Capítulo 16
Ken dio las gracias a la enfermera y entró en la habitación. Extendidos a lo largo de tres camas uno al lado del otro, Daisuke, Miyako y Iori no habían recuperado la conciencia. Sus caras parecían serenas. ¿Soñarían? ¿Sentirían algo? ¿Podrían adivinar su presencia? Ken lo esperaba. Se acercó a ellos y les habló como si pudieran escucharlo:
– Nos vamos esta tarde con Taichi y con todos nuestros amigos. Queremos liberar a las Bestias Sagradas para derrotar a Yggdrasil y os prometo que voy a hacer todo cuanto esté en mi mano para liberar a nuestros digimons. Cuanto desearía que pudieseis despertar y que pudiera sentiros a mi lado otra vez... Hace tres años, me salvasteis, me perimisteis dejar de ser el Emperador de los Digimons al ofrecerme vuestra confianza y vuestra amistad. Hoy depende de mí salvaros. Lo lograré. Os lo juro.
Miró detenidamente los rostros de sus amigos, esperando ver una reacción. Pero permanecieron inmóviles. Ken apretó los labios mientras su frente se arrugaba de pena. Finalmente se dio la vuelta y se dirigió al punto de encuentro en el que se había dado cita con el resto de sus compañeros.
Los Niños Elegidos habían decidido reunirse a las dos en el mismo lugar desde donde habían partido para el mundo digital la última vez, es decir, frente al Palacio de Congresos. Koushiro y Tentomon, Taichi y Agumon, Hikari y Tailmon fueron los primeros en llegar. Yamato llegó con Gabumon, Takeru, Patamon y Ken poco después. Sora, Piyomon, Mimi, Palmon, Joe y Gomamon se presentaron juntos. Finalmente apareció Meiko. Sakae estaba con ella. Al verla, Koushiro sintió una extraña emoción en la que el malestar y el entusiasmo se mezclaban.
– Quería acompañar a Meiko y desearos a todos buena suerte, dijo Sakae.
– Es muy amable de tu parte, la agradeció a Sora.
– Sí, muchas gracias, añadió Koushiro.
– ¡Esperad! gritó de repente una voz.
Todos se dieron vuelta y vieron Nishijima llegar corriendo.
– ¡Profesor! exclamó Taichi. ¿Qué hace usted aquí?
Nishijima se detuvo para recuperar el aliento, con una mano sobre las costillas. Con una voz entrecortada pero alegre, dijo:
– Acabo de obtener el permiso de la Agencia para acompañaros. Me dije que podríamos seros útiles con Baihumon si fuera necesario. Si me aceptáis entre vosotros… por supuesto.
– ¡Claro! contestaron juntos los adolescentes.
– Bueno, creo que estamos todos, notó Koushiro sacando su computadora. Os explico. Voy a ingresar las coordenadas geográficas del lugar donde creo que Azulongmon está prisionero. Es la Bestia Sagrada de la que tengo más información, ya que fue la primera que encontrasteis, dijo, mirando a Takeru, Hikari y Ken. Me aseguré de que el portal pudiera abrirse gracias a los digivices y ya no con nuestros símbolos, porque Meiko, y el Sr. Nishijima, en este caso, no tienen ninguno. Sin embargo, no he podido crear un portal que pueda abrirse y cerrarse como me gustaría. El portal que Daisuke y los demás usaron hace tres años tenía esta propiedad, pero creo que fue creado por Homeostasis y no tengo posibilidad de reproducirlo. Entonces, una vez que habremos entrado en el mundo digital, he programado la reapertura de un pasaje una vez por semana, una segunda vez a las dos semanas y una última vez en un mes, en un lugar seguro del mundo digital cada vez.
– Espera, piensa Joe. ¿Quieres decir que si perdemos la fecha, no podemos volver a casa?
– Es un riesgo que tenemos que asumir.
– Para mí, está bien, dijo Yamato.
En ese momento, se abrió una ventana en la computadora de Koushiro y apareció la cara de Gennai.
– ¿Koushiro?
– ¡Gennai! Estamos a punto de entrar al mundo digital. ¿Hay algún problema?
Al mismo tiempo, la conexión era intermitente y la voz de Gennai se entrecortaba:
– Es que... tengo algo para... debo... no tenéis que... no... venir...
La imagen desapareció al mismo tiempo.
– ¿Qué quiso decir? siseó Hikari, preocupada.
– He tenido la impresión que nos estaba diciendo que no vengamos, dijo Takeru, frunciendo el ceño.
– Yo también tuve esa impresión, confirmó Mimi.
– ¡No es el momento de dar marcha atrás! exclamó Ken. Si algo sucede en el mundo digital, tenemos que ir.
– Tiene razón, coincidió Yamato.
– Abro la puerta, advirtió Koushiro.
Ingresó las coordenadas geográficas y lanzó el programa.
– ¡Sacad vuestros digivices!
Todos los Niños Elegidos extendieron sus digivices hacia la computadora de Koushiro. Una luz emanó de cada uno de ellos y se unió en un punto central formado por la computadora. El programa de Koushiro se activó y apareció una distorsión frente a los adolescentes, creando un pasaje al mundo digital.
– ¡Vamos! dijo Koushiro.
Uno detrás del otro, cruzaron la puerta. Sakae los vio desaparecer a todos impresionada. Cuando la distorsión se cerró, una mano salió y la agarró bruscamente por el brazo. La chica gritó, lucho; pero la mano, era más fuerte que ella. Se cayó a través de la puerta y ésta se cerró.
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– ¿Estáis todos bien? preguntó Taichi.
Se levantó tras haberse caído al suelo después de salir del pasaje que les había llevado al mundo digital y comprobó que estaban presentes todos sus amigos y sus digimons. Se encontraban en un bosque frondoso. Sin esperárselo, distinguió a Gennai, vestido de negro, que agarraba... a Sakae por el brazo.
– ¡Sakae! exclamó Taichi. ¿Cómo has entrado en el mundo digital? Gennai, por qué...
– ¡No es Gennai! ¡Es solo un impostor!
El verdadero Gennai salió repentinamente de los matorrales, vestido de blanco. Le gritó al Gennai vestido de negro:
– ¡Deja de suplantarme!
– ¿Qué diablos está pasando? exclamó Joe.
Los ojos de Nishijima y Taichi se abrieron: habían reconocido al falso Gennai que había estado a punto de matarlos en el laboratorio.
– ¡Tú! gritó Nishijima. ¡Basura infecta!
– Admito que no esperaba verte con vida, Daigo, dijo el falso Gennai, apretando los labios. Pero admítelo, no eres nada sin Baihumon. Si no hubiera estado allí, ya no vivirías.
– Sí, pero precisamente, ¡Baihumon me ayudó! ¡Porque él era mi compañero digimon!
– ¿Qué quieres hacer con Sakae? le preguntó Taichi al Gennai vestido de negro.
– ¡Suelta esta chica! gritó el verdadero Gennai.
El falso Gennai se rio sardónicamente y respondió al Gennai vestido de blanco:
– ¿Realmente pensaste que iba a dejarte actuar, y dejar que Homeostasis obtenga el único niño que le faltaba?
– ¿El único niño que le faltaba? repitió Meiko. ¿Qué quiere decir?
El verdadero Gennai abrió su palma: en ella estaban un digivice, un escáner y un símbolo.
– Sakae es la última Niña Elegida.
– ¡¿Qué?! exclamaron todos los adolescentes.
Los ojos de Sakae se abrieron:
– Es imposible…
– Esta en lo cierto, continuó Gennai. Sin embargo, Homeostasis tuvo muchos problemas para encontrarte. Yggdrasil sabía de tu existencia y envió a su sirviente más fiel para capturarte.
– Así es, asintió el Gennai de negro. Pero Yggdrasil quiere sobretodo algo que posees, Gennai... y tú también, Ken.
– ¿De qué hablas? preguntó Ken.
– ¡Atrévete a mostrarte en tu verdadera forma! le desafió el verdadero Gennai.
– ¡Ja!... como quieras.
La silueta del Gennai vestido de negro comenzó a emitir destellos, luego se transformó en pixeles. Su cara y su cuerpo se deformaron. Cuando hubo completado su transformación y retomó su verdadera apariencia, todos lo reconocieron:
– ¡Piedmon! gritó Yamato.
– ¿Cómo es posible? dijo Takeru. ¡Pero si MagnaAngemon te había derrotado!
– Sin saberlo, solo me enviasteis de regreso al Mar Oscuro, se rio Piedmon. Allí pude escapar de los efectos del reboot, y no solo eso sino que pude servir mejor a mi señor, Yggdrasil.
– Entonces, ¿Cómo puedes viajar entre el Mar Oscuro, el mundo digital y el mundo real tan fácilmente? preguntó Koushiro.
– Gracias a ellos, dijo, señalando sucesivamente a Gennai y Ken.
– ¿Qué quieres decir?
– Hace mucho tiempo, cuando ataqué el laboratorio donde Homeostasis hizo crear los símbolos, sus sirvientes se levantaron contra mí. Gennai, en particular, me plantó cara para defender vuestros símbolos y los digi-huevos de sus digimons.
– Sí, lo recuerdo, dijo Sora. Homeostasis, a través de Hikari, nos mostró este episodio del pasado...
– En la batalla en la que nos enfrentamos ese día, continuó Piedmon, clavé una esfera negra en la espalda de Gennai. Desde entonces, ella me ha permitido adoptar su apariencia e ir al mundo del que proviene, en este caso, el mundo digital. En cuanto a ti, Ken, incluso si solo lo recuerdas vagamente, entraste al mundo digital cuando eras pequeño, antes de conocer a tus otros amigos. Allí conociste a Wormon, a quien convertiste en tu vulgar esclavo (perdón, decís "compañeros") y recibiste la semilla de la oscuridad que te hizo tan inteligente y tan inclinado a ayudar a Yggdrasil convirtiéndote en el Emperador de los digimons. Pero desde que decidiste estúpidamente dejar de ser el Emperador para luchar junto a los otros Niños Elegidos, esta hermosa era se terminó. Sin embargo, conservas en ti la semilla de la oscuridad... ¡que es una de las creaciones más increíbles y maravillosas de Yggdrasil! Desempeña el mismo papel que la esfera negra que se encuentra en Gennai. Gracias a ti, Ken, pude tomar tu apariencia; y bueno si me permites que te lo diga, tengo una leve preferencia por tu apariencia de Emperador; y gracias a eso puedo ir al mundo del cual vienes, es decir, el mundo real. ¡Es muy práctico!
– ¡Usurpador! exclamó Ken.
– ¡Sabéis todos como me encanta disfrazarme! rio Piedmon otra vez. ¡Pero ya basta de hablar! Estoy aquí para llevar a término dos cosas: la primera, es destruir este digivice y este símbolo que tienes en tu mano, Gennai; y la segunda cosa, ¡hacer que tú y Ken seáis mis prisioneros! ¿Sabéis? No soy el único que quiere usar el poder de las esferas oscuras dentro de vosotros. ¡Yggdrasil lo necesita con urgencia para salir del Mar Oscuro, y vosotros vais a ayudarlo!
– ¡Que te lo has creído! respondió Ken.
– ¡No te dejaremos! añadió Mimi.
– ¡Te derrotamos una vez y lo haremos de nuevo! dijo Yamato.
– Además, ¡Hemos sido capaces de alcanzar el nivel mega! dijo Agumon. ¡No podrás Piedmon!
Un irritante ataque de risa se apoderó de Piedmon.
– ¿Creéis eso? Olvidáis que me he fortalecido desde la última que tuvimos ocasión de vernos.
En ese momento, el cuerpo de Piedmon chisporroteó y se transformó por segunda vez. Creció, se alargó, cambió de color... cuando la imagen se estabilizó, tenía una forma completamente diferente. Su rostro, sus pálidos hombros y sus dos pares de brazos tenían una apariencia demacrada entre el cadáver y la momia. Su cabeza llevaba un tricornio, mientras que su ropa recordaba a la de un pirata: pantalones holgados azules, botas de cuero negro y una chaqueta roja. Llevaba dos largas espadas a un lado y dos pistolas al otro. Se extendían en la parte baja de su espalda dos alas negras y rasgadas.
– ¿Qué decís de mi nueva apariencia? preguntó Piedmon. Cuando tú y tus amigos, Ken, derrotasteis a BelialVamdemon hace tres años, pude recuperar algunos de sus datos e integrarlos con los míos. Así adquirí la facultad de digievolucionar en un digimon más poderoso que el nivel mega: ¡Soy ahora Voltobautamon! Combino el poder de BelialVamdemon con mi sadismo, ¡qué delicia!
La nueva apariencia Piedmon era más que asustante. Sakae, aterrorizada, estaba todavía atrapada por su mano esquelética. Sin embargo, Taichi apretó los puños y dio un paso adelante:
– ¡No te dejaremos actuar, Voltobautamon! gritó Taichi. ¡Amigos, juntos!
Cada uno de los Niños Elegidos extendió su digivice, que se encendió. Agumon se convirtió en Greymon, Gabumon se transformó en Garurumon, Tentomon en Kabuterimon, Palmon en Togemon, Gomamon Ikkakumon, Piyomon en Birdramon, Patamon en Angemon. Luego todos pasaron al nivel superior: aparecieron Métalgreymon, Weregarurumon, Mega Kabuterimon, Lillymon, Zudomon, Garudamon, MagnaAngemon y Angewomon. Juntos, se abalanzaron contra Voltobautamon.
– ¡Giga-blaster! lanzó Metalgreymon.
– ¡Garra de lobo! lanzó Weregarurumon.
– ¡Cañón de flor! atacó a Lillymon.
– ¡Martillo Vulcán! dijo Zudomon.
– ¡Espada alada! lanzó Garudamon.
– ¡Cuerno mortal! atacó Mega Kabuterimon.
– ¡Aire celestial! Visa Angewomon.
MagnaAngemon desenvainó su espada púrpura fluorescente y siguió a sus amigos. Voltobautamon sonrió. Agarró sus dos espadas y las arrojó hacia los digimons. Las cuchillas se multiplicaron repentinamente y, como un rayo, hirieron a los compañeros de los Niños Elegidos. Angewomon cayó al suelo.
– ¡Angewomon! exclamó Hikari, corriendo hacia ella.
– ¡Hikari, no! gritó Takeru, tratando de contenerla.
Pero la chica ya se había lanzado corriendo. Takeru corrió para protegerla. En el mismo instante, una de las espadas de Voltobautamon se cernió sobre ella. Takeru abrazó a Hikari. En el último segundo, MagnaAngemon se paró frente a ellos y logró contrarrestar una de las espadas con la suya. Pero otra cuchilla desgarró sus piernas. Gritó, su cuerpo se iluminó y volvió a ser Patamon.
– ¡Patamon! gritó Takeru, corriendo para tomarlo en sus brazos.
A su lado, Angewomon también había vuelto a ser Tailmon, e Hikari la abrazaba.
– Takeru, Hikari, ¡cuidado! gritó Sora.
Nuevas cuchillas se abalanzaban hacia ellos. Garudamon llego al nivel mega: Hououmon apareció y extendió sus alas para proteger a Hikari, Takeru, Patamon y Tailmon.
– ¡Hagamos como Hououmon! lanzó Weregarurumon.
Los digivices de los Niños Elegidos volvieron a brillar y todos los digimons que aún podían luchar llegaron al nivel mega: Wargreymon, Métalgarurumon, Vikemon, Rosemon y Herakle Kabuterimon aparecieron.
– ¡Aún no habéis visto nada! rio Voltobautamon. ¡Mira esto!
Un vapor negro surgió de sus manos y pies. Se arrastró hasta el suelo a toda velocidad y fue a envolverse alrededor de los tobillos de Gennai para atraparlo. Voltobautamon atrajo la cadena de vapor negro hacia él, pero Gennai se deslizó. Otros vapores se acercaban peligrosamente de Ken.
– ¡No te acerques a mí, vil criatura! le gritó Ken, retrocediendo.
– ¡Garra de lobo de metal! lanzó Metalgarurumon para protegerlo.
Pero Voltobautamon apartó el ataque contra Metalgarurumon con el dorso de sus brazos. Con otro brazo, echó hacia atrás sus espadas que hirieron a Métalgarurumon, Vikemon y Hououmon.
– ¡Es muy fuerte! gritó Yamato.
En ese momento, el cielo del mundo digital se quebró y un inmenso digimon descendió de él.
– ¡Jesmon! exclamó Nishijima. ¡Homeostasis nos envía ayuda!
Gennai se volvió hacia Voltobautamon:
– ¿Realmente pensaste que Homeostasis te dejaría hacer realidad tus planes?
– Ya te capturé una vez, lo volveré a hacer. Además, Yggdrasil también tiene fieles sirvientes, dijo chasqueando los dedos.
Al mismo tiempo, el cielo se oscureció y un tornado de aguas negras descendió de las nubes. Se trataba del agua del Mar Oscuro. Del colosal torbellino surgió una criatura que los Niños Elegidos conocían bien.
– ¡Alphamon! exclamó Yamato.
– Empezamos mal, gimió Joe. La última vez, pudimos enviar a Alphamon de vuelta al mundo digital, pero nunca lo derrotamos...
– Jesmon está de vuestro lado, ¡aprovechad! los aconsejó Gennai.
Efectivamente, Jesmon se abalanzó contra Alphamon, el cual voló hacia Jesmon: cuando los dos poderosos digimons chocaron, toda la tierra tembló. Con una mano, Alphamon se enfrentó a Jesmon, y con la otra disparó contra los digimons de los Niños Elegidos. Uno de los ataques golpeó violentamente a Vikemon, quien fue proyectado hacia el suelo. Su cuerpo se iluminó e involuciono.
– ¡Pukamon! gritó Joe.
Mientras tanto, el vapor negro de Voltobautamon atrapaba los pies de Gennai y agarraba el tobillo de Ken.
– ¡Rosemon, protege a Ken! dijo Mimi
– Herakle Kabuterimon, ¡ayuda a Gennai! gritó Koushiro.
– ¡Hououmon, libera a Sakae! dijo Sora.
Rosemon se giró hacia Ken y apartó el vapor de su pie, pero el obstinado humo volvió a acercarse de inmediato. Rosemon estaba furiosa. Mientras tanto, Herakle Kabuterimon intentó liberar a Gennai del control de Voltobautamon. Se las arregló para repeler parcialmente el vapor negro. Gennai recuperó el equilibrio y gritó:
– ¡Taichi! ¡Atrapa!
Lanzó el digivice, el escáner y el símbolo de Sakae. Taichi se apresuró y los agarró. Al mismo tiempo, Alphamon lanzó un ataque hacia ellos.
– ¡Taichi, bájate! gritó Yamato.
El ataque de Alphamon pasó por los pelos. Wargreymon y Métalgarurumon contraatacaron.
– ¡Necesitamos a Omegamon! le dijo Yamato a su mejor amigo.
– ¡Vale!
Sus digivices se encendieron y Wargreymon y Métalgarurumon fusionaron su ADN para dar a luz a Omegamon. Juntos unieron fuerzas con Jesmon y atacaron a Alphamon. Las explosiones producidas por su combate arrancaban árboles enteros. Mientras tanto, Voltobautamon agarro de nuevo sus espadas, y con sus manos libres sacó sus pistolas. Apuntó a Hououmon, quien lo había estado molestando durante varios minutos. Disparó: las balas se dirigieron a Hououmon y entraron en su carne. El pájaro gritó.
– ¡Jaja! se rio Voltobautamon. ¡Estas balas te consumirán desde adentro, pobrecito!
– Hououmon, ¡no! gritó Sora, corriendo hacia él.
Hououmon cayó al suelo retorciéndose de dolor. Su cuerpo brilló y volvió a la forma de Piyocomon.
– ¡Taichi! exclamó Sora. ¡Nunca lo venceremos!
– ¡Profesor Nishijima! ¡Llame a Baihumon! le lanzó Taichi.
– ¡Voy!
Nishijima cerró los ojos y llamó internamente a su compañero digimon. Con toda su fuerza, con toda su alma. Sin embargo, pasaron dos minutos y no sintió nada. Su corazón, que la presencia de Baihumon había calentado la última vez, permaneció frío. Nishijima sintió que el pánico le invadía. Abrió los ojos y se volvió hacia Taichi:
– ¡No puedo llamarle!
– ¿Qué? gritó el joven.
En ese momento, tuvo que aparatarse para evitar un ataque de Alphamon. Rosemon luchaba con todas sus fuerzas para proteger a Ken del humo de Voltobautamon, Herakle Kabuterimon no podía liberar a Gennai y Sakae seguía prisionera de Voltobautamon. Taichi apretó los dientes: la situación era crítica. Meiko también lo percibió y se sintió terriblemente indefensa. La rabia invadió su corazón. Corrió hacia Voltobautamon gritándole:
– ¡Deja a mi hermana!
Mientras corría hacia él, Voltobautamon se rio entre dientes, extendiendo una mano hacia ella:
– ¡Pobre idiota!
Una espada se materializó y voló hacia ella.
– ¡No! gritó Ken.
Se las arregló con la ayuda de Rosemon, para liberar su segundo tobillo, y corrió hacia Meiko. La hizo bajar al suelo justo cuando la espada estaba a punto de tocarla. Cuando se enderezó, Ken vio que Meiko estaba sangrando por la mejilla. En ese momento, sonó una explosión: los ataques combinados de Jesmon y Omegamon acababan de cruzarse con los de Alphamon. Los árboles volaron y uno de ellos cayó sobre Voltobautamon, desestabilizando. Sakae sintió que la presión sobre su brazo se relajaba. Se liberó y corrió. Voltobautamon se recuperó y estiró el brazo hacia Sakae. Herakle Kabuterimon y Rosemon corrieron para salvarla.
– ¡Ken! gritó Taichi. ¡Dale esto a Sakae, eres el más próximo! dijo, lanzando el digivice, el escáner y el símbolo.
Ken los agarró al paso y los envió de vuelta a la chica.
– ¡Sakae, atrapa!
Sakae saltó y agarró su digivice, su escáner y su símbolo.
– ¡Miserable! gruñó Voltobautamon, extendiendo sus brazos hacia ella.
Dos de sus espadas se multiplicaron dando lugar a ocho espadas más, y todas se dirigieron hacia Sakae. Rosemon protegía a Ken y Meiko, Herakle Kabuterimon protegía a Gennai y ambos estaban demasiado lejos para actuar. En cuanto a Omegamon, sufría por los disparos de Alphamon.
– ¡Sakae! gritó Meiko.
La chica asustada se acurrucó sobre sí misma. En ese momento, su digivice emitió una luz cegadora que invadió todo el claro. Brillaba tan intensamente que paralizó momentáneamente todos los ataques de Voltobautamon. Cuando se disipó, un digimon había aparecido a los pies de Sakae: parecía un pequeño dinosaurio amarillo y peludo: tres largas garras blancas sobresalían de sus patas delanteras y traseras. Una armadura oscura con espinas moradas cubría su espalda, sus patas delanteras y su cola. Su cabeza estaba protegida por un kabuto, el casco tradicional de los samuráis japoneses, decorado con un adorno frontal. Tenía los ojos verdes, y en este momento parecía feroz. Sin embargo, cuando se volvió hacia Sakae, le sonrió:
– No tengas miedo. Estoy aquí ahora.
Saltó hacia Voltobautamon y abrió la boca: un sable del cual que emanaba luz salió de allí. Giró hacia las espadas de Voltobautamon y las desvió. Sakae, asombrada, se había enderezado. Voltobautamon la miró y luego miró al digimon que la había protegido. Con voz altiva, dijo:
– ¡Ah qué fastidio! De todos modos, no he terminado todavía. ¡Si no puedo destruir tu digivice y tu símbolo, al menos cumpliré la otra mitad de la misión que me confió Yggdrasil!
Ante estas palabras, arrojó nubes de vapor negro con sus manos demacradas, que fueron a inmovilizar los brazos y las piernas de Ken y Gennai. Al mismo tiempo, Alphamon concentró toda su energía en su espada y la impulsó hacia Jesmon y Omegamon. La conmoción fue tan brutal que los dos cayeron al suelo.
– ¡Omegamon! gritó Taichi, aterrorizado.
Al mismo tiempo, Voltobautamon había sacado sus pistolas y apuntando a Rosemon y Herakle Kabuterimon, disparó.
– Herakle Kabuterimon, ¡apártate! exclamó Koushiro.
Fue demasiado tarde: las balas se alojaron en su carne y en la de Rosemon. Ambos cayeron al suelo retorciéndose de dolor. Sus cuerpos se iluminaron y volvieron a ser Motimon y Tanemon. Ken y Gennai ahora estaban desprotegidos. Voltobautamon disparó y los vapores negros se apretaron en sus extremidades. Gennai y Ken se sintieron irreparablemente atraídos por Voltobautamon. El cual en ese momento, abrió un pasaje al Mar Oscuro. Los ojos de los otros Niños Elegidos se abrieron con horror.
– ¡Omegamon, haz algo! exclamó Yamato. ¡No dejes que Voltobautamon les lleve al Mar Oscuro!
– ¡Ken! ¡Gennai! gritó Hikari.
Pero Omegamon ya se enfrentaba a Alphamon. Jesmon estaba perdiendo ventaja sobre su enemigo, y la resistencia se hacía difícil. Nishijima, angustiado, intentó nuevamente llamar a Baihumon. Pero en su cerebro, el miedo paralizaba todas sus facultades de concentración. Ninguna voz, ninguna presencia le respondió. Abrió los ojos, desesperado. Voltobautamon ahora había encadenado a Ken y Gennai con sus humos infernales. Ya estaban entrando en el Mar Oscuro cuando Nishijima se apresuró y agarró la mano de Ken. Pero Voltobautamon volvió a arrastrar las cadenas oscuras: la mano de Ken se deslizó en la de Nishijima y el chico fue arrastrado junto con Gennai, hacia el Mar Oscuro. En se mismo momento, se oyó una explosión en el campo de batalla. Una deflagración se extendió por el bosque de tal intensidad que todos los Niños Elegidos tuvieron que tumbarse en el suelo.
Cuando volvieron a abrir los ojos, Jesmon y Alphamon se habían ido. La distorsión a través de la cual Voltobautamon había engullido a Ken y Gennai se había cerrado.
