Tres Días en la Mansión Kido
Capitulo VII
Las Excentricidades de Aioria
El único que no había bajado era Seiya, todos los demás, a excepción de Ikki, estaban preparando las cosas para la llegada de los invitados. Shun y Shiryu estaban juntando las mesas y las sillas, al tiempo que Hyoga armaba, una enorme mesa de billar, sin ayuda, debido a la falta de colaboración de Ikki, que simplemente se limitaba a mirar como sus amigos trabajaban.
—Oye, Ikki, por favor ayúdame— pidió Hyoga peleando con la mesa— No seas tan egoísta.
—¿Egoísta¿Y por qué?— inquirió Ikki algo irritado.
—Porque sé que tú también vas a comer, beber y jugar. Ayúdame por favor, que no consigo equilibrar la mesa, aparte de que es muy pesada.
—¡JA¿Y te haces llamar caballero?— exclamó el fénix sarcásticamente— ¡Se supone que tienes la suficiente fuerza como para destrozar un témpano de hielo con sólo una mano¿O me equivoco?
—No es cuestión de fuerza Ikki, es colaboración, trabajo de grupo— explicó Hyoga dándole una patada a la mesa y haciéndola caer— ¡TRASTO INÚTIL!
—¡A mí no me gusta andar en grupos!— su quejó Ikki con los ojos bien abiertos— ¡Pensé que lo sabías!
—Pues vives en un lugar donde tienes que andar en grupo, tienes que trabajar en equipo para luchar contra el mal y defender a Athena, y te guste o no, debes aprender a hacerlo— dijo Hyoga terminando de armar la mesa— Y recuerda que además de todo esto, no sólo somos compañeros de lucha, somos hermanos.
—¡MI ÚNICO HERMANO ES SHUN!— vociferó Ikki a punto de reventarle la cara a Hyoga— ¡Y NO VUELVAS A REPETIR QUE SOMOS HERMANOS O TE MATO A GOLPES!
—¡PUES ME MATARÁS A GOLPES PERO ES CIERTO¡¿POR QUÉ NO LO TERMINAS DE ACEPTAR!
—¡PORQUE NO PIENSO CREER QUE LLEVO LA MISMA SANGRE QUE USTEDES, QUE SON TAN DÉBILES, Y DE ÉSE IDIOTA QUE NOS ABANDONÓ!— chilló Ikki con los ojos ligeramente empañados— ¡Y NO QUIERO HABLAR MÁS DEL ASUNTO!— concluyó Ikki y se fue hasta la entrada de la mansión.
En otra parte del jardín, donde no se escuchó el escándalo de Ikki...
—Te veo muy alegre, Shiryu, mucho más que de costumbre.
—Claro, Shun, cómo no estarlo, si tengo dos años sin ver a mi maestro, y sé que si hay alcohol, no se perderá esta reunión.
—¿Y piensa quedarse en el Santuario?— inquirió Shun acomodando los cubiertos a lo largo de las tres mesas pegadas.
—¡Sí!— respondió Shiryu emocionado— Mi viejo maestro ha venido de las Cinco Montañas de Rozan para vivir en el santuario, y créeme, eso me tiene muy feliz.
—Y más aún si recuperó su cuerpo joven después de casi doscientos cincuenta años...
—¡Sí¡Ahora podemos irnos de bares juntos!— ambos muchachos se miraron con complicidad.
—Chicos...— dijo Hyoga caminando hacia ellos y señalando una figura a lo lejos— ¿No es ése Aioria?
—Parece que sí, pero... ¿acaso esa enorme cosa es un bolso?— preguntó Shiryu confundido.
—¿Será que se mudará a con nosotros?
—¡Hola chicos!— saludó Aioria a distancia— ¡Al fin he venido a visitarlos!
—¡Hola Aioria!— saludaron los muchachos un poco extrañados por la ropa que llevaba.
—¿Y qué hacen paradotes ahí? Díganme dónde dejo...— Aioria ya había alcanzado a los muchachos y colocando el enorme bolso sobre una de las sillas— Aquí está bien.
—¿Te mudas con nosotros, gran León?
—¡Hola Seiya!— Aioria lo saludó alegremente revolviéndole cariñosamente los pelos al moreno— No, no me mudo con ustedes, recuerden que no puedo abandonar el santuario por mucho tiempo.
—¿Y tú donde te metiste?— reclamó Hyoga— ¡No nos ayudaste en nada aquí afuera!
—Aquí afuera, pero allá adentro tuve bastante trabajo— explicó Seiya, dando veloces vistazos al bolso de Aioria— ¡Tuve que ordenar las botellas en el bar, pero les tengo una buena noticia¡ciento veintinueve botellas de licor NUEVAS¡Sólo para nosotros!
Todos los muchachos celebraron emocionados, no había nada mejor que beber, beber y beber durante las reuniones de Santos.
—¿Y qué traes en ése bolso tan... grande?— preguntó Shiryu.
—Ah, son obsequios que les traje...
—¿OBSEQUIOS¡¿NOS TRAJISTE OBSEQUIOS!— exclamó Seiya emocionado como un niño pequeño.
—Sí, Seiya, unas cosillas— comentaba Aioria mientras abría el bolso que estaba por reventar— Es que viajé a Italia, y vaya que hay cosas interesantes por allá. Además ¡cómo iba a olvidarme de ustedes, los más valientes——
—¡GRACIAS AIORIA!— exclamó Seiya tapándole la boca al Caballero de Leo— Pero no sigas llamándonos "valientes Caballeros".
—Sí, por que más que Caballeros, somos TUS AMIGOS— le recordó Shiryu, mientras Aioria le alcanzaba unos zapatos casuales de cuero negro.
—Como digan, muchachos, no lo haré.— Aioria guiñó un ojo. A veces solía comportarse como Seiya, claro que mucho más recatado— Compré estos para ti, Dragón, llevas ya demasiado tiempo utilizando esas viejas zapatillas¡ya es hora de un cambio!
Shiryu se ruborizó un poco: era cierto, desde que entrenaba en los Cinco Picos, siendo un niño de ocho años, utilizaba esas zapatillas, bastante feas y nada modernas. Gustosamente aceptó los dos pares que le obsequiaba Aioria.
—Muchas gracias Aioria— agradeció Shiryu— Y tienes razón, necesitaba otros zapatos, ya estos no dan para más¡ja ja ja! (ése humor de Shiryu ——")
—No me lo agradezcan, yo lo disfruto— dijo Aioria sacando del bolso camisas, zapatos, billeteras, lociones de afeitar (?), calcetines... etc., y repartiéndolos entre los muchachos.
—Aioria... explícame, por favor— dijo Hyoga señalando los pantalones de Aioria.
—¿Qué¿No te agradan?
—Son algo... extraños...
—¡Vaya que son extraños!— apareció Ikki mirándolos con mucho desagrado— ¿Cómo puedes...respirar? Y sabes a qué me refiero.
—¡Bah, son muy cómodos— respondió el León luciendo orgullosamente su vestimenta— Es cuero italiano legítimo... No me miren así, eso es buen vestir.
—¡Sí, claro¡Buen vestir!— susurró Ikki a Seiya— Debe ser que no lleva nada debajo de ellos¡son demasiado ajustados!
—Ay, Ikki, ya quisieras tú verte así, no seas envidioso... ¡AYYY!
—¡Cállate niño¡No sabes lo que dices!— dijo pegándole en la cabeza a Seiya.
Al volver a registrar el bolso, Aioria sacó una espectacular chaqueta de cuero negro, elegante, pero casual. Hyoga no pudo apartar la vista de ella, amaba vestirse elegantemente, con originalidad; camisas de botones abiertas más abajo del pecho, lentes de sol, vaqueros ajustados pero no mucho, entre otras tantas cosas que vestía para impactar, además de que le sentaba de maravilla.
—Bien, Hyoga, Camus me ha dicho que eres un muchacho moderno y que te gusta vestirte bien, así que me pidió que te trajera algo que te hiciera ver se...— Aioria de pronto se ruborizó, pero nadie se dio cuenta— bien, con mucho estilo, así que nada mejor que una de éstas.
—¡Gracias Aioria!— exclamó muy emocionado el ruso, aún más por escuchar que fue Camus quien le pidió a Aioria que le comprase un obsequio a él, a su más fiel discípulo. Se puso la chaqueta y todos los miraron boquiabiertos— ¡Me queda perfecta¡Gracias de nuevo!
—Sólo te falta la motocicleta, Hyoga— dijo Seiya sonriente ante la imagen del ruso.
—Te queda realmente bien Hyoga— comentó Shun, observando embobado a su mejor amigo— ¡Es increíble lo bien que te queda ése tipo de ropa!
—¿Qué tonterías dices Shun!— le regañó Ikki histérico, pero en voz muy baja— ¡No me gusta la forma en que miras a ése pato!
—¡Ya basta, Ikki!— masculló Shun molesto— La próxima vez que vuelvas a hacer un comentario así...— y se alejó de su hermano para sentarse al lado de Shiryu.
