CAPITULO 5: EL VIAJE A GRECIA

Santuario de Atena, Atenas, Grecia

Templo del Patriarca

Aquel día había sido excepcional para Lily. Había hablado bastantes horas con su madre en el templo del Patriarca, tanto que había olvidado que Shaina la mataría por no haber dormido en el recinto, o que se había pasado ya la hora de comer. Arelí tampoco parecía poner mucha atención a esos detalles. Quería saber exactamente que había pasado en todos esos años.

-¿Y como lo haces?- preguntó Arelí, ya después de varias horas.

-¿Hacer qué?- dijo Lily.

-Estar con ese chico lemuriano sin que te haga daño- dijo ella- sin que te salga una de estas cicatrices...-

Y mientras lo decía, le mostró una de sus manos, en las cuales tenía una cicatriz dorada.

-Mu y el maestro Shion rompieron en mí todo rastro de la maldición que está sobre nuestra raza- dijo Lily.

Arelí quiso insistir, pero en ese momento llegaron de regreso Mu y Shion.

-Lamento interrumpir, señoritas, pero ya es muy tarde- dijo Shion.

-No han comido nada- dijo Mu, ofreciendo su mano a Lily- deben estar hambrientas-

-Pues, no mucho la verdad- dijo Lily, aceptando la mano de Mu y levantándose- esto ha sido como un sueño...-

-Hablas por mí- dijo Arelí.

-Bueno, sueño o no, tienen que comer un poco- dijo Shion.

Las dos sonrieron y se dejaron conducir por los dos caballeros al comedor del templo del Patriarca. La verdad es que ambas tenían hambre, pero estaban tan emocionadas que la habían olvidado.

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Templo de Libra

Dohko no podía creer lo que Shion le había contado hacía unos momentos. Vaya que Hades sí mimaba a su hija. No era para menos, llevaba más de dieciséis años sin verla. El caballero se sentó fuera de su templo, mirando como el sol se ponía en el horizonte oeste de la ciudad de Atenas.

-Si tan solo hubiera una manera similar de...- murmuró para sí mismo. Luego sacudió la cabeza- no, lleva en el Inframundo dos siglos y medio, no sería buena idea...- suspiró- veremos que sucederá...-

Dohko apretó un pequeño objeto en su mano, el cual emitió un suave sonido. Era una pulsera negra.

-Jorunn...- murmuró antes de sacudir la cabeza de nuevo y entrar al templo de Libra.

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Poznan, Polonia

Castillo Wilda

-Haces mal en dejar que esa mujer mortal te manipule de esa manera, Lawrence- dijo un hombre bien vestido, de mirada arrogante. Era muy bien parecido, de cabellos castaños y ojos azules.

-No molestes a Lauri, Zacarías- dijo una mujer pelirroja, de hermosos ojos azules, que llevaba un saco blanco, una amplia falda marrón y botas negras- él puede hacer lo que quiera...-

-No comprendes el punto, mi querida Hannia- dijo Zacarías- la vida de un inmortal no debe ser así. Puede ser que esa mortal solo esté jugando con los sentimientos de nuestro amigo para tenerlo como un perro guardián hasta que no lo necesite más...-

-Llevas apenas cien años de haber dejado de ser mortal, y pretendes saber todo lo que sabe un inmortal- dijo Hannia.

-Pues soy el que mejor recuerda qué es ser mortal- dijo Zacarías- Lawrence, los mortales no merecen ser los amos de nosotros- se aclaró la garganta- nosotros somos los inmortales, los poderosos...-

-Y si es así, ¿qué?- dijo Lauri- yo amo a esa mujer mortal...-

-¡Así se habla, amigo!- exclamó otro hombre, éste vestido con un traje negro, de cabellos y ojos del mismo color, palmeando la espalda de Lauri- ¡denme tres hurras por la dulce venganza!-

-No creo que se refiera a eso, Gérard- dijo Hannia, dándole un codazo.

-¿Ah, no?- dijo Gérard con una sonrisa.

-No fastidien- dijo Lauri, levantándose y subiendo al techo. Hannia lanzó una mirada de mal humor a los demás y subió tras él. Lauri estaba mirando las luces nocturnas de la ciudad de Poznan.

-Poznan, es famosa por su vodka, ¿lo sabías?- dijo Hannia, sentándose junto a él. Lauri no pudo evitar sonreír. Luego se aclaró la garganta. Hannia le puso una mano en el hombro-¿qué sucede, Lauri?-

-Hannia, cada día me es más difícil hacer lo que me aconsejaste- dijo Lauri- no tengo más paciencia, yo... la amo demasiado...-

-Lo sé, Lauri- dijo Hannia- por eso mismo, si tú la amas, respeta su decisión...-

-¿Pero porqué no quiere estar conmigo?- dijo Lauri- ¿porqué se niega a venir con nosotros? Yo...-

-Lauri, escúchame bien- dijo Hannia- yo odié a Julius cuando lo hizo. Me hubiera gustado tener la oportunidad de decidir...-

-¿Hubieras dicho que sí?- preguntó Lauri.

-No lo sé- dijo Hannia, mirando el horizonte- yo no amaba a Julius, ni lo amo ahora. En ese tiempo yo estaba enamorada de un hombre mortal... aunque cuando volví, él ya había muerto. Tal vez, si Julius hubiera esperado un par de semanas solamente, tal vez las cosas no hubieran sido iguales...-

-¿De verdad?- preguntó Lauri, alzando las cejas.

-Sí, y es algo de pensarse, ¿no?- dijo Hannia- tú, en cambio, me pediste que te volviera uno de nosotros, aunque te dije que la inmortalidad parece una buena idea, hasta que te das cuenta que la pasarás solo-

-Yo me rehúso a creer eso- dijo Lauri- si voy a vivir inmortal para siempre, quiero que sea al lado de ella...-

Hannia sonrió, y Lauri le devolvió la sonrisa.

-Gracias, Hannia- dijo Lauri- tienes razón, esperaré a que ella lo quiera así...-

-Así se habla, amigo- dijo Hannia con una amplia sonrisa- ahora bajemos, parece que Julius está listo para darnos las órdenes de esta noche...-

Hannia bajó del techo y volvió a la sala. Lauri se quedó mirando el horizonte unos segundos antes de seguirla.

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Santuario de Atena, Atenas, Grecia

Templo del Patriarca

-Bueno, este ha sido un día interesante- dijo Shion cuando Mu y Lily se fueron hacia la casa de Aries.

-Y que lo digas- dijo Arelí- todo esto ha sido muy extraño-

-Me da gusto que Lily esté feliz- dijo Shion- y tú también-

-Lily me ha contado que has cuidado de ella desde que vino a este Santuario- dijo Arelí- no sabes como te lo agradezco-

-Ha sido poco tiempo- dijo Shion, bajando la mirada- apenas poco más de un año-

-No importa- dijo Arelí- conocía bien a mi madre, y sé que su venganza debió ser terrible, contra ella y contra ti-

-Lo fue- dijo Shion- pero la verdad estábamos más preocupados por Lily que por nosotros- se aclaró la garganta- Deyana sabía que hiriéndola a ella nos hacía más daño que atacándonos directamente-

Arelí sonrió.

-Mi madre debió haber hecho bastante bilis cuando vio que Lily se enamoró de uno de ustedes- dijo Arelí- siento no haber estado ahí para verla-

-Hay cosas que no se pueden cambiar- dijo Shion- ya es un poco tarde, deberías ir a dormir. Imagino que fue un día pesado para ti-

-Tienes razón- dijo Arelí, inclinándose ligeramente- buenas noches, Shion-

-Buenas noches, Arelí- dijo el Patriarca.

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Poznan, Polonia

Castillo Wilda

-¿Ya están todos?- preguntó un hombre alto, de lentes y largos cabellos rubios atados en una cola de caballo.

-Parece que sí, Julius- dijo Zacarías, tras contar a los presentes y verificar que fueran once.

-Bien- dijo Julius- aún no pasa la media noche, así que cuando termine esta junta comenzaremos nuestro viaje hacia Grecia-

-¿Grecia?- dijo Lauri-¿esta noche?-

-Así es, Lawrence- dijo Julius- Ivanhoe consiguió un jet para nosotros, piloteado por un par de mortales. Si tenemos suerte, llegaremos a Atenas tres o cuatro horas antes del amanecer...-

-¿Y después que haremos?- preguntó una mujer rubia, vestida como si fuera una adolescente, de jeans rotos, tenis y una sudadera.

-Iremos al cementerio de la ciudad, Magda- dijo Julius- Tobit se nos adelantó y tiene preparada una catacumba para nosotros. Ahí pasaremos el día y por la noche siguiente atacaremos...-

-Yo tengo una pregunta- dijo Hannia- ¿cuál es el punto de todo esto?-

-¿El punto?- dijo Julius, enfurecido.

-Así es- dijo Hannia- ¿porqué vamos a Atenas? ¿Planeas buscar otra chica bonita y...?-

-¡No toleraré que nadie cuestione mis órdenes!- exclamó Julius- irás a Atenas, Hannia, igual que todos nosotros. Una vez que logremos nuestro objetivo, la ciudad estará bajo nuestro control igual que Poznan-

Hannia cruzó los brazos. No le gustaba ese plan. Tampoco a Lauri. Pero no tenían opción.

-Bien, si no hay más preguntas, partamos- dijo Julius- Johan y Davis se quedarán a cuidar nuestra guarida para cuando volvamos-

Todos asintieron y siguieron a Julius. Hannia vio la mirada triste de Lauri y suspiró. Sabía exactamente lo que sentía.

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Santuario de Atena, Atenas, Grecia

Templo de Virgo

-¡No!- gritó Nahir, despertándose de golpe y sentándose sobre la cama. Eran las tres y media de la madrugada. Se sentía sudorosa y respiraba agitadamente. Shaka estaba despierto, a su lado.

-¿Nahir?¿Qué sucedió?- preguntó Shaka.

-Acabo de sentir una presencia maligna pasando cerca- dijo Nahir, tratando de normalizar su respiración- Shaka, era una presencia maligna y muy poderosa...-

-Sí, lo sé- dijo Shaka- yo también la sentí y me despertó. Te oí gritar y por eso vine. ¿Fue la misma que sentiste cuando tuviste esa visión?-

Nahir asintió con los ojos abiertos desmesuradamente. Shaka iba a decir algo más cuando alguien entró. Era Dohko.

-Nahir, Shaka, ¿sintieron esa presencia?- preguntó el caballero de Libra. Los otros asintieron.

-Sí- comenzó Shaka.

-Nahir, ¿fue la misma de tu visión?- preguntó Dohko. Nahir asintió de nuevo- ya veo-

-¿Sabe quien es, Maestro?- preguntó Shaka- ¿debo despertar a los otros?-

-No- dijo Dohko- creo que ya la he sentido antes, pero eso fue hace mucho tiempo. Además, ha desaparecido por completo. Nahir, si vuelves a sentirla o tener una visión, deberás avisarme de inmediato, ¿de acuerdo?-

-De acuerdo- murmuró Nahir.

-Maestro, ¿puede decirnos de quien se trata?- dijo Shaka.

-No estoy seguro, Shaka- dijo Dohko- no es un cosmo desconocido, pero no recuerdo a quien pertenece. Hay que tener cuidado. Sea quien sea, parece que está en la ciudad-

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Cementerio de Atenas

Hannia y Lauri habían entrado al cementerio lentamente, mirando a su alrededor. Había una luz, la cual provenía de la linterna del celador del cementerio. Lo ignoraron y se introdujeron al cementerio, caminando entre las tumbas.

Se detuvieron junto a una pequeña capilla con una flor tallada en la puerta. "Aquí yacen Amaia, reencarnación de Afrodita, y sus cinco damas" Y luego cinco nombres. Yaris de Sol, Céline de Luna, Citlali de Estrella, Janne de Día y Jorunn de Noche.

-Amaia...- murmuró Hannia al leer esos nombres- Jorunn... Jorunn de Noche...-

-¿Pasa algo, Hannia?- preguntó Lauri. Hannia sacudió la cabeza.

-No, nada- dijo Hannia- esos nombres me parecían conocidos- volvió a mirar la capilla- tengo la impresión de haber estado aquí antes...-

Lauri no pudo insistir, pues el velador del cementerio los alcanzó.

-Señorita, señor, lo lamento mucho- dijo el viejo velador al verlos- no pueden entrar al cementerio a esta hora de la noche. Aunque por unos veinte Euros, tal vez podría...-

No completó su frase, pues alguien llegó detrás de él. El hombre gritó y se retorció por algunos segundos, hasta que dejó de moverse y cayó pesadamente al suelo. Gérard estaba de pie, sonriente.

-Gracias por la ayuda, Gérard- dijo Hannia.

-Ah, sangre de un mortal malvado y avaricioso- murmuró Gérard, relamiéndose los labios- no hay nada más delicioso que eso-

-Y hay bastantes de esos en Atenas- dijo Julius, entrando al cementerio tras ellos- pronto todos tendremos un gran festín...- se volvió hacia atrás- entren todos...-

Tras Julius entraron Zacarías, Magda y otros dos hombres y una mujer. Uno de ellos, llamado Ivanhoe, tenía cabellos castaños y ojos del mismo color, no era muy alto y usaba un traje marrón y botas negras. El otro hombre, Adrián, era rubio y de ojos castaños. Y la mujer, Shri, vestía elegantemente y tenía ojos y cabellos impresionantemente negros.

-Vamos, Tobit nos espera- dijo Julius.

Todos siguieron a Julius hasta una cripta, donde un joven de cabellos castaños y vestido con un pantalón negro y una camisa blanca los esperaba.

-Buenas noches, Tobit- dijo Julius.

-Buenas noches- dijo Tobit- los esperaba. Las catacumbas están por aquí...-

Tobit tomó una antorcha y los guió a través de las catacumbas hasta un salón con puerta, donde había diez ataúdes abiertos.

-Hogar, dulce hogar- dijo Gérard.

-Este sitio es perfecto- dijo Julius- se cierra por dentro... no tendremos problemas si los mortales vienen a curiosear. Te felicito, Tobit- se volvió a los demás- ahora todos a dormir... el amanecer se acerca y mañana por la noche tenemos mucho que hacer...-

Los diez se introdujeron cada uno en un ataúd.

-Que descansen, muchachos- dijo Hannia.

-Que tengan dulces sueños llenos de sangre- dijo Gérard, cerrando su ataúd con una enorme sonrisa. Hannia y Lauri rieron.

-Hasta mañana, Lauri- dijo Hannia- que sueñes con ya sabes quien-

-Gracias, Hannia- dijo éste, cerrando su ataúd- que sueñes con los angelitos...-

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CONTINUARÁ...

Hannia es el diminutivo polaco de Hanna. El nombre Adrián significa "oscuro". Y sí, la ciudad polaca de Poznan es famosa por su vodka, lo aprendí cuando conocí a dos polacas locas.

Abby L. / Nona