Sai fue uno de los encargados de custodiar a Kakashi hasta Konoha, tenía una técnica muy útil y adecuada para que el ninja no se moviera más de lo necesario. Yamato también estaba allí, custodiando en caso de un ataque, pero todos estaban convencidos de que eso no sucedería. Simplemente no tenía sentido.
Durante todo el camino Sakura permaneció a su lado, lo tomó de la mano con suavidad pero preocupada de hacerle daño. Fue muy dulce sentir su compañía de esa forma, no como algo forzado, sino como un verdadero cariño sincero. Sabía que no era la única que se preocupaba por él, tenía buenos amigos que lo visitarían en el Hospital, la misma Hokage le tenía verdadero aprecio; pero la preocupación de su alumna era diferente, o eso creía, no simplemente de una alumna, sino de una mujer preocupada por su amante, y quizá por eso lo conmovía tanto. No compartieron una sola palabra durante todo el camino, pero tampoco dejaron de verse, esa mirada duró todo el trayecto.
Cuando llegaron ya los esperaba un equipo médico, y no era para menos, su sensei era un ninja importante. Lastimosamente Sakura tuvo que soltar su mano y dejar que las enfermeras se hicieran cargo y lo llevaran a ser atendido, seguro que la propia Hokage se encargaría de él, así que estaba tranquila. Pero aun así hubiera querido permanecer a su lado.
Sakura y Naruto se quedaron afuera de la habitación, la orden directa de la Quinta era que la médico se fuera a descansar, había usado mucho chakra; y lo mismo con Naruto, hizo tantos clones y se mantuvo alerta sin siquiera descansar, pero ninguno de los dos se retiró. Estaban esperando noticias, aunque su sensei estaba bien, sólo deseaban ver al ninja en un ambiente seguro para que la sensación de miedo desapareciera por completo. Asegurarse de que fue un mal sueño.
Los dos alumnos se quedaron sentados en el piso, frente a la puerta, Sakura recargada en el hombro de Naruto y tomando su mano.
Tsunade salió unas horas después, los dos alumnos se pusieron de pie inmediatamente con una mirada que imploraba que les permitiera quedarse, la Quinta los observó y ambos estaban seguros de que reprendería su presencia allí, pero no, dejó que Naruto entrara.
-Hiciste un buen trabajo, Sakura - la Hokage estaba orgullosa de su avance - Kakashi va a estar bien, Shizune preparó una mezcla de plantas medicinales que lo ayudará a sanar más rápido. Puedes entrar, pero necesitas descansar, te sugiero que vayas a casa.
-Gracias, maestra.
Sakura entró a la habitación, Naruto estaba sentado en la cama del ninja, hablándole de algún tema común que lo hiciera sentirse mejor. Ver esa imagen le ocasionó un sentimiento de nostalgia, solo eran ellos tres. Al principio pensó que el deseo de traer a Sasuke de vuelta era lo que los mantenía unidos, pero no, eran un equipo con o sin Sasuke, no importaba el tiempo que pasaran distanciados. La lección de Kakashi sobre la importancia del equipo, seguía presente en ellos, fuerte y sólida.
Su sensei tenía vendas por todo el cuerpo, pero eso era tranquilizante, estaba segura de que la Quinta excedió lo necesario y esas vendas no serían necesarias por mucho tiempo. La médico, por primera vez en días, pudo sonreír abiertamente, de alivio, de alegría por verlo a salvo, por estar juntos y, sobre todo, por tener un equipo tan valioso.
-Sakura-chan, mira a Kakashi-sensei, ¿podrías reconocerlo con todas las vendas?
-Te aseguro que sí.
La médico se sentó en la cama junto al ninja que le ofreció una sonrisa de complacencia por tenerla cerca. Se quedaron con su sensei durante horas, hasta que la noche cayó por completo, Kakashi necesitaba descansar, y ellos también. Se despidieron, aunque ambos sabían que al día siguiente, a primera hora, volverían a visitarlo hasta que se recuperara y saliera.
-Sakura, ¿puedo hablarte un momento?
-Por supuesto, sensei.
-Ehhhh, Sakura-chan, tengo hambre, te veré en Ichiraku - Naruto lo dejó solos, podría ser que ya tuviera una idea de lo que sucedía, o realmente tenía hambre.
Se quedaron en silencio durante algunos segundos, midiendo la intensidad de ese momento, adecuándose a la idea de que nada volvería a ser igual, ningún momento que tuvieran a solas lo sería.
-¿Kakashi-sensei?- Sakura bajó la vista - Lo lamento, lamento haber dudado de usted, llegué a creer que las ilusiones eran ciertas. Dudé de usted y no debí hacerlo, no importa lo que viera, o sintiera... No fue justo, no después de todo lo que ha hecho por nosotros. Lo lamento, sensei.
El ninja no esperaba esa disculpa, no esperaba verla de ese modo, su arrepentimiento era demasiado obvio, se sentía culpable de algo en lo que ella también era una víctima. La sensación tan real de poder perderlo la había tocado más profundo de lo que ambos pensaban, a pesar de las primeras dudas de ella, era demasiado evidente que nada era tan fuerte como el amor que le tenía.
-No tienes porqué disculparte, Sakura.
La médico se acercó a Kakashi, sus ojos seguían delatando cierto remordimiento por dudar de él. Era tan difícil dar el siguiente paso, le había confesado a Sasuke que estaba enamorada de su sensei, pero ahora debía decírselo a él. Y, sin embargo, no parecía tan fácil, estaba segura de sus sentimientos, cada que lograba hundirse en el pasado, aunque fuera por algunos segundos, recordaba ese sentimiento tan característico como el del enamoramiento. Lo reconocía, en algún punto de su pasado se enamoró de su sensei. Pero ahora, ahora no estaban en ese punto, y no quería importunar al ninja con alguna declaración inapropiada. Aunque eso no significaba que se diera por vencida, de ninguna manera. Su cercanía era un intento discreto de confesarle que estaba enamorada, que reconocía ese sentimiento y quería enfrentarlo, que si quedaba algo que salvar lo haría, y si no, lo reconstruiría.
-Me gustaría saber qué está pasando por tu cabeza, Sakura.
-No es tan complicado, sensei- la médico le dedicó una sonrisa que intentaba mostrarse inocente y desentendida. Se acercó a su cama y retiró con absoluta confianza algunos mechones grises que caían sobre el rostro del ninja - ¿Está bien si vengo mañana temprano?
-Por supuesto, Sakura.
-Ahora procure descansar, Naruto y yo no le hemos dejado tranquilo durante todo el día y estoy segura de que necesita reponer energía - Sakura se inclinó y besó al frente del ninja, fue un beso que duró más segundos de los que debería -Descanse.
-Hasta mañana.
La kunoichi abandonó esa habitación para encontrarse con Naruto como habían acordado, seguro que él ya la estaría esperando. Respiró con cierta tranquilidad, su sensei se estaba recuperando y Naruto estaba a salvo y seguro en la Hoja; pero tenía un mal presentimiento, algo que la inquietaba y que estaba relacionado con Sasuke, no con algo romántico, sino porque durante su último encuentro notó una pizca de frialdad pura, más que venganza, era algo oscuro totalmente. Aunque Sakura le recordó que siempre podía volver a Konoha, la actitud de Sasuke el desinterés o desapego que demostró hacia algo que no fuera su objetivo, incluso la forma en la que la trató, no como su antigua compañera, sino como una médico que podía ayudarla, un objeto, era una advertencia.
-Sakura-chan, por aquí - Naruto agitaba la mano y ya la esperaba con una gran sonrisa. De algún modo el tiempo distanciados les había servido para no obsesionarse con la huída de Sasuke, su compañero ya no cargaba con esa pesada promesa que algún día le hiciera, y eso la tranquilizaba. Si algún día iban tras Sasuke, entonces lo haría como un equipo, pero de ninguna forma como una promesa antigua e infantil.
Se quedaron con Ichiraku hasta que cerró el local, se quedaron recordando los viejos tiempos y hablando sobre cualquier cosa. Era extraño que estuvieran tan tranquilos después de una misión donde estuvieron tan cerca de Sasuke, quizá en otras circunstancias ambos planearían una nueva estrategia, un nuevo plan, algo que los acercara a su compañero, pero no hablaron nada relacionado con ese tema. Sin duda que habían madurado.
Cuando llegó el momento de ir a casa, Sakura se debatió entre ir a dormir o visitar una vez más a su sensei, pero sólo interrumpiría su sueño, así que declinó la idea y mejor se marchó a casa. No fue consciente de que estaba tan cansada hasta que llegó a la cama y se quedó dormida en cuestión de segundos.
Despertó un par de horas después y lo primero que hizo fue ducharse para ir al Hospital, visitaría a su sensei. Se vistió con un simple atuendo, en ocasiones como esa deseaba verse un poco mejor, por ejemplo, Ino siempre lucía absolutamente hermosa y sexy; pero ella... se observó en el espejo, su falda azul marino y una camisa roja con mangas blancas, que no la destacaba en absoluto, su cabello ya estaba bastante largo y como seguía mojado por la reciente ducha por lo que su cabellera se mostraba excesivamente lacia, no le gustaba, quizá era momento de cortarlo. Salió de su casa un poco deprimida, un poco descontenta con su aspecto.
Fue directamente a la habitación de su sensei, tenía planeado presentarse ante la Hokage y pedirle que le permitiera cuidar de Kakashi hasta que saliera del Hospital, y por supuesto retomar su entrenamiento médico cuando no saliera de misión.
Tocó la puerta y esperó que el ninja no estuviera dormido e interrumpiera su descanso. Pero escuchó la voz del ninja que le permitía entrar, así que Sakura intentó peinar su cabello y alisar su falda, no es que pudiera hacer mucho de todos modos, así que mejor entró de una vez.
Kakashi estaba sentado en la cama, ya portaba su máscara negra, la Quinta había hecho un trabajo excelente (cuándo no) curándolo, por lo que su rostro estaba casi completamente recuperado. Sin embargo, todo su torso estaba vendado, y seguro que también sus piernas. Para Sakura el ninja se veía muy atractivo, y por eso se quedó en la puerta, observándolo; su cabellera gris rebelde que caía sobre su frente, su perfil tan misterioso a pesar de que ella ya había visto su rostro, su semblante tranquilo, como si pocas cosas pudiera sorprenderlo. Toda una vida de ninja élite y, sin embargo, sus caricias y miradas podían ser las más suaves y dulces, la ternura que era capaz de demostrar hacía desear quedarse a su lado.
-Luces muy bonita, Sakura.
Ese comentario la tomó desprevenida, en especial cuando sus inseguridades la había acosado justo esa mañana. Y no, es que dependiera de un halago para su ego, era que agradecía la dulzura del ninja por ser tan sincero, porque él no decía algo en lo que no creía.
-Gracias, sensei. Espero que pudiera descansar.
-Sí, aunque eres tú quien me preocupa - Sakura se sentó junto al ninja y tomó su mano al tiempo que besaba su frente - Sé que hiciste más por mí de lo que era necesario, deberías estar descansando. Quizá deba pedirle a Tsunade-sama que también te interne, podrías quedarte conmigo...
El tono del ninja era de cierta complicidad pero con timidez, eso la hizo reír, y de hecho ambos rieron. Kakashi se recargó en su hombro y suspiró. Se quedaron en silencio durante algunos segundos, Sakura había tomado la mano de su sensei, estaba completamente vendada pero la hacía sentirse más cerca de él.
Ahí estaba de nuevo esa sensación que Kakashi experimentó por primera vez en Suna, tener una familia, convivir con ese sentimiento todos los días, desear ver a su alumna diariamente y sin falta, pero no en las calles o durante alguna misión, sino al despertar, al irse a dormir. Creyó que se había olvidado de esa sensación, que nunca había terminado de florecer, pero lo cierto es sí había florecido y se instaló en su pecho esperando el momento para volver a emerger. Esos sentimientos no podían olvidarse.
Alguno de los dos estaba por romper el silencio, pero la puerta se abrió de improviso, el ninja dejó de recargarse en su hombro, y aunque ella intentó soltar su mano él se lo impidió. Era la misma Hokage la que había entrado.
-Sakura, no esperaba verte aquí tan temprano... - iba a decir algo más, pero cuando los vio tomados de la mano se quedó callada analizando la situación. Quizá intentaba encontrarle sentido a lo que estaba viendo, alguna explicación lógica a que sensei y alumna estuvieran tomados de la mano, tan cerca; era evidente que ellos dos eran unidos, incluso más después de esta última misión, pero sin duda que había algo más. Tendría que hablar con Kakashi -Pero ya que estás aquí... - continuó la Quinta intentando no desviarse del asunto, pero al final no lo logró, verlos tomados de la mano era algo que no podía ignorar - Ven conmigo, Sakura, necesito hablar contigo.
Había pensando en hablar con el ex ANBU primero, pero después de todo ella era su alumna.
-Sí, maestra- la médico soltó la mano de su sensei y se puso de pie. Antes de salir le dedicó una sonrisa tranquila a su sensei.
-Hablaré contigo más tarde, Kakashi.
La Quinta salió de la habitación pero no pudo evitar lanzarle una mirada de advertencia a uno de sus favoritos.
Sakura estaba en el pasillo, la estaba esperando, pero cosa curiosa, no parecía nerviosa, esa era la reafirmación de lo que había visto en esa habitación, Sakura no estaba nerviosa porque estaba segura de lo que sentía. La Hokage no se alejó mucho de la habitación.
-Bueno, Sakura, comienza- la voz de la Quinta era más fuerte de lo que su alumna esperaba, pero la intención era averiguar precisamente la verdad, si titubeaba, entonces había una duda.
-Maestra - Sakura tomó aire - Antes de las ilusiones, aunque no podría marcar un momento en específico, yo me enamoré de Kakashi-sensei.
-Eso fue lo que ocasionó la tensión entre ustedes después de Suna - la Quinta suspiró. Estaba acostumbrada a otro tipo de problemas, unos que nada tenían que ver con que una alumna se hubiera enamorado de su sensei. No creyó que algún día tendría que lidiar con algo así, mucho menos relacionado con su propia alumna, que hasta donde recordaba, estaba enamorada de Sasuke - Sakura...
-Tsunade-sama - la interrumpió la kunoichi - En realidad no creo que deba preocuparse, estoy segura de que Kakashi-sensei no comparte mis sentimientos y tan sólo desea recuperar a su alumna.
-Ya veo - Tsunade observó a su alumna, su mirada la delataba, en algún momento su admiración había sobrepasado los límites de lo esperado - Esperaba que el enamoramiento por Sasuke terminara, y me alegra que sea así...
-Pero cree que me enamoré de alguien completamente imposible - su maestra le mostró una sonrisa como respuesta. Le era imposible ser dura con ella cuando se trataba de un asunto romántico.
-Ve con Kakashi, pero por la tarde deberás atender a otros pacientes, no quiero que piense que es el favorito de una de las mejores médicos.
La Quinta se quedó parada analizando la situación, Sakura se equivocaba, Kakashi no era más imposible que Sasuke, y eso era el principal problema. Era un problema porque se complicarían demasiado las cosas si no lo aceptaban pronto, y más porque estaban acostumbrados a estar juntos. Justo ahora Sakura apenas podía separarse de él, y Kakashi se aprovechaba de su condición de herido para tener a su alumna más cerca. Si no afrontaban la situación, no sólo no terminarían juntos, sino que ni siquiera soportarían estar en el mismo lugar.
El primer amor de Sakura fue Sasuke, y Kakashi había sido testigo de ese amor; y por otro lado, estaba el ex ANBU que siempre tuvo tendencia a la soledad. Si llegaban a ser una pareja, tenían dos opciones, o eran una pareja pasajera que termina por separarse con la cantidad de diferencias que ya tenían; o, eran eternos.
-¿Todo está bien, Sakura? - preguntó Kakashi a su alumna, ella se veía tranquila y le mostraba una sonrisa.
-Sí, Tsunade-sama me recordó que debo atender a otros pacientes por la tarde.
-Esperaba que Hokage-sama te diera un descanso.
-No debe preocuparse por eso, sensei, usted es quien debe descansar. Deberá quedarse un par de días más aquí, hoy cambiarán las vendas y le aplicarán un remedio que el Clan Nara sugirió.
Sakura no se había vuelto a sentar al lado de su sensei, estaba parada frente a él, esperando que en algún momento extrañara su cercanía. De repente una idea, quizá por las ilusiones, rondó por sus pensamientos, algo en lo que no había pensado.
-¿Qué sucede, Sakura?
-Sensei, lamento que perdiera a su equipo - el cambio de tema tan brusco sorprendió a Kakashi - Lamento que perdiera a Rin - a Sakura no se le ocurrió que su sensei estuviera enamorado de su compañera, que quizá esa era la razón para no mantenerse alejado de alguna situación romántica. Quizá la pérdida de Rin fue la pérdida de su esperanza de formar una familia.
Cuando estuvo en la ilusión una de las cosas más dolorosas fue sentir los sentimientos de ella, de Rin, su amor puro y sincero, pero alejado de una amistad entre compañeros de equipo. Rin había estado enamorada de Kakashi, lo amaba realmente ¿Pero y él?
-Ella era una ninja extraordinaria - Kakashi suspiró con ternura al recordar a su compañera. Sakura le devolvió la sonrisa, no estaba segura de qué pensar. Se quedó callada, pero al final terminó por acercarse a su sensei y tomar su mano.
-No imagino cuánto debe extrañarla.
-A todo mi equipo. Por eso me parece tan importante traer a Sasuke de vuelta, no quiero que pierdan a un compañero.
Se quedaron hablando durante un buen rato hasta que Naruto llegó en compañía de Guy y sus alumnos, todos para asegurarse de que estuviera bien y preguntar por su recuperación. Sakura aprovechó el momento para dejarlo en compañía y continuar con su actividades en el Hospital.
Durante la siguiente semana fue la misma rutina, Sakura llegaba a primera hora y lo visitaba, se sentaba junto a su sensei y tomaba de su mano. El ninja se recargaba en su hombro y así comenzaban a hablar de cualquier cosa. Durante todo ese tiempo Sakura no se atrevió a preguntarle a su sensei sobre Rin, si algún día se había enamorado de su compañera, si todavía seguía enamorado de su recuerdo. Se conformó con estar cerca de él, tomar su mano, saludarlo con beso en la frente y sentir que tenía la confianza suficiente para recargarse en su hombro. Esa última semana fue un vaivén de emociones para ambos, para Sakura porque cada día renacía en ella la certeza de que a pesar de todo seguía enamorada.
La tarde del séptimo día, Kakashi pudo marcharse del Hospital. Sus heridas habían sanado casi completamente, aún debía aplicarse un medicamento natural para que la extrema sensibilidad disminuyera. Nunca le preocupó las cicatrices, pero la rápida atención de Sakura, y su dedicación a curarlo, más la propia Quinta, le permitieron sanar rápidamente y sin cicatrices.
Cuando ya preparaba sus cosas para abandonar la habitación apareció la Hokage, y en realidad había estado esperando su visita.
-No olvides aplicarte el remedio de los Nara.
-Gracias, Tsunade-sama.
-Kakashi- el tono de la Quinta se volvió más serio - He permitido que Sakura siga atendiendote con la esperanza de que tomen una decisión, pero una semana después siguen en los mismos términos. Escúchame bien, Kakashi, o aclaran esta situación o yo me encargaré de hacerlo. Sakura es extraordinaria, soy la primera en admitir que me superará, y estoy orgullosa de eso; pero también es una mujer dedicada y cariñosa, sabes que la fuerza bruta que posee es mucho menor a su dulzura. Está enamorada de ti, pero si...
-¿Está enamorada de mí?
-¡Baka! - explotó la Quinta, murmuró un par de cosas sin dejar de ver al ninja con reproche. Kakashi comenzó a temer algún arranque de furia por parte de la Hokage, pero al final ella salió dando un portazo que descompuso la puerta.
El ninja abandonó el Hospital sin dejar de pensar en lo que había dicho Tsunade. Hasta ese momento creyó que su alumna intentaba reparar su relación como sensei y alumna, incluso después de aquel beso, antes del accidente, ella todavía estaba confundida. Llegó a pensar que Sakura no podría recuperar sus viejos sentimientos, y si lo hacía, seguro que ahora sí se daría cuenta de lo imposible que era todo. En algún momento hubo atracción, ¿pero amor?
Las preguntas acerca de Rin, ¿sería posible que pensara que pensara que el amor por Rin traspasó de un compañerismo? ¿Podría ser que estuviera celosa o preocupada? Él nuca había tenido algún sentimiento romántico por Rin, en cambio por su alumna... bueno, las cosas eran muy diferentes.
Cuando llegó a su casa, seguía con las mismas ideas. Desde siempre intentó hacer lo mejor para Sakura, pedirle que se quedara en Suna, y después dejarla allí para no interrumpir su progreso, fingir demencia para no perturbarla, todo lo que hacía, aunque no siempre acertara, era intentando hacerlo lo mejor por Sakura. Era momento de hacer lo mejor para ambos.
Se recostó en la cama intentando enfrentarse a la decisión que había tomado. Y allí acostado, extendió la mano en la cama vacía, siempre lo había estado, y no es que estuviera cansado de estar solo, era que había encontrado alguien con quien compartir la cama, y por eso la soledad pesaba tanto.
Todo lo que había vivido con Sakura...
Alguien estaba tocando a su puerta, seguro era Guy para preguntarle si necesitaba algo. Se levantó de la cama y la observó, quería que su alumna estuviera allí, como en Suna, pero sin separación.
-¿Sakura?
-Sólo vine para asegurarme que estuviera bien, Kakashi-sensei.
-Entra, por favor.
Kakashi se hizo a un lado para dejar entrar a la jovencita, lucía tan preciosa como siempre, aunque un poco cansada.
-Gracias por venir, sé que tienes una rutina muy ocupada.
-No podría estar ocupada para mi equipo. Imagino que extrañaba estar en su casa, el Hospital puede ser muy incómodo.
-Sí...- pero no respondió muy motivado, su casa estaba completamente vacía, los recuerdos no eran la mejor compañía por lo que no había mucha diferencia entre el Hospital y su casa. Incluso ahora el silencio era incómodo para él, seguro que su alumna no lo había notado, o esperaba que no.
Sin desearlo se había quedado callado durante más tiempo del que hubiera querido, logró que Sakura se sintiera incómoda, como si su presencia no fuera bien recibida.
-Será mejor que le permita descansar. Debe estar cansado del Hospital, por favor no dude en decirme si tiene alguna clase de problemas.
-Sakura, antes de que te marches, ¿podrías revisar las heridas de la espalda? seguro que no es nada, pero las vendas me incomodan un poco.
-Por supuesto, sensei. Preferiría revisarlo en su dormitorio, me parece que estará más cómodo y me aseguro de que descanse.
-Es una buena idea, aunque en realidad no tengo muchos lugares a donde ir... ven, vamos.
El ninja la condujo hasta su dormitorio, era una habitación de los más sencilla y con menos toques personales, casi parecía el dormitorio de algún invitado ocasional, quizá la única pista que delataba pertenencia eran dos fotografías que estaban sobre una pequeña mesa, una del equipo siete, y la otra del equipo de Kakashi, allí estaba Rin, sonriendo con emoción.
Kakashi se sentó sobre la cama sin siquiera darse cuenta de la mirada curiosa de Sakura que observaba el dormitorio furtivamente. Cuando su alumna estuvo frente a él le dedicó una sonrisa tranquila que Kakashi correspondió con debilidad. Tener en su casa a Sakura, en su habitación era un tanto desalentador, ella invadiría con su aroma cada rincón de la casa, pero cuando se fuera tan sólo quedaría su aroma, un recuerdo de ella, de que en algún momento estuvo ahí. Después la soledad, la casa vacía.
-Necesito quitarle la camisa, sensei - el ninja asintió.
Su alumna comenzó a desvestirlo, le quitó la camisa, en esa ocasión no portaba el chaleco, así que facilitó el trabajo de la médico, sus manos se movían con delicadeza, y cuando llegó el momento de quitarle la máscara, Kakashi ni siquiera se inquietó, ya antes le había mostrado su rostro.
-Voy a revisar su espalda - Sakura se perdió de su vista y comenzó a quitarle las vendas -Parece que la enfermera no acomodó bien las vendas y una lo está lastimando, no se preocupe, lo arreglaré ahora mismo.
-Gracias.
-¿Cómo va la sensibilidad en la piel, sensei? - preguntó su alumna mientras aplicaba chakra a la marca que la venda había dejado, en seguida pudo sentir un alivio que lo hizo relajarse.
-Mucho mejor, el toque de tus manos es muy agradable, quiero decir que no duele nada.
-¿Qué tal esto?- la médico comenzó a deslizar las yemas de los dedos por toda su espalda, seguía aplicando chakra -¿Duele?
-En absoluto.
Sin pretenderlo, Kakashi cerró los ojos, ese toque era placentero, como alguna vez lo fue el masaje en Suna. Dejó que las manos de Sakura se deslizaran por toda la espalda, que dibujaran círculos imaginarios y delinearan cada centímetro de piel.
Kakashi se relajó completamente, después del dolor de las quemaduras, de no tolerar el contacto, por fin sentía placer. Las caricias de su alumna, porque eso eran, le arrancaban suspiros involuntarios, las caricias llegaron hasta sus brazos, sus dedos recorrían sus hombros también, le producían un cosquilleo agradable, placentero y sumamente erótico. Aunque no lo deseara, sus pensamientos se desviaban hacia un terreno más íntimo.
Y cuando Sakura besó su hombro le quedó claro que no era el único, a ese beso le siguió otro, realmente su alumna lo estaba besando, sus labios probaban su piel con un deseo dulce pero seguro. Fue un camino de besos que terminó en su cuello, Kakashi le permitió cada contacto, es más, lo pedía, enredó sus manos en la cabellera rosa de su alumna y la acercó más a su cuello, a su piel, dejó que algunos jadeos escaparan de su garganta sin intentar reprimirlos.
Los labios de su alumna estaban en su cuello, su lengua recorría tímidamente su piel y dejaban un rastro húmedo como evidencia del deseo; las manos de su alumna estaban muy lejos de su cuello, acariciaban su abdomen, bajaban provocativamente hasta el pantaloncillo y recorrían sus piernas aplicando la fuerza necesaria para provocarlo hasta el punto de moverse inquieto y desear un contacto más íntimo.
La excitación de Kakashi era bastante evidente, además de poder verse a través del pantaloncillo, sus movimientos y jadeos eran la prueba más evidente de cuánto lo estaba disfrutando, del placer que estaba sintiendo, ni siquiera se esforzaba por ocultarlo. Pero no podía continuar de esa manera.
-Sakura, espera - jadeó, su voz salió tan ronca que debió aclararse la garganta. La médico detuvo sus besos y caricias y se quedó a su espalda -Quiero verte -confesó él quitando cualquier otro pensamiento - Quiero ver tu rostro, saber que eres tú a quién toco y la que deseo, la que me acaricia.
Kakashi se giró para observar a su alumna, estaba profundamente sonrojada, sus preciosos ojos jade brillaban por el deseo, delataba su felicidad por la situación en la que estaba, él compartía esa felicidad.
La tomó de la mano, verla era exactamente lo que necesitaba, ver sus ojos, su rostro, disfrutar de ese momento porque era Sakura, si se quedaba en la espalda sería como dejarla en el anonimato. De ninguna manera.
Su alumna quedó frente a él, de pie, con esa mirada tan hermosa, con una sonrisa ligera y dulce en los labios. Se le veía completamente hermosa, sensual y perfecta, con las mejillas sonrojadas que contrastaba de forma adorable con el cabello rosado, tenía una combinación perfecta que la destacaba.
No recordaba qué pensó la primera vez que la vio, si notó ese cabello rosa en combinación con los ojos jade, pero ahora, años después, le arrancaba suspiros al verla.
Sakura comenzó a desvestirse, frente a él, y aunque se le veía totalmente segura, un sonrojo más profundo se instaló en todo su rostro, era claro que tenía cierto nerviosismo, pero no lo dudó ni un instante. Se quitó la blusa, su piel blanca quedó al descubierto, su pecho cubierto por un sostén blanco que era lo suficientemente transparente como para dejar al relieve sus pezones erectos por el deseo. Kakashi intentaba no parecer demasiado ansioso o evidente, pero no podía quitarle los ojos de encima a su pecho, a la piel blanca que se mostraba como de seda, a su cintura, a cada parte de ella que lo provocaba hasta el punto en que sus manos se aferraban con fuerza a las sábanas. Tenía un deseo casi incontrolable de tocarla, su miembro latía y le ocasionaba tanto placer que el pantaloncillo era un verdadero estorbo.
Era como estar hipnotizado, no podía dejar de verla, de memorizar cada centímetro de ella, de ansiar probar su piel. Lo estaba seduciendo con el simple hecho de estar parada frente a él y eso demostraba el poder que tenía esa jovencita, su sensualidad y belleza.
Sakura no se detuvo, como si quitarse la blusa frente a él no fuera suficientemente excitante, comenzó a bajarse la falda y el short con una delicadeza que lo puso a temblar. Veía la piel de sus piernas, sus muslos, sus bragas que cubrían su intimidad. El ninja la devoraba con la mirada, cada centímetro, cada parte de ella. Realmente sentía cómo su boca se hacía agua.
Kakashi se puso de pie, tenía todo el torso desnudo, incluyendo su rostro. Ahora que estaba de pie, a pocos centímetros de ella, el rostro de Sakura quedó a la altura de su pecho, era más pequeña, era su alumna después de todo.
-Necesito tocarte, Sakura - le confesó con una sonrisa franca, una que hubiera conquistado a cualquier mujer, pero que no era una prueba de la victoria por conquistar a una de las mejores médicos, sino de rendición ante ella -Necesito comprobar que no es un sueño.
A modo de respuesta, su alumna se puso de puntillas y lo besó. Eso era todo lo que necesitaba. Kakashi la tomó de la cintura, el toque de su piel desnuda contra la suya no le ocasionó ningún tipo de dolor, todo lo contrario, fue un toque placentero, cálido e íntimo.
No era el primer beso que compartían, pero sí el primero con absoluta seguridad de lo que hacían. Fue un beso con una mezcla de ternura y pasión desbordaba, para ser honestos Kakashi quería devorar sus labios, a su alumna entera, y vaya que lo haría, pero antes estaba decidido a mostrarle todo el placer que podía sentir.
Sus manos pasaron de su cintura al del sostén de la jovencita, lo desabrochó y por fin pudo acariciar su espalda completamente desnuda, mordió sus labios suaves por la descarga de placer que lo recorría porque al quitar el sostén, los senos de Sakura acariciaron su pecho, se acercó tanto como pudo y disfrutó de esa fricción tan íntima que se había creado. Sus manos no se quedaron quietas, era imposible hacerlo cuando tenía el cuerpo de su alumna tan cerca y ella casi completamente desnuda. Lo siguiente fue quitarle las bragas, acariciar su trasero, su muslos, descubrir que su piel era muy suave y saber que ahora estaba desnuda fue demasiado excitante. El deseo por estar dentro de su alumna, de llegar hasta el final, fundirse con ella, era una idea tan tentadora que lo seducía hasta un extremo que él mismo desconocía. Lo que estaba a punto de suceder, lo que estaba sucediendo debía dejarle en claro que el recuerdo de Rin era sólo eso, un recuerdo. No podía pensar en nadie que no fuera su alumna, en la mujer que tenía frente a él, la misma que tenía metida en el corazón y en la cabeza desde hacía un buen tiempo.
Kakashi no podía soportarlo más, ni un instante más. Se separó lo suficiente para poder tener un panorama más amplio de la joven. Sakura tenía los ojos cerrados, sus labios estaban un poco hinchados por los repetidos besos, y todo su rostro estaba cubierto por un ligero sonrojo que la hacía verse adorable y sensual al mismo tiempo. El ninja bajó la vista, tenía las manos en la cintura de Sakura, pero no pudo mantenerlas allí, una de sus manos se deslizó por su cuerpo con delicadeza arrancando algunos gemidos suaves, provocando que se moviera inquieta. Kakashi siguió acariciando el vientre desnudo de su alumna, su piel debía ser de seda; subió un poco más hasta que llegó a su propósito. La mano de Kakashi encerró uno de los senos de Sakura, ambos jadearon, el jadeo de ella fue mucho más dulce, su espalda se arqueó de una forma totalmente provocativa, estaba disfrutando de ese contacto de sentir cómo el ninja masajeaba sus senos, sus dedos que acariciaban la piel sensible y los encerraban con la presión justa para que los gemidos no cesaran. No era la única que lo estaba disfrutando, Kakashi sentía cómo su miembro se endurecía cada vez más.
El ninja no se perdió detalle de las reacciones de Sakura, disfrutó de escuchar los jadeos, de ver a su cuerpo temblar por placer, sentir cómo el seno de la jovencita se volvía más firme por las caricias. Quería seguir viendo esa escena que era completamente erótica, que lo excitaba hasta el punto de sentir húmedos los pantaloncillos, pero mejor la besó, fue directo a su cuello y saboreó esa piel sin dejar de tocar sus senos, de acariciar su espalda, delinearla y bajar hasta su trasero, dejar un rastro húmedo con su lengua y con cada beso.
Kakashi no resistió la tentación de explorar más el cuerpo de su alumna, con pesar abandonó los senos de Sakura, pero en seguida se dirigió a una parte más íntima. Acarició la parte interna de los muslos de la jovencita, estaban tibios, pero ese no era su objetivo, sus dedos la acariciaron mientras subía lentamente hasta su intimidad, hasta que logró tocarla. El gemido de Sakura fue más fuerte, la había tomado por sorpresa el placer que experimentó con ese toque. Era la invitación para continuar. Kakashi acarició con más seguridad la intimidad de su alumna, estaba tan húmeda y tibia, sus dedos se deslizaban con facilidad, la acariciaban primero con un ritmo lento para después subir la intensidad, sus caricias eran en círculos y después uno de sus dedos entraba en ella. Antes ese toque, Sakura se estremecía de puro placer sin darse cuenta cuánto lo provocaba. El ninja no se dio cuenta, pero había dejado de besarla para gemir y saborear la excitación de Sakura y la suya propia. Quería quitarse el pantaloncillo, dejar su erección libre y sentirla a ella, pero sentirla tan excitada y húmeda consumía toda su atención.
Las caricias en la intimidad de Sakura se volvieron más intensas, su mano se movía con un ritmo acelerado y necesitado, ella gemía con más fuerza, su cadera se balanceaba y chocaba contra su mano, imponía un ritmo fuerte y había dejado atrás todo sentimiento de timidez, por lo que verla y sentirla entregarse por completo era una escena hipnotizante. Imaginarse que era su miembro, y no su mano, el que se hundía en ella lo hizo entrar más profundo, acariciarla con más intensidad. Estaba tan húmeda, sus muslos tibios y los jadeos cortos...
Por fin obtuvo lo que había estado esperando. El cuerpo de Sakura se tensó de una forma especial, sus manos se aferraron a sus brazos, jadeaba fuertemente saboreando la oleada de placer que la hacía temblar. Kakashi también saboreó ese orgasmo, sintió que la boca se le hacía agua con los movimientos de Sakura que buscaban el contacto con su mano y que él estuvo ansioso de ofrecerle.
Los gemidos de Sakura pararon intentando asimilar el recién orgasmo, su cuerpo aún se sacudía de una forma deliciosa, pero el ninja no dejaba de jadear, sus caricias no cesaron, pero habían bajado de intensidad, sus dedos estaban húmedos, con los residuos del orgasmo de su alumna. Ese no era el final.
Kakashi cargó a Sakura mientras ella todavía intentaba recuperar la energía. La recostó en la cama, pudo observar su cuerpo completamente, tuvo que tragar la saliva que se había acumulado en la boca, recordar que debía respirar. El ninja comenzó a desvestirse, desabrochó el pantaloncillo y lo bajó, su miembro latía con deseo, palpitaba ante la excitación de sentir la humedad de la jovencita, estar entre sus muslos. Estaba completamente erecto y duro, la necesitaba.
No pudo contenerse más y se colocó sobre ella dispuesto a volver a despertar su cuerpo. Besó sus labios, pero terminó por bajar, tenía un deseo que no podía reprimir, besar los senos de Sakura. Y por fin lo hizo, su lengua acariciaba esa piel, jugueteaba con la sensibilidad de su alumna que ya comenzaba a despertar de nuevo, que se movía inquieta cuando él se atrevía a morderla con suavidad, o jadeaba cuando sentía que él succionaba sus senos. Saboreó su piel, sus pezones erectos que respondían a su lengua, a sus movimientos.
Cuando estuvo seguro de que su alumna estaba lista para recibirlo, que había saboreado por completo el primer orgasmo, entonces volvió a sus labios.
Compartieron un beso más suave y lento, anticipando lo que se acercaba. Kakashi depositó un largo beso en la frente de Sakura, y abrió los ojos, su alumna lo observaba dejando ver todo el amor que sentía por él. Sus preciosos ojos jade brillaban con intensidad, el ninja no esperaba que alguien pudiera verlo de esa forma.
Mantuvieron esa mirada mientras Kakashi se deslizaba dentro de ella, ahora era su miembro el que sentía esa humedad de la excitación. El placer ocasionó que cerrara los ojos momentáneamente y que algunos gemidos escaparan de su garganta. El placer que estaba sintiendo superaba cualquiera fantasía que hubiera tenido. Saboreó ese momento, la sensación de estar dentro de ella, entre sus piernas, sentir que su alumna le permitía ese nivel de intimidad y que además lo estaba disfrutando tanto como él.
Tomó la mano de Sakura y comenzó a moverse lentamente, intentando ignorar el deseo de imprimir un ritmo brusco que pudiera lastimarla. Su alumna jadeaba al ritmo de las embestidas, eso lo excitaba todavía más. Sentía cómo los senos de Sakura chocaban contra él, lo rozaban de una manera provocadora. Kakashi atrapó uno de sus senos con la mano y lo apretó con fuerza, disfrutaba tanto que ella fuera tan sensible, que demostrara el placer que estaba sintiendo sin reprimirse.
-Sensei - jadeó Sakura -Por favor... - el ninja tenía una idea lo que deseaba.
-No quiero lastimarte, cariño.
-No lo hará - susurró y al final su voz se juntó con un gemido de puro placer cuando él entró más hondo y con más fuerza - Así, por favor.
-Dime si necesitas que me detenga - dijo antes de besarla y de imprimir un ritmo mucho más fuerte.
Las embestidas se volvieron más seguras y profundas, el ninja saboreaba cada una, la sensación de deslizarse dentro de ella, la humedad que rodeaba su miembro y la estrechez que creaba una fricción deliciosa. Mantuvo el mismo ritmo fuerte, dejó que el placer lo guiara, soportó las oleadas de placer que le erizaban su piel y que le exigían todavía más. Al final terminó sucumbiendo a ese deseo, penetró con más fuerza a la jovencita que gemía al ritmo de las embestidas, aplicó más fuerza a sus movimientos e inmediatamente sintió una descarga de placer que lo sacudió y al mismo tiempo le incitó a repetir ese movimiento. Las descargas de placer se volvieron más frecuentes y mucho más intensas, lo hacía gemir involuntariamente, ir más rápido, perder la conciencia y sólo experimentar placer. Su mente se estaba quedando en blanco, era su cuerpo el que se movía por puro instinto y placer.
Ambos gemían, y los gemidos se mezclaban con el golpeteo de la cama que replicaba el sonido de las embestidas.
Cuando Sakura llegó al orgasmo, además de jadear de una forma completamente erótica, movió su cadera de forma provocativa y seductora, sintió cómo su miembro entraba más fondo, su pelvis que chocaba contra la de ella, era un vaivén irresistible. Su alumna se aferró a él y disfrutó de las descargas de placer que la recorrían sin darle descanso a tener un solo pensamiento coherente.
Sentir una súbita humedad que rodeaba su miembro, que hacía que resbalara con más facilidad y el vaivén que se había creado por el frenesí de placer, le ocasionó que llegara hasta el final. Sintió su cuerpo tensarse, fue como si el placer se concentrara en un sólo punto antes de sucumbir a toda la excitación. Sin hilar algún pensamiento lógico, las sensaciones todavía eran tan fuertes que lo hacía gemir sonoramente, su cuerpo seguía embistiendola pero de forma instintiva, negándose a dejar ir ese placer tan adictivo.
Sintió cómo invadía a su alumna, había sido un acto demasiado íntimo y personal.
Cuando pudo recuperar un poco la conciencia, estaba recostado sobre el pecho desnudo de Sakura que lo abrazaba con ternura. Aún respiraba con cierta dificultad, pero también sonreía, una sonrisa de satisfacción y de puro amor.
El ninja besó sus senos y se acomodó dispuesto a permanecer tanto tiempo como pudiera en esa posición. No quería alejarse, no quería que ella se alejara, no después de hacer el amor.
Por fin, esa era la culminación de los primeros deseos que surgieron en Suna, cuando compartieron la cama, la rutina, las mañanas y las noches, algunas caricias, pero ningún beso. Y ahora acababan de hacer el amor, sensei y alumna, ahora él descansaba en su pecho tentado a quedarse dormido, y ella acariciaba su espalda con caricias que estaban bien lejos del dolor, que lo hacían sonreír como un bobo.
No recordaba la última vez que sonrió antes de dormir, seguro que fue en Suna, cuando compartió la cama con esa misma mujer. Quería despertar y tenerla a su lado porque entonces la casa ya no parecía tan vacía ni tan grande.
