Adrien Agreste, el típico modelo famoso malcriado egocentrista, hijo del diseñador más famoso de Francia y por ende del mundo.

Él era perfecto, su cabello rubio dorado era sedoso y suave, su piel estaba ligeramente bronceada, su cuerpo era atlético, sin embargo sus ojos verdes esmeralda brillaban con luz codiciosa.

Su vida era perfecta para alguien tan perfecto como él, había nacido con una cuchara de oro en la boca, hipotéticamente.

Tenía todo lo que quería en la palma de su mano y eso aplicaba en todas las cosas que él deseara, tenía chicas detrás de él por montones, rubias, morenas, pelirrojas, etc. de todas las nacionalidades y edades, eso ayudaba a elevar más su egocentrismo.

La palabra "buena persona" no encajaba para nada con él, quizás a la vista de sus fans, era la persona más bondadosa de todas, sin embargo la realidad era otra.

Adrien nunca ha sido una buena persona fuera de las cámaras, no le importaba nada más que a él mismo, trataba mal y humillaba a su equipo de trabajo.

Nadie decía nada, después de todo era él hijo de su jefe, era más probable que pierdan su empleo por buscar justicia.

Con eso a su favor, Adrien abusaba completamente de su poder.

Su padre por desgracia no tenía control sobre él, hacia lo que quería siempre, error suyo por su puesto, después de la muerte de su madre, lo consintió tanto que se volvió arrogante y prepotente, hasta él punto de dejó de respetarlo incluso a él.

Se iba a mitad de sesiones fotográficas importantes y regresaba a la hora que quería, o simplemente no regresaba hasta él día siguiente.

A veces incluso se desaparecía por un mes completo y Gabriel no sabía de él hasta que lo encontraba en las noticias de un periódico, en alguna fiesta en otro continente.

No era tan desastroso a la vista de los demás, pues Adrien decía que le gustaba pasar tiempo con fans en una fiesta para conocerlos y que iba a diferentes partes del mundo a conocerlos a todos.

Por supuesto su padre sabía que eran simples actos de rebeldía por su parte. Quería retarlo a él, recordarle que no tenía control sobre él.

Era más fácil para Gabriel que hiciera lo que quisiera y dejarlo por su cuenta. Pero era demasiado amado por los fans, sabía que si dejaba ir a su hijo se iría con él al primer estudio de moda para competir contra su propio padre.

Gabriel sabía que los ingresos que obtenía de Adrien eran significativos, frecuentemente los fanáticos compraban todo lo que su ídolo usaba o promocionaba.

Después de todo, gracias a su hijo fue que sus diseños vieron la luz del día y fueron vistos por muchas personas.

Adrien lo sabía, por eso no dudaba en hacer lo que quería.

No faltaba mucho para que llegara él día en él que él debía pagar todo lo malo que había hecho y ese día llegó más pronto de lo que creía.

Finalmente en un día de fiesta, Adrien se divertía como nunca, bailaba al ritmo de la música, acompañado de varias bellezas.

Las suertudas fanáticas estaban alrededor de él bailando seductoramente, esperando que su ídolo eligiera a alguna de ellas para pasar una noche de diversión.

Sin embargo él rubio no hacía más que bailar con ellas y tocarlas por la zona de la cintura.

A pesar de ser un malcriado y déspota con la gente, no tenía mucho interés en tener ningún tipo de aventura con ninguna de sus fans, sabía muy bien lo peligroso que podía ser.

No quería llegar a malos entendidos cuando él la dejara botada al día siguiente, no quería arruinar su imagen por una simple aventura, quería seguir siendo él chico perfecto ante todos sus fans.

Adrien ya estaba bastante ebrio, cuando se sintió fastidiado de sus fans, se excusó como todo un caballero ante ellas y se retiró a la terraza a tomar aire fresco.

Un grave error pues él aire fresco en lugar de refrescar, solo hizo que su estado de embriaguez lo golpeara con más fuerza.

Fue ahí cuando se encontró con una chica pelirroja bastante curiosa, ella lo miraba y le sonreía de manera misteriosa.

Él rubio no sabía cómo reaccionar ante eso ya estaba bastante fastidiado en ese momento, él simplemente pensó que se trataba de otra loca fan queriendo meterse en su cama…

Adrien ni siquiera se molestó en dejar hablar a la joven cuando ya estaba expresando su desprecio hacia ella.

La joven ni siquiera se inmutó, con un tono de voz tranquilo le dijo:

-"Solo vine a darte tu última oportunidad…"

-"Oportunidad ¿De que? Ya te dije que no me voy a meter contigo"- comenzó a soltar palabras sin pensar- "ni siquiera estás buena… eres pequeña y plana… no eres para nada mi estilo… además mirarte. . . "- la miró con desprecio- "por qué me metería con alguien como tú…"

La pelirroja continuó sonriéndole de manera extraña, negó con la cabeza después de unos segundos.

-"yo te lo advertí…"- dijo seriamente-" Escúchame bien Adrien Agreste. . ."

Ante sus contundentes palabras corrió un frío viento, se escucharon fuertemente las hojas de los árboles chocando unas contra otras, la música de la fiesta había desaparecido… Curiosamente no había nadie a la vista, nadie que viera tan aterrador e impactante acontecimiento que estaba a punto de ocurrir.

-"Es momento de que aprendas la lección…-continuó hablando- has sido realmente cruel…innumerables veces se te ha dado la oportunidad de cambiar… sin embargo en cada una de ellas has fracasado estrepitosamente…" -sonrió con desdén- "y hoy no ha sido la excepción…"

Adrian la miraba atónito, de pronto aquella chica había comenzado a flotar, lucía imponente y aterradora.

Él rubio por un segundo pensó que estaba alucinando pero para su desgracia ya estaba más sobrio que nunca.

Él joven observó como a un lado de la joven "bruja" aparecía una especie de maná negro con verde, vio como esa magia había adoptado la forma de un gato y venía hacia él…

Frente a él se encontró cara a cara con un chico de cabello negro y ojos verdes sonriéndole con burla.

-" Yo, él espíritu de la buena fortuna…" -hablo la joven nuevamente- "he decidido castigarte por tus malas acciones y dejarte en manos del espíritu de la mala suerte…"

-"Ya que das mala suerte a casi todos con los que tienen la desgracia de conocerte realmente" - dice ahora él pelinegro- "es correcto que te transforme en la viva representación de la mala suerte…"

Con un movimiento en su mano hizo que él rubio se transformara en un pequeño y no tan agraciado gato de color negro.

-" escucha bien, la única forma de volver a tu estado original…es traerle una buena fortuna a alguien, debes hacerlo de corazón o no funcionará y te quedarás así para siempre." -sentenció la jovén.

-" cambiar la injusta vida de alguien está en tus manos, te estaré vigilando humano"- dijo con burla él joven pelinegro.

Los entes de la buena y mala fortuna desaparecieron en un parpadeo, de pronto todo volvió a la normalidad, como si nada hubiera pasado…

Excepto por una cosa, aquel modelo atractivo había desaparecido y en su lugar estaba un confuso y asustado gato…