No había ni un solo día que no extrañara a sus compañeros, y en segundo lugar a la Hoja. No es que la Aldea le fuera menos querida, pero cuando estaba en Konoha sin Naruto o Kakashi,le parecía que había perdido parte de su encanto.

No fue tan fuerte como todos pensaron, esa rudeza que llegó a mostrar con Naruto, la fuerza bruta que la caracterizaba, y que seguía manteniendo, parecía una barrera para una ternura poco conocida en la joven. No hubo día en que no anhelara volver a la Hoja, en que se imaginara a su sensei y a su compañero apareciendo en Suna para llevársela a su hogar, con ellos, ese imaginario le llenaba los ojos de lágrimas pero sin llegar a derramar alguna. Comprendía que lo mejor para ella era estar allí, pero eso no le impedía soñar con volver.

Por eso tanta emoción al ver a su antiguo sensei, por eso ese sorpresivo abrazo y el deseo de no soltarlo. En realidad no recordaba haberlo abrazado antes, pero en esos instantes los brazos del ninja eran el mejor lugar en el que había estado durante el último año. Se olvidó de su enojo por no despedirse, por no responder ninguna de sus cartas, por no escribirle, ni siquiera visitarla en alguno de sus días libres. Lo perdonó en el mismo instante en el que levantó su máscara y vio ese rostro familiar, en el momento que acarició su cabello.

-Sakura - la joven estaba tan distraída que ni siquiera escuchó cuando la puerta se abrió a su espalda. Antes de que se girara ya sabía quién era el dueño de esa voz.

-¿Todo está en orden, sensei? - preguntó con una sonrisa luminosa, intentando ocultar la emoción en su voz, en su mirada.

-Sí, Gaara-sama me ofreció alojo un par de días, además de su ayuda en todo lo que fuera necesario, escolta si llegara a requerirse, pero en realidad no hace falta. Partiremos cuando tú creas que sea necesario.

-Debería revisarlo, para asegurarme de que se encuentra bien.

-No, no es necesario. Estoy perfectamente bien, ya has hecho mucho.

Kakashi notó como parte de la emoción de Sakura se desvanecía de manera casi imperceptible, él no lo hubiera notado si su bienvenida hubiera sido menos cariñosa y dulce. Se dio cuenta de lo ingrato que era con esa jovencita, con su silencio, con su falta de respuesta y de visitas. Se quitó la máscara, no quería que ella lo viera como un ANBU, sino que lo reconociera como su sensei.

-Entonces creo que podrán partir en un par de horas, a penas despierten sus compañeros.

-El Kazekage no ha dejado de enlistar cada uno de tus progresos, destacar tu talento y tus habilidades, como si no me hubiera percatado de ellas antes. Como sea, me sentí muy orgulloso, estaba seguro de que lograrías impresionarlos, has logrado mucho en muy poco tiempo.

-No me parece que un año sea poco tiempo.

-El tiempo es relativo, Sakura- dijo el ninja revolviendo esa melenita rosada, inevitablemente se preguntó si volvería a abrazarlo - El tiempo aquí te ha sentado bien, quiero decir, luces muy bien.

-Gracias, sensei.

Se produjo un pequeño silencio. Los dos ninjas, por lo menos los dos que estaban despiertos, luchaban con sus propios pensamientos; ella porque no sabía cómo afrontar la inminente despedida que se acercaba, y él porque no se le ocurría nada que pudiera retrasar su retirada, por supuesto no estaba acostumbrado a considerar los motivos personales como una verdadera razón.

-¿Sakura, hay algún lugar donde podamos hablar en privado?- preguntó el ninja intentando mostrarse relajado.

-Por supuesto.

Antes de salir de la habitación, Kakashi se colocó la máscara. El Hospital de la Arena estaba ligeramente concurrido, por los pasillos transitaban enfermeras que no dejaban de saludar a Sakura con cierta timidez, no ocasionado por saludar a un extraño, más bien demostrando cierto respeto por alguien que consideran superior. A él lo veían con cierta curiosidad, pero seguro que ya sabían que un grupo de ninjas de la Hoja era atendido en su Hospital.

Sakura lo condujo hasta una habitación grande con una vista espectacular de toda la Aldea, allí había una bata médica y muchos libros, un archivador de tamaño considerable y una planta sobre el escritorio lleno de papeles bien organizados.

-¿Es tu oficina?- preguntó con más asombro del que hubiera querido. No pretendía insinuar que su alumna se mereciera menos.

-El Kazekage me la ofreció por si necesitaba un espacio extra para organizarme, pero es demasiado - contestó la joven con cierta vergüenza.

-Tu talento es más grande que cualquier espacio que puedan ofrecerte - Kakashi se acercó a la joven y se quedó parado a un paso de distancia, no tenía sentido que siguiera conservando la máscara puesta, así que la quitó.

No esperaba estar así, no esperó ese recibimiento, ese abrazo, esa calidez, esa sensación en su pecho que surgió de ese encuentro. La había extrañado más de lo que admitía.

¿Te gusta estar aquí? - preguntarle eso estado en una oficina enorme, cuando eran evidentes todos los privilegios que la rodeaban parecía algo absurdo, pero él tenía una idea de cuál sería su respuesta, sólo era cuestión de confirmarlo.

-Quiero volver a la Hoja.

-Gaara-sama comentó que necesitas medio año más para aprender todo lo necesario- el ninja observó a la joven abrir la boca, como para reprochar, pero al final no dijo nada - ¿Realmente quieres volver a la Hoja?

-Sí, sensei.

-Hablaré con la Hokage cuando vuelva, no creo que tenga inconveniente para que regreses- Kakashi le ofreció una sonrisa bajo la máscara. Durante un año imaginó que Sakura volvería, la única razón para no hacerlo era desear quedarse para continuar con su entrenamiento. Durante un año, el ex ANBU creyó que Sakura estaba tan cómoda en Suna que no quería regresar, nada se lo hubiera impedido...

-¿Sensei? - la voz de Sakura irrumpió en la habitación, no como algo molesto, sino como una melodía que suena tranquila y dulcemente. El ninja observó que su alumna parecía nerviosa - Me gustaría pedirle que se quedara conmigo, aquí, en Suna.

-Sakura...

-Sé que debe volver con su equipo ANBU, seguro que tienen información para Tsunade-sama, o probablemente lo espera alguna otra misión importante; pero me gustaría que se quedara, sólo un par de días, por favor.

-Claro que sí.

Kakashi no esperaba esa petición, pero tampoco quería negarse. En la Hoja lo esperaba una nueva misión, pero estaba seguro de que la Quinta le permitiría quedarse, no recordaba la última vez que se tomó un par de días libres, quizá nunca lo había hecho. ¿Por qué cedía en esa ocasión? bueno, porque estaba descubriendo que parecía imposible decirle que no a Sakura. Se lo debía, por las cartas no contestadas, por no visitarla, por no despedirse un año antes.

La médico sonrió llena de alegría y no se resistió a abrazar a su sensei. No esperaba que aceptara, pero era imposible ocultar su emoción por su respuesta. En realidad no podría decirse que fuera tan cercana a su sensei, confiaba plenamente en él, lo admiraba, y no podía sentirse más a salvo que cuando estaba con Naruto y el ninja que copia; sin embargo, no compartían mucho de su propia vida, no hablaban de nada que no fuera relacionado con misiones, entrenamiento o ninjas en común.

Así que era sorprendente, primero, que ella hiciera esa propuesta, y, segundo, que él aceptara.

Ahora que Sakura estaba de nuevo en los brazos de Kakashi, se preguntaba por qué se mostraba tan cariñosa con él, se mostraba tan efusiva y cálida; por un momento pensó que se estaría propasando.

El ninja que copia tenía las mismas dudas. No imaginaba que llegaría a corresponder el abrazo de su alumna con tanta seguridad como si estuviera acostumbrado al contacto físico, y sobre todo, tratándose de Sakura, lo más que hizo fue ponerle una mano sobre el hombro y cargarla en los exámenes Chunin, nada más. Y ahora correspondía al abrazo, acariciaba su cabello y mejillas, aceptaba quedarse en Suna por ella.

En ese momento ninguno de los dos podía reconocerse, no reconocían esa extraña bienvenida, su comportamiento. Debía ser por el año que pasaron separados, porque ese año en el que su relación sensei-alumna debió desarrollarse y fortalecerse, lo vivieron separados.