Tres Días en la Mansión Kido

Capitulo XIII

Hermanos Hasta La Muerte

Por Anako Hiten

Kanon se sentó en el vestíbulo, junto a Milo, que lo estaba mirando molesto.

—¡Eres un inútil!— le regañó el Escorpión— ¡No hiciste nada!

—¡Déjame en paz! Además, si tienes un problema con él¡resuélvelo tú!—replicó Kanon enfadado— ¿Cuál es tu problema?

—¡Tu hermano me ha dejado una enorme cicatriz en la espalda!

—¿Por qué?

—Porque para poder separarlos, le dije algo que no le agradó.

—¿Y qué le dijiste?

—Nada.

—¿Qué le dijiste?— repitió Kanon.

—Que lo amaba— susurró Milo en voz muy baja— Se iban a matar y tenía que detenerlos, por eso le dije que lo amaba y que no quería verlo morir.

Kanon se quedó mirándolo con desprecio.

—¿Por qué le dijiste eso¿No pudo ocurrírsete otra cosa?

—¡Estaban sacándose los órganos en una tienda de lencería¡Me puse nervioso y no lo pensé!

—¿SABÍAS QUE ÉL TE AMABA EN SERIO¿SABÍAS QUE ESTUVO MAL POR SEMANAS CUANDO LO RECHAZASTE?

—¡SI, POR ESO SE LO DIJE¡PARA QUE REACCIONARA Y SE DETUVIERA!... Pero en el camino hacia acá le dije que no era cierto y me atacó, el muy idiota— dijo Milo irritado— Además¿no anda detrás de Aioria?

—¡ESO LO DIJO PARA QUE NADIE SE DIERA CUENTA DE QUE TODAVÍA TE AMA!

—…No lo sabía…— Milo miró a Saga, que estaba sentado junto a los de bronce— Pensé que ya se había olvidado de mí…

—Tú estas enfadado porque te dejó una cicatriz en la espalda, cuando TÚ le abriste una enorme cicatriz en el corazón— Kanon se dio cuenta de lo que decía— Es cierto… no lo odio… él me confesó todo eso… me confió su dolor y pena… y yo estuve a punto de matarlo por un simple cojín…

Mientras, en la sala no se escuchaba absolutamente nada, hasta que, como siempre, ALGUIEN rompió el silencio.

—Saga, ustedes se quieren, no lo van a negar¿o sí?— dijo Seiya en voz muy alta— Esas lágrimas no fueron por tu nariz rota… Vamos, alguno de los dos debe dar el primer paso.

—¿PRIMER PASO?— dijo Saga rudamente, y en su rostro había una furia indescriptible— ¿DE QUÉ RAYOS HABLAS?

—Deben perdonarse— comentó Shun— Son hermanos, y los hermanos no deben pelear de esa manera…— Shun pensó en Ikki, y en cómo se pondría si se enterara de su relación con Afrodita.

—¿Me están diciendo que perdone a ése engendro del mal?

—Ése engendro… es tu hermano…— alguien se había parado frente a Saga. Era Kanon, con una mirada totalmente diferente a la suya habitual— No quiero que sigamos peleando… quiero que vuelvas a confiar en mí… hermano…

—¡NO PIENSO CREER EN TUS SUCIAS PALABRAS!— exclamó Saga sin levantarse— ¡APÁRTATE DE MI VISTA!

—Saga…— Kanon cayó de rodillas frente a su gemelo, llorando a cántaros y tomándolo por las manos— por favor… perdóname… hermano… perdóname…— rogó Kanon entre sollozos.

Saga quedó helado en su asiento; su hermano se había hincado ante él, rogando su perdón. Shun y Seiya se habían alejado; era mejor no estar cerca.

—¿Acaso piensas que te creeré, Kanon? No es la primera vez que actúas con ése falso arrepentimiento.

—Si quieres, toma mi vida a cambio… aquí, frente a nuestros compañeros de lucha… son los testigos de mi petición… eso enmendará mis pecados, y limpiará mis culpas…

Kanon, aún llorando, salió de la mansión, esperando ser seguido por su gemelo. Si éste accedía a matarlo por venganza, no quería que Athena los viera. Saga corrió tras él, no entendía por qué Kanon le ofrecía su vida de esa forma; él siempre se preocupaba por sí mismo, el mundo podría ser destruido con tal de que él fuese el único superviviente. Ahora se encontraba entregándole su vida, su mayor tesoro, a su hermano para liberarse de su conciencia, de todo el mal que había causado. Saga estaba preocupado por lo que podría hacer Kanon.

—¿Qué pretendes hacer?

—Toma mi vida, así podrás perdonarme— Kanon dijo esto mirando a su hermano a los ojos; lloraba y sus lágrimas eran reales— ¡Vamos¿Qué esperas¡Acaba conmigo!

Saga observaba a Kanon firmemente de pie frente a él, esperando a que lo matara sin contemplaciones. Parecía que Kanon estaba seguro de que su hermano lo iba a matar, pero aún así, no retrocedía. Saga pensaba si golpearlo por ser tan idiota o dejarlo ahí solo, ignorarlo. Sin embargo, ése hombre era su hermano, su sangre; pasaron toda su vida discutiendo, sin jamás llevarse bien, pero al final eran hermanos, y así sería hasta el fin de sus vidas. Se acercó a Kanon y lo abrazó, sin poder aguantar las ganas de llorar esta vez.

—¿POR QUÉ ERES TAN ESTÚPIDO¿CREES QUE QUIERO VERTE MUERTO¡TE AMO HERMANO, NADA HACES CON ENTREGARME TU VIDA!

Kanon no se esperaba esa reacción por parte de Saga, pero se sintió muy feliz de que su hermano también lo amara, a pesar de sus maldades. No pudo dejar de llorar mientras su hermano lo estrechaba con un cariño que jamás le había expresado. A lo lejos, Saori los miraba conmovida y también llorando, (NDA¿Qué esta gente lo único que hace es eso¡No hay uno solo de esos hombres que no haya llorado en público, lloran por cualquier cosa!) era hermoso verlos así luego de pasar toda una vida peleando como perro y gato. Salió al jardín, donde los gemelos se encontraban aún abrazados y sonriendo de la felicidad.

—Me alegro muchísimo por ustedes, Caballeros— dijo Saori dándoles una bolsa de hielo; Saga tenía moretones por todas partes y un ojo bien hinchado: Kanon lo había dejado terriblemente magullado— Espero que ahora sí se comporten como los hermanos que son.

—Gracias, Athena— dijo Kanon recibiendo la bolsa y después se dirigió a su hermano, poniéndosela en el ojo— Estás muy lastimado, lo lamento…

—¡Soy un Caballero!— dijo Saga sonriendo— ¡Estas cosas no me duelen!

—Puede que no te duelan¡pero te vas a deformar si no le prestas atención!

—¡LA MANDÍBULA TAMBIÉN ESTÁ INFLAMADA!— exclamó Saga aterrado por escuchar que su hermoso rostro quedaría deforme.

—Será mejor que vayan a descansar, muchachos, deben estar exhaustos— recomendó Saori.

Los gemelos asintieron y se levantaron, querían irse al santuario, había sido un día de locos y debían descansar. Agradecieron a Saori, se despidieron de ella como siempre lo hacían y se marcharon caminando.

—Oye, hermano¿cuál fue el motivo de tu arrepentimiento?— inquirió Saga mientras caminaban por las calles de Atenas.

—Bueno… es que mientras hablaba con Milo… recordé que me habías dicho lo que sentías por él, y te desahogaste conmigo aquellos días en los que estabas realmente deshecho por su rechazo— contestó Kanon— Recordé que confiaste en mí… y me di cuenta de que si me dijiste esas cosas era porque…

—Es cierto… lo había olvidado. Sí, estaba deprimido por ese insecto, y tú y Shura eran los únicos que lo sabían— suspiró Saga— Supongo que ese gusano te habrá dicho que lo ataqué cuando me dijo que no me amaba, y que lo dijo sólo para detener nuestra pelea.

—Sí, pero pensaba que te habías olvidado de él, y que ahora querías a Aioria.

—No sé como puedo amar a ese imbécil, que todos los días anda con un tipo distinto… que me hace daño cada vez que puede…

—Milo está confundido, hermano— le dijo Kanon animándolo— estoy seguro de que si hablas con él, podrán recuperar mucho más que una amistad.

—¿PERO CÓMO SE TE OCURRE QUE VOY A HABLARLE DESPUÉS DE LO QUE PASÓ HOY?— gritó Saga irritado— ¡ESO FUE DEMASIADO HUMILLANTE!

—Eres todo un caso, ya te quiero ver golpeándolo cuando te dé un ataque de celos¡jajaja!

—Búrlate, vamos, sigue burlándote— bufó Saga, queriendo tener en sus manos una bola de billar para ahogar con ella a Kanon— Ojalá te enamores algún día…

—Algún día sucederá eso, hermano, pero no hoy…—dijo Kanon con un guiño travieso— ¡Tengo que curar todas esas heridas que te hice!

—Uy…— Saga miró el pelo de Kanon— ¡Y yo tendré que hacer magia para que esconder esos huecos que te dejé en la cabeza!

—¿De qué huecos hablas?— Kanon se miró en el parabrisas de un auto y abrió los ojos con horror— ¡POR TODOS LOS DIOSES DEL OLIMPO¡¡¡PAREZCO UN NIDO DE CUERVOS¡¡¡MI HERMOSA CABELLERA!

Mientras Kanon se miraba el desastre que tenía en la cabeza, Saga ya se encontraba a diez kilómetros de distancia.

—¡VAS A VER CUANDO TE ALCANCE!—gritaba Kanon corriendo tras él— ¡TE VOY A DESFIGURAR TODA LA CARA!