Santos Revueltos

Capitulo XXI

¡Me Quieren Robar a mi Hermano!

Por Anako Hiten

— No… es posible… —dijo Ikki inmóvil— Shun ha terminado con… por mí…

— ¡No lo creo¡Si Shun lo ama a más no poder! —exclamó Hyoga totalmente atónito— Ikki¿me puedes explicar lo que está sucediendo¿Qué le hiciste para que se enfadara tanto?

—Es mi culpa… soy un imbécil— dijo Ikki sintiéndose culpable por la desdicha de su hermano— Yo… yo no puedo beber, y Shun lo sabe… ¿Realmente quieres saberlo?

— ¡Por supuesto¡Me preocupa ver a Shun así! Además,— Hyoga colocó su mano sobre el hombro de Ikki— se nota que necesitas desahogarte.

Ikki respiró profundamente y comenzó a contarle a Hyoga todo lo que sucedía cuando se le iba la mano con el alcohol. El ruso lo miraba sin poder creer lo que escuchaba: eso de que Ikki veía a Esmeralda, y que trataba de suicidarse, era algo que su cerebro no podía procesar; también le costó creer la fuerte riña que había tenido lugar ésa mañana entre los dos hermanos. Por otra parte, Ikki hablaba y mantenía la vista fija en el suelo, estaba muriéndose del dolor que le causaba ver a Shun con esa furia en sus ojos, y no sabía qué hacer.

— Lo siento, Ikki, esto es nuevo para mi, Shun no me mencionó eso en ningún momento.

— Yo le ordené que no lo dijera. Como no recuerdo nada de lo que hacía en ésas crisis, quise mantenerlo en secreto— dijo Ikki apretando sus puños— Pensé que sería demasiado humillante para mí, pero no me di cuenta de que Shun estaba pasando por un infierno, lidiando conmigo y mis ataques de borrachera.

— Al menos tú ya te has desahogado, lo necesitabas, amigo.

— Por eso sabías sobre la relación de Shun y el otro ése, Shun… te lo cuenta todo a ti— dijo Ikki melancólico— él no confía en mí.

— No digas eso, Ikki— dijo Hyoga tratando de animarlo, ver a Ikki en un estado tan deprimente no era común— El tenía miedo de que no aprobaras su relación con Afrodita, pensaba que ibas a odiar el hecho de que es homosexual y quería prepararse psicológicamente para decírtelo.

— ¿PERO POR QUÉ EL MIEDO? — Hyoga inmediatamente lo miró con una ceja levantada— bueno… lo sé… ¿pero cómo piensa que voy a discriminar a mi propio hermano?

— Esto lo sabías desde hace tiempo¿no es así? — Ikki asintió— Y lo que me dijiste esta mañana, si Shun lo supiera…

— Lo sé y es mi culpa,— dijo Ikki bajando la cabeza— debí ser más sincero y menos grosero con él, tanto que se preocupa por mí y yo no lo dejo vivir en paz.

— Ve a hablar con él ahora, Ikki— le dijo Hyoga con mucha seriedad— Tienes que explicarle muchas cosas.

— Gracias, Hyoga, me has ayudado bastante— agradeció el fénix parándose para subir a platicar con su hermano.

Shun se encontraba en su habitación, sentado en su cama, y en su mente estaba grabada la imagen del rostro triste de Afrodita, y pensaba en lo mucho que debía estar sufriendo por su separación. Si tan sólo Ikki entendiera que estaban enamorados…

— Shun… hermano… perdóname…

— ¿Ikki? — Shun se levantó y abrió la puerta. Ikki al verlo, quiso abrazarlo, pero se contuvo.

— He sido injusto contigo, egoísta, orgulloso— confesó Ikki entrando el la recámara— no tomé en cuenta tus sentimientos, y terminé lastimándote más de la cuenta.

—Niisan…

—Perdóname, Shun— dijo Ikki mirando anhelante a su hermano.

—Siento haberte gritado así, pero es que me preocupé demasiado y--

—¡Oh, Shun! — Ikki tomó en sus brazos a su ototo— No digas más, el único responsable de todo esto soy yo¡lo siento tanto!

—Ikki, que no se repita esto por favor— dijo Shun perdiéndose en los anchos brazos de su hermano— No quiero volver a gritarte así.

—¡Te lo juro! — dijo Ikki sonriendo — ¡No más alcohol para mí¡Nunca más!

Shun sólo sonrió y abrazó mas a su hermano, al fin se habían reconciliado, y estaba muy feliz por eso… hasta que recordó que por Ikki arriesgó el amor que sentía por Afrodita.

—Oye¿y qué esperas para ir a buscarlo? —preguntó Ikki levantándose.

— ¿Buscar a quién? —dijo Shun sin entender.

—Si lo amas y estás plenamente seguro de que él siente lo mismo, entonces nada puedo hacer. No pienso interponerme entre ustedes.

El peliverde tenía los ojos brillando de emoción, Ikki estaba hablando en serio, y le estaba dando apoyo para seguir con su koi. No tenía palabras, sólo se quedó viendo a Ikki sin creerlo; éste último, se dio cuenta de que su hermano estaba mudo y decidió seguir hablando.

—Lo importante es que tú lo ames, porque serás tú quien estará con él, no yo— continuó Ikki, con un tono de voz muy fraternal— ¡No puedo estar escogiéndote a tus novios!

— ¡GRACIAS HERMANO! —exclamó Shun abrazándolo de nuevo— Pero… ¿cómo sabías que estaba con Afrodita?

—Por tus constantes suspiros, y la forma en la que se miraban cuando venía a visitar a Saori— respondió Ikki algo incómodo,

—Tú sabías más que eso— dijo Shun sonrojado— ¿viste algo?

— ¡Oh, por Athena¡Te tenía supervisado, Shun! Tengo contadas las veces que fueron a besuquearse en el parque.

— ¡HERMANO! —Shun estaba muerto de pena por lo que le revelaba Ikki, que se reía de su carita de niño.

— ¿Qué¡Si tú me lo preguntaste! Además, lo sospechaba desde hace varias semanas, cuando vino "de visita"— explicó mientras recordaba— Me di cuenta de que te le quedabas viendo con las mejillas rojas y él te dio una rosa… ¡esas estúpidas rosas!

— ¿Pero por que te refieres a él así¿qué te ha hecho que lo detestas tanto?

—Detesto su comportamiento de mujercita, y aparte… — Ikki, por primera vez en su vida se puso rojo frente a su hermano— ¡ése tonto me quiere robar a mi hermanito!

— ¿Pero qué cosas dices! —Shun creyó haber alucinado el rubor en el rostro de Ikki, eso era algo insólito— ¿Entonces por qué dudabas de Hyoga?

—Porque pensé que el pato quería algo contigo— dijo Ikki encogiéndose de hombros— Y aún tenía dudas con respecto a quien te gustaba.

— ¡Afrodita estará tan feliz cuando le diga que al fin lo aceptarás!

— ¡Entonces anda¡Ve con Afrodita! —dijo Ikki señalando la puerta— ¡Antes de que todos en el Santuario se ahoguen con su mar de lágrimas!

Shun asintió y partió corriendo hacia el Santuario, ya quería volver a besar a su pececito. Hyoga nuevamente vio el bólido verde pasar a su lado, iba a preguntarle qué paso pero ya se había ido. Sin embargo, logró ver una sonrisa en el rostro de su mejor amigo, y entendió que los problemas entre los hermanos se habían aclarado, y que lo más lógico era que Shun iba al Santuario a arreglar las cosas con Afrodita. Sonrió feliz por su amigo y decidió salir a caminar; compraría algunas golosinas, y tal vez unas cuantas cervezas, para pasar el rato de aburrimiento, porque no había más nada entretenido que hacer. Cuando estaba por salir, oyó su nombre.

— ¡Eh, Hyoga¿A dónde vas?

—Bueno, quiero salir a caminar un rato, no sé… a donde me lleven mis pies— respondió el ruso revisando su billetera— ¿Necesitas algo, Ikki?

— ¿Puedo ir contigo? — preguntó Ikki algo apenado, pero no quería pasarse la tarde encerrado en su cuarto.

— ¿Eh? — Hyoga lo miró sorprendido— ¡Claro, amigo! No tienes por qué preguntarlo.

— ¡Bien, así nos podremos tomar unas cervezas¡Yo invito!

— ¡Invitación aceptada! — dijo Hyoga abriendo la puerta de la casa— ¡Ya no estaré aburrido!

Y así salieron aquellos pájaros, a pasear por la ciudad, comprando todo tipo de galletas, cervezas, papitas. Pero lo mejor fue cuando, al final de la tarde, se encontraron algo muy divertido en una alcantarilla…