Naruto y Sakura se pasaron el día entero juntos, en la habitación de la jovencita, hablando de cualquier cosa, sentados en la cama o mirando por la ventana, reconociendo algunos cambios significativos en el paisaje después de más de un año y medio de ausencia. Era tan difícil reconocerse, no actuaban de la misma forma, ella solía golpearlo a la primera provocación y él actuaba tan inmaduro en algunas ocasiones que en ocasiones sí se merecía los continuos regaños de su compañera. Ahora ya no había bromas inmaduras, o golpes de improvisto; quizá por la situación, porque Naruto estaba seguro de que algo sucedía, y porque Sakura estaba demasiado cansada como para regañar a su amigo por sus travesuras durante el entrenamiento.

-Deberías reportarte con Tsunade-sama, seguro que querrá verte.

-No, Ero-sannin dijo que estaba bien, que él se encargaría de todo- dijo Naruto tomando su mano y con sonrisa tan radiante que a Sakura le dieron ganas de llorar. Estaba demasiado sensible últimamente, a flor de piel.

-Entonces por qué no damos una vuelta por la Aldea, podemos ir a comer con Ichiraku, muero de hambre y no recuerdo la última vez que fui.

-Me encantaría, también tengo hambre, mucho en realidad. Apuesto a que el viejo Ichiraku no podrá reconocerme, de veras que no ¡Vamos ahora mismo, Sakura-chan!

-Primero necesito que salgas para que pueda caminarme, espérame abajo.

Naruto salió por la ventana y, como le pidió su compañera, esperó, aunque no dejaba de ver a su alrededor, alerta. Estaba feliz por haber regresado, pero no podía pasar por alto la situación, ni mostrarse radiante cuando era evidente que algo pasaba.

Debía hablar con Sakura, mostrarle que no estaba sola y que todo mejoraría ahora que estaban juntos. La extrañó mucho, su compañía, las misiones, todo sobre ella, incluso los golpes por su comportamiento inmaduro. Ya era momento de seguir adelante, y por primera vez, en mucho tiempo, dejó de pensar en Sasuke para concentrarse en Sakura, en esa jovencita que se mostraba asustadiza y tímida, el amor por ella era mucho más grande que la incertidumbre por su compañero. Simplemente había cosas más importantes, quizá la separación les recordó lo verdaderamente significativo, aunque sólo quedaron ellos dos.

Saura salió vestida con una falda rosa y una camisa roja con mangas y el sello de su clan en la espalda, tenía unas botas largas que llegaban hasta la rodilla y su melena rosa caía más abajo que sus hombros. Era como si el tiempo no hubiera pasado. Recordó que cuando llegó de su entrenamiento con Naruto, le dijo a Sakura que no había cambiado, después Jiraiya le explicó la situación y que eso no era precisamente un halago. Ahora le causaba mucha gracia ser tan despistado.

-Luces hermosa, Sakura-chan.

-Gracias, pero en realidad sólo es un simple atuendo de todos los días- le fue imposible no sonrojarse ligeramente.

Caminaron por las calles como en los viejos tiempos, el día estaba cayendo y los últimos rayos de sol se escondían entre algunas nubes llenando el cielo de una gama de colores hermosa, rojo, anaranjado, rosa, tenues amarillos contrastaban con lo azul que se suponía debía ser. Pero la ansiedad de Sakura comenzó a aflorar, pronto anochecería y entonces dormiría y el mismo sueño de siempre la acosaría. No era tonta, intentó mantenerse despierta durante la noche, pero no lo lograba, estaba segura de caer dormida minutos después de entrar a su habitación a pesar de que por la tarde estaba segura de no dejarse vencer por el sueño. No importaba cuanto lo intentara, dormía como si quisiera hacerlo, eso era lo más frustrante.

-¿Todo está bien, Sakura-chan?

-Sí. Me preguntaba dónde están todos, pensé que veríamos a Ino o a Shikamaru por aquí, acostumbran salir a estar hora. Hinata parecía muy emocionada con tu regreso.

-Bueno, no importa, seguro que los veré pronto. Por ahora sólo quiero hablar contigo, ya te he contado casi todo sobre mi entramiento, pero no me has dicho nada acerca de Suna.

Se sentaron y comieron tranquilamente, la médico casi se había olvidado que la noche la estaba esperando, que pronto la devoraría una vez más. Comieron ramen en Ichiraku, entre risas y bromas del propio dueño que participaba en la conversación de ambos y traía a colación algunos de los mejores momentos, los buenos recuerdos. Cuando estaba en Suna eso era lo que extrañaba, y ahora, por fin experimentaba esa familiaridad, estaba cómoda y feliz, aunque allá afuera todo estuviera oscuro. La felicidad que sentía en esos momentos solo se comparaba con la que sintió cuando su sensei la visitó en la Arena. Un pinchazo de los viejos sentimientos la aturdió, era como si todo el amor que sentía por el ninja emergiera de pronto y se enfrentara los nuevos sentimientos, al miedo.

Necesitaba verlo otra vez, una vez más. Sakura estaba segura de que, si aparecía en ese momento, lo abrazaría, buscaría estar tan cerca de él como lo estuvo en Suna. Pero él no apareció, estaba muy lejos, y de apoco esa ráfaga de intenso amor se consumió en el miedo.

-¿Qué sucede, Sakura-chan?- le preguntó Naruto cuando todo estaba lleno y las diferentes conversaciones mantenían un ambiente muy animado. Por eso la pregunta de Naruto, su tono tan serio, e incluso su semblante, sorprendió a la médico. El ramen, el plato entero de ramen se revolvió en su estómago.

-Tengo pesadillas, Naruto- podría haber sonado ridículo, pero el tono de la jovencita lleno de terror, dejó en claro que era un problema serio -No puedo evitarlas, no puedo soñar otra cosa, ni siquiera puedo evitar dormir, no importa cuánto lo intente. Siento que no tengo voluntad, que la he perdido porque ni siquiera puedo decidir cuándo quiero dormir.

-¿Cuál es ese sueño?

-No tiene importancia, es sólo un sueño- Naruto no se conformó con esa respuesta, pero lo mejor sería no insistir tanto, primero necesitaba hablar con la Abuela.

-¿Naruto, podrías ir a mi casa y quedarte conmigo hasta que me duerma?

-Por supuesto, Sakura-chan. Te alcanzaré en un momento, debo reportarme con la Quita, pero no tardaré.

Se despidieron de Ichiraku, Naruto iba a la Torre Hokage, pero antes hizo una parada con la que pensaba ayudar a su amiga. La médico se sentía ligeramente más segura, pero ver todo oscuro, saber lo que se aproximaba, la hicieron voltear sobre su hombro en un par de ocasiones. Una vez en su habitación, estaba decidida a no tocar la cama, ni siquiera a acercarse porque no dormiría hasta que Naruto estuviera de vuelta. Necesitaba mantenerse despierta, su compañero no tardaría, solo era cuestión de esperar y entonces estaría a salvo de las pesadillas.

Se asomó por la ventana con la esperanza de ver a su compañero aparecer de un momento a otro, lo que vio, sin embargo, fueron unos pétalos de flores que se precipitaron hacia ella. No las recordaba, ni siquiera un poco, no sintió miedo sino curiosidad. Estaba perdida y no podía reconocerlo.

El ninja que provocaba esas ilusiones, que por la mañana parecían sueños, sabía que era su último día, así que debía ser el más doloroso. Ojalá tuviera tiempo para destruirla por completo.

Mientras tanto, Naruto se presentaba en la Torre Hokage donde todavía estaba Jiraiya. Era evidente que él ya sabía lo que ocurría, así que era momento de que le explicaran la situación.

-¿Qué está sucediendo, Abuela? Sakura-chan estaba muerta de miedo, debió verla, se asustó con mi presencia, tenía miedo de mí.

-Alguien la atacó- la Quinta sabía que era lo mejor decir toda la verdad -Hace cuatro semanas uno de los ninjas la encontró desmayada en la orilla del bosque. Cuando despertó, dijo recordar algo que nunca vio, que no tuvo forma de saber. Alguien la atrapó en un Genjutsu y no logra superarlo.

-¡Maldición!, ¿por qué no me lo dijeron antes?

-Se trata de un Genjutsu, no hay nada que puedas hacer para ayudarla. Su recuperación está demorando tanto porque la ilusión fue a partir de un recuerdo muy preciso, la confundió, confundió sus recuerdos y algo en lo que creía firmemente se enredó con esa ilusión.

-Dice que tiene pesadillas- la Quinta se mordió el labio inferior y, de ser posible, su frustración aumentó.

-Ve con ella. Hablaremos después.

-¿En qué ilusión la atraparon?

-No tiene importancia.

Quizás, si la Quinta o Jiraiya le hubieran dicho que estaba relacionado con Kakashi, que el miedo era hacia él, Naruto no le habría enviado esa carta a su sensei pidiéndole que regresara. Porque eso hizo el ninja de ojos azules antes de ir a la Torre, escribió una breve nota para Kakashi donde le pedía, si realmente le importaba Sakura, que volviera lo antes posible.

Naruto encontró a Sakura dormida en la cama, le pareció extraño que aún tuviera las sandalias puestas, ni siquiera se había cambiado de ropa, y considerando que durmió en la tarde, era más extraño verla tan entregada al sueño. Cuando dejó a su compañera, después de comer ramen, ella parecía nerviosa, dispuesta a esperarlo sin considerar la idea de acostarse en la cama, mucho menos dormir.

De pronto Naruto sintió un miedo que se antojaba como injustificado. La certeza era tan ridícula que se disfrazaba de incredulidad.

-Sakura-chan, ya estoy aquí- pero la jovencita no mostró señales de escucharlo -No pensé que te dormirías tan pronto- subió el tono de voz, se escuchó medio bromista medio preocupado. Cuando ella siguió sin reacción se acercó a su cama -Despierta, Sakura-chan.

Esperaba verla reaccionar, entonces él se disculparía por despertarla y ambos se reirían de situación. Pero eso no sucedió, ella seguía profundamente dormida, no era normal. La tomó entre sus brazos, necesitaba llevarla al Hospital, avisarle a la Abuela.

-¡Sakura-chan!- gritó ya desperado, seguro que hasta había despertado a los padres de la médico, de todos modos se enterarían de lo sucedido. Además, en lo único que podía pensar era en su compañera -Ven tan pronto como puedas, Kakashi-sensei- pidió Naruto entendiendo sólo un poco de la situación en al que estaba su compañera, ¿cómo no iba a tener miedo cuando la atacaban en su propia habitación?

Dejó a Sakura en el Hospital, entró directamente y no pidió que la atendieran, sino que esperaran la llegada de la Hokage, ella debía atenderla personalmente. Las enfermeras ni siquiera dudaron de la orden de Naruto porque se veía absolutamente desesperado, incluso cuando Sakura parecía tranquila y solo inmersa en un profundo sueño.

Naruto se sentía desesperado, como si se moviera en cámara lenta, no era lo suficientemente rápido par ir en búsqueda de la Quinta, para avisarle que debía atender a Sakura lo antes posible, incapaz de comprender totalmente lo que estaba sucediendo. Le parecía tan increíble que alguien hubiera atacado a la jovencita en su propia habitación, la impotencia de no poder protegerla incluso con su regreso, la sensación de que ella no estaba a salvo, fue desalentadora.

La Quinta se dirigió al Hospital, seguida de Shizune y de Jiraiya, pero como la primera vez no había nada qué hacer.

-¡¿Cómo que no puedes hacer nada?! – la voz de Naruto resonó en la habitación y hubiera sido suficiente como para despertar a cualquiera que estuviera dormido, pero no a Sakura.

-Es un Genjutsu, Naruto. Funcionaría en los primeros momentos, aplicar una corriente de chakra que interrumpiera su propio flujo, lo sabes. Pero no es un Genjutsu cualquiera, el responsable de esto domina esta técnica mejor que... ella despertará cuando su mente se recupere un poco, cuando su chakra se normalice, no antes.

-Mírala, Abuela- dijo Naruto desconsolado, como si no fuera a despertar nunca, se acercó a ella y tomó su mano que cedió inmediatamente -Está delgada, demasiado, hay ojeras bajo sus ojos, tiene un semblante asustadizo... ¿cómo pudo pasarle algo así, aquí, en su hogar? Parece que estaba mejor en Suna.

-Naruto...- Jiraiya puso la mano en su hombro.

-¿Quién podría haberle hecho algo así?, ¿en qué ilusión está atrapada?

-No lo sé.

Pero la Quinta tenía una ligera idea, y Jiraiya también después de lo que había escuchado. Ambos se miraron preocupados, ese ataque significaba que la amenaza había estado en Konoha, pero, aunque la buscaran, no la encontrarían, y eso era lo más preocupante. Todos observaron a Sakura dormir, en ese momento parecía más delgada, mucho más delgada, más pálida, incluso las ojeras contrastaban con la blancura de su rostro, su respiración era espaciada y lenta. El cabello largo y rosa caía esparcido por toda la almohada. Conservaba esa belleza tan especial, tan peculiar, incluso en un momento así, era hermosa.

Naruto tomó la única silla disponible y la acercó a la cama de su compañera, Tusnade, Jiraiya y Shizune sabían que ahí se quedaría hasta que Sakura despertara, estaba dispuesto a vigilar su sueño, asegurarse de que nada más podría lastimarla.

La situación en la que estaba Sakura de pronto los sobrepasó a todos. Se enfrentaban a un enemigo que parecía invisible, que atacaba en las sombras, y que era evidente, se trataba de una cuestión personal hacia ella y hacia Kakashi, quizá eso era lo más confuso.

Naruto se quedó cuidado a su compañera durante seis días, la dejaba solo bajo lo estrictamente necesario. La veía atentamente, intentando imaginar la ilusión en la que se encontraba, y la anterior que era la responsable de su desmejora. Pensó que podría estar relacionada con Sasuke, quizá por eso no lo había mencionado desde que volvieran a verse. Eso tenía sentido.

Hacía un año y medio que no la veía, cuando estaba lejos de ella era como si cada día durara dos, y ahora que estaban juntos, el último año y medio parecía reducirse a unos días. Quería estar feliz, por su regreso, por verla de nuevo; sin embargo, todo había cambiado, la situación, ellos, ya no eran los mismos, se habían perdido de un año y medio de crecer juntos, de seguir bromeando, de aprender del otro. Envidiaba a los otros equipos, no por la unión, estaba seguro de que Sakura y él estaban unidos por un lazo, que, a pesar de la distancia, era irrompible, sino por lo que vivieron, porque ellos tuvieron más tiempo.

-No volveré a irme, Sakura-chan. Y no dejaré que te vayas – dijo el ninja tomando su mano. Era momento de recuperar aquello que la distancia había separado, al equipo siete.

Cuando el sexto día llegaba a su fin, cuando Naruto observaba por la ventana el cambio de paisaje, y todo se oscurecía lentamente, escuchó movimiento a su espalda, era Sakura que se incorporaba en la cama con cierta dificultad. Pensó que tardaría más, pero los Genjutsu no eran cuestión de cuánto tiempo durara, sino de lo dolorosos que podía ser, lo reales que se sentían.

-¡Sakura-chan! No te muevas, quédate quieta, llamaré a la Abuela.

-No, espera un momento- los ojos de la médico se llenaron de lágrimas y entonces se echó a llorar. Naruto lo comprendió en seguida, era la ilusión. No podía hacer mucho, solo quedarse con ella y no dejarla sola, así que se acercó y la abrazó con fuerza. Sakura lloraba como si fuera una niña pequeña, sus hombros se movían arrítmicamente. Lo tenía sujeto de los brazos, así que el ninja sentía la fuerza en ese agarre. Sollozaba suavemente, Naruto nunca la había visto llorar de ese modo, por nadie, ni siquiera por Sasuke, por su huida.

El corazón del ninja se encogió de dolor, de compasión, de ira por la persona que había llevado a su compañera hasta ese extremo. Sakura lloró durante una hora, quizá se daba cuenta de que todo había sido una ilusión y lloraba de alivio por estar despierta y en la realidad y no una cruel fantasía. Pero no, ese llanto no era de alivio, era de dolor puro y sólido, de un corazón roto, peor aún, de alguien que ya no tiene. Ni siquiera se atrevía a preguntarle de qué se trataba, qué había visto, porque sospechaba que su llanto no se detendría, y verla llorar era doloroso. Se quedó con ella, acarició su cabello rosa, era lo único que podía hacer.

Naruto se quedó con ella toda la noche, también había un ANBU custodiando la ventada de su habitación, pero dudaba que fuera necesario. Sakura estaba acostada, fingiendo dormir, igual que su compañero. La habían revisado ya, la Quinta y Shizune, nada que pudieran hacer más que recordarle que de nuevo todo se trataba de una ilusión, que nada fue real, no importa lo que hubiera visto, era una mentira.

Esta vez no le contó a la Hokage la ilusión, no tenía caso porque le dirían que era mentira, ¿y qué había visto? La verdad, por eso ya no lloraba, solo estaba quieta en la cama, respirando tranquilamente. Pensaba en todo lo que había pasado con él, desde que fuera su sensei, después la separación y el reencuentro en Suna, esos días, de nuevo la separación y de nuevo el reencuentro en la Hoja, su actitud, la distancia. Después sucedió el incidente del Genjutsu, y cuando despertó él no estaba, tenía tantas preguntas para él, entonces la curiosidad se cubrió de miedo y terror por verlo de nuevo. Y ahora...ahora le daba lo mismo verlo ese mismo día que no verlo nunca más.

Intentó evocar algo que no fuera indiferencia, pero no había nada más. Sakura ya vivía entre ilusiones, entre recuerdos falsos.

Abandonó el Hospital al día siguiente a primera hora, la vigilancia continuaría, pero dudaban de un tercer ataque, nadie, que fuera tan inteligente, podría ser tan descarado al mismo tiempo. Aun así, un ANBU se quedaba afuera de su ventana y la acompañaba de regreso a casa siempre que no estaba con Naruto.

Pero Sakura ya no tenía miedo, comía mejor, mucho mejor, e incluso se le notaba más tranquila, sus sonrisas eran sinceras y hasta relajadas.

-¿Cómo te sientes, Sakura-chan? – los ojos azules de Naruto se inundaban de preocupación por ella, después de todo había llorado en su hombro cuando despertó, era normal que siguiera preocupado. Quizá lo más preocupante era la tranquilidad que después invadió a la jovencita, como si no hubiera pasado nada, ni siquiera hacía preguntas en relación al ataque. Estaba completamente ajena, desinteresada por averiguar algo más.

Sakura respondió con una sonrisa, con una sonrisa genuina, como en los viejos tiempos, antes de que se separaran por segunda ocasión. Le recordó a la Sakura que lo recibió después de dos años de entrenamiento con Jiraiya, sólo que ahora tenía el cabello largo.

-Le escribí a Kakashi-sensei- la sonrisa de Sakura no se borró de inmediato, sino que se extinguió de a poco, como el sol se ocultaba en el horizonte después de haber brillado.

-No debiste hacerlo, no por mí- respondió con neutralidad, demasiado cortés. Y esa fue toda su respuesta.

Sakura había perdido algo en esa ilusión, su propia ilusión, la última pizca de esperanza que le quedaba. Tenía un mundo a parte en la cabeza en el que no estaba su sensei. Ya no aparecía ni como sueño o pesadilla, tampoco pensaba en él. Estaba en un rincón de su memoria que se enredaban con ilusiones.

¿Cómo volver a unirlos?

-Estas muy callada, Sakura-chan - ella y Naruto estaban recostados en el que fuera el campo de entrenamiento del equipo siete. Llevaban horas entrenando y hasta ellos, con todo el deseo de mejorar, sabían que necesitaban un descanso.

Había pasado una semana desde que saliera del Hospital.

-Estaba pensando en que, en ocasiones, cuando te alejas un poco, ves las cosas de diferente manera. Hay personas que son una ilusión.

Naruto creyó que se estaba refiriendo a Sasuke, después de todo ya no hablaban nada sobre el tema, ni siquiera pensaban en alguna misión para traerlo de vuelta. Naruto no lo nombraba porque creía que las ilusiones estaban relacionadas con él, mantenía la esperanza de traerlo de vuelta, pero ya no era una prioridad inmediata.

Se quedaron en silencio durante un buen rato, no era algo incómodo, solo que cada uno estaba pensando en diferentes cosas.

-Espero que la Abuela encuentre una misión para nosotros pronto.

-Dijo que pasaras a la Torre cuando terminara el entrenamiento, quizá si tenemos suerte, tenga una misión para nosotros.

-Apuesto a que sí, de veras que sí. Iré a tu casa después, cuando la Abuela nos de los detalles de la misión.

-Aún no sabes si se trata de una misión.

Pero su compañero ya se había ido corriendo sacudiendo la mano en forma de despedida y dejando en evidencia su entusiasmo que se mostraba en la misma medida en que ella mejoraba. De a poco recuperaban aquellos rasgos distintivos, Naruto con algunas bromas inmaduras, y ella regañándolo por eso. Sonrió tranquila, satisfecha.

La había dejado sola porque a cierta distancia estaba un ANBU que cuidaba de ella. Esa vigilancia era inútil, si el ninja que la encerró en el Genjutsu, quisiera hacerlo de nuevo, lo haría con facilidad, incluso con ese ANBU de por medio.

Cerró los ojos para poder descansar un poco, se iría a casa y esperaría a Naruto. En ocasiones, cuando salían a pasear por la Hoja, se encontraban con algunos amigos y se quedaban riendo y conversando. Había sido una buena semana, mejor de lo que esperaba.

-Sakura.

Kakashi dijo su nombre. Había llegado ese mismo día con un solo objetivo en mente, y cuando la Quinta le dijo que sus alumnos estaban en el campo de entrenamiento número tres, y antes de que pudiera decirle algo más, algo que era imperativo que supiera, se marchó. Estaba desperdiciando tiempo, y había demasiadas cosas por decir.

Durante todo el camino de vuelta a Konoha, sintió una necesitad desesperada por ver a su alumna, asegurarse que estaba bien y entonces hablar por el mes en silencio. De alguna forma no quería llegar tarde.

Ahora estaba allí con la determinación de hablar con su alumna y disculparse por mentirle, por su conducta inmadura y egoísta, por ser tan estúpido. Sakura lo escuchó, pero no hizo nada, se quedó acostada, seguro que seguía molesta, no era para menos.

Abrió los ojos unos minutos después, sus ojos jade lo miraron, pero allí no había resentimiento o molestia, no había nada especial ni significativo. Lo miro como a lo que se mira detrás de un cristal, borroso, irreconocible, algo olvidado que está en otro lugar, que no se toca. Kakashi ya no estaba en ningún rincón de Sakura, ya no la habitaba, no estaba allí, sino confinado a otro lugar. Esos ojos jade que alguna vez lo vieron llenos de sincero afecto, ahora estaban vacíos para él. El ninja dio un paso para atrás, había llegado tarde.

-Creí que volvería en unos meses- dijo ella incorporándose -Naruto no debió escribirle, no por mí- su tono no era grosero e irrespetuoso, pero sí lejano. El lazo que los conectaba terminó de caer del pecho de Kakashi, el de Sakura se había desprendido hacía casi una semana.

-La misión no fue tan larga como esperaba.

-Debo irme, veré a Naruto más tarde.

Kakashi la vio partir, sin despedida, sin nada más que esas cortas palabras que no significaban nada. Había regresado por la carta de Naruto, y lo hubiera hecho aunque no la recibiera, durante ese más de un mes no dejo de pensar en Sakura. Pero era evidente que ella estaba bien, era él el que no lo estaba. El ninja se quedó parado, mientras Sakura se alejaba, estaba más delgada y también se le veía cansada.

Cuando la médico se perdió de vista, entonces fue hasta la Torre Hokage otra vez. Esa mirada significaba algo y debía averiguar qué era.

Esperó hasta que Naruto se marchó para poder entrar, ni siquiera pretendió esconder su semblante dudoso.

-Ya la viste- dijo la Quinta deduciéndolo por su confusión que era bastante evidente.

-Si.

-El Genjutsu fue sobre ti- el ninja hizo un gesto de extrañeza, frunció el ceño y negó. Para él no tenía sentido que la ilusión fuera sobre él. Era lo que menos esperaba -Alguien le mostró el día que Rin murió.

Kakashi sintió que el suelo temblaba bajo sus pies, que esa oficina se movía y que de pronto los muros comenzarían a caer y por fin lo enterrarían. Está demás mencionar el dolor que lo atravesó como un rayo, hubiera sido menos doloroso partirse en dos, hubiera sido menos doloroso cualquier otra cosa menos eso.

-Pero...- el ninja ni siquiera reconoció su voz, no tenía idea de lo que quería decir.

-No lo entiendes, Kakashi- sentenció la Quinta observando cómo él se desmoronaba de a poco, pero ella todavía no terminaba -A Sakura sólo le mostraron eso, nada más.

-Ella no sabe que...

-No.

-Ahora entiendo- todo cobraba sentido para Kakashi, esa escena todavía lo perseguía en sueños como una pesadilla, y si Sakura la había visto...

-Kakashi, alguien le mostró a Sakura esa pequeña parte de la historia, solo esa. Alguien que estuvo allí, o que sabe lo que sucedió, escogió ese recuerdo para dañarte. Encerró a Sakura en esa ilusión y le hizo creer que era verdad, que era un recuerdo.

-Pero eso fue verdad.

-¡Pero no toda la verdad, Kakashi!- explotó la Quinta -Tú y yo lo sabemos, de haber podido elegir habrías muerto antes de dañar a Rin. Sakura no sabe eso.

-¿Quién fue?- el ninja todavía se debatía entre todos los sentimientos, el dolor y la ira, comenzaba a enfurecerse por sacar a la luz algo que le había costado tanto perdonarse -No tenían derecho.

-No lo sé, pero no fue la única ilusión. Alguien la atacó aquí, en la Hoja, dos veces hasta donde sabemos, pero pudieron ser más. Naruto dice que Sakura tenía pesadillas, no hay forma de saber si eran sueños o ilusiones. Kakashi, son escasos los que dominan el Genjutsu, y son menos los que saben lo que sucedió ese día, toda la verdad.

-¿Ella lo creyó?- la mirada del ninja delataba el miedo que sentía ante la respuesta.

-Estuvo atrapada durante cuatro días, repitiendo la misma ilusión una y otra vez hasta despertar, después yo la dormí tres días más...

-Entonces sí lo cree.

-Está confundida. Necesitas hablar con ella, cuanto antes. No ha querido decir cuál fue su última ilusión, no se lo ha dicho a nadie, pero no hay que ser un genio para deducir que también estaba relacionada contigo. Ella merece saber la verdad.

-La verdad es que maté a Rin.

-Toda la verdad- la Quinta estaba sinceramente conmovida por todo lo que había pasado Kakashi, pero no podía hablar por él, no era su historia -¿Por qué volviste antes?

-Por ella.

El ninja desapareció de esa oficina. El mundo seguía dando vueltas para él, no se detenía. Ni siquiera fue consciente de cómo llegó a su casa, solo que cuando se concentró un poco, ahí estaba, en su dormitorio. Parpadeó y de repente era como si todavía fuera ese adolescente que se despertaba con pesadillas, con las manos llenas de sangre y los ojos tupidos de lágrimas, de una llanto que no lograba contener porque los recuerdos lo acechaban hasta el punto de apartarlo de todo lo demás. Era como estar en ese momento, otra vez, más que revivirlo era como estar ahí. Si Sakura había visto algo así, si llegó a experimentar un poco del dolor que él sentía, entonces la compadecía sinceramente, y, sobre todo, lamentaba que hubiera visto algo que sólo debía ser parte de una pesadilla.

La culpa, esa culpa tan grande, tan dolorosa, tan sofocante. Esa herida nunca había cerrado, no importaba cuanto le dijeran que no fue su culpa, que no había forma de evitarlo, él sabía que debió cuidarla mejor, sí era su culpa.

No culpaba a Sakura, él también se miraría de la misma forma si pudiera, la imagen que tenía de sí mismo, no era mejor que la que tenía ella de él. Así que no importaba. Pero era doloroso que esos ojos jade que alguna vez le mostraron una nueva esperanza, un nuevo camino y otra oportunidad, ahora lo miraran desde el otro lado del cristal.

Podría ir y contarle la verdad, y eso haría, podría ayudarla a ella, pero no a él. En el fondo seguía siendo ese joven acosado por las pesadillas y la culpa. Tener el equipo siete lo había ayudado mucho, la presencia de Sakura le recordaba que podría tener una nueva oportunidad de cuidar de lo que le importaba, el amor que sentía por ella fue una de las mejores experiencias, una que casi lo sanaba. Pero ahora estaba muy lejos de eso.

Vio la fotografía de su anterior equipo. Estaba dispuesto a pagar sus errores, pero que alguien más lo sufriera por él, primero Rin, y ahora Sakura, era casi insoportable.

Tomó un cascabel, el último que le quedaba, y salió del dormitorio. Debía ir con Sakura. Como ella dijo, estaba en su dormitorio, esperando a Naruto que se había quedado hablando con Kiba, discutiendo sobre algo sin importancia seguramente.

Hizo sonar el cascabel para dar señal de su presencia a la jovencita que estaba distraída alguna de sus cosas. Cuando se dio cuenta, ella sólo se giró y esperó a que él hablara.

-Creo que ha llegado el momento de que tú y yo tengamos una charla.

Enfrentarse a su pasado no era algo que le gustara hacer, descubrir las heridas que seguían sangrando era por demás doloroso. Pero lo haría por Sakura, no porque pensara que podía recuperar el amor que ella había sentido por él, sino tan solo para no ver esa mirada vacía. Para que esos ojos jade demostraran algo cuando lo vieran.

Lo que sea que hubiera pasado en Suna, eso ya no importaba, aunque lo recordara todos los días.